ACTORES-ACTRICES

Frances McDormand: “Los hermanos Coen son unos vagos”
Rocío Ayuso


La intérprete estadounidense, descubierta por los hermanos Coen en 1984, aspira a ganar su segundo Oscar mientras reivindica con pasión su triple dimensión de actriz, madre y militante feminista




A ESPALDAS del escenario donde se acaban de entregar los Globos de Oro, una botella de tequila busca dueño. La camarera atraviesa veloz los salones del hotel Hilton de Los Ángeles en busca del cliente que ha reclamado el ansiado Patrón Reposado. Guillermo del Toro, ganador del premio al mejor director, le hace ojitos a la copa. De repente, una voz de mujer, mucho más áspera que la del realizador mexicano, la reclama con furia: “¡Que corra el tequila, esta es mi ronda!”, grita Frances McDormand. La actriz había pedido el trago desde el mismo escenario, con la estatuilla a mejor intérprete dramática en la mano y tras un discurso varias veces censurado por una televisión puritana que se escandalizó con sus juramentos. “¡Necesitamos tequila!”, lanzó tras una ceremonia larga y previsible. McDormand es de las que mantienen su palabra. La actriz de 60 años, ganadora del Globo de Oro por Tres anuncios en las afueras, no es de las que hablan al tuntún. Y hoy quiere regar su victoria. “¡Todas las candidatas de mi categoría, al bar, tequila para todas!”, arenga desde el podio.

En pocos días extenderá su invitación a Margot Robbie, Saoirse Ronan, Sally Hawkins y Meryl Streep, las futuras perdedoras de esta temporada de premios…, porque si algo se antoja casi seguro en la 90ª edición de los Oscar es que McDormand recibirá su segundo “sujetapuertas”, como ella misma llama a la estatuilla que ya tiene. Y más vale que el tequila esté listo con la sal y el gajo de lima para saborear la victoria. “Ya basta de fotos, hay cosas mejores que hacer. ¡Vámonos, camarero!”, resumió dando carpetazo a las loas de la noche de los Globos y sacando a su marido, Joel Coen, del trabajo de paparazi familiar que él mismo se adjudicó en este paseíllo de gloria. Al fin y al cabo todos los hombres —“menos George Clooney”, como murmura la actriz— tienen pinta de camarero vestidos de pingüino. Y uno de los cineastas más respetados de Hollywood no va a ser diferente. No para Frances McDormand.

“Eso es muy propio de Fran: ver el éxito que la rodea como algo que puede corromperla en lugar de tomárselo como motivo de celebración. Así es y ha sido siempre”, explica la actriz Holly Hunter, amiga desde que ambas comenzaron sus carreras. Es de las pocas que saben ver más allá del talento de esta intérprete salida de la América profunda, de esa dinamo imparable que es Frances McDormand. De puertas afuera todos coinciden con que es “una fuerza de la naturaleza”, alguien “íntegra y auténtica”, la “verdadera Wonder Woman”, “la antihéroe que necesitamos”, como dice Sam Rockwell tras trabajar con ella. Woody Harrelson la llama “huracán Fran”. Y su director en Tres anuncios en las afueras, Martin McDonagh, solo añade un detalle: “Probablemente la mejor intérprete de su generación”.



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Frances McDormand, en un plano de Fargo (1996), de Joel y Ethan Coen. GRAMERCY PICTURES (GETTY)



Pero Hunter conoce las otras caras de Frances. “No tuve más que verla con el premio del Sindicato de Actores en la mano diciendo desde el podio ‘¡Hola, hola!’ como cualquier otro día. Esa es la Fran que conozco”, añade Hunter. Son tres Frances, como McDormand detalló hace ahora 21 años al recibir su primer Oscar por la icónica agente de policía de Fargo (1996). Entonces agradeció a su cuñado Ethan Coen haber hecho de ella una actriz; a Joel Coen, hacer de ella una mujer, y a su “luna y sol” Pedro McDormand Coen, por encontrar en ella a “la verdadera madre”. Actriz, mujer y madre. “¿Que qué es lo mejor de Fran? Que no hay nada especial”, resume Ethan Coen. “Que con ella se trabaja muy a gusto. Supongo que porque nos conocemos bien”, añade. Los hermanos Coen fueron quienes le iniciaron en su carrera cuando le dieron un papel en su primera película, Sangre fácil (1984). Con ella llevan rodados siete largometrajes. “Son unos vagos”, les responde risueña la actriz.

La protagonista de Fargo refunfuñó antes de conceder esta entrevista. No le gusta hablar con la prensa. Odia los autógrafos y los selfies, y no le agradan las galas de premios. Fue una de las pocas ausentes en el almuerzo de los nominados. Pero aquí está, sentada en una de las habitaciones del hotel Four Seasons de Los Ángeles, cuartel general no oficial del Hollywood en temporada de premios, y si no le apetece charlar lo disimula bien. Quizá porque se siente a gusto rodeada de los suyos, y “el clan de los McCoen”, como llama a su familia, está en la habitación de al lado. Lo de llamarles vagos es pura ironía. “Pero todos sabemos que trabajan con su propia cantera de actores, así no tienen que dar explicaciones”, afirma muy en serio. Asegura que fueron ellos quienes la “malcriaron” en el cine, pues admite que no es el vehículo creativo que más disfruta. Lo suyo es el teatro. Viene de la literatura, de la palabra escrita, el germen de toda historia. Comenzó su carrera artística cuando descubrió Lady Macbeth en la clase de literatura. Tenía 14 años. Luego hubo de todo. Dada la fisonomía de Hollywood, y la suya propia, hubo muchos personajes secundarios que, gracias a ella, se adueñaron de la historia. Entre otros, la camionera de En tierra de hombres (2005), la esposa maltratada de Arde Mississippi (1988) o la verdadera madre de un joven Cameron Crowe en la semibiografía Casi famosos(2000). “Lo mejor fue cómo calló a mi madre al decirle: ‘Alice, no eres tú ni soy yo. Se trata de otra persona, el personaje”, cuenta Crowe recordando una más de las clases magistrales de interpretación con el sello McDormand. Para ella nunca hubo personaje pequeño. ¿O quizá sí? Lo bueno de sus escasas conversaciones con la prensa es que cuando McDormand habla no se corta: “En el teatro no”, subraya la diferencia, “pero en cine gran parte del trabajo que hice fueron papeles de reparto, por lo general periféricos al varón protagonista. Algo que ya no estoy dispuesta a aceptar”.



