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Auge y caída de la secta que atrapó a la actriz de 'Smallville'
Tanto el líder como Allison Mack, a quien se considera 'cabecilla' de Nxivm, han sido detenidos y esperan juicio. Ella ha pagado una fianza de cinco millones de dólares para quedar en libertad.
Por JUAN SANGUINO
21 de mayo de 2018 / 09:57
© Getty Images
Las dos adolescentes enamoradas de Clark Kent en Smallville sufrían elsíndrome de la precuela: el espectador tiene mucha más información que los personajes. Sabía que, independientemente de lo que sucediera a lo largo de las 10 temporadas y 217 episodios, Kent se mudaría a Metrópolis y se casaría con Lois Lane. Lana Lang (Kristin Kreuk), al menos, veía sus sentimientos correspondidos. Chloe Sullivan (Allison Mack), que además era prima de Lois Lane, acarreaba la desagradecida misión de acompañar a Clark con una lealtad ciega, ingenua e incondicional fruto de un amor que nunca llegaría a materializarse. El espectador sabía que Chloe jamás sería la novia de Clark. Y ella, en realidad, también lo sabía.
Al final de la sexta temporada, Chloe adquiría sus propios poderes (la capacidad de curar a los demás) y ya no era un artilugio narrativo, sino un personaje con identidad. Pero el guion, inevitablemente, le colgó un novio (Jimmy Olsen) en esa misma temporada para reafirmar la caracterización de Chloe como mujer con su propio relato. La única forma que se les ocurrió de desetiquetar a Chloe como comparsa de Clark fue arrejuntarla con otro hombre. Aquel mismo año, en 2007, Allison Mackrepitió la tradición de pedirle a sus fans que donasen dinero con motivo de su 25º cumpleaños para una causa benéfica (ayudar a mujeres emprendedoras en México), pero, una vez recaudados más de 4.000 dólares, el dinero fue desviado aWorld Audience Productions, una empresa privada de Lauren Salzman. En la pantalla, Chloe Sullivan por fin tenía una misión. Fuera de ella, Allison Mack también.
Nadie entra en una secta sabiendo que está entrando en una secta. En la primavera de 2006, Kristin Kreuk invitó a su compañera de reparto Allison Mack a participar en un seminario de Nxivm, una asociación “guiada por principios humanitarios para empoderar a las personas y responder cuestiones importantes sobre qué significa ser humano”, según su rudimentaria web oficial que incluso recibió la visita del Dalai Lama en 2009 a cambio de un millón de dólares. Nxivm, pronunciado “nexium”, prometía ayudar a sus integrantes a crecer, a expresarse y a sentirse parte de una comunidad. A exponer sus propios miedos y aprender estrategias para ser más resolutivos. ¿Quién no querría participar? Pues Kristin Kreuk, que abandonó Nxivm tras un par de encuentros en los que se hablaba decómo la mujer era sumisa por naturaleza mientras que el hombre no debía controlar sus impulsospolisexuales. Allison, sin embargo,ya estaba dentro.
En los años cincuenta Ron L. Hubbard, el fundador de la Cienciología, fundó la división Project Celebrity con el objetivo de reclutar famosos que promocionasen la institución religiosa. Y ya sabemos cómo acabó aquello. Nxivm imitó esta estrategia en Vancouver, donde se ruedan la mayoría de series de televisión americanas, atrayendo a las actrices deSmallville y Battlestar Galactica(Nicki Clyne y Grace Park). Estas estrellas televisivas se embarcaron en giras por universidades animando a los estudiantes a acudir a las charlas impartidas por Nxivm. La respuesta de los chavales fue gélida porque, básicamente, el discurso de Nxivm sonaba demasiado a secta.
En el documental sobre la Cienciología (que, a diferencia de Nxivm, sí está reconocida como religión en Estados Unidos) Going Clear, se hace énfasis en el sistema de captación de la institución: durante las sesiones preliminares, los clientes se someten a un tratamiento psicológico en el que cuentan sus mayores traumas, miedos y miserias. Dichas confesiones son grabadas y utilizadas como chantaje para que el cliente jamás abandone la asociación (según los rumores, ese es el caso de John Travolta, cuyas cintas de confesiones deben de durar docenas de horas), pero Nxivm no se andaba con chiquitas y apostaba por una abrasiva estrategia de captación que convertía el chantaje de la Cienciología en una dicharachera invitación a tomar té: Lauren Salzman, una de las líderes, le chivaba a las miembros que dentro de Nxivm existía un selecto grupo femenino cuya misión era hacer el bien y con el poder de influir hasta en las elecciones presidenciales pero, para ganarse el acceso a esta micromasonería, la clienta debía aportar fotos de ella desnuda y una carta explicando sus secretos más humillantes. Una prueba de lealtad.
