60 AÑOS DE LA BODA DE LA QUE YA NO HAY NADA QUE CELEBRAR.

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JUAN CARLOS Y SOFÍA


07/05/2022


LA BODA DE LA QUE YA NO HAY NADA QUE CELEBRAR​

Se cumplen 60 años del matrimonio de los príncipes ‘Juanito’ y ‘Sofi’. Un enlace decisivo para que él se sentara en el trono algún tiempo después
POR EDUARDO ÁLVAREZ

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CUALQUIER MONARQUÍA europea en la que sus reyes alcanzaran las bodas de diamante organizaría fastos extraordinarios como es propio de una institución tan singular. El próximo 14 de mayo Don Juan Carlos y Doña Sofía cumplen 60 años de matrimonio. Pero a nadie puede sorprenderle que no vayan a celebrarlo. El Emérito reside desde hace casi dos años en Abu Dabi y todavía no se sabe cuándo hará su primera visita a España, aunque se le espera antes del verano. Su imagen se ha visto seriamente dañada por todo el rosario de escándalos que primero le obligaron a abdicar y después condenaron a la Corona a su peor crisis. Y, sobre todo, hoy los ciudadanos saben que el matrimonio lleva roto demasiado tiempo.
Sin embargo, aquella boda de los tres síes –en realidad, cuatro– celebrada en un espléndido 14 de mayo de 1962 en Atenas es un episodio histórico fundamental para nuestro país. Bueno es por ello echar la vista atrás. Y es que el matrimonio que unió al entonces Príncipe Juan Carlos –Juanito–, poco más que el hijo de los Barcelona –los exiliados Don Juan y Doña María de las Mercedes– que no sabía aún qué intenciones albergaba Franco para él y la dinastía, con la princesa Sofía de Grecia, hija de quien entonces reinaba en el país de los helenos, Pablo I, sería decisivo para la restauración con el tiempo de la monarquía en España con Juan Carlos como rey.
Los novios se habían conocido siendo apenas unos adolescentes, en 1954. Juan Carlos, con 16 años, y Sofía, con uno menos, coincidieron junto a una lista casi interminable de miembros del Götha en el célebre crucero por el Mediterráneo que organizó la reina Federica, madre de nuestra actual Emérita, a modo de casamentera. Su deseo era impulsar el turismo en Grecia con un evento que tuvo gran repercusión en los medios de la época; y, a la vez, que los jóvenes de la realeza se conocieran. Si de ahí salían bodas, miel sobre hojuelas.
No hubo ningún flechazo entre los dos tortolitos. De hecho, se trataron muy poco durante aquel crucero. En años posteriores volvieron a verse en algunas citas internacionales como los Juegos Olímpicos de Roma de 1960.
Pero cuando intimaron algo más fue, en junio de 1961, con motivo de la boda en Londres de los duques de Kent en la que quiso el protocolo que a Juan Carlos y Sofía les tocara formar pareja. Para entonces la princesa griega ya se había desengañado de la posibilidad de matrimoniar con Harald de Noruega. Y su currículum amoroso estaba prácticamente en blanco. No así el del primogénito de los Barcelona, al que ya se le conocían romances como los que había tenido con Olghina de Robilant o con la princesa italiana María Gabriela de Saboya, que habría podido ser candidata a consorte de Juan Carlos si ello no hubiese puesto los pelos de punta a Franco.
El enlace de nuestros protagonistas se forjó semanas después de la boda de los Kent. Todo lo arreglaron fundamentalmente entre la reina Federica y Don Juan, con la colaboración de la reina Victoria Eugenia, viuda de Alfonso XIII. De hecho, el padre de Juan Carlos se cuidó de que Franco se enterara cuando la cosa ya estaba prácticamente cerrada. La petición de mano tuvo lugar el 12 de septiembre de 1961 en el hotel Beau Rivage de Lausana, la ciudad suiza donde residía Victoria Eugenia. Ese día se produjo el archiconocido episodio en el que Juanito le lanzó a su prometida una cajita con el anillo dentro al grito de “¡Sofi, cógelo!”.
No fue nada fácil que pudiera celebrarse la boda ya que hubo que sortear numerosas dificultades. Convencer a Franco de la idoneidad de la hija de los reyes griegos como Princesa de España fue la primera. El dictador tenía muchos recelos y prefería que Juan Carlos –quien aún no había sido designado como sucesor– se casara con alguna compatriota aunque no tuviera en las venas ninguna gota de sangre azul.
La religión de los contrayentes fue otro peliagudo obstáculo, el mayor. Hubo que hacer muchas filigranas diplomáticas para encontrar una solución. Juan Carlos, católico, no podía no casarse según los cánones de la fe verdadera. Y la hija del soberano griego estaba obligada a matrimoniar por el rito ortodoxo. Era necesario que el Vaticano diera su brazo a torcer. Menos mal que la reina Federica y Don Juan se toparon con el bonachón de Juan XXIII en el trono de San Pedro. Al final, como es bien sabido, todo se arregló con la celebración de dos ceremonias religiosas distintas: una en la catedral católica de San Dionisio, adornada con miles de claveles rojos y amarillos como guiño a la bandera española; y otra en la catedral Metropolitana de Atenas, en la que tuvo lugar el bellísimo ritual de las coronas sobre las cabezas de los novios. Si a estos dos síes sumamos los que los novios se dieron para formalizar los papeles ante los registros griego y español, ya tenemos los cuatro sí quiero famosos.
También había sido un problema la aprobación de la dote a doña Sofía por parte del Parlamento heleno. Los diputados de izquierda pusieron considerables trabas. Y alguno quiso que se aclarara que ocurriría si el matrimonio hacia agua; parecía que ya entonces el chico de los Barcelona generaba suspicacias.
Con todo, el enlace se acabó celebrando. Un cuento de príncipes, lo describió la prensa griega que prestó la máxima atención a un acontecimiento que reunió a miles de invitados, entre ellos 143 miembros de 27 dinastías. En España, en cambio, es conocido que el régimen franquista trató de silenciar la boda real al máximo. Hoy producen hilaridad los esfuerzos de la censura para que no se difundieran imágenes de Don Juan, entonces jefe de la dinastía, en la boda de su hijo.
Lo que ha pasado a lo largo de estas seis décadas ya es otra historia, hoy bien conocida. Pero justo es destacar el relevante papel y la influencia ejercida por Doña Sofía para que su marido consolidara su posición en la recta final de la dictadura –con desacuerdos familiares incluidos– y que, con ello, se pudiera restaurar la monarquía en 1975. La griega se acabó metiendo al dictador en el bolsillo.
 
