45 años de la proclamación de Juan Carlos como Rey. Noviembre 22, 2020

Juan Carlos, del amor al desencanto en 45 años: los famosos hablan del emérito​

Paloma Cuevas, Massiel, Norma Duval, Sánchez Dragó, Pedro Ruiz, Iñaki Anasagasti, Beatriz de Orleans... ¿Qué opinan los famosos del Rey de entonces y del emérito de ahora?​


Por
Paloma Barrientos

R. Riaño
22/11/2020 - 05:00 Actualizado: 22/11/2020 - 12:06
Este domingo 22 de noviembre se cumplen 45 años de uno de los momentos más destacados de la historia de España: la proclamación de don Juan Carlos como Rey, un acto que marcó un antes y un después y que fue vivido con gran emoción por lo que aquello representaba: el fin de una dictadura tras la muerte de Francoy el comienzo de una nueva era. El rey Juan Carlos se convirtió, para muchos, en la figura a la cabeza de un nuevo rumbo político marcado por una nueva generación social que caminaba, con ganas, hacia la libertad.

La solemne ceremonia de proclamación como Rey en el Congreso de los Diputados fue seguida por todo el país con gran expectación a través de la televisión. Don Juan Carlos traía en ese momento esperanza y apertura a un país que llevaba demasiados años bajo el pie de una dictadura. Nadie, en aquel momento, podía imaginar lo que 45 años después ocurriría. Hoy, don Juan Carlos continúa viviendo fuera de España. Su precipitada marcha tras los escándalos financieros en los que se ha visto envuelto supone una salida por la puerta de atrás y con la reputación bastante manchada. Un triste final si comparamos estas circunstancias con la imagen de su coronación hace 45 años.

Famosos de nuestro país
-algunos testigos en 1975 de la proclamación de don Juan Carlos como Rey; otros, por juventud, más conscientes de su futura trayectoria, y todos ellos espectadores ahora de su decepcionante final- han hablado para Vanitatis. Periodistas, artistas, políticos, escritores, empresarios… Todos tienen grabada en la memoria la imagen de un don Juan Carlos en su época más dorada. ¿Qué pensaban entonces de él? ¿Qué les hacía sentir entonces y cómo perciben ahora la figura del emérito después de todo lo ocurrido?

Paloma Cuevas​

"A don Juan Carlos le profeso una gran admiración y profundo agradecimiento como española. Si hay algo que debemos al Rey emérito es el éxito de una Transición tranquila, sosegada y consensuada, que dio paso a uno de los periodos de mayor prosperidad en nuestro país. Me gustaría resaltar su gran papel como embajador de lujo en los diversos ámbitos internacionales, impulsando proyectos como el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, las Cumbres Iberoamericanas, el apoyo a la integración española en las organizaciones occidentales... Ha sido un gran jefe de Estado, priorizando siempre su gran proximidad durante 45 años con su pueblo, donde ha compartido sus logros y sus tragedias".

Massiel​

"La coronación la vi por la televisión. Yo en el 75 lo vi como un acontecimiento importantísimo puesto que yo no era franquista. Era un Rey joven, con una mujer joven... La imagen que daba para todos los españoles era mucho mejor que la imagen que daba Franco y toda la corte que tenía alrededor.

La imagen hoy cambia en tanto en cuanto han pasado 45 años y todos hemos cambiado. Asistíamos al final de franquismo, esperábamos una democracia que llegó y en la cual hay un momento después de la coronación que a mí, que era una mujer muy joven, me marca mucho y me generó una gran emoción: el día del asalto al Congreso.

En aquel momento, yo vivía en una urbanización en Mirasierra, donde entre otros vivía Juan Antonio García Díez, que en ese momento era vicepresidente del Consejo y ministro de Economía. Yo llegué a casa de García Vargas, que fue ministro de Defensa y Sanidad. Estábamos todos alrededor de una tele pequeña, portátil, esperando, hasta que salió el Rey y dio ese mensaje que nos ilusionó a todos.

Yo tengo grabadas la imagen de la coronación del Rey, llorando, y luego me voy inmediatamente después al momento del golpe de Estado y a la salida del Rey en la tele. Todo eso me ha marcado. Todos esos años para mí tuvieron mucha emoción. Después han pasado muchas cosas en este país, algunas muy vergonzosas. Lo más grave de este país no es solo lo que haya hecho el Rey. Están sucediendo cosas muy graves. Lo que estoy viviendo ahora está suponiendo una gran decepción".