El pasado mes de abril, a la salida de los juzgados de Nueva York.
©Gtres
Keith Raniere, un gurú de 57 años, era el líder de Nxivm. Según el documental Encender el corazón, dirigido por Mark Vicente, Raniere es un activista, científico, filósofo y, por en cima de todo, humanitario. Según cuenta Allison Mack en su web, Raniere lleva años ejerciendo como su mentor en sus estudios de interpretación y música. Según las mujeres integrantes de Nxivm, el grupo selecto de mujeres empoderadas era en realidad Dominus Obsequius Sororium (del latín “maestro sobre mujeres esclavas”), una secta dentro de la secta al servicio sexual de Keith Raniere. Las mujeres eran impelidas a escribir mensajes de buenos días y buenas noches a su maestro, sometidas a simulacros en los que él les escribía si estaban listas y ellas tenían 30 segundos para responder “estoy lista” y obligadas a mantener una dieta baja en calorías porque Raniere consideraba que la delgadez era la mayor sublimación del espíritu humano (a tenor de las imágenes que hay de él, se referíasolo a la delgadez femenina).
En su blog, Allison Mack parecía languidecer pidiendo ayuda durante el verano de 2017: “Sudor frío. Constante. La ansiedad de ser atrapada hace que mi corazón lata como el de un colibrí. Algún día me van a descubrir. Me van a encontrar”.
Cuando en enero de este año Keith Raniere fue acusado formalmente tras años de denuncias (que el FBI jamás procesó porque consideró quelos abusos habían sido consensuados), el líder emitió un comunicado en el que defendía que “estas acusaciones me resultan perturbadoras, ya que la no violencia es uno de mis valores más importantes” y a continuación hizo lo que hacen todos los acusados inocentes: huir a México. Tras seis semanas de búsqueda, Raniere fue detenido en un resort de Puerto Vallarta que costaba 10.000 dólares al día. El arresto se produjo en unas condiciones tan esperpénticas como cabe imaginar de una secta de fanáticos: los policías se llevaron a Raniere en un Sedán azul mientras un grupo de mujeres corrían gritando detrás. Una de ellas era Lauren Salzman. Otra era Allison Mack.
La investigación comenzó a revelar más detalles de Nxivm. Que tenían más de 50 esclavas sexuales. Que además las sometían a trabajos forzados que minaban su voluntad y autoestima. Que el médico de la asociación, Brandon Porter, había experimentado con las víctimas obligándolas a ver vídeos de mujeres siendo violadas, desmembradas y asesinadas. Y que Allison Mack había sido reclutada para atraer a otras estrellas, lo cualsacudió el significado de los tuitsque Mack escribió a la actriz y activista feminista Emma Watsonen enero de 2016 (“Soy actriz como tú y estoy involucrada en un movimiento femenino increíble que creo que te molaría. Me encantaría charlar si estás receptiva”) y de nuevo en febrero de 2016 (“Participo en un movimiento femenino y de desarrollo humano muy particular que me encantaría contarte. Como actriz y compañera, me siento muy identificada con tu visión y con lo que quieres ver en el mundo. Creo que podríamos trabajar juntas. Avísame si quieres charlar.”), tuits que Watson jamás respondió.
La investigación también desveló que las esclavas sexuales eranmarcadas con un cauterizador que, durante 30 minutos en los que eran sujetadas por otras compañeras para que no se retorciesen ante el dolor y contuviesen sus gritos, abrasaba un símbolo en su pelvis. El emblema, que se quedaría de por vida en forma de cicatriz justo encima del pubis, estaba formado por cuatro iniciales: K, R, A, M.
La investigación, finalmente, concluyó que Allison Mack no había sido (o, al menos, no solo había sido) una esclava sexual de Keith Raniere sino la encargada de atraer, reclutar, captar, instruir, someter, chantajear, intimidar y destruir a las esclavas sexuales. Sarah Edmonson, una de las pocas víctimas en denunciar dando la cara, asegura que en marzo de 2017 fue sometida a la abrasión con cauterizador en casa de Allison Mack y que cuando fue a interponer una querella la desestimaron porque la persona que la marcó, la osteópata Danielle Roberts, no era su médico de manera que no había habido negligencia.