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La actriz, en el Festival de Cannes de 1996. ÉRIC ROBERT (SYGMA)


Más que de resentimiento, habla de futuro, de lo que como actriz y como mujer intenta cambiar. Una mujer y una actriz que hasta ahora solo se expresaba así en casa o en el teatro. En iniciativas experimentales como el Wooster Group, al que pertenece desde hace dos décadas. O que solo había sido clara con los Coen pidiéndoles abiertamente que le escribieran papeles a su medida. Lo mismo que le pidió a McDonagh tras conocerle y admirarle como dramaturgo con el estreno de The Pillowman, hace casi una década. De McDonagh valoró su palabra, “la Biblia”, como describe esta hija adoptiva de pastor protestante el guion de Tres anuncios en las afueras, que el director y también guionista escribió pensando en ella. Y al que McDormand dijo que no. Porque, como declaró también al recoger ya su primer Oscar, los actores no solo tienen oportunidades. También tienen la opción de hacer el trabajo que se les ofrece. O rechazarlo. Y Frances dijo no. “En el cine digo mucho que no. Es el lujo que me permito por trabajar en el teatro”, reconoce la ganadora de la llamada Triple Corona, con el Tony, el Emmy y el Oscar en su poder. No le sobran las ofertas. “Seguro que Joel preferiría estar casado con una estrella de Hollywood que pague la hipoteca”, suelta entre risas. Pero se niega a hacer aquello en lo que no cree. Esos años pasaron. “No busco una buena película, busco escritores que generen una conversación cultural”, explica. Insiste en que está mal acostumbrada por los Coen, los tipos que escribieron un personaje como el de Marge en Fargo cuando las mujeres embarazadas en el lugar de trabajo eran vistas de otra forma. Aunque también a ellos les mete caña: “Siempre les insisto que trabajen más sus papeles femeninos”. De ahí sus dudas con Martin McDonagh. “Le dije que no porque a mis 60 era muy vieja para el papel. Me gusta interpretar a mujeres de mi edad. Es algo político. Y como alguien de clase trabajadora, sé perfectamente que una mujer así no habría esperado a los 38 para tener su primer hijo”, argumenta acerca de Tres anuncios en las afueras.


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El 21 de enero, en la gala de premios del Sindicato de Actores, en Los Ángeles. EMMA MCLNTYRE (GETTY)


Siempre se muestra así de combativa, incluso con aquellos que comparten sus ideas. Menos mal para todos —incluido el Oscar— que Joel Coen tuvo la última palabra. A su lado desde hace 34 años y casados desde hace 24, el hombre al que según ella misma es dificilísimo sacar una respuesta clara le dijo eso de “deja de poner pegas y di que sí de una vez”. “Así que le tengo que dar las gracias a Joel por esta película”, admite. “Y a Martin, por el gran regalo que me hizo al dejarme respirar en este personaje irónicamente tan diferente a todas las mujeres que vemos en la pantalla, la respuesta a todas las injusticias de mi profesión”, añade agradecida a ambos.

Junto a Joel se nota una cercanía que no solo le dan los años, sino el respeto. “Turistas en Hollywood”, como se definen, diluyen la fama que no disfrutan entre su apartamento neoyorquino y esa casa perdida en una pequeña localidad del noroeste estadounidense. McDormand es como es desde la cuna, cuando Cynthia Ann Smith nació en 1957 en Gibson City, Illinois, (EE UU). “Heterosexual y white trash”, puntualizó a una emisora de radio. El calificativo se lo dedica a su madre biológica, a la que nunca quiso conocer, y no a quienes la adoptaron cuando tenía un año y la llamaron Frances Louise. “No eran unos meapilas y les agradezco el poso ético que me dieron. Pero mi familia era muy conservadora y siempre supe que allí no iba a vivir eternamente. Desde el momento en el que dejé el hogar familiar busqué a mi tribu, mi identidad”, recuerda. El encuentro con los Coen se lo debe a Holly Hunter, que la recomendó para el papel de Sangre fácilcuando ella no pudo aceptarlo y le presentó a este “par de tíos raros”, como su amiga le previno entonces. “Pero somos mucho más convencionales de lo que todos se creen”, explica ahora McDormand. “Gente madura con estudios y cultura que disfruta leyendo libros, yendo al cine y a museos. Que no nos vemos tanto como parece porque Joel y Ethan se pasan el día trabajando juntos. Pero que nos tenemos el uno al otro”, explica sobre su relación con Joel Coen.


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La actriz, en 'Tres anuncios en las afueras'.


Un hogar que completa su hijo Pedro, paraguayo de nacimiento y adoptado hace 24 años, alguien que sacudió la vida de McDormand para siempre. Porque si le das a escoger entre sus tres caras, probablemente esta actriz y militante feminista antepondría la maternidad a cualquiera de las otras dos. La adopción fue la solución a sus problemas a la hora de concebir, algo que no oculta. Como nunca le ocultó a Pedro lo mucho que le quiere. A veces demasiado, según su hijo: “Siempre le está diciendo a su padre que soy la reina del melodrama”, dice ella riendo en referencia a su hijo, quien describe a su madre como la mejor mujer que conocerá jamás. “Aprendí español para decirle que le quería”, recuerda de sus primeras palabras en un idioma que Pedro maneja con la misma soltura que el inglés. Ella no puede decir lo mismo. “Yo sigo hablando como un niño, Pedro se avergüenza. Joel es mejor. Lee y escribe, pero prefiere no hablarlo”.