Fernando Sánchez Dragó​

"Yo estaba en Tokio el día de la proclamación de don Juan Carlos como Rey. En Japón, en aquella época, solo vi aparecer el nombre de España en la prensa en dos ocasiones. Una cuando murió Franco y otra cuando un toro mató a Paquirri. Con esto lo que quiero decir es que la proclamación del Rey y todo aquello me pillaba, en aquel momento, muy lejos y casi no me enteraba. Además, yo siempre he vivido al margen de todo lo que sea áurico.

En aquel momento casi no reparé en ello y no le di mayor importancia. Que comenzaba con él una nueva etapa se supo a posteriori. A priori, lo que había era una continuidad con el franquismo. Al fin y al cabo se estaba llevando a cabo lo que Franco había decidido, que era que don Juan Carlos fuera proclamado Rey. No tuve sensación de que fuera a producirse una discontinuidad con lo anterior, sino una prolongación.

A mí en principio me cae bien todo el mundo. En ese sentido, el Rey me caía bien, pero en aquel momento no tenía una idea muy formada sobre él. No la teníamos nadie. A partir de ese momento, yo regreso a España en 1976. Inevitablemente ahí ya comencé a seguir con más interés lo que estaba sucediendo en el mundo de la política. Tuve además algún contacto personal con don Juan Carlos, le acompañé en alguno de sus viajes, concretamente en el primer viaje que hizo a Japón como Rey. Yo fui en la comitiva de periodistas que lo acompañábamos. Ahí fue cuando empecé a tener cierto trato con él, muy superficial.

Tengo que decir que siempre lo he visto con simpatía. Siempre me ha tratado con buena educación y yo a él con respeto. No tengo nada en contra de él. Todas estas cosas que ahora se cuenta sobre él... En fin, yo no me meto en las vidas privadas. Yo no juzgo nunca. Jamás juzgo a nadie. Está siendo objeto de una cacería. Que haya elementos un poco inquietantes, de posible corrupción, pues es verdad. Pero yo no soy quién para meterme en eso. Personalmente no me decepciona en la medida de que tampoco esperé nunca nada de él. Solo una vez escribí un artículo muy duro sobre él, cuando ocurrió lo del elefante. Me parece terrible matar a un elefante".

Pedro Ruiz​

"Para mí, la subida al trono de don Juan Carlos supuso una incógnita, como para todo el mundo. Al final, las cosas se juzgan por las conductas. Era un momento en el que las personas que vivíamos en España teníamos una idea relativa de cómo se iba a desarrollar la política porque en realidad se nos habían ocultado muchas cosas.

Yo soy de los que piensan que lo mismo a un rey que al presidente de una república solo se les puede exigir una cosa: honradez. A partir de ahí me he limitado a contemplar lo que ocurría. Y ahora, lo que ha ocurrido es lo que se sospecha siempre de mucha de la gente que está arriba.

No diré que esté yo, personalmente, en un periodo de decepción, porque sé que hay cosas que la gente de a pie ignoramos, pero cuando se descubren y se hacen tan evidentes como ahora, pues no deja de ser una decepción, humana ante todo. En las tentaciones de la vida, cada uno demuestra al final quién es. Si hay tonos blancos y negros, a mí los tonos negros me decepcionan mucho".

Rosa Villacastín​

"En 1975, don Juan Carlos representaba la ilusión. Piensa que Franco estaba de cuerpo semipresente y eran muchas las expectativas. Nadie sabía por dónde iban a ir las cosas. El Rey representaba la esperanza porque ya había dado síntomas de que quería hacer las cosas de otra manera. Todo el mundo estaba esperanzado de que lo iba a hacer bien y de que todo el mundo iba a remar en la misma dirección.

Yo cubrí la proclamación como Rey de don Juan Carlos para el diario 'Pueblo' y había mucha ilusión. Políticos de otros países que no vinieron al entierro de Franco sí asistieron a la coronación. Se abría un tiempo de esperanza. Comparo aquella figura de don Juan Carlos con la de ahora y siento pena. Piensa que la monarquía, como institución, hace unos años salía como número uno en las encuestas de valoración de los españoles. Todo el mundo tenía muy buena impresión y muy buena imagen de la institución.