¿Creés que la Reina Sofía fue feliz durante su reinado?

 
Espero que por lo menos algún hijo se reúna con ella reina Sofía para pasar el día.
La verdad es que estaría bien que el emérito viniera y nos diera una sorpresa 😂😂😂😂
 
JUAN CARLOS Y SOFÍA


07/05/2022


LA BODA DE LA QUE YA NO HAY NADA QUE CELEBRAR​

Se cumplen 60 años del matrimonio de los príncipes ‘Juanito’ y ‘Sofi’. Un enlace decisivo para que él se sentara en el trono algún tiempo después
POR EDUARDO ÁLVAREZ

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CUALQUIER MONARQUÍA europea en la que sus reyes alcanzaran las bodas de diamante organizaría fastos extraordinarios como es propio de una institución tan singular. El próximo 14 de mayo Don Juan Carlos y Doña Sofía cumplen 60 años de matrimonio. Pero a nadie puede sorprenderle que no vayan a celebrarlo. El Emérito reside desde hace casi dos años en Abu Dabi y todavía no se sabe cuándo hará su primera visita a España, aunque se le espera antes del verano. Su imagen se ha visto seriamente dañada por todo el rosario de escándalos que primero le obligaron a abdicar y después condenaron a la Corona a su peor crisis. Y, sobre todo, hoy los ciudadanos saben que el matrimonio lleva roto demasiado tiempo.
Sin embargo, aquella boda de los tres síes –en realidad, cuatro– celebrada en un espléndido 14 de mayo de 1962 en Atenas es un episodio histórico fundamental para nuestro país. Bueno es por ello echar la vista atrás. Y es que el matrimonio que unió al entonces Príncipe Juan Carlos –Juanito–, poco más que el hijo de los Barcelona –los exiliados Don Juan y Doña María de las Mercedes– que no sabía aún qué intenciones albergaba Franco para él y la dinastía, con la princesa Sofía de Grecia, hija de quien entonces reinaba en el país de los helenos, Pablo I, sería decisivo para la restauración con el tiempo de la monarquía en España con Juan Carlos como rey.
Los novios se habían conocido siendo apenas unos adolescentes, en 1954. Juan Carlos, con 16 años, y Sofía, con uno menos, coincidieron junto a una lista casi interminable de miembros del Götha en el célebre crucero por el Mediterráneo que organizó la reina Federica, madre de nuestra actual Emérita, a modo de casamentera. Su deseo era impulsar el turismo en Grecia con un evento que tuvo gran repercusión en los medios de la época; y, a la vez, que los jóvenes de la realeza se conocieran. Si de ahí salían bodas, miel sobre hojuelas.
No hubo ningún flechazo entre los dos tortolitos. De hecho, se trataron muy poco durante aquel crucero. En años posteriores volvieron a verse en algunas citas internacionales como los Juegos Olímpicos de Roma de 1960.
Pero cuando intimaron algo más fue, en junio de 1961, con motivo de la boda en Londres de los duques de Kent en la que quiso el protocolo que a Juan Carlos y Sofía les tocara formar pareja. Para entonces la princesa griega ya se había desengañado de la posibilidad de matrimoniar con Harald de Noruega. Y su currículum amoroso estaba prácticamente en blanco. No así el del primogénito de los Barcelona, al que ya se le conocían romances como los que había tenido con Olghina de Robilant o con la princesa italiana María Gabriela de Saboya, que habría podido ser candidata a consorte de Juan Carlos si ello no hubiese puesto los pelos de punta a Franco.