Pero lo que Pedro le enseñó a su madre es algo que nadie menciona cuando habla de Frances: el miedo. “Cuando conocí a mi hijo entendí lo que era el miedo. Ser madre cambió mi perspectiva del universo”. Es un miedo que acepta sin titubeos. Incluso lo abraza como actriz. De nuevo, no es fácil hablar con McDormand. Rehúye la vida pública, especialmente desde que adoptó a Pedro, momento en el que abandonó el cine casi por completo. “No habría sabido cómo criar a un hijo famoso”. Pero cuando accede a ser entrevistada busca una conversación, sin discursos preparados por publicistas o temas tabúes. Quien habla es Frances McDormand, sin maquillaje, enseñando las canas. Y esta Wonder Woman sabe lo que es el miedo. Por eso su interpretación como Mildred Hayes, la madre que reclama de las autoridades que investiguen la violación y muerte de su hija en una pequeña localidad rural inexistente, se merece, según muchos, el Oscar. “Porque, si te fijas, si una pierde a sus padres, es huérfana; si pierde a su marido, es una viuda, pero no existe una palabra que explique la pérdida de un hijo”, resume sin apartar la mirada. Richard Jenkins la recuerda así en el set de rodaje de la serie Olive Kitteridge, pero como madre, no como actriz. “Se pasó el día diciendo: ‘Me preocupa Pedro, me preocupa Pedro’. Lo divertido es que cuando ves a Pedro es este encanto dulce y divertido, seguro de sí mismo, que nos dio masajes a todo el equipo”, explica el actor.


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Con su pareja, Joel Coen (derecha), y su hijo Pedro.


Frances McDormand tiene miedo a poco más y la edad no la atemoriza. Le gusta reírse de los 60, aunque admite que hoy le cuesta algo más levantarse por las mañanas. “Pero admiro los picos y los valles de mi rostro”, comenta orgullosa y coqueta. Otras cosas le dan más rabia, como la goleada que Dinamarca le endosó a Irlanda, eliminando a su selección de los Mundiales. Odia Twitter y las redes sociales, a las que dedicaría vallas publicitarias diciendo “Muere, Twitter. Muere”. Y le preocupa el actual estado de su país, que siente “como cortes de papel en los que echan limón”. Y lo mismo piensa de la situación de la mujer dentro de esta cultura. Odia la cirugía estética, el sexismo, la forma en la que las mujeres han sido convertidas en un objeto. “No es que me pase la vida mirando el Playboy, pero en los setenta veía a mujeres como yo, con vello púbico, sin implantes. Ahora parece una revista de coches, con todas esas chicas retocadas, tuneadas, listas para ser consumidas”, describe entre el enfado y la indignación, pero sin perder el sarcasmo.

Por eso ha retomado su interés en la interpretación ahora que Pedro es mayor. Nunca lo había perdido, pero, como dice McDonagh, está “muy bien que las chavalas de 12 años tengan un ejemplo como Mildred a la hora de ser mujer”. O como McDormand. “Es la hora de reclamar como actrices, como mujeres, como madres y como público historias en las que nos reflejemos, no estereotipos”, remata dispuesta a marcharse. Pero se vuelve antes de dejar la habitación. “Con ello no quiero decir que no tenga mi lado frívolo. Como actriz me paso tanto tiempo o más desempleada que trabajando. Y una tiene que tener su vida”, concede con el mismo guiño con el que semanas después de esta entrevista se convirtió en la reina del tequila. 

https://elpais.com/elpais/2018/02/20/eps/1519142326_346679.html
 
De los Oscar al olvido: Hilary Swank, Adrien Brody y otros caídos en desgracia de Hollywood
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GALERIA:https://www.elconfidencial.com/mult...as-en-desgracia-actores-directores_1335361/#0


27.02.2018 – 05:00 H.
Ganar un Oscar es, probablemente, el máximo reconocimiento al que puede optar un actor en su carrera profesional. Sin embargo, algunas veces, hacerse con la preciada estatuilla no es sinónimo de apertura automática de las puertas de la industria e, incluso, puede suponer el declive de una prometedora prospección laboral.

Que se lo digan al actor F. Murray Abraham, ganador del Oscar a Mejor actor en 1985 por 'Amadeus' y que le ha prestado el nombre al 'Síndrome F. Murray Abraham', la 'maldición' de aquellos actores para los que recibir ese reconocimiento supone el comienzo del fin de su carrera cinematográfica.

El próximo domingo 4 de marzo se celebra en el Dolby Theatre de Los Ángeles la 90 edición de los Premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. 24 categorías para repartir las estatuillas, unos premios que normalmente sirven de catapulta para los ganadores, aunque, ya se sabe: la excepción hace la regla. Y en esta galería, os presentamos las excepciones más llamativas.
 
Steve McQueen: biografía y filmografía
  • Por AlohaCriticón
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STEVE MCQUEEN
(1930-1980)

Medía 1’77.
Estrella del cine de los años 60 y 70, Terrence Steve McQueen nació el 24 de marzo de 1930 en Slater, Missouri (Estados Unidos). Tras ser abandonado por su padre, se trasladó con su madre a California.

Muy rebelde en su niñez, fue enviado a un internado del que terminó escapándose. En su adolescencia, Steve intentó ganarse la vida ocupando diferentes puestos de trabajo como leñador o marino. A los 17 años decidió unirse al ejército (su padre había sido aviador) y se alistó a la Marina. Cuando tenía 20 años se dio cuenta de que ser marine no era lo suyo y volvió a deambular por diferentes oficios.

Trabajó de camarero y estibador, entre otras faenas, hasta que descubrió su afición por la interpretación al unirse en Nueva York al Neighborhood Playhouse y recibir clases de Uta Hagen y Herbert Berghof. Tenía 22 años cuando se matriculó en la escuela y 25 cuando debutó en Broadway gracias a la sustitución de Ben Gazzara en la obra teatral “Hatful Of Rain”. En esa época perfeccionó sus habilidades ante las cámaras acudiendo al Actors Studio de Lee Strasberg.

