Abro este hilo para comentar de un suceso que hasta hoy (y desde antes) avergüenza a la reina Sofía y al rey Juan Carlos le llena de orgullo y satisfacción. Por Jaime Peñadfiel.
Reino de Corazones (En Clave de Humor)
Si bien hace tiempo que sobrevuelan los rumores de una profunda crisis, en sus comienzos solía ser un matrimonio bastante fogoso… nuestros lectores saben de quienes se trata.
Doña Sofía creyó, la muy ingenua, que esa noche -la primera en 50 años- que la pasarían separados en la Zarzuela como era su costumbre, cada cual en sus habitaciones, se equivocó de puerta y fue a dar al cuartito, mismo que hasta hace casi 50 años nadie lo ocupaba. Don Juan Carlos mientras tanto, buscaba las llaves de acceso a su habitación. Pero fue inútil, las llaves no estaban de modo que recordando al cuartito fue a acostarse allí pues la fabada que había comido una hora antes le había inflamado el vientre. Y a don Juan Carlos después de una fabada debía bajar su real estómago a riesgo de un infarto.
Estaba tan cansado que no encendió las luces del cuartito, otrora testigo de la fogosidad de los hoy reyes eméritos. Pero don Juan Carlos no tuvo problema alguno en dar con la cama. Siempre daba con las camas. Y se echó redondo sobre ella. Sobre la cama había algo suave y calentito que pegó un grito mismo que fue silenciado por el primer real gas sulfídrico que liberó la mitad del contenido inflamante del egregio personaje. Fue en ese momento cuando doña Sofía por más que intentó liberarse, no pudo pues su estómago cóncavo (nunca la emérita come por las noches) fue aplastado por la cadera convexa del emérito. (Quien siempre come por las noches).
No había servicio que los ayudasen y Juan Carlos gritó que la habían clavado un pino en la tripa. Sofía se movía porque era lo único que podía hacer y ocurrió una segunda explosión sulfhídrica que despedazó la cama, aquella cama que se rompió de tan poco usarla. Piernas, brazos se desparramaron y empezaron a discutir lo que quedaba de la noche porque de madrugada pelearon.
Al dia siguiente fueron encontrados por la reina Letizia, quien todos los días iba al baño de aquella pequeña habitación para fumar un cigarrillo antes de mandar. Fue entonces cuando ante los gritos de la no emérita, Felipe subió corriendo las escaleras y se encontró con una imagen dantesca, aunque Dante nada tenía que ver con lo sucedido. Sus padres, los con mérito de haber sido reyes de España, estaban en el suelo, pegados y enredados el uno con el otro. Letizia había mandado mientras fumaba un cigarrillo, de la marca favorita de Luis Alfonso de Borbón lo que le dolió a su chico aún más que ver a sus padres en esa imposible posición. Bueno, ahora sí fue posible.
Llegó la ambulancia y los camilleros no podían desenredar semejante enredo. Cuando salieron de palacio, los medios allí esperaban. El informe que dieron a sus correspondientes jefes fue "un matrimonio bastante goloso, esto es Juan Carlos y Sofía ,tendrían uno de los momentos más impagables de la historia con los medios de comunicación cuando, publicaron "estaban horizontales, uno pegado al otro y el jardinero dijo que no había de qué preocuparse ya que Habían roto una cama, eso es verídico. Pero que le parecía que fueron tres." Pregúntaselo al pobre carpintero, que tuvo que venir tres veces a repararlas", dijo el buen hombre.
Reino de Corazones (En Clave de Humor)
Si bien hace tiempo que sobrevuelan los rumores de una profunda crisis, en sus comienzos solía ser un matrimonio bastante fogoso… nuestros lectores saben de quienes se trata.
Doña Sofía creyó, la muy ingenua, que esa noche -la primera en 50 años- que la pasarían separados en la Zarzuela como era su costumbre, cada cual en sus habitaciones, se equivocó de puerta y fue a dar al cuartito, mismo que hasta hace casi 50 años nadie lo ocupaba. Don Juan Carlos mientras tanto, buscaba las llaves de acceso a su habitación. Pero fue inútil, las llaves no estaban de modo que recordando al cuartito fue a acostarse allí pues la fabada que había comido una hora antes le había inflamado el vientre. Y a don Juan Carlos después de una fabada debía bajar su real estómago a riesgo de un infarto.
Estaba tan cansado que no encendió las luces del cuartito, otrora testigo de la fogosidad de los hoy reyes eméritos. Pero don Juan Carlos no tuvo problema alguno en dar con la cama. Siempre daba con las camas. Y se echó redondo sobre ella. Sobre la cama había algo suave y calentito que pegó un grito mismo que fue silenciado por el primer real gas sulfídrico que liberó la mitad del contenido inflamante del egregio personaje. Fue en ese momento cuando doña Sofía por más que intentó liberarse, no pudo pues su estómago cóncavo (nunca la emérita come por las noches) fue aplastado por la cadera convexa del emérito. (Quien siempre come por las noches).
No había servicio que los ayudasen y Juan Carlos gritó que la habían clavado un pino en la tripa. Sofía se movía porque era lo único que podía hacer y ocurrió una segunda explosión sulfhídrica que despedazó la cama, aquella cama que se rompió de tan poco usarla. Piernas, brazos se desparramaron y empezaron a discutir lo que quedaba de la noche porque de madrugada pelearon.
Al dia siguiente fueron encontrados por la reina Letizia, quien todos los días iba al baño de aquella pequeña habitación para fumar un cigarrillo antes de mandar. Fue entonces cuando ante los gritos de la no emérita, Felipe subió corriendo las escaleras y se encontró con una imagen dantesca, aunque Dante nada tenía que ver con lo sucedido. Sus padres, los con mérito de haber sido reyes de España, estaban en el suelo, pegados y enredados el uno con el otro. Letizia había mandado mientras fumaba un cigarrillo, de la marca favorita de Luis Alfonso de Borbón lo que le dolió a su chico aún más que ver a sus padres en esa imposible posición. Bueno, ahora sí fue posible.
Llegó la ambulancia y los camilleros no podían desenredar semejante enredo. Cuando salieron de palacio, los medios allí esperaban. El informe que dieron a sus correspondientes jefes fue "un matrimonio bastante goloso, esto es Juan Carlos y Sofía ,tendrían uno de los momentos más impagables de la historia con los medios de comunicación cuando, publicaron "estaban horizontales, uno pegado al otro y el jardinero dijo que no había de qué preocuparse ya que Habían roto una cama, eso es verídico. Pero que le parecía que fueron tres." Pregúntaselo al pobre carpintero, que tuvo que venir tres veces a repararlas", dijo el buen hombre.
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