El enlace de nuestros protagonistas se forjó semanas después de la boda de los Kent. Todo lo arreglaron fundamentalmente entre la reina Federica y Don Juan, con la colaboración de la reina Victoria Eugenia, viuda de Alfonso XIII. De hecho, el padre de Juan Carlos se cuidó de que Franco se enterara cuando la cosa ya estaba prácticamente cerrada. La petición de mano tuvo lugar el 12 de septiembre de 1961 en el hotel Beau Rivage de Lausana, la ciudad suiza donde residía Victoria Eugenia. Ese día se produjo el archiconocido episodio en el que Juanito le lanzó a su prometida una cajita con el anillo dentro al grito de “¡Sofi, cógelo!”.
No fue nada fácil que pudiera celebrarse la boda ya que hubo que sortear numerosas dificultades. Convencer a Franco de la idoneidad de la hija de los reyes griegos como Princesa de España fue la primera. El dictador tenía muchos recelos y prefería que Juan Carlos –quien aún no había sido designado como sucesor– se casara con alguna compatriota aunque no tuviera en las venas ninguna gota de sangre azul.
La religión de los contrayentes fue otro peliagudo obstáculo, el mayor. Hubo que hacer muchas filigranas diplomáticas para encontrar una solución. Juan Carlos, católico, no podía no casarse según los cánones de la fe verdadera. Y la hija del soberano griego estaba obligada a matrimoniar por el rito ortodoxo. Era necesario que el Vaticano diera su brazo a torcer. Menos mal que la reina Federica y Don Juan se toparon con el bonachón de Juan XXIII en el trono de San Pedro. Al final, como es bien sabido, todo se arregló con la celebración de dos ceremonias religiosas distintas: una en la catedral católica de San Dionisio, adornada con miles de claveles rojos y amarillos como guiño a la bandera española; y otra en la catedral Metropolitana de Atenas, en la que tuvo lugar el bellísimo ritual de las coronas sobre las cabezas de los novios. Si a estos dos síes sumamos los que los novios se dieron para formalizar los papeles ante los registros griego y español, ya tenemos los cuatro sí quiero famosos.
También había sido un problema la aprobación de la dote a doña Sofía por parte del Parlamento heleno. Los diputados de izquierda pusieron considerables trabas. Y alguno quiso que se aclarara que ocurriría si el matrimonio hacia agua; parecía que ya entonces el chico de los Barcelona generaba suspicacias.
Con todo, el enlace se acabó celebrando. Un cuento de príncipes, lo describió la prensa griega que prestó la máxima atención a un acontecimiento que reunió a miles de invitados, entre ellos 143 miembros de 27 dinastías. En España, en cambio, es conocido que el régimen franquista trató de silenciar la boda real al máximo. Hoy producen hilaridad los esfuerzos de la censura para que no se difundieran imágenes de Don Juan, entonces jefe de la dinastía, en la boda de su hijo.
Lo que ha pasado a lo largo de estas seis décadas ya es otra historia, hoy bien conocida. Pero justo es destacar el relevante papel y la influencia ejercida por Doña Sofía para que su marido consolidara su posición en la recta final de la dictadura –con desacuerdos familiares incluidos– y que, con ello, se pudiera restaurar la monarquía en 1975. La griega se acabó metiendo al dictador en el bolsillo.
Gracias
 