En el año 1956 se inició en el mundo del cine con la película de boxeo“Marcado Por El Odio” (1956), protagonizada por Paul Newman y dirigida por Robert Wise.

Su papel fue muy breve, todo lo contrario que en “The Blob” (1958), film de ciencia ficción de bajo presupuesto que ya contaba con su protagonismo. El mismo año de la producción de “The Blow”, Steve consiguió aparecer con el personaje de Josh Randall en la serie televisiva “Wanted: Dead Or Alive”, una emisión que se prolongó hasta 1961 y que le proporcionó bastante popularidad. Más tarde pudo ser visto junto a Frank Sinatra y Gina Lollobrigida en “Cuando Hierve La Sangre” (1959), film ambientado en la Segunda Guerra Mundial.

Tras intervenir en otras películas olvidables a finales de los años 50, Steve McQueen obtuvo el estrellato cinematográfico con “Los Siete Magníficos” (1960), un western dirigido por John Sturges que adaptó la obra de Akira Kurosawa “Los Siete Samurais”.

Tres años antes, en 1957, McQueen se había casado con la actriz Neile Adams, a quien se puede ver brevemente en la película “Aquí, Un Amigo” de Billy Wilder.

La década de los 60 fue progresivamente incrementando el estatus de megaestrella de McQueen, convirtiéndose en uno de los actores favoritos del público cinéfilo gracias a títulos como “La Gran Evasión” (1963) de John Sturges, “Amores Con Un Extraño” (1963) de Robert Mulligan, “Compañeros De Armas y Puñetazos” (1963) de Ralph Nelson,“El Rey Del Juego” (1965) de Norman Jewison, “Nevada Smith” (1966) de Henry Hathaway, “El Yang-Tse En Llamas” (1966) de Robert Wise, “Bullitt” (1969) de Peter Yates, “El Caso De Thomas Crown” (1968) de Norman Jewison o “Los Rateros” (1969), película de Mark Rydell. Estos films cimentaron la imagen de antihéroe que en general exhibían sus personajes.

Por su actuación en “El Yang-Tse En Llamas” recibió su única nominación al Oscar, premio que logró ese año Tom Scofield por su trabajo en“Un Hombre Para La Eternidad”.

En el año 1972, el matrimonio de Steve McQueen con Neile Adams se vino abajo, en parte por el encuentro entre el actor y Ali McGraw en la película de Sam Peckinpah “La Huida” (1972). En 1973, McQueen y McGraw se casaron aunque la felicidad marital sólo duró cinco años.

En la década de los 70 las producciones de Steve se hicieron escasas (él mismo creó una compañía a la que denominó Solar) disfrutando más de su tiempo libre que ocupaba con algunas de sus aficiones preferidas, en especial, el mundo de las carreras de coches y las artes marciales (tuvo como profesor al mítico Bruce Lee). También abusó de las drogas, consumiendo tanto cocaína como marihuana, y era habitual fumador y bebedor.

Los títulos más reseñables en esta etapa fueron “Las 24 Horas De Le Mans” (1971) de Lee H. Katzin, la citada “La Huida” (1972) y “Junnior Bonner” (1972), ambas dirigidas por Peckinpah, y “Papillón” (1973), una película carcelaria co-protagonizada por Dustin Hoffman. También intervino en la superproducción sobre catástrofes (tema muy en boga en los años 70) “El Coloso En Llamas” (1974), dirigida por John Guillermin e Irving Allen.

Tras el divorcio con Ali McGraw en 1978 y su decisión de alejarse del cine, Steve McQueen se casó en 1980 con la joven modelo Barbara Minty. Por desgracia, su nuevo matrimonio duró poco ya que McQueen falleció en la ciudad mexicana de Juárez a causa de un cáncer de pulmón el día 7 de noviembre de 1980. Tenía 50 años. Fue incinerado.

Tuvo dos hijos con Nellie Adams, una hija llamada Terry y un hijo de nombre Chad.
http://www.alohacriticon.com/cine/actores-y-directores/steve-mcqueen/
 
Las actrices francesas lanzan su versión del Time’s up
Más de 130 actrices y profesionales del cine presentan el movimiento feminista Maintenant On Agit (Ahora, actuamos) y portarán un lazo blanco en la ceremonia de los Cesar contra la violencia sexual

SILVIA AYUSO
París 28 FEB 2018 -
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Algunas de las promotoras de la campaña. FONDATIONDESFEMMES.ORG


Muchas de las actrices, directoras y demás profesionales del mundo del cine francés que este viernes acudirán a celebrar la gran fiesta del cine galo, la ceremonia de los Cesar, en París, lo harán exhibiendo un lazo blanco. Será su modo de demostrar su adhesión a Maintenant On Agit (ahora, actuamos), la versión francesa del movimiento estadounidense Time’s up creado por mujeres de Hollywood para apoyar a las víctimas de violencia sexual.

La iniciativa, lanzada este miércoles con un manifiesto de la Fundación de las Mujeres y con ayuda del diario Libération, cuenta con el apoyo de personalidades francesas como la actriz y cantante Vanessa Paradis, que inaugurará la gala de los César este año, Diane Kruger —de origen alemán pero que reside largas temporadas en Francia—, la escritora franco-marroquí Leila Slimani o la también actriz Julie Gayet, novia del expresidente socialista francés François Hollande.

“Hemos sufrido. Hemos aguantado. Nos han matado. Hemos gritado. Hemos delatado. Hemos denunciado. Nos hemos unido. Hemos polemizado. Ahora, actuamos”, señala el manifiesto, firmado por más de 130 artistas galas. El objetivo es lograr donaciones a favor de organizaciones que defienden a mujeres víctimas de violencia “para que nadie tenga que decir nunca jamás #MeToo”, agrega en referencia al movimiento feminista de denuncia de abusos sexuales nacido tras el escándalo del productor estadounidense Harvey Weinstein.