Apodada Pimp Mack (“Mack la proxeneta”) dentro de Nxivm, la actriz “regentaba la organización con una eficiencia brutal” según las denunciantes, cuyo testimonio es además respaldado por el documentalista Mark Vicente. “Allison Mack era increíblemente intimidatoria, cruel y punitiva. Amenazaba a las esclavas con publicar sus fotos y cartas confesionales si no se acostaban con Raniere, recordándoles que habían hecho una promesa de por vida. Les gritaba que no valían nada, que eran débiles por no poder mantener su palabra y que si se negaban a acatar órdenes, salían con otros hombres, abandonaban el grupo o rechazaban el s*x* con Raniere serían destruidas”. Un par de semanas después del arresto de Keith Raniere, Allison Mack fue acusada de tráfico sexual, conspiración y explotación por trabajos forzados.
Tras pagar una fianza de cinco millones de dólares, Mack espera su juicio (que comenzará el 1 de octubre) y se enfrenta a 15 años de cárcel. Una amiga cercana ha contado que le mandó un mensaje explicando que “estoy en casa, estoy a salvo”. En una reciente comparecencia en un juzgado de Brooklyn, Mack se pasó toda la vista ignorando la presencia de Keith Raniere pero, antes de salir de la sala, se giró a los abogados de Nxivm, les sonrió y les saludó con la mano. Nadie entra en una secta sabiendo que está entrando en una secta, pero a veces la mente no sale de ella hasta mucho después de que el cuerpo lo haga. Para descubrir si Allison Mack saldrá de Nxivm en calidad de víctima o de villana, habrá que esperar al estreno de la nueva temporada en octubre. Pero al tratarse (por difícil que resulte de creer) de la vida real y no de una serie, es probable que el relato de Allison no acabe cayendo en una de las dos narrativas absolutas, la de víctima o la de villana. Quizá acabe resultando ser las dos cosas.
Auge y caída de la secta que atrapó a la actriz de 'Smallville'
Tanto el líder como Allison Mack, a quien se considera 'cabecilla' de Nxivm, han sido detenidos y esperan juicio. Ella ha pagado una fianza de cinco millones de dólares para quedar en libertad.
Por JUAN SANGUINO
21 de mayo de 2018 / 09:57
© Getty Images
Las dos adolescentes enamoradas de Clark Kent en Smallville sufrían elsíndrome de la precuela: el espectador tiene mucha más información que los personajes. Sabía que, independientemente de lo que sucediera a lo largo de las 10 temporadas y 217 episodios, Kent se mudaría a Metrópolis y se casaría con Lois Lane. Lana Lang (Kristin Kreuk), al menos, veía sus sentimientos correspondidos. Chloe Sullivan (Allison Mack), que además era prima de Lois Lane, acarreaba la desagradecida misión de acompañar a Clark con una lealtad ciega, ingenua e incondicional fruto de un amor que nunca llegaría a materializarse. El espectador sabía que Chloe jamás sería la novia de Clark. Y ella, en realidad, también lo sabía.
Al final de la sexta temporada, Chloe adquiría sus propios poderes (la capacidad de curar a los demás) y ya no era un artilugio narrativo, sino un personaje con identidad. Pero el guion, inevitablemente, le colgó un novio (Jimmy Olsen) en esa misma temporada para reafirmar la caracterización de Chloe como mujer con su propio relato. La única forma que se les ocurrió de desetiquetar a Chloe como comparsa de Clark fue arrejuntarla con otro hombre. Aquel mismo año, en 2007, Allison Mackrepitió la tradición de pedirle a sus fans que donasen dinero con motivo de su 25º cumpleaños para una causa benéfica (ayudar a mujeres emprendedoras en México), pero, una vez recaudados más de 4.000 dólares, el dinero fue desviado aWorld Audience Productions, una empresa privada de Lauren Salzman. En la pantalla, Chloe Sullivan por fin tenía una misión. Fuera de ella, Allison Mack también.