¿Creés que la Reina Sofía fue feliz durante su reinado?

Princesa de Grecia y Dinamarca.
 
¿Creés que la Reina Sofía fue feliz durante su reinado?

Ese tal Miguel Ángel que escribe el artículo, un ignorante de cuidado, poner que la emérita reina Sofía era „reina de Grecia y Dinamarca“, es para que no lo vuelvan a dejar escribir artículo alguno!
 
Aquí dejo unas aclaraciones para que esos "plumillas" de pacotilla, aprendan un poco....
  • Sofia Schleswig-Holstein Sonderburg Glücksburg de las casas reales de Grecia y Dinamarca.
  • Princesa de Grecia y Dinamarca desde el 2 de Noviembre de 1938 hasta el 14 de Mayo de 1962.
  • Princesa consorte titular de Asturias desde el 14 de Mayo de 1962 hasta el 19 de Julio de 1969.
  • Princesa de España desde el 19 de Julio de 1969 hasta el 22 de Noviembre de 1975.
  • Reina de España desde el 22 de noviembre de 1975 hasta el 19 de junio de 2014.
  • Reina emérita de España desde el 19 de Junio de 2014 y de forma vitalicia.
Cuando se casó con Juan Carlos I de España, se celebraron tres ceremonias:
  • La primera por el rito católico en la Catedral de San Dionisio Areopagita en Atenas (Grecia).
  • La segunda por lo civil en el Palacio Real en Madrid (España).
  • La tercera por el rito ortodoxo en la Catedral Metropolitana de Atenas (Grecia).
Sofía se convirtió formalmente de la ortodoxia griega al catolicismo romano para ser más aceptable para la España católica y por lo tanto renunció a sus derechos al trono griego.

En caso de duda, solo hay que consultar la wiquipedia y no es algo que sea difícil hacer:
https://es.wikipedia.org/wiki/Sofía_de_Grecia?msclkid=8804ef66cece11ecbb7ab44db5e0f2fb
 
Pues no sé si fue feliz Sofía. Juan Carlos siempre fue a lo suyo que era vivir bien y hacer lo que le salía de las narices. Ella ponía buena cara en todos los actos públicos a los que acudía y aguantaba el tipo porque le interesaba preservar la institución en la que tan bien viven todos.
Igual aquí la felicidad está sobrevalorada y lo que importa es aguantar, que la buena vida, ser aclamada y los lujos a su alcance, bien lo valen.
Lo que está claro que el matrimonio fue una gran farsa.
Y la monarquía, también.
 
