11M: Décimo aniversario de la matanza que cambió la historia española

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11-M Décimo aniversario de la tragedia

El hombre que puede despejar las dudas del 11-M sigue vivo
  • Said Berraj participó en las reuniones clave del atentado
  • Está en busca y captura desde 2004
  • Un guardia civil le identificó en el tren en el que iba Zougam
MANUEL MARRACOMadrid
Actualizado: 11/03/2014 00:00 horas
El núcleo de la célula murió en Leganés, otros fueron detenidos a lo largo de los años en España, Serbia, Marruecos y Siria; y los últimos acabaron inmolándose en Irak. Diez años después, queda Berraj, el marroquí Said Berraj, como el último islamista identificado del 11-M que no está muerto o encarcelado.

El 30 de marzo de 2004, el juez Del Olmo dictó una orden internacional de arresto contra él y otros cinco presuntos autores de la masacre. Cuatro días después, todos estaban muertos en Leganés. Menos Berraj. La Policía, que ya antes de los atentados le atribuía un papel destacado en la red islamista en España, esperaba encontrarle entre los escombros. Hoy sigue sin noticias de su paradero.

La Unidad Central de Información Exterior (UCIE), especializada en terrorismo islamista, estaba pisando los talones a Berraj en las semanas previas a los atentados. Creían que era él quien se ocultaba tras el apodo de Said el Mensajero que había surgido en las investigaciones y la policía turca acababa de confirmar que había sido él quien, con nombre falso, había asistido a una minicumbre islamista en octubre de 2000 en Estambul. Sus compañeros habían sido figuras destacadas como Amer Azizi(pieza clave del primer islamismo en España), Lahcen Ikassrien(que pasaría años en Guantánamo) y Salahedin Benyaich (luego detenido por los atentados de Casablanca). En España, los investigadores acabarían detectando encuentros con El Tunecino y El Chino, los dos personajes clave de la célula de Leganés.

En busca de un confidente
Pero su rastro se perdió 72 horas antes de la masacre. La mañana del 8 de marzo, agentes de la Comisaría General de Información se presentaron en la urbanización madrileña en la que trabajaba como vigilante. Ese día no había ido a trabajar, y ya no volvió. A un compañero le dijo que se iba a Marruecos al entierro de una hermana. Los investigadores comprobaron que era falso.

La visita de la Policía aquella mañana no buscaba detenerle. Según publicó este diario, el objetivo era captarle como confidente, ofrecerle protección y dinero a cambio de información y tranquilidad. Algún policía de la Comisaría General de Información tenía la sospecha de que Berraj ya estaba haciendo de soplón para la policía marroquí. Entre otras razones, por su viaje a Marruecos días antes de la huida.

Berraj se sumó inmediatamente a la lista de los más buscados y se encontró en su domicilio una especie de testamento: "Dios llama a sus fieles para que ayuden a los hermanos musulmanes que están torturando, maltratando, humillando y degollando por todo el mund", dejó escrito.

Los investigadores apenas pudieron seguir su pista hasta Málaga. Detuvieron a quienes le habían alojado, pero no sacaron nada en claro. El siguiente rastro se conoció al tiempo que se desvelaba un espectacular fallo policial. Apenas tres meses después de la masacre, las Fuerzas de Seguridad tenían bajo vigilancia un piso de Santa Coloma de Gramanet frecuentado por islamistas. Ante las cámaras de vigilancia desfilaron los principales huidos del 11-M sin que llegaran a detenerlos: el argelino Daoud Ouhnane, el marroquíMohamed Afalah y Said Berraj.

La Audiencia concluyó que por ese domicilio, conocido como Alkalaa -la fortaleza-, habían pasado "los huidos del 11-M [...] Mohamed Afalah, Tarek; Mohamed Belhadj, alias Said; Daoud Ouhnane, también era llamado Yacine, David o Suleiman; Abdelilah Hriz; Othman el Mouhib y Said Berraj".

De los seis, dos fueron detenidos y a tres se les da por muertos. Junto a la detención de Bouchar -el que huyó del piso de Leganés-, Marruecos detuvo a Hriz y le condenó a 20 años. Belhadj, el que alquiló el piso de Leganés, fue detenido en Siria, entregado a Rabat y condenado a ocho años. En cuanto a Mouhib, Ouhnane y Afalah, murieron en Irak en acciones suicidas, según informes policiales remitidos a la Audiencia.

Sobre Afalah, los investigadores llegaron a detectar la llamada en la que se despedía de su familia. Sobre Ouhnane, consta la declaración de una ex pareja a la que llamó a modo de despedida. De fondo se oía ruido de disparos.

