45 AÑOS DEL ESTRENO EN ESPAÑA DE "LA NARANJA MECANICA"

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El 16 de junio de 1975 se estrenó en salas de arte y ensayo y tras una pequeña odisea en tierras de Castilla La Vieja, ya que su puerta de entrada no pudo ser más peculiar: la Seminci, un certamen que apenas un par de años atrás había cambiado su nombre de Semana de Cine Religioso de Valladolid, por Festival de Cine de Valladolid, pero seguía celebrándose durante la Semana Santa y preferenciando la temática social y de valores humanos.

Por eso cuando su por entonces director Carmelo Romero recibió la llamada de Warner ofreciéndole el estreno de la película en España se sorprendió: él había podido verla en Montreal y se había quedado fascinado, era innovadora, poderosa y un imán para el público y los medios. Claro que quería estrenarla. También era consciente de que el paso previo por festivales de películas "conflictivas" era una especie de globo sonda, una práctica habitual de la Dirección General de Cinematografía para testar la reacción del público antes de darles rienda suelta en las salas de cine, algo que ya habían hecho el año anterior en Valladolid con Jesucristo Superstar, que se había estrenado entre rezos y protestas a pesar de contar con el permiso del Vaticano tal como recoge El Norte de Castilla.


Un año después, España se encontraba en los estertores de la dictadura (Franco moriría apenas seis meses más tarde) Valladolid seguía siendo una ciudad muy poco sospechosa y la película encajaba con los “valores humanos”: era una historia ambientada en un futuro distópico marcado por la violencia (y los muebles de diseño) que seguía las andanzas del líder de una pandilla adicta al caos y la ultraviolencia (palabra acuñada precisamente por la novela en la que se inspira) que acaba sometiéndose a un tratamiento experimental para librarse de sus impulsos, lo que la convertía también una reivindicación del libre albeldrío. La novela de Anthony Burgess publicada una década antes estaba inspirada en una trágica vivencia personal: cuando su mujer estaba embarazada fue violada y apaleada por cuatro soldados estadounidenses, un suceso que cualquiera que haya visto la película puede reconocer en una de las secuencias más impactantes.
Con esos mimbres llegaba a España una película que había recibido la calificación X en Estados Unidos y a pesar de ello cuatro nominaciones al Oscar en las categorías principales: película, director, guión y montaje –aunque no ganó ninguno–, y con la mochila del escándalo que había supuesto su retirada de los cines británicos a petición del propio director consternado por el hecho de que se sucediesen varios crímenes inspirados por la película como el asesinato de un mendigo, un veto que duró hasta la muerte de Kubrick en 1999.


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Malcolm McDowell en una de las imágenes más reconocibles de 'La naranja mecánica'.© GETTY IMAGES

Por eso cuando Warner le llamó, Romero aceptó de inmediato: era controvertida, pero también era una obra maestra, aunque no para todos, la prestigiosa crítica norteamericana Pauline Kael la había tildado de "comedia de ciencia ficción por**-violenta", pero lo cierto es que al margen de su contenido, solo por la expectación que despertaba se convirtió en la estrella absoluta de una edición inagurada por Secretos de un matrimonio de Bergman, que estrenó en España Primera plana de Billy Wilder y premió a un por entonces desconocido Steven Spielberg por Loca evasión.

Sin embargo, cuando Kubrick supo que la película se iba a estrenar en Valladolid se negó. Es difícil saber si porque la vinculación religiosa previa del certamen le hizo temer algún tipo de manifestación o represalia o por el hecho de que le pareciese más memorable una capital española de más renombre como Madrid o Barcelona, pero el hombre que controlaba hasta al más mínimo detalle de sus películas –Malcolm McDowell, protagonista de la película, que tuvo que repetir algunas secuencias más de 70 veces lo sabía bien–, se plantó y dijo que no había estreno. Pero a esas alturas la organización no estaba dispuesta a perder aquel caramelo y pergeñó una estrategia para mantenerla en el programa, tal como cuenta Romero en el libro 50 años. Semana Internacional de Cine de Valladolid. Una ventana al mundo, de César Combarros: "Yo tenía un amigo en la Warner, así que le pedí ayuda. Se ofreció a ir a Londres y pedir permiso a Kubrick en persona, pero tuvimos que preparar bien la estrategia. Escribí una carta para que la llevara mi amigo, en la que aseguraba a Kubrick que La naranja mecánica se proyectaría en la Universidad, lo que al parecer sí era de su agrado, y con las condiciones de imagen y sonido que él considerara oportunas. Mentimos como bellacos, pero al final accedió, a cambio de una serie detallada de instrucciones que, claro, no cumplimos".

La película se proyectó como estaba previsto en dos sesiones, una en el Teatro Calderón para abonados al festival y otra en el Cinema Coca para el público en general, se congregaron colas interminables, pero las entradas desaparecieron en minutos. El propietario del cine las había repartido entre sus amigos, ante la amenaza de denuncia salieron algunas a la venta, pero hubo personas haciendo cola durante 24 horas que se quedaron fuera. No fue el único inconveniente según cuenta Romero: "A la mitad de la proyección entró en la sala la Policía preguntando por mí. Me dijeron que había un aviso de bomba y que había que parar aquello. Imaginé que se trataba de alguno de los que se habían quedado sin entrada y les dije que no, que íbamos a seguir y que yo asumía toda la responsabilidad". En aquel momento era difícil prever que las amenazas de bomba, reales y no sólo de espectadores frustrados, se convertirían en una realidad cotidiana tan solo unos pocos meses después.

Fue una de las películas más taquilleras del año y en algunos cines se mantuvo en cartel durante más de 12 meses, era la película que había que ver, la gente se quedaba estupefacta ante su incómoda mezcla de violencia y erotismo (y algunos niños despistados pretendían colarse en las salas pensando que aquella naranja era uno más de los Ingenios Mecánicos del Doctor Infierno). En 1978 pudo verse por fin en versión doblada tras una nueva peripecia, esta vez que envolvió a Carlos Saura, director del doblaje de la película, y su por entonces mujer Geraldine Chaplin que descontentos con la traducción que les habían enviado recurrieron al escritor Vicente Molina Foix que a partir de entonces se encararía de la traducción de todas sus películas, según cuenta en su libro Kubrick en casa
 
Escenas de un matrimonio a parte e ser mi Bergman preferido, es el claro ejemplo
de la mala praxis de la infame distribuidora, extinta, DIASA que no sólo cambiaba títulos
sino que adulteraba el doblaje y metía tijeras auto censoras, después de la muerte de Franco también cortó.
Se especializaba en cine de autor.

Bergman tuvo muy mala suerte en España, lo traducía y manipulaba un cura que se inventaba voces de off, etc etc.

El libro pinta muy bien.

EN cuanto a La naranja, mi tío me dijo que esperó a verla meses, juraría que en el cine Carlos III de la plaza Colón en Madrid.

Aun a dia de hoy, sigue estando en el TOP de lo más visto en cines españoles.
Número 30

http://www.jpbox-office.com/charts_espagne.php

son más, que vivimos en ESP con el fraude fiscal y revender entradas sin cortar....
en Francia también tuvo mucho, muchisimo éxito pero no demasiado en Alemania ¿post nazis? No hay cifras italianas, (que raro)

 
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