Oficialmente Juan Carlos nunca ha sido Príncipe de Asturias; cuando Franco lo nombró sucesor se le llamó Príncipe de España.
Supongo que desde el punto de vista dinástico sí que fue Príncipe de Asturias y su padre fue Rey de España.
 
Orbyt.
14/05/2022

‘CABALLO VIEJO’ JUAN CARLOS QUIERE VOLVER CON SU LEAL SOFÍA 60 AÑOS DESPUÉS​


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ESTE SÁBADO, 14 DE MAYO, SE CUMPLEN 60 años de la “boda de cuento de hadas”, como la calificó la prensa griega, de Don Juan Carlos y Doña Sofía. Y a pesar de las vicisitudes que ha atravesado el matrimonio, de Corinnas y Gayases, y de que durante mucho tiempo su vínculo fue meramente institucional, Don Juan Carlos ha estado a punto de viajar a España para celebrar sus bodas de diamante, como corroboran a LOC en su entorno. “Exceptuando de recién casados, esta es probablemente la etapa en que más unidos están. Antes de partir Don Juan Carlos a Abu Dhabi, su relación era ya muy amistosa, incluso salían con amigos, viajaban y pasaban tiempo juntos en Zarzuela casi como un matrimonio normal. Ahora, en la distancia, Don Juan Carlos reconoce que echa de menos a su mujer, la llama e incluso barajó venir a España para celebrar su 60 aniversario de boda, pese a las polémicas matrimoniales”. Y por eso precisamente parece que se descartó. ¿O no?
A diferencia de otras monarquías europeas, nuestra familia real nunca fue partidaria de grandes fastos. Como tampoco su unión era idílica, los aniversarios de boda de los padres de Don Felipe han pasado inadvertidos. Solo en sus bodas de plata, en 1987, hubo una recepción en el Palacio Real a la que acudieron familiares, el Gobierno de Felipe González y 17 parejas seleccionadas por el diario Ya que se habían casado esa fecha.
Su reinado pasaba por momentos álgidos, que tuvieron su apogeo en la década de los 90, con la democracia consolidada, España convertida en potencia económica y gran preponderancia internacional en buena parte impulsada por el Monarca, que propició celebrar los Juegos Olímpicos en Barcelona y la Expo en Sevilla en el 92. Su monarquía era muy valorada en las encuestas y muchos republicanos se proclamaban juancarlistas. Un escenario muy diferente a la de sus bodas de oro, en 2012. Con Urdangarin imputado por Nóos y la imagen de la Corona bastante tocada, poco había que celebrar. En abril había estallado la crisis del elefante de Botsuana en la que el Monarca se rompió la cadera y saltó a la palestra Corinna Larsen como su amiga entrañable. Zarzuela justificó la no celebración aduciendo que Urdangarin estaba imputado y apartado de los actos oficiales, pero la realidad era que la tensión entre Don Juan Carlos y Doña Sofía estaba en su cénit ante las pretensiones de la ambición rubia de moverle la Corona a Doña Sofía, provocando un divorcio regio. Tras la abdicación del Monarca en 2014 no podían ni compartir actos, por lo que Zarzuela les programaba agendas separadas. Por esas fechas, los marqueses de Isasi invitaron a cenar a Don Juan Carlos y cuando se enteró de que por deferencia convocaron también a Doña Sofía, se negó a asistir.
Con el tiempo, la tensión se fue suavizando y aseguran que Don Juan Carlos, en vísperas de su 80 cumpleaños en enero de 2018, pidió perdón a Doña Sofía por las humillaciones recibidas. Según la citada fuente, “quizás al verse anciano y con achaques de salud se replanteó acercarse a su familia, pues le aterra morir solo”. Curiosamente, la artífice involuntaria del definitivo armisticio fue Corinna, que rota su relación con el Monarca y expulsada de España, inició una vendetta secundada por el comisario Villarejo para sacar a la luz los secretos de la fortuna regia, originando una investigación de la Fiscalía suiza. Aparecieron fundaciones como Zagatka o Lucum, donde se depositaron los 100 millones de dólares que los royals saudíes regalaron a Don Juan Carlos. Los estatutos de Lucum, donde aparecía Don Felipe como segundo beneficiario sin su conocimiento, establecían que si fallecía Don Juan Carlos, su hijo mantuviera con ese dinero “al resto de la familia”, atendiendo además cualquier “petición razonable” de Doña Sofía, las Infantas o sus nietos. Esto provocó la ruptura del Rey Felipe con su padre que en 2020, tras publicar The Telegraphla noticia, renunció a su herencia y le retiró su asignación, aunque en 2019 ya había rechazado la herencia paterna ante notario.