A bordo de los trenes
Del que no ha vuelto a haber noticias es de Berraj. Al margen de su perfil como figura islamista que revela la reunión de Estambul, los investigadores también lo vinculan directamente a El Tunecino. Era además, junto a El Chino, una de las visitas asiduas de Mohamed Larbi ben Sellam, condenado en el juicio del 11-M.

Además, este diario reveló recientemente la declaración de una víctima que le identificó en uno de los trenes. Se trata de unguardia civil del servicio de inteligencia militar que viajaba en el mismo tren que las dos rumanas cuyo testimonio supuso la condena de Jamal Zougam y que hoy están imputadas. El agente hizo una relato muy parecido al de las dos mujeres, pero entre las 96 fotografías que le mostraron identificó a Berraj y descartó a Zougam.

La orden de detención de Barraj depende hoy del juez de la Audiencia Eloy Velasco, que mantiene abiertas las diligencias 306/2005, en las que sigue viva la investigación de los atentados que no cerró el juicio por la masacre. De ahí han salido, entre otros, las condenas a Hriz y Belhadj y ahí sigue el ADN de los familiares de Berraj que los investigadores españoles pidieron a Marruecos para intentar localizar algún día al que hoy es, oficialmente, el último huido del 11-M.
 
“Todos los días son 11 de marzo”
El atentado cambió para siempre la vida de 3.000 personas
Las secuelas psicológicas persisten 10 años después. Laura sigue en coma vegetativo

NATALIA JUNQUERA Madrid10 MAR 2014 - 19:27 CET26
VÍDEO: La vida después
Juan Benito, padre de Rodolfo, que tenía 27 años el 11-M. / Samuel Sánchez

“Yo viajaba en el último vagón del tren de El Pozo. Nada más cerrarse las puertas, explotó el penúltimo. La gente se abalanzó sobre la puerta. Conseguí salir, había muchísimo humo. No se veía nada. Alguien gritó: ‘¡Ha sido una bomba!", relata Silviu Jarnea, superviviente de los atentados. "La gente corría hacia las escaleras. Le dije a mi amigo Julián: ‘Vamos a ayudar’ y fui hacia el humo. Él me pidió que no fuera, que podía haber más bombas, pero yo no le oí, me lo dijo después.Entré en el vagón que había explotado. Nadie se movía. Veía siluetas. No sabía si de hombre o de mujer. Vi a un chico joven, boca abajo, su cabeza ardía. Apagué el fuego, pensando que así podrían identificarle mejor. Entonces vi a una señorita que me miraba. Estaba casi desnuda.Tenía unas gomas en los tobillos. Luego comprendí que era lo que quedaba de sus medias. Pasó su brazo por detrás de mi cuello y la saqué del tren. No hablaba. La senté en un banco en el andén y volví al vagón. Quería ayudar a más, no sabía a quién primero. Luego vi que el chico al que le ardía el pelo tenía el móvil al lado de la cabeza, había intentado llamar a alguien. Yo pensaba que estaba muerto. Y llamé al 112. Les dije: ‘¡El Pozo!’. Ya lo sabían. Seguí ayudando hasta que llegó la policía. Llevaban la pistola en la mano. Entonces yo no tenía papeles. Salí corriendo...”.

Silviu Jarnea relata de un tirón, como si hubiera ocurrido ayer, sus recuerdos del 11-M. Entonces tenía 29 años. Una década después sigue atormentándose. “Pienso en el chico que yo creí muerto y que había intentado llamar a alguien y en aquella chica que yo dejé semidesnuda en un banco del andén, a las ocho de la mañana. Después de los atentados he leído mucho sobre cómo actuar en esas situaciones. Aprendí lo importante que era hablar a los heridos para que no se durmieran y mantenerlos calientes. Entonces yo no sabía nada. Me siento muy culpable. Cuando salí, vi cosas terribles. Un hombre herido le tapaba los ojos a un niño. Vi mi cazadora y los zapatos llenos de sangre. Y sentí que perdía toda la fuerza. En ese momento no habría sido capaz de sacar a la señorita del vagón. No sé si se salvó...”. Silviu señala en El Pozo las marcas en el suelo del antiguo banco, donde dejó a la mujer.

Volvió a casa del peor atentado de la historia de España con solo unos cortes en las manos. O eso pensaba. Porque a los pocos días, se dio cuenta de que le costaba horrores levantarse. Tenía pesadillas. Le daban ataques de pánico al subir al tren. A veces salía antes de que cerraran las puertas. Otras lograba recorrer un par de estaciones. A Silviu, como a centenares de personas, le diagnosticaron estrés postraumático.