Juan Carlos fue el mejor embajador de la marca España. Por eso la decepción ha sido luego tan grande. Una cosa son los temas amorosos y sentimentales, que más o menos se conocían, pero el tema del dinero... Creo que pocos lo podían imaginar. Sobre todo esas cantidades. Ese regalo a Corinna... Esa creo que es una de las cosas que más indignación ha provocado. ¿Cómo se pueden regalar 67 millones de euros? Sin ninguna necesidad. Creo que esa mujer lo volvió loco, pero eso no le impedía tener un buen comportamiento, porque él lo tenía todo, podía hacer todos los viajes que quería, era mimado por la clase política y por la sociedad... Lo tenía todo.

¿Por qué jugarse todo eso? Es una pregunta que le haría si lo tuviera en frente. ¿Por qué? Si no tenía ninguna necesidad. Cuando quería un coche, se lo regalaban; viajes, los que quisiera; que quería mujeres, pues también las tenía. Lo tenía todo. Por eso no puedo entender ese momento que debe de existir, no solo en él, sino también en mucha otra gente, en el que ya se les nubla la razón. Quizás es por vanidad, por pensar que nunca les van a coger. Creo que es esa vanidad lo que al final lo ha llevado a la situación en la que está y en la que está poniendo a su hijo Felipe VI y a la monarquía. Y ya da igual el dinero. También está esa salida de España y cómo se ha producido. ¿No hubiera sido mejor sentarse y que tres o cuatro periodistas lo hubieran grabado, le hubieran preguntado y tratar de aclararlo? Pero salir como ha salido yo creo que le impide volver a España en muchísimo tiempo. Personalmente para mí es muy decepcionante".

Norma Duval​

"Respecto al Rey, solo voy a referirme a la figura que ha representado de forma institucional y a la estabilidad que nos ha dado durante tantos años, sobre todo en su papel durante el golpe de Estado en el año 82 y que fue definitivo para restablecer la democracia. Institucionalmente creo que ha sido impecable. En su vida privada no voy a entrar y en lo demás tampoco porque tampoco creo que haya unas pruebas contundentes como para estar acusándolo. Yo ahí me mantengo al margen. Como Rey, creo que ha sido un magnífico Rey y creo que nos ha dado una gran estabilidad a todos los españoles y que ha protagonizado un magnífico reinado. Para mí tiene todos mis respetos".

Jimmy Giménez-Arnau​

"Juan Carlos I, un gran Rey tras haber sido el esclavo de Franco durante 18 años y gran juerguista tras entregarse a los placeres. Si quiere proteger a su hijo, el rey Felipe VI, no debería volver a España. Que siga de juerga. De todas formas, la mejor explicación está en 'Yo, el Rey', el libro de Pilar Eyre".

Beatriz de Orleans​

"Don Juan Carlos ha sido un Rey magnífico y en el futuro todos los españoles lo tendrán que reconocer. Creo que hay mucha ingratitud hacia una persona que ha sido el mejor embajador en el mundo entero. Todos los seres humanos tienen debilidades, pero eso no excluye que sean buenas personas y que hagan bien su trabajo como lo ha hecho el Rey".

Iñaki Anasagasti​

"Tras la proclamación como Rey, tuvo dos años de acierto. Nadie esperaba nada de él pero de 1976 a 1978 logró no solo que se votara libremente una Constitución para el momento, sino que creyéramos en una democracia homologada en Europa. Lo malo vino después. Una Constitución que lo hacía inviolable, consagró no solo su inmunidad sino también su impunidad. Un culpable pacto de silencio entre medios y políticos y una irresponsabilidad increíble han hecho que su reinado solo pase a la Historia por esos dos años. El resto es absolutamente repudiable".

Pilar Cernuda​

"Sé lo que le debo como española al rey Juan Carlos. Durante los últimos 45 años he estado pegada a él, como periodista, en los momentos más importantes de su vida, de nuestra vida. Desde su proclamación hasta la conversación de despedida que mantuvimos en la Zarzuela, aunque para mí no era despedida porque no sabía que se marcharía tres días más tarde.

Siento por D. Juan Carlos un profundo agradecimiento por lo que peleó para que este país fuera una democracia en tan corto espacio de tiempo. Siento también profundo afecto, admiración y respeto. Y decepción por los errores cometidos, que los ha habido y han sido muy graves.

Espero que la Justicia resuelva qué hay de cierto en lo que se cuenta y qué noticias son tergiversaciones, manipulaciones y maledicencias. Como espero que don Juan Carlos regrese para hacer lo que ha hecho siempre: dar la cara en los momentos extremos. Lo espero por su propio bien, por el de la Corona y por la España que siempre defendió".