Nadie entra en una secta sabiendo que está entrando en una secta. En la primavera de 2006, Kristin Kreuk invitó a su compañera de reparto Allison Mack a participar en un seminario de Nxivm, una asociación “guiada por principios humanitarios para empoderar a las personas y responder cuestiones importantes sobre qué significa ser humano”, según su rudimentaria web oficial que incluso recibió la visita del Dalai Lama en 2009 a cambio de un millón de dólares. Nxivm, pronunciado “nexium”, prometía ayudar a sus integrantes a crecer, a expresarse y a sentirse parte de una comunidad. A exponer sus propios miedos y aprender estrategias para ser más resolutivos. ¿Quién no querría participar? Pues Kristin Kreuk, que abandonó Nxivm tras un par de encuentros en los que se hablaba decómo la mujer era sumisa por naturaleza mientras que el hombre no debía controlar sus impulsospolisexuales. Allison, sin embargo,ya estaba dentro.
En los años cincuenta Ron L. Hubbard, el fundador de la Cienciología, fundó la división Project Celebrity con el objetivo de reclutar famosos que promocionasen la institución religiosa. Y ya sabemos cómo acabó aquello. Nxivm imitó esta estrategia en Vancouver, donde se ruedan la mayoría de series de televisión americanas, atrayendo a las actrices deSmallville y Battlestar Galactica(Nicki Clyne y Grace Park). Estas estrellas televisivas se embarcaron en giras por universidades animando a los estudiantes a acudir a las charlas impartidas por Nxivm. La respuesta de los chavales fue gélida porque, básicamente, el discurso de Nxivm sonaba demasiado a secta.
En el documental sobre la Cienciología (que, a diferencia de Nxivm, sí está reconocida como religión en Estados Unidos) Going Clear, se hace énfasis en el sistema de captación de la institución: durante las sesiones preliminares, los clientes se someten a un tratamiento psicológico en el que cuentan sus mayores traumas, miedos y miserias. Dichas confesiones son grabadas y utilizadas como chantaje para que el cliente jamás abandone la asociación (según los rumores, ese es el caso de John Travolta, cuyas cintas de confesiones deben de durar docenas de horas), pero Nxivm no se andaba con chiquitas y apostaba por una abrasiva estrategia de captación que convertía el chantaje de la Cienciología en una dicharachera invitación a tomar té: Lauren Salzman, una de las líderes, le chivaba a las miembros que dentro de Nxivm existía un selecto grupo femenino cuya misión era hacer el bien y con el poder de influir hasta en las elecciones presidenciales pero, para ganarse el acceso a esta micromasonería, la clienta debía aportar fotos de ella desnuda y una carta explicando sus secretos más humillantes. Una prueba de lealtad.
El pasado mes de abril, a la salida de los juzgados de Nueva York.
©Gtres
Keith Raniere, un gurú de 57 años, era el líder de Nxivm. Según el documental Encender el corazón, dirigido por Mark Vicente, Raniere es un activista, científico, filósofo y, por en cima de todo, humanitario. Según cuenta Allison Mack en su web, Raniere lleva años ejerciendo como su mentor en sus estudios de interpretación y música. Según las mujeres integrantes de Nxivm, el grupo selecto de mujeres empoderadas era en realidad Dominus Obsequius Sororium (del latín “maestro sobre mujeres esclavas”), una secta dentro de la secta al servicio sexual de Keith Raniere. Las mujeres eran impelidas a escribir mensajes de buenos días y buenas noches a su maestro, sometidas a simulacros en los que él les escribía si estaban listas y ellas tenían 30 segundos para responder “estoy lista” y obligadas a mantener una dieta baja en calorías porque Raniere consideraba que la delgadez era la mayor sublimación del espíritu humano (a tenor de las imágenes que hay de él, se referíasolo a la delgadez femenina).
En su blog, Allison Mack parecía languidecer pidiendo ayuda durante el verano de 2017: “Sudor frío. Constante. La ansiedad de ser atrapada hace que mi corazón lata como el de un colibrí. Algún día me van a descubrir. Me van a encontrar”.
