25 años de la boda de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar. Marzo 2020

Cuántas parejas tuvo la lena antes del Marichalar??????,parece q iba pa vestir Santos como se dice en mi pueblo
 
Viendo estas fotos de la boda, es increíble que hayan pasado ya 25 años y que actuales parecen salvo por la evidente diferencia de edad de sus personajes. Se nota en ellas la influencia hortera-estrambótica que impregnó los 80s y 90s en materia de moda. La gran mayoría de esos invitados todavía son de actualidad un cuarto de siglo después. Poca mortalidad entre ellos según se ve. Felipe todavía sonreía y se le veía guapo. Juan Carlos lucía mucho mejor que lo hace su hijo ahora. Da la impresión y es la sensación que me traen aquellos años, que el mundo a pesar de sus problemas, era más previsible y llevadero que el actual. La madre del novio, suegra de Elena, tenía más clase que la progenitora de la que sería esposa de Felipe (o sea Palometa). Sobre los contrayentes nupciales no me canso de repetir que lamentablemente dos infantas no pueden dormir juntas y sin duda Marichalar resultó ser más infanta que Elena y por lo tanto acabaron como el rosario de la aurora...
 
La infanta Crístina quiere mucho a Iñaki porque si no se hubiera divorciado de él hace tiempo. Lo que no quiere decir que haya sido feliz con él, porque ha sufrido mucho por el caso NOOS pero no creo que lo pasara muy bien cuando descubriera por la prensa - unos años después de casarse- que Iñaki la compaginaba con otra por si él no pasaba de ser un capricho pasajero de la infanta.

Cris sabía perfectamente q él tenía novia, con la que convivía, pero nunca ha tenido escrúpulos morales. Siempre ha estado loca por el y sigue amándole porque el ha pagado por los dos. No creo que el haya estado nunca realmente enamorado de ella pero sin duda han formado y forman un gran equipo al compartir intereses y vision de la vida. Si no hubiesen hecho semejante latrocinio, se les admirarla por la firmeza de su unión.
 
Última edición:
alguien se cree la historia de la herencia de la tia coco??????????????
Si existio una tia Coco, no recuerdo como se llamaba, lo comentaron periodistas pero o recuerdo en que programa, a Marisa Martin Blazquez la recuerdo comentando este tema pero no recuerdo que compañeros estaban con ella y tampoco en que programa.
Comentaron que a Jaime la tia Coco le dejo dinero como mucho para poder comprarse un buen coche, que fue a quien dejo mas dinero de entre todos los hermanos, porque se habia casado con una ifanta de España y debia estar a la altura.
Total que de mega herencia para comprarse dos aticos puerta con puerta , que es donde vivio la pareja durante el tiempo que estuvieron con el eufemismo de " cese de convivencia ", luego cuando definitivamente se separaron Jaime se quedo con su mega atico con piscina y Elena se marcho a vivir a un chalecito en el que estuvo un tiempo antes de comprarse el piso de 500metros cuadrados en donde vive hasta hoy. Parece ser que mientras cuando estuvo en el chalecito de alquiler a Elena le dio tiempo de vender su atico y luego comprar y arreglar el piso donde vive desde entonces.
Pasa que los periolistos o quien fuera, se dedicaron a inflar la herencia de tia Coco hasta llegar hacer mas que el ridiculo.
Una tia deja tal herencia a un sobrino que el sobrino habria tenido que pagar millones de euros para poder aceptar la herencia.
Los impuestos de transmisiones de padres a hijos son bajos o nulos segun la comunidad, pero en ninguna comunidad autonoma se libra de pagar un elevadisimo % por una herencia de tal calibre como para comprar un mega atico y decorarlo en el barrio Salamanca, ademas de un local en los bajos del edificio en donde pusieron la tienda de zapatos Manolo Blahnik , tienda que era atendida por una hermana de Jaime Marichalar.
 
La tía Cocó, si no me equivoco era hermana del padre de Jaime y se llamaba Mª Teresa y no tenía hijos.
 
El rey Juan Carlos se opuso a todos los matrimonios de sus hijos, tuvo buen ojo, pero al final se casaron.

Una princesa despechada, un pretendiente insistente y París: así fue el extraño romance entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar al que se opuso el rey Juan Carlos I​

Se vieron durante muchos meses, pero su boda se precipitó. Así consiguió Jaime de Marichalar vencer las dudas y resistencias de la infanta Elena: con regalos e insistencia.​

La infanta Elena, resplandeciente durante los primeros años de su matrimonio con Jaime de Marichalar. /gtres