Alfredo Fraile​

"Durante su reinado, el rey Juan Carlos cumplió con las obligaciones que la Constitución le exigía muy dignamente, y además era la mejor imagen y relaciones públicas de España. Y de eso entiendo un poco. Pero nadie es perfecto, ni siquiera un Rey. Todos estamos influenciados por nuestras experiencias infantiles y juveniles. También un Rey. En la balanza, el resultado es muy positivo para don Juan Carlos y para España".

Pilar González de Gregorio​

"El rey Juan Carlos trajo la democracia y salvó un momento que podía haber acabado en un abismo cainita. España pasó a formar parte, con pleno derecho, de la comunidad internacional. Con la ayuda del Rey se abrieron nuevos mercados y se tendieron muchos puentes. Fue una gran imagen. Pero siempre hay sombras. No ayudó el muro de silencio de los medios. Yo no me quiero sumar al gran ruido en su contra, una vez caído el escudo del poder. Nunca su hijo podrá prestar tales servicios. Nunca imaginamos que, confinados por un virus, un Rey podría acusar a su padre públicamente".

 
La democracia fue no solo gracias a él, los políticos de entonces, los medios, la sociedad en general, fueron todos sus artífices.

Me llama la atención quienes quieren separar su vida privada de su vida pública. Alguien que es inviolable y cuya inviolabilidad cubre todos los aspectos personales y públicos, alguien que en sus discursos, siempre menciona la palabra honorabilidad, como algo indispensable para ejercer cualquier cargo público, debe demostrarlo y ser intachable en todos sus actos para ser merecedor de tal cargo y de tal privilegio.

Creo que las labores prestadas por JC, fueron sobradamente recompensadas. Y creo que ha decepcionado totalmente el aprecio que había conseguido en los primeros años.
 
El 22 de noviembre de 1975 yo tenia 8 años. Me acuerdo muy bien de ese día. Era donde yo vivo un día soleado. No hacía mucho frío. Y me acuerdo haber visto por tv la proclamación.
Por cierto, en esa época empezaron a venderse os primeros televisores en color, pasamos de una vida en blanco y negro a una en color , creo que fue ya una premonición.
 
Yo vivía en Ciudad de Buenos Aires. Dos días después, me invitaron a casa de unos amigos españoles y pusieron la filmación a color. Recuerdo las exclamaciones, el entusiasmo. Se preparó un ágape. Y recuerdo a una amiga monja, española, que me contó que "Elena tenía problemillas".
 
1606085006658.png



Una Monarquía de todos por la democracia.


Ningún escándalo actual puede ocultar el legado de Juan Carlos I, proclamado Rey hace 45 años, y su papel en la recuperación democrática.
16059742286937.jpg

Efe
Una Monarquía que "integra a todos los españoles" para asegurar "el efectivo ejercicio de todas sus libertades". Son las dos ideas centrales de la alocución que pronunció hace hoy 45 años Juan Carlos I en su proclamación como Rey de España. Franco había muerto dos días antes. Y el monarca asumió su responsabilidad con un discurso largamente preparado, muy medido como exigían las circunstancias históricas, pero en el que estaban ya todas las claves del proyecto político que en apenas unos meses pilotaría para conducir a nuestro país desde la dictadura a una democracia plena y del todo homologable a las del entorno. "Todo dependerá del primer discurso", le había repetido al todavía Príncipe Torcuato Fernández-Miranda, su mentor.

Y, en efecto, sus palabras debían servir tanto para calmar a los inquietos sectores de poder del viejo régimen como para trasladar un mensaje inequívoco de renovación y esperanza al conjunto de la ciudadanía y a todos los expectantes grupos de oposición.

Este 45º aniversario coincide con un momento de zozobra en la Casa del Rey por los escándalos de naturaleza económica que señalan a Don Juan Carlos y que nada tienen que ver con el actual titular de la institución, su hijo Felipe VI. Pero coincide también con una feroz y oportunista campaña contra la Corona por parte de la izquierda radical en el Gobierno y de partidos independentistas. Pretenden así en realidad tumbar la Constitución del 78 y el actual sistema político, incluido el principio fundamental de que la soberanía nacional es indivisible y reside en el pueblo español.