Coincidió con la reconciliación de los eméritos, que comenzaron a prodigarse en pareja ofreciendo inéditas escenas juntos: ese febrero de 2019 se les vio almorzando en Los Peñotes de la Moraleja; en abril viajaron a Alemania con sus hijas a un partido de balonmano de Pablo Urdangarin; en mayo acudieron un partido de tenis de Nadal y comieron en el restaurante Moncalvillo con Simeón y Margarita de Bulgaria. Sorprendentemente en julio Don Juan Carlos llevó por vez primera a su mujer de regata a Sanxenxo y pasó unos días en Marivent, cosa que no hacía desde su abdicación. Incluso llevó a Doña Sofía a conocer la academia de tenis de Nadal.
En agosto, fue intervenido de un triple bypass aortocoronario y su mujer no se separó de su lado, descartando posteriormente viajar a Grecia para ver a su hermano Constantino. Asimismo en octubre declinó asistir en su país al traslado de los restos de su tía Elena, princesa griega, por acompañar a su marido a la boda de Nadal. La irrupción de la pandemia impidió seguir contemplando públicamente esas inauditas escenas matrimoniales, aunque el personal de Zarzuela se frotaba los ojos al verles comer amigablemente en compañía de Irene, hermana de la Reina, o a Don Juan Carlos en deportivas recibir visitas junto a su mujer, que esos días confesó a un antiguo colaborador. “Estoy mejor que nunca con Juanito”.
GRAN CARIÑO POR SU MARIDO
La fuente ya citada va más allá: “A pesar de lo que ha sufrido, siente gran cariño por su marido y siempre le fue leal. Cuando salieron a la luz sus dineros ocultos le conmovió que se hubiera preocupado de asegurar su porvenir y el de sus hijas y nietos. Les ha unido mucho la preocupación por el futuro de las Infantas cuando ellos falten, dada su distante relación con su hermano Felipe y la nula química con su cuñada Letizia. Don Juan Carlos y Doña Sofía, como muchos matrimonios en la vejez, se han acercado”. Una paradoja
Probablemente la Reina Sofía, una mujer tremendamente familiar, acarició la ilusión de terminar sus días acompañada por Don Juan Carlos. Pero el karma le devolvió a la soledad y a revivir el peor de sus dramas: el exilio (aunque la marcha de don Juan Carlos sea voluntaria). Lo vivió en su infancia, cuando sus padres, los monarcas griegos, huyeron a Sudáfrica por la invasión nazi, y de nuevo con su hermano Constantino, al que el golpe de los coroneles despojó en 1967 del trono. En agosto de 2020, las presiones y la hostilidad del Gobierno le empujó a dejar España y afincarse en Abu Dhabi ante la desolación de Doña Sofía, que ese verano permaneció enclaustrada en Marivent sin dejarse ver por Mallorca con Don Felipe y sus nietas Leonor y Sofía.
El Rey Juan Carlos, que añora mucho España y su hogar de Zarzuela, ha recibido en Emiratos las visitas de sus hijas, la Infanta Elena, su ojito derecho, y Cristina. Aunque el caso Nóos les distanció, retomaron la relación y tras su separación de Urdangarin, su padre le está dando todo su apoyo. Un apoyo que siempre recibió incondicionalmente de su madre, y pese a los rumores, tampoco le falta ahora
La Reina Sofía, sin embargo, no ha visitado a Don Juan Carlos en Abu Dhabi. Esta Semana Santa sus hijas y gran parte de sus nietos se desplazaron a Emiratos, pero su mujer se instaló en Marivent sola con Irene, pues los Reyes rompieron la tradición de asistir con Leonor y Sofía a la Misa de Resurrección en Palma. Según la fuente arriba citada, “le hubiera encantado acompañarles a Abu Dhabi, pero sabe que una foto suya con Don Juan Carlos perjudicaría a la Corona y también al Rey Felipe, por el que es capaz de cualquier sacrificio. También afectaría a su papel institucional, en el que sigue bastante activa, pues desde enero ha protagonizado 11 actos y a sus 83 años se niega a jubilarse”.
 