La infanta Elena, resplandeciente durante los primeros años de su matrimonio con Jaime de Marichalar. / GTRES
ELENA DE LOS RÍOSMiércoles, 13 julio 2022, 08:25
Todo sucedió rápido, muy rápido. El romance entre la Elena de Borbón y Jaime de Marichalar, un verdadero desconocido en la época a pesar de provenir de una familia de rancio abolengo soriano, cogió a todos por sorpresa. Esta fue la cronología del que a la postre se convertiría en el único matrimonio de la infanta Elena, la hija mayor de Sofía de Grecia y Juan Carlos de Borbón y depositaria de todas las esperanzas casaderas de su tradicional madre.
Cómo, cuándo y por qué el rey Juan Carlos I de Borbón impidió que su hija primogénita, la infanta Elena, se convirtiera en reina de España

La joven Elena se recuperaba de la ruptura con su gran amor a los 23: Luis Astolfi, el guapo jinete sevillano de 27 años al que le unía no solo la pasión, sino la pasión por la equitación. Estuvieron juntos tres años, pero la relación jamás se oficializó. El futuro romántico de la infanta parecía oscuro: tras dejarlo con Astolfi, no cuajó con Cayetano Martínez de Irujo ni con Alfredo Santos, Galera el arquitecto con el que salió, al menos un año, alrededor de 1993.
Así las cosas, Elena marchó a París y en la capital francesa cogió cuerpo su relación con un altísimo y atildado economista, al que había conocido en 1987 en un curso de literatura francesa. Se trata de Jaime de Marichalar, con el que ya había coincidido algo más tarde en un viaje a la India y a Nepal y con el que se vio discretamente mucho antes de que se conocieron su relación.

En París, la relación entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar fue inevitable. Él tuvo una aliada de primer orden en Alba Portero, primera de la mujer de uno de los hermanos de Jaime de Marichalar y amiga de la infanta. Gracias a esta conexión, él pudo comenzar a seguirla en los concursos hípicos en los que ella participaba y fue fotografiado acompañándola a todas partes, llevándole las maletas y con su gesto serio característico.
A finales de 1993, los paparazzi ya tenían fotos de la pareja saliendo de algún hotel y la situación se hizo insostenible: a primeros de 1994, Zarzuela tuvo que admitir que entre la infanta Elena y Jaime de Marichalar existía, al menos, una amistad. El soriano tuvo que luchar contra viento y marea para que se reconociera su existencia, al menos como amigo. Contó con una aliada: la reina Sofía.

Por qué la reina Sofía apoyó a Jaime de Marichalar​

La reina emérita Sofía fue la única que apostó por Jaime de Marichalar, por sus viejos modales castellanos y su saber estar. Sin embargo, Elena no terminaba de dar el paso de aceptarle como novio ni tampoco el rey emérito Juan Carlos parecía suscribir la idoneidad del soriano, al que veía demasiado rancio para su edad. La naturalidad campechana de los Borbón no conectó con la afectación del aspirante a novio de su hija.

Al final, fue la misma infanta Elena la que, con esa naturalidad que heredó de su padre, reveló la naturaleza de su relación con Jaime de Marichalar: el noviazgo se debía a «su cariño y tenacidad: no ha parado de intentarlo», confesó entre risas ante los periodistas que asistieron al anuncio de su compromiso, en noviembre de 1994. En aquel momento, ningún miembro de la familia del rey conocía aún a Jaime.

En la comparecencia de la pareja de enamorados y los reyes Juan Carlos y Sofía, la frialdad con Jaime de Marichalar era evidente: apenas cruzaron miradas ni palabras, mientras él aparecía aterrado por su entrada en la historia y, a la vez, enamorado. «La infanta es tan magnífica que sería larguísimo», dijo él cuando los periodistas quisieron saber cuáles eran las cualidades de ella que le había enamorado. «Eso habría que verlo», saltó sin embargo ella ante la misma pregunta.

La boda se celebró solo cuatro meses después, en la catedral de Sevilla. Para entonces, ya sabíamos que se llamaban mutuamente «oso» y «osa», pero hasta la llegada de Iñaki Urdangarín no se entendió del todo el efecto que Marichalar causó en la familia Borbón. Los reyes se deshacían en elogios con el jugador de balonmano, mientras que Marichalar solo encontró medias sonrisas.

Lo cierto es que tanto la infanta Elena como el rey Juan Carlos no las tuvieron todas consigo ante la boda. Una revista publicó poco después del anuncio del compromiso que ella estaba a punto de romper con todo. Lo cierto es que la pareja no compartía apenas nada: él era un apasionado de la moda, el protocolo y los rituales de la elegancia y ella, del deporte.

Dicen que Jaime de Marichalar se tomó su papel de yernísimo demasiado en serio y que no pudo conectar con la familia de Zarzuela, mucho más sencilla en el trato. Una anécdota que trascendió sobre aquellos primeros meses tras la boda ilustra bien la grieta que se hizo entre el soriano y su familia política. En un encuentro con sus íntimas del colegio en el verano del 95, al observar que una de sus amigas lleva zapatillas de lona blanca, la infanta Elena exclamó: «Qué gusto, hija. Yo me pongo cualquier zapatilla y Jaime me mata. ¡No puedo ni llevarlas en casa».
 
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