Con tal fin, asistimos a un preocupante revisionismo y falseamiento de nuestra historia. Por ello es tan importante combatir las falacias con las razones de los hechos incontestables. En el caso de Juan Carlos I, está bien acreditado que mucho antes de que muriera el dictador su hoja de ruta estaba clara: conducir al país hacia un sistema de libertades como las de cualquier democracia europea. La Transición, que arrancó con aquel discurso clave del 22-N, fue modélica. Y los españoles hemos disfrutado gracias a la Constitución del 78 del mayor periodo de prosperidad. Hoy se podrán lamentar conductas nada ejemplares de Don Juan Carlos que ensombrecen su figura, pero en modo alguno se le puede negar su importantísimo legado y su papel central en la consecución de la democracia
 
1606085782896.png
SE CUMPLEN 45 AÑOS

Todos los secretos del look de doña Sofía en la proclamación de don Juan Carlos​

Echamos la mirada atrás para recordar y analizar el estilismo fucsia que doña Sofía lució el día que Juan Carlos se proclamó Rey de España​


22 de noviembre de 1975. Hacía solo dos días que había muerto Franco, y España estaba sumida en un luto oficial, un estado que se levantó por unas horas para que el príncipe Juan Carlos de Borbón y Borbón se proclamase Rey de todos los españoles. Pues de ese momento se cumplen hoy 45 años.


La proclamación de don Juan Carlos en el Congreso de los Diputados fue un hecho histórico que se retransmitió por televisión y al que no faltaron doña Sofía, como futura Reina, y sus hijos, unos pequeños Felipe, Elena y Cristina. Cada detalle estaba medido al milímetro, y si tuviéramos que quedarnos con uno de ellos sería el llamativo atuendo que Sofía eligió para esta solemne ceremonia y que automáticamente pasó a formar parte de la historia de la moda de la familia real de España.

Don Juan Carlos y doña Sofía, el 22 de noviembre de 1975. (Cordon Press)
Don Juan Carlos y doña Sofía, el 22 de noviembre de 1975. (Cordon Press)
Las encargadas de dar vida a este diseño fueron las hermanas Molinero, dos jóvenes modistas madrileñas llamadas María Antonia y Pilar, que cosieron in extremis el dos piezas, un abrigo y un vestido, que ese día llevó doña Sofía.

Hablamos de unas hermanas de sobra conocidas en la industria de la moda de España por aquel entonces y que confeccionaban diseños exclusivos a medida para unas clientas más exclusivas aún, toda la alta sociedad del momento. Viajaban por Europa y tomaban como fuente de inspiración las colecciones de grandes como Christian Dior o Balenciaga, llegaban a Madrid y, ni cortas ni perezosas, clonaban sus diseños con réplicas que estaban a la altura. Otro de sus hitos fue vender las primeras prendas auténticas de Valentino en España.

Con doña Sofía mantenían una estrecha relación y ya le habían confeccionado diferentes trajes, pero la noche anterior a la proclamación recibieron el encargo más importante de su carrera: dar vida y a toda pastilla al total look fucsia de la que iba a ser Reina.

Don Juan Carlos y doña Sofía, el 22 de noviembre de 1975. (Cordon Press)
Don Juan Carlos y doña Sofía, el 22 de noviembre de 1975. (Cordon Press)
La idea inicial partía de los capotes de los toreros y tomando ese elemento como referencia, las hermanas Molinero diseñaron un abrigo y un vestido que emulaba a esa capote, pero del revés. Ambas prendas en fucsia vibrante y de largo hasta los pies despertaron la atención de todos los allí presentes y pusieron el toque de color a una jornada marcada por el luto tras la muerte del dictador.


El abrigo, la pieza estrella, presentaba una marcada silueta evasé, sus mangas eran acampanadas y el cuello redondo. Los puños estaban decorados con una serie de bordados artesanales en ese color fucsia, mismo detalle para el bajo del vestido.

Juan Carlos de Borbón, proclamándose Rey de España el 22 de noviembre de 1975. (EFE)
Juan Carlos de Borbón, proclamándose Rey de España el 22 de noviembre de 1975. (EFE)
Doña Sofía completo el look con unos salones y un bolso de mano de diseño sobre con una cadena, ambos accesorios fabricados en el mismo tejido que las prendas, unos guantes largos de color blanco y joyas de perlas; en concreto, unos pendientes largos, un par de brazaletes y un collar de tres vueltas.

Ya en el interior del Congreso de los Diputados se pudo ver el vestido que Sofía guardaba bajo ese impresionante abrigo y que decoró con la banda de Isabel la Católica cruzada en el pecho.

 

Juan Carlos I, el deterioro de una imagen de talla internacional.