El #MeToo tuvo su versión francesa con la etiqueta #Balancetonporc (denuncia a tu cerdo), con la que miles de mujeres denunciaron casos de abusos sexuales en las redes sociales. De ahí nació el Time’s Up apoyado por actrices como Reese Witherspoonn, Cate Blanchett o Emma Stone y que, además de recaudar fondos, ha promovido el uso de vestidos negros para las galas del cine como los Golden Globe, iniciativa que ahora emulan sus colegas francesas con el lazo blanco, conscientes de que su visibilidad es clave para que no decaiga un movimiento de alcance global.

Puritanismo, polémica y #metoo
“La idea no es centrarse solo en el cine francés, sino beneficiarse de la visibilidad de que gozan las actrices y directoras para ayudar a las mujeres en todos los sectores de la sociedad”, explica la directora de la Fundación de las Mujeres, Anne-Cécile Mailfert, en Libération.

El debate feminista surgido a raíz del #MeToo ha sido profundo en Francia. Y no es unánime. Cien artistas e intelectuales francesas, entre ellas la actriz Catherine Deneuve o la escritora Catherine Millet, firmaron en enero un controvertido manifiesto denunciando el “puritanismo” sexual del #MeToo y en defensa del “derecho a importunar” que provocó un intenso debate —y una lluvia de críticas— que traspasó las fronteras francesas. Sin ser una respuesta directa a ese manifiesto, las actrices francesas signatarias del Maintenant on agit han querido dejar clara un mes más tarde su posición en apoyo al movimiento feminista.

“Tras las divisiones que ha habido sobre los diferentes textos de mujeres, y especialmente sobre aquel firmado por un centenar de mujeres, entre ellas Catherine Deneuve (…), para mí era importante apoyar un movimiento fuerte y unido que se inscribe en el tiempo, un movimiento que lanza acciones concretas, una toma de conciencia global”, explica en Libération la actriz y directora de escena Maëlle Poésy.

Maintenant On Agit se ha propuesto un objetivo concreto: “Recaudar un millón de euros”, dijo a la agencia France Presse Anne-Cécile Mailfert. “Hay urgencia en que se entienda que la lucha contra la violencia contra las mujeres requiere de medios”, agregó. Sobre todo ahora que el movimiento #MeToo empieza a mostrar resultados. Según un balance del Ministerio del Interior publicado a finales de enero, tras el caso Weinstein en Francia se registró un “alza muy clara” de las denuncias de violaciones y otros tipos de agresiones sexuales ante las autoridades: en el último trimestre de 2017 se registraron un 31,5% más de denuncias por agresiones sexuales (no violaciones) que en 2016, algo que se inscribe “en el contexto del movimiento de toma de la palabra de las mujeres tras las revelaciones del caso Weinstein”, según el estudio.

https://elpais.com/cultura/2018/02/28/actualidad/1519825524_518515.html
 
ENTREVISTA
Luis Tosar: "Llevaba siete meses parado, y no porque haya querido"
Tras el éxito de 'El desconocido', el actor gallego y el director Dani de la Torre estrenan en verano 'La sombra de la ley'. Pero antes de que llegue el calor... es tiempo de Voll-Damm


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El director Dani de la Torre habla con Luis Tosar durante el rodaje.

AUTOR
MARTA MEDINA. BARCELONA
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TIEMPO DE LECTURA9 min
07.03.2018

Luis Tosar fuma un pitillo junto al resto del equipo, en una de las pausas del rodaje. Es cálido y cercano, lo opuesto a la mayoría de los personajes que le han dado la fama, desde el inquietante Pablo López de 'La flaqueza del bolchevique' hasta su celebradísimo Malamadre de 'Celda 211'. En esta ocasión Tosar se pone en la piel de un sibarita muy especial y algo sádico, un tipo dispuesto a sumergir a un camarero dentro de una pecera atiborrada de pirañas por no conocer los atributos de una cerveza Märzenbier. Y en esta recién estrenada secuela secuela de la campaña publicitaria que lanzó Voll-Damm en 2016, Tosar cambia el traje de corte italiano por la chupa de cuero, pero gasta las mismas malas pulgas y mantiene su 'leitmotiv': "No, amigo, no todas las cervezas son iguales". Si Ana Obregón es la encargada de dar por inaugurado el verano con su posado anual al borde del mar y la marmota Phil de Punxsutawney la responsable de anunciar en final del invierno Pennsylvania, Tosar tiene todas las papeletas para instaurarse en el oráculo que anuncia el comienzo de marzo y, por ende, el comienzo de la temporada de la Märzenbier.

Esta vez lo hace de mano de Dani de la Torre, que eligió a Tosar como protagonista de su ópera prima, 'El desconocido' y con el que comparte orígenes —ambos son lugueses— y mucha complicidad. Además, la pareja ha vuelto a colaborar en 'La sombra de la ley', un 'thriller' de gangsters ambientado en la Barcelona de los años 20 que llegará a la cartelera a finales de este verano. Entre ellos se palpa la complicidad. "La de Dani de la Torre es la última película que he rodado; acabamos a principios de septiembre pasado. Es un policíaco de época, aunque tiene muchos más ingredientes y se aleja de 'El desconocido' porque es un mucho más estilizado y con una violencia mucho más explícita. Es una película muy de género"






Y aquí, en una nave en las afueras de Barcelona, Del la Torre y Tosar comparten confidencias diegéticas y extradiegéticas mientras en la otra punta del bar, el camarero que no conocía bien los atributos de la cerveza de marzo (interpretado por Luis Zahera), exhibe un parche en el ojo como recordatorio de la lección cervecera que le enseñó Tosar dos años atrás. "Cuando hicimos el primer episodio, el primer 'spot', en 2016, ya se hablaba a que se prestaba a que hubiese una segunda parte, una continuidad de los personajes", explica el actor de 'Los lunes al sol' durante un receso. "Esto era como continuar un poco el juego, invitando al espectador a que participe, con varios guiños directos".