Abierta y llanamente lo dicen ahora"no hay nada que celebrar"cuarenta año vendiendo algo que no existía.

Triste recordar la cantidad de trolas por parte de prensa y medios.
Deseable no se repitiera lo mismo
 

La inusual Bodas de Diamante que pone al Rey Juan Carlos y Reina Sofía en el ojo mediático​

Los padres del Rey Felipe están "celebrando" 60 años de casados.

La inusual Bodas de Diamante que pone al Rey Juan Carlos y Reina Sofía en el ojo mediático
Rey Juan Carlos y Reina Sofía. Fuente: (Es24).


Por Graciela Vera
sábado, 14 de mayo de 2022 · 12:35

Si bien no todos los días se celebran 60 años de casados, la realidad del Rey Juan Carlos y la Reina Sofía no es la más apropiada ni el clima está para "festejos". De hecho, Pilar Eyre habló en la semana sobre la inusual Bodas de Diamante que tendrán los Reyes Eméritos ya que considera que su matrimonio "fue un despropósito desde el principio hasta el final", dijo.
A través de su columna periodística "No es por maldad" de "Lecturas", la periodista especializada en la realeza abordó en detalle respecto al enlace por conveniencia de los padres del Rey Felipe, que tuvo lugar el pasado 14 de mayo de 1962 en Antenas.

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La Reina Sofía y el Rey Juan Carlosen el día de su boda. Fuente: (Gtres)

Doña Sofía y Don Juan Carlos se casaron sin amarse y al final llegaron a detestarse.

Ahora bien, coincidiendo con la escritora catalana, el portal de noticias "Look" explicó a sus lectores que los longevos monarcas no tienen pensado celebrar su nuevo aniversario nupcial porque la situación actual no es la misma que hace ya diez años, cuando cumplieron sus Bodas de Oro.
De acuerdo al medio citado, los abuelos de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía no solo mantienen una relación de apariencias desde antaño, sino que la única que ejerce todavía un rol importante dentro de la Corona Española es Sofía de Grecia tras ayudar a su hijo con algunas actividades previstas por la agenda institucional.

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De las últimas postales públicas que compartieron los Reyes Eméritos en conjunto.
Un papel que compagina con la agenda de la Fundación Reina Sofía y las diversas iniciativas solidarias/culturales en las que colabora.
De esta manera, el periódico en cuestión se moja sobre el escenario actual por el que transitan tanto el Rey Juan Carlos como la Reina Sofía, dejando entrever que "todo lo demás queda para la escena privada". ¡Sí, habrá que esperar para saber más al respecto!
 
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