1606086183144.png

Don Juan Carlos posa para la prensa en el palacio de La Zarzuela tras una recepción oficial en 1981. EFE/Archivo

Madrid, (EFE).- El anuncio de que el rey emérito Juan Carlos I se irá a vivir fuera de España culmina un período de deterioro de su imagen tras meses de una cascada de informaciones negativas sobre posibles negocios oscuros por su parte, que amenazaban con deteriorar la percepción de la monarquía en este país.
Juan Carlos I, rey de España entre 1975 y 2014, disfrutó de una imagen impecable durante muchos años como una parte muy importante de la transición y consolidación democráticas de España tras la dictadura de Francisco Franco y como hombre cercano.
Homenajeado en numerosos países como figura política clave y "símbolo" para la democratización en países de América Latina, según dijo a Efe en 2018 el expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti, ese aura sufrió un imparable deterioro en los últimos años, agravada en los últimos meses.
Y es que el constante goteo de noticias de los últimos meses acabó socavando el prestigio del exmonarca de 82 años mientras en España se debate sobre el futuro de la inviolabilidad jurídica del rey, consagrada en la Constitución.
"La figura del rey emérito está muy resentida", recapitula el politólogo Manuel Buñuel, profesor de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla).
En unas declaraciones a Efe, Buñuel opina que la salida del país era la opción más lógica mientras se destaca la figura de su hijo, Felipe VI, como un monarca "renovador" de la institución.
Vaticina que los partidos que están del 3 al 7 en la escala ideológica (de centro-derecha a centro-izquierda) apostarán por "cerrar filas en torno a la monarquía, porque es una figura institucional de mucho calado en España".
Pero Buñuel insiste en que debe haber "un debate" sobre cómo debe ser la monarquía del futuro, para "no cometer los mismos errores" del pasado.

GOTEO DE INFORMACIONES NEGATIVAS
La imagen de Juan Carlos I inició el declive con la fractura de cadera sufrida durante una cacería de elefantes en Botsuana en 2012, cuando España sufría una gravísima crisis económica de fuertes repercusiones sociales.
Con esa cacería y las fotos del rey empuñando un rifle ante un elefante abatido, comenzaron a difundirse detalles de su amistad íntima con Corinna Larsen, exesposa de aristócrata alemán, una relación sobre la que periódicamente se divulgan detalles comprometedores.
Otro golpe muy duro para Juan Carlos I y para la monarquía fue el caso de corrupción que protagonizó Iñaki Urdangarín, yerno del exmonarca y cuñado del actual rey, y que acabó con aquel entrando en la cárcel en 2018 por una condena de casi seis años de prisión.
Su esposa, Cristina de Borbón, hija y hermana de los monarcas, fue también juzgada pero finalmente quedó absuelta.
La puntilla llegó este año, con la sucesión de informaciones de prensa sobre las supuestas finanzas del rey emérito, que abdicó en junio de 2014, y que han terminado de descomponer su imagen.
Una fiscalía de Ginebra (Suiza) y la Fiscalía del Tribunal Supremo español investigan operaciones en el país helvético de una fundación vinculada a Juan Carlos que supuestamente mantuvo allí una cuenta en la que habría recibido una donación del entonces rey de Arabia Saudí de unos 100 millones de dólares, de los que habría transferido a Larsen unos 65 millones de euros.
La pasada semana, un juez de la Audiencia Nacional citó a Larsen a declarar el 8 de septiembre próximo por unas grabaciones en las que ella hablaba de las cuentas del rey emérito en Suiza.
Tras las primeras informaciones sobre esos supuestos manejos financieros del rey emérito, la Casa Real anunció en marzo que Felipe VI renunciaba a la herencia que pudiera recibir de su padre y que le retiraba la asignación económica.
INVIOLABILIDAD JURÍDICA DEL REY
Todo esto lanzó el debate sobre la inviolabilidad jurídica del rey, consagrada en la Constitución española.
El presidente del Gobierno, el socialista Pedro Sánchez, pidió "reflexionar" sobre ese principio y "ver qué solución se le da", según dijo en una entrevista hace pocas semanas.
"La Constitución tiene que evolucionar conforme a las exigencias de ejemplaridad y conducta política de las sociedades", añadió Sánchez.
Ese principio "debería cambiar" para modernizar la monarquía, apunta a Efe Joaquín Urías, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Sevilla y exletrado del Tribunal Constitucional.
Como la Constitución "es casi imposible de reformar" ya que el mecanismo es "muy complicado", Urías apuesta por una sentencia del Tribunal Constitucional que modifique la interpretación del texto sin necesidad de cambiarlo.
Este jurista recuerda que la inviolabilidad solo se refiere al ejercicio del cargo, pero no a hechos ocurridos tras la abdicación.
EL PAPEL DE JUAN CARLOS I, MENOS APRECIADO ENTRE LOS JÓVENES
Mientras su imagen se deterioraba, la conciencia sobre el papel de Juan Carlos I en la democratización del país se fue difuminando entre los jóvenes.
En las nuevas generaciones "se pierde la conciencia histórica de lo que supuso en su momento" la figura del rey emérito en un contexto político muy complicado, destaca Carlos Barrera, profesor de la Universidad de Navarra.
Barrera recuerda que la monarquía era hasta 2008 "la institución mejor valorada" por los españoles en las encuestas mensuales del oficial Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que eliminó las preguntas sobre la jefatura del Estado en junio de 2014.
"Hay grandes grupos poblacionales que ya no se sienten identificados con la monarquía", constata por su parte Daniel Barredo, profesor español de Periodismo en la Universidad del Rosario (Bogotá).
Rafael Cañas y Jorge Ocaña.