Cuando en enero de este año Keith Raniere fue acusado formalmente tras años de denuncias (que el FBI jamás procesó porque consideró quelos abusos habían sido consensuados), el líder emitió un comunicado en el que defendía que “estas acusaciones me resultan perturbadoras, ya que la no violencia es uno de mis valores más importantes” y a continuación hizo lo que hacen todos los acusados inocentes: huir a México. Tras seis semanas de búsqueda, Raniere fue detenido en un resort de Puerto Vallarta que costaba 10.000 dólares al día. El arresto se produjo en unas condiciones tan esperpénticas como cabe imaginar de una secta de fanáticos: los policías se llevaron a Raniere en un Sedán azul mientras un grupo de mujeres corrían gritando detrás. Una de ellas era Lauren Salzman. Otra era Allison Mack.
La investigación comenzó a revelar más detalles de Nxivm. Que tenían más de 50 esclavas sexuales. Que además las sometían a trabajos forzados que minaban su voluntad y autoestima. Que el médico de la asociación, Brandon Porter, había experimentado con las víctimas obligándolas a ver vídeos de mujeres siendo violadas, desmembradas y asesinadas. Y que Allison Mack había sido reclutada para atraer a otras estrellas, lo cualsacudió el significado de los tuitsque Mack escribió a la actriz y activista feminista Emma Watsonen enero de 2016 (“Soy actriz como tú y estoy involucrada en un movimiento femenino increíble que creo que te molaría. Me encantaría charlar si estás receptiva”) y de nuevo en febrero de 2016 (“Participo en un movimiento femenino y de desarrollo humano muy particular que me encantaría contarte. Como actriz y compañera, me siento muy identificada con tu visión y con lo que quieres ver en el mundo. Creo que podríamos trabajar juntas. Avísame si quieres charlar.”), tuits que Watson jamás respondió.
La investigación también desveló que las esclavas sexuales eranmarcadas con un cauterizador que, durante 30 minutos en los que eran sujetadas por otras compañeras para que no se retorciesen ante el dolor y contuviesen sus gritos, abrasaba un símbolo en su pelvis. El emblema, que se quedaría de por vida en forma de cicatriz justo encima del pubis, estaba formado por cuatro iniciales: K, R, A, M.
La investigación, finalmente, concluyó que Allison Mack no había sido (o, al menos, no solo había sido) una esclava sexual de Keith Raniere sino la encargada de atraer, reclutar, captar, instruir, someter, chantajear, intimidar y destruir a las esclavas sexuales. Sarah Edmonson, una de las pocas víctimas en denunciar dando la cara, asegura que en marzo de 2017 fue sometida a la abrasión con cauterizador en casa de Allison Mack y que cuando fue a interponer una querella la desestimaron porque la persona que la marcó, la osteópata Danielle Roberts, no era su médico de manera que no había habido negligencia.
Apodada Pimp Mack (“Mack la proxeneta”) dentro de Nxivm, la actriz “regentaba la organización con una eficiencia brutal” según las denunciantes, cuyo testimonio es además respaldado por el documentalista Mark Vicente. “Allison Mack era increíblemente intimidatoria, cruel y punitiva. Amenazaba a las esclavas con publicar sus fotos y cartas confesionales si no se acostaban con Raniere, recordándoles que habían hecho una promesa de por vida. Les gritaba que no valían nada, que eran débiles por no poder mantener su palabra y que si se negaban a acatar órdenes, salían con otros hombres, abandonaban el grupo o rechazaban el s*x* con Raniere serían destruidas”. Un par de semanas después del arresto de Keith Raniere, Allison Mack fue acusada de tráfico sexual, conspiración y explotación por trabajos forzados.
Tras pagar una fianza de cinco millones de dólares, Mack espera su juicio (que comenzará el 1 de octubre) y se enfrenta a 15 años de cárcel. Una amiga cercana ha contado que le mandó un mensaje explicando que “estoy en casa, estoy a salvo”. En una reciente comparecencia en un juzgado de Brooklyn, Mack se pasó toda la vista ignorando la presencia de Keith Raniere pero, antes de salir de la sala, se giró a los abogados de Nxivm, les sonrió y les saludó con la mano. Nadie entra en una secta sabiendo que está entrando en una secta, pero a veces la mente no sale de ella hasta mucho después de que el cuerpo lo haga. Para descubrir si Allison Mack saldrá de Nxivm en calidad de víctima o de villana, habrá que esperar al estreno de la nueva temporada en octubre. Pero al tratarse (por difícil que resulte de creer) de la vida real y no de una serie, es probable que el relato de Allison no acabe cayendo en una de las dos narrativas absolutas, la de víctima o la de villana. Quizá acabe resultando ser las dos cosas.