Al actor gallego le espera un 2018 repleto de estrenos: aparte de 'La sombra de la ley' acaba de aparecer en la serie de Berto Romero, 'Mira lo que has hecho', a lo que le seguirá un pequeño papel en la comedia 'Ola de crímenes' de Gracia Querejeta —donde comparte reparto con Maribel Verdú, Raúl Arévalo y Juana Acosta— y protagonizará la película 'Yucatán', en la que vuelve a coincidir con Daniel Monzón, su director fetiche. Y en abril comenzará el rodaje de 'Quien a hierro mata', la nueva película de Paco Plaza, que nada más terminar la temporada de premios con 'Verónica', se lanza de nuevo detrás de la cámara. "Éste es el rodaje que tengo más inmediato y tengo ganas de que empecemos. Podríamos hablar también de un 'thriller', aunque entra en un género más difuso que todo es, se va a un lugar mucho más profundo y más oscuro".



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Luis Tosar y Dani de la Torre en un momento del rodaje.


Tosar es un actor fiel a sus directores; o mejor, es un actor al que sus directores le son fiel. Aparte de haber repetido con De la Torre y con Monzón —con quien rodó la anterior campaña de Voll-Damm—, con Icíar Bollaín ha trabajado "en tres o cuatro ocasiones" desde que coincidieron en 1999 en 'Flores de otro mundo'. "He tenido la suerte de trabajar varias veces con ellos. Los proyectos muchas veces se van generando por las amistades y por esas energías que compartes y que hacen que se te ocurran cosas de manera conjunta. Yo, por ejemplo, con Daniel Monzón siempre comento historias, porque algunas veces necesitas la complicidad de amigos y compañeros para lanzarte a por un proyecto".

En España nos funcionan más o menos bien tres tipos de películas: la comedia, el terror y el 'thriller

Tosar es una de las caras más reconocibles de un cine de género que cada vez se va haciendo más fuerte en la producción española y que poco a poco está exportándose a otros países. Hollywood trabaja ya en un 'remake' de 'Tarde para la ira' y "ahora Jaume Collet-Serra había adquirido los derechos de 'El desconocido' para hacerlo en Estados Unidos con Liam Neeson, aunque no sé si está arrancando o al final no. Con 'Celda' hubo varios conatos de hacer un 'remake', aunque al final se quedó en el tintero", comenta. "Yo creo aquí en España nos funcionan más o menos bien tres tipos de películas: la comedia, el terror y el 'thriller'".

En esta nueva campaña promocional de Voll-Damm Tosar y De la Torre juegan con las referencias del cine de gangsters contemporáneo, pero también del 'thriller' castizo, ese de barra de bar. "En los años 70 teníamos el cine quinqui, que era mucho más macarra, pero era la realidad que se vivía en ese momento", repasa Tosar. "Luego hubo un tiempo que se dejó de hacer y se apostó por un cine más de autor que, por desgracia, ahora también está un poco más dado de lado. No es el mejor momento ahora para los directores-autores", lamenta. "El cine ahora mismo es un, no sé si decir, mal negocio. Es un sector súper delicado. Y aparte se está transformando todo mucho con las plataformas digitales, que también son un poco macarras, porque se apropian de un terreno que ya se está desintegrando a la velocidad de la luz. No sé qué futuro tendrá el mundo del cine en salas tal y como lo concebimos, pero uno tiene que estar atento al curso de los tiempos, uno no puede ser imbécil y tiene que adaptarse".



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Un momento del rodaje


Cuenta Tosar, un actor de esos de los que todo el mundo sabe el nombre, siete veces nominado al Goya, ganador de el 'cabezón' en tres ocasiones, que ni tan siquiera siendo uno Luis Tosar tiene asegurado el trabajo. "La profesión de actor, por definición, es una profesión muy insegura. Yo ahora llevaba siete meses parado, y no porque yo haya querido. De repente un proyecto se retrasa y te ves en una de estas que estás medio año sin hacer nada y no era tu intención. A veces apuestas sólo por un proyecto y te arriesgas y tienes que ser consciente. Y otras veces es que a veces no te llama nadie y puedes estar recibiendo un premio al mismo tiempo que llevas meses sin trabajar. Y gracias a Dios te llevas ese premio porque así quizás te llaman. O gente haciendo promoción de una película y todo el mundo piensa '¡qué guay!' y lleva un huevo sin que le salga un proyecto".

En el cine puedes estar recibiendo un premio al mismo tiempo que llevas meses sin trabajar

En un año 'mediopensionista' para la industria del cine español, que ha recaudado alrededor de 103 millones de euros y ha vendido 17 millones de entradas, Tosar se une a las voces que piden un cambio legislativo para ayudar a la clase media y baja del cine a salir adelante. "La industria no apoya y tampoco tenemos un Ministerio de Cultura que no ampara mucho el arte y la autoría. Es triste decirlo, pero es así. Todo lo de fuera nos come permanentemente y encontrar el hueco para lo tuyo es casi imposible, algo que no pasa tanto en Francia, que siempre son muy celosos de todo lo suyo. No es negar el acceso a lo que viene de Hollywood, es acotarlo. Proteger un poco tus cosas", propone.

"Como productor también te digo que es horrible la sensación de tener una película pequeña con la que tienes muy poco dinero para invertir en publicidad; sabes que sales con 100 metros de desventaja", prosigue. "En el mismo fin de semana que salen tres o cuatro películas norteamericanas tú ya sales jodido. Es muy injusto. Pero además no tienes el tiempo para que el boca-oreja funcione; sabes que te barren de las salas a la semana siguiente. Si al menos hubiera la garantía de tener varias semanas en cartel para dejar que la cosa funcione…. Eso sería una protección real, pero creo que es una batalla que se perdió hace tiempo y que es difícil recuperar ese terreno".