 
1606086439395.png
Juan Carlos I observa su imagen en un cuadro de Ricardo Macarrón, en el Congreso en 1980.

El modelo juancarlista

La Monarquía ha estado profundamente ligada a su figura. Mantuvo la Corona estrictamente unida a la Constitución. Quedaba pendiente afianzar la institución.


La Monarquía española funcionó durante todo el reinado de Juan Carlos I prácticamente como un asunto confiado a la persona del Rey, sin que los sucesivos Gobiernos ni los Parlamentos tomaran medidas para asegurar que la institución encontraba su propio arraigo. Posiblemente, la actitud de don Juan Carlos, muy celoso de su papel y su enorme popularidad, desanimó a los Gobiernos a desarrollar las normas necesarias para asegurar esa institucionalización de la Monarquía, pero eso no quita
responsabilidad a quienes fallaron en su obligación de velar por la estabilidad en la Jefatura del Estado.


Sea como sea, lo cierto es que cuando la Monarquía atravesó su primera gran crisis se encontró falta del entramado institucional adecuado. El caso Nóos coincidió, además, con un periodo de deterioro físico del Monarca, sometido a varias operaciones quirúrgicas que le mantuvieron inactivo durante meses. Todo ello, junto con una hasta entonces casi desconocida atención mediática a la vida privada del Rey colocó a la Jefatura del Estado, y a la institución monárquica, en una inédita posición de debilidad.

La monarquía juancarlista en crisis​

Precisamente, una de las pocas instituciones que habían logrado no verse contaminadas por la abrumadora pérdida de prestigio de órganos y poderes fundamentales del Estado, ocurrida en los años dos mil, fue la Monarquía. Sin embargo, entre 2011 y 2014, la Monarquía fue la institución que sufrió mayor desgaste. En el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de octubre de 2011, obtuvo, por primera vez, una valoración por debajo del aprobado: un 4,89.

La evidente erosión que sufrió abrió un debate sobre las características propias de la actual Monarquía española y su peculiar vinculación a la persona de Juan Carlos de Borbón, así como de la conveniencia o no de proceder lo antes posible a un relevo en la Jefatura del Estado. El historiador Santos Juliá (La erosión de la Monarquía, EL PAÍS , 2 de febrero de 2014) mantuvo que proceder a un relevo en la Corona con el Monarca en vida tendría grandes beneficios para la institución porque, desvinculándola de su excesiva dependencia de la figura de don Juan Carlos, se podría proceder a una democratización interna y a mejorar los índices de confianza.

Para buena parte del Gobierno y de los dirigentes de la oposición, sin embargo, la abdicación de don Juan Carlos no debía producirse en medio de una crisis económica y política, sino que, de realizarse, debía posponerse hasta lograr una mayor estabilidad y, sobre todo, hasta que estuvieran implantadas nuevas normas de transparencia en el funcionamiento de la Casa Real y aprobada la ley orgánica que regulase, entre otros asuntos, el supuesto de abdicación.

1606086790402.pngJuan Carlos I, con gesto pensativo en la ceremonia de apertura del año judicial, en 1990.

Nadie negaba, sin embargo, que la imagen de la Monarquía española estaba muy vinculada a la persona de don Juan Carlos y que esa circunstancia se había acentuado en lugar de diluirse durante su reinado. Sin duda, el intento de golpe de Estado de febrero de 1981 y la actuación del Rey tuvieron una importancia decisiva, pero no fue la única circunstancia que influyó.

El concepto que tuvo don Juan Carlos de su figura, y del papel de la Monarquía, fue también relevante. Don Juan Carlos basó su éxito, y el de la institución, en su capacidad para mantener alejada la Corona de la contienda partidista y escrupulosamente ligada a la Constitución de 1978. El Rey vigiló personalmente ese equilibrio político, pero, de la misma manera, actuó de forma prácticamente independiente a la hora de programar su relación con la sociedad española, centrada en una intensa agenda de viajes, audiencias oficiales, actos públicos y entrevistas privadas, suficiente como para satisfacer a la opinión pública respecto de la eficacia de la Monarquía.

La debilidad de este planteamiento residía en que cualquier parón en su propia actividad institucional, como el provocado por la caída sufrida en Botsuana en 2012, y sus sucesivas operaciones quirúrgicas, implicaba una reducción sistemática de sus funciones como jefe del Estado y del concepto de eficacia que había construido don Juan Carlos. Y dado que el príncipe heredero no disponía de un estatuto que regulase sus funciones, nadie estaba en condiciones de echarse a la espalda la institución y suplir esas carencias.

Según la Constitución Española, las funciones del Rey como jefe de Estado no pueden ser realizadas por el heredero o heredera, de manera que cuando el Monarca está de viaje nadie le puede reemplazar en territorio español. Y si son los herederos los que viajan al exterior en representación oficial, no disponen de ningún estatus especial, por lo que en cada ocasión es necesario que el Gobierno dicte un decreto por el que le asimila, al menos, a la función de embajador.

El estricto control ejercido por don Juan Carlos sobre cualquier iniciativa que afectara a su autoridad sobre la institución monárquica pareció quedar avalado, durante décadas, por su gran popularidad. Cuando estalló el caso Nóos, la institución carecía de mecanismos adecuados para frenar el impacto del escándalo. Además, la estrategia del Rey fue insuficiente. Pero lo más elocuente fue que el Gobierno no participó en su diseño ni parecía interesarse por lo que sucedía, como si afectaran a una institución ajena y no a la Jefatura del Estado.

La caída del velo

La imagen pública de la Monarquía se vio favorecida durante muchos años por un pacto implícito, nunca expreso, entre los medios de comunicación y la Casa del Rey, por el que la ejemplaridad que se requería del Monarca se limitaba a su vida pública y no a la privada. El Rey fue extraordinariamente estricto en lo público y mucho menos en lo privado. No era importante porque las relaciones sentimentales extramatrimoniales de don Juan Carlos no despertaron en aquella época la atención mediática. No era nada excepcional en Europa, donde las monarquías y los presidentes de las repúblicas han estado protegidos del escrutinio popular hasta hace relativamente poco. El caso más llamativo es el del Reino Unido, pero lo mismo sucedía en Holanda,
donde el esposo de la reina Juliana tuvo dos hijas extramatrimoniales, sin provocar escándalo. En Francia, el presidente Hollande no recibió un trato semejante al que obtuvo el presidente Mitterrand.

El control personal que ejercía don Juan Carlos en la imagen externa de la Monarquía fue despertando alguna inquietud, según se observaba el cambio que se estaba produciendo en otros países europeos. Primero, porque cada vez parecía más complicado, también en España, el equilibrio entre la popularidad que necesita la Monarquía y el peligro de una excesiva exposición. Segundo, porque cada vez fue más patente la dificultad de los miembros de la Casa del Rey, elegidos y cesados libremente por el Monarca, para hacerse cargo de las nuevas exigencias de la sociedad española, especialmente las relacionadas con la transparencia y el control del presupuesto de la Casa Real, algo que solo se puso en marcha, inmediatamente, con el nuevo Rey.

Don Juan Carlos logró algo que no era nada obvio cuando asumió la Jefatura del Estado: desvincular la idea de la libertad y del progreso de la memoria de la República. La opinión sobre la república ha mejorado sustancialmente, sobre todo entre la población joven, pero aún no aparece como una alternativa clara, quizá porque los españoles son capaces de imaginar un presidente de la República implicado en luchas electorales o de fuerte significación partidista, mientras que están seguros de la neutralidad de la Monarquía, esa neutralidad que Juan Carlos asumió como un compromiso fundamental.

 
Back