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Luis Tosar y María Luisa Mayoll. (Efe)


"Este tipo de películas no encuentran un nicho de público para sostenerse solamente con la taquilla, que es algo impensable. ¿Quién podría suplir eso? Un Ministerio y unas consejerías de Cultura suficientemente comprometidos con el arte y con la cultura como para financiar bien estos proyectos. Que no se conviertan en películas de guerrilla porque es un futuro muy poco prometedor para los profesionales del cine. Uno puede hacer una película, dos películas, tres películas de guerrilla y con la gente capitalizando su trabajo en cooperativas, pero no puedes aguantar un sector así. La gente no puede vivir de eso".

"Y, además, ahora estamos en otra guerra. ¿Qué se hace para manejar Netflix, para manejar HBO?", pregunta. "Piensa en plataformas más grandes, que ni tienen interés ni abren el camino. Es el problema del mundo digital, en el que las ambiciones son tan desmesuradas, que parece que sólo pueden existir dos o tres y el resto tiene que joderse. Por eso las instituciones en este caso tienen mucho que decir y tienen que proteger esos lugares, porque al fin y al cabo son lugares en los que se eleva el alma humana, y yo creo que eso es importante. Si mis hijos no pueden llegar a apreciar una buena canción o un buen poema o ni siquiera apreciar lo que es un cuadro —ya no digo si es bueno o malo, sino lo que es—, será muy triste".

https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-03-07/luis-tosar-damm-anuncio-actor-voll-damm_1531305/
 
CINE
Javier Bardem: "Volvería a repetir lo de la guerra de Irak, pero aún más alto"
    • LUIS MARTÍNEZ
  • 6 MAR. 2018


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ILUSTRACIÓN DE CARLOS RODRÍGUEZ CASADO


'Loving Pablo' es algo más que su última película. También es el fruto de una obsesión que le ha perseguido años. De su mano, el actor repasa todo (o casi) lo que le preocupa, le quema y, de nuevo, le obsesiona


Hay algo inquietante en el gesto amable, hasta tierno de puro franco, de un actor que ha hecho del mal un lugar común. Javier Bardem (Gran Canaria, 1969) es ahora Pablo Escobar, el narcotraficante transformado en mito en una eucaristía pagana de sangre y tinta. La metamorfosis tiene lugar en Loving Pablo, la película de Fernando León de Aranoa que se estrena este viernes y que descubre nuevos abismos en la mirada de uno de los mejores intérpretes de su tiempo. El mejor, a decir de compañeros como Edward Norton. Acaba de rodar con el director iraní Asghar Farhadi y a no tardar será el mismísimo Frankenstein, monstruo que no doctor, de la mano de Bill Condon. Nadie acaricia el desastre como él. Nadie como él le aguanta la mirada al vacío. Como un hipopótamo (el símil es suyo) se exhibe en la película lento, aparentemente dócil, pero devastador. Y ahora dale la mano.

¿Humanizar a un malvado no es justificarle?
La idea es reconocer en él, en su maldad, algo que es nuestro. Este señor no se hizo malo de un día para otro, ni nació malvado. También es el resultado de una sociedad y de unos gobiernos corruptos que se aprovecharon de su dinero para financiar sus campañas. ¿Qué sociedad permitió que un tipo así se convirtiera en un mito omnipotente? Esta pregunta también hay que hacérsela.
Definitivamente, el mal es fascinante.
Desde siempre. Desde que los hombres rupestres se pintaban con las lanzas. El bisonte era el mal, el villano, y nosotros, los héroes. Desde la representación, desde la literatura, lo que queremos es dejar claro que nosotros no somos eso. El arte nos hace sentir mejores.
Loving Pablo es la historia de un narco que creció al calor del poder político... ¿Habla de Medellín o de la Galicia de Fariña?
. Esto demuestra que somos iguales. En los Oscar dijo Guillermo del Toro que la misión del arte es barrer las fronteras de arena entre países. Medellín es Galicia, Galicia es Medellín, y al final somos las mismas personas provocando el mismo dolor por las mismas razones: ambición, dinero, poder. La diferencia, obviamente, son los baños de sangre que aquí, afortunadamente, no se han producido.
Además se estrena con la corrupción en los telediarios todos los días...
La película habla de nosotros sin duda. La pregunta eterna es qué sucede cuando alguien amasa tanto poder; cómo nos relacionamos con él y qué estamos dispuestos a sacrificar por su aprobación, por ser aceptado.
¿Habla del abuso sexual...?
. Sí. El #MeToo ha hecho visible algo que estaba sucediendo desde hace mucho tiempo. Y está bien que la industria del cine haya sido la primera en dar la cara. Lo relevante es cómo nos relacionamos con ese poder. Ahora se habla mucho de empoderar a la mujer, de transmitir ese poder a la mujer... Y la verdad, ese mensaje me asusta un poco, me da miedo. A las futuras generaciones hay que enseñarles que no es el hombre contra la mujer. Y hablo yo que tengo un hijo y una hija.
Entonces, ¿cuál debería ser el mensaje?
El mensaje es la paridad, la igualdad de oportunidades. Si eso no ocurre siempre va a haber gente muy enfadada y gente que va a sacar provecho de eso. Pero hay que evitar la confrontación de la mujer contra el hombre, que es lo que muchas veces recibo.
¿Cree que se está yendo demasiado lejos?
Este movimiento ha venido para quedarse, pero como cualquier movimiento social que nace se va al extremo. Se está maldiciendo y condenando con juicios mediáticos...
Habla, entiendo, de Woody Allen.

Sí, lo curioso es que yo trabajé con él en 2007 [En Vicky, Cristina, Barcelona] y la misma situación de ahora era la de entonces. Yo no soy quién para desdecir a dos jueces que en dos Estados distintos le declararon no culpable.
Hay compañeros que han devuelto el sueldo después de trabajar con él...

[Suspira] ¿Qué pienso de eso? Respeto su voluntad. Ellos se casan con la parte del hijo que está en contra de Woody Allen... No sé si es lo más justo. Si hubiera nuevas pruebas... Pero no ha pasado nada nuevo. Sólo ha cambiado el ambiente. Pero eso no es lo mismo que Harvey Weinstein.
¿Por qué?
De Weinstein hay una grabación de su voz y, además, no es sólo una acusación. Él siempre seguía un patrón que han denunciado todas las víctimas. Además, yo le he visto dos veces en mi vida y reconozco esa voz.
¿Llegó a conocerle personalmente?
Muy poco. Él estaba de productor en una película sobre el caso de Edgardo Mortara que iba a dirigir Damien O'Donnell. Dos semanas antes rodar, lo detuvo. Eso da una idea del poder que tenía. Se perdieron no sé cuántos millones de toda la preproducción. Le conocí, me preguntó quién era y qué sabía hacer. Acto seguido me dijo: «El papel es tuyo». En cinco minutos. Había viajado desde España ex profeso para esa entrevista. Luego le conocí un poco más en Nine, lo rechacé y ahí sí que sentí la presión de «A mí no se me dice que no». Cuando salió todo a la luz, me encajaron las piezas. Como a Escobar, a él nadie le decía que no.
Habla de un poder evidente, pero hay otro más difuso que es el de la fama y que usted, indudablemente, posee... ¿Cómo se vive la responsabilidad y los inconvenientes?

El inconveniente se vive viviéndolo. Es la vida; es un accidente. Mi accidente es que me he hecho popular y que hay gente que opina lo contrario de lo que yo opine sea lo que sea. Va con el cargo. Pero hay que ser consciente de que no tiene tanta fuerza realmente. Lo que tiene fuerza es lo real, no lo viral. La gente real que me cruzo por la calle me saluda y hasta me que no le gusta lo que hago, pero con naturalidad, con risas, sin problema.
¿Y la responsabilidad?
Lo que no voy a hacer es construir un personaje con lo popular que sea. Otra cosa es que te llama Greeenpeace y si puedes ayudar, pues ayudas.
Este fin de semana se le ha visto junto a su mujer, Penélope Cruz, que recogía un Cesar de Honor en Francia. Da la impresión que todo lo que es valorado fuera de España, no lo es dentro. ¿La envidia sigue siendo nuestro pecado mortal?
No creo que sea así. Mediáticamente quizá, por lo que me dicen...
¿No se busca en Google?
Para alguna entrevista sí, pero no navego buscando lo que dicen. Sería como ir a un basurero a coger porquería y restregármela por la cara... Hace poco alguien me ha dicho que el presidente del Gobierno ha recibido a unos deportistas, pero no le ha dicho nada a Penélope por el César... No me extraña, este Gobierno no reconoce la industria cinematográfica ni por su valor económico, que da mucho empleo, ni porque nos representa. Y muy bien. Probablemente ni éste ni ningún otro anterior. Pero sí, hay una parte de la sociedad que considera al cine un enemigo a batir. Y eso es así desde 2003, desde el No a la Guerra.
¿Volvería a repetirlo?
. No sólo lo repetiría, es que lo diría aún más alto. De esos barros tenemos estos lodos; de esas armas de destrucción masiva que no existían y de esos piratas de las Azores, que están dando charlas en universidades cuando deberían ser juzgados, estamos sufriendo en gran parte la inestabilidad que hay ahora mismo por el terrorismo. Mintieron y bombardearon. Y está demostrado. Y no pasa nada. Eso es grave. Que la gente ataque al cine, no es que no sea grave, es que da pena. Luego llegan a España Farhadi, Iñárritu, Milos Forman o Woody Allen y se quedan estupefactos. No dan crédito con la calidad técnica y actoral que hay en España. Hay que aprender de los franceses, sin duda.
Veo que no teme a la polémica. ¿No ha escarmentado del gran lío que hubo cuando estrenó el documental del Sáhara?
Vamos a ver, entrevistas al embajador francés en la ONU y dice que Marruecos es como la amante que no te gusta, pero con la que te tienes que acostar... y al documental que va. Eso explica en dos frases el conflicto. Y se montó. Es lo que hay. Tenemos ahora a este monarca que sigue la estela de su padre, que hace negocios y le baila al agua al rey Mohamed cuando se está torturando en los territorios ocupados... Hay tantas cosas que denunciar que lo difícil es callarse.
Cuando rodó en España con Farhadi estaba en plena ebullición el conflicto catalán. ¿Cómo se le explica a un iraní lo que está ocurriendo?
Yo dejaba que se lo explicara Eduard Fernández. Entonces fue todo lo de la carga policial el 1 de octubre. En los Cesar me preguntaban muchísimo. Pero llega un momento en que lo he abandonado. Me da una pereza... Lo he seguido mientras de lo que se hablaba era de los derechos fundamentales, de la libertad de expresión, del derecho a voto, del derecho a la autodeterminación... También de lo que es constitucional y lo que no es constitucional. Hay que revisar esa Constitución. A nadie se le escapa que estoy a favor de un Estado plurinacional y de la república. Eso no es secreto. Pero luego se convierte en un folletín de individualidades en el que sólo cuenta quién tiene el poder por el poder. Y ahí dejé de seguir el asunto. Te das cuenta de que la misma corrupción de un lado es la del otro. Son espejos que devuelven imágenes muy parecidas.
Cuándo se ve nominado a un 'razzie' ¿qué piensa?
Sí, me lo dijeron y pregunté: "¿Quién más está nominado?". Jennifer Lawrence, me dijeron. Pues entonces está todo bien. Y creo que ganó Tom Cruise. Pues todo bien. Yo habría ido si hubiese estado allí. Con '¡Madre!', la verdad, nunca he trabajado en una película que generara tanta controversia.

http://www.elmundo.es/cultura/cine/2018/03/06/5a9ef9cc46163f453f8b465d.html
 
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