El paso del tiempo no reduce la posibilidad de sufrir esa patología. “Ahora afloran secuelas psicológicas que al principio no aparecieron y también físicas, porque muchos que perdieron oído ahora padecen sordera total”, explica Sonia Ramos, directora general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo. La cifra de personas a las que el 11-M cambió la vida asciende a 3.000, explica, entre familiares de los 192 fallecidos [191 en los trenes y un policía en la inmolación de los terroristas en Leganés] y los 2.084 heridos y sus familias. Siete sufren aún una "gran invalidez" y requieren de la asistencia de una persona para moverse; 21 están considerados como "incapacitados permanentes absolutos"; 61 son “incapacitados permanentes totales” y 28 padecen "incapacidad permanente parcial". El antecesor de Ramos, José Manuel Rodríguez Uribes, elogia a las víctimas: “A pesar de ser un atentado islamista, no hubo reacciones xenófobas, como ocurrió en otros países”.

violada solo una vez por un periódico que se coló en el hospital para robar una foto de Laura-, van a ver a su hija. La última vez que la oyeron hablar fue hace 10 años. Ella tenía entonces 26.

José Luis Sánchez, viudo de Marion, lamenta no haber tenido tiempo de despedirse. “Ella se levantó antes de la cuenta esa mañana. Yo estaba en la ducha y le pedí que esperara a que saliera, pero no me esperó”. Antes no creía en esas cosas, explica, pero ahora está convencido de que su mujer ya no está con él “por el destino”. Por eso y porque un grupo de terroristas quiso “emular” en Madrid el 11-S. No quiere darle más vueltas. "Si no, no vives".

“Hace una década del atentado, pero para nosotros el reloj se paró aquel día. Todos los días son 11 de marzo”, explica Juan Benito, padre de Rodolfo, que tenía 27 años cuando murió en los trenes. “Los aniversarios son igual de duros que cualquier otro día. Igual de duros que los cumpleaños, las navidades, las vacaciones, que el día que terminó la carrera, que cuando ves a un chico joven que se casa...Todo te trae el recuerdo de lo que pudo ser y no fue”.

Benito ha convertido el recuerdo de su hijo, ingeniero industrial, en una hermosa idea: la Fundación Rodolfo Benito Samaniego, que entre otras actividades, entrega, con la ayuda del colegio de ingenieros, un premio a la innovación tecnológica al mejor proyecto fin de carrera a estudiantes brillantes, como lo había sido Rodolfo. “ Aquella mañana iba en el tren a trabajar. Me lo imagino, con su cartera, con sus libros... estudiando en el tren. Su deseo era dedicarse a la enseñanza”, recuerda su padre. La fundación entrega también un premio a los valores que Rodolfo defendía: la tolerancia, la convivencia. El último premiado ha sido el Padre Ángel.

“Todos los días aprendes cosas. También que para algunos la memoria es más frágil. Lógicamente es así: la gente tiene sus obligaciones, sus problemas y no se puede pretender que lo que a ti te afecta sea el día a día de los demás. La vida ha continuado para todo el mundo, pero para nosotros de una forma diferente, porque nosotros seguimos anclados en el 11 de marzo de 2004”, explica Benito.

Diez años después , muchos viven cada día una extenuante batalla para no venirse abajo. A algunos les cuesta hablar del 11-M. Otros, como Silviu, lo hacen con profusión de detalles, para que no los coma por dentro. “Conozco a una chica rumana herida en el atentado. Era guapísima, un bombón. Ahora la ves y parece una anciana. Apenas habla del tema. De hecho, apenas habla”.

El perfil de las víctimas, según Interior, es el siguiente: la mayoría eran “clase media-trabajadora que se dirigía a sus lugares de trabajo.Estudiantes”.El 78% tenía entre 36 y 65 años; el 17% entre 21 y 35. El 34% eran inmigrantes de 34 nacionalidades, como Silviu, rumano, que vino a España buscando una vida mejor y casi la pierde. Yolanda sobrevivió, pero perdió en los trenes a su marido, Wieslaw y a su bebé, Patricia, de siete meses. Eran polacos. Cristina Mora Palomo logró salvar dos vidas aquel 11 de marzo: la suya y la de su hija, Arantxa, que el próximo 24 de mayo cumplirá diez años.

Con información de: Pablo X. de Sandoval y Daniele Belmiro.

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CPor cierto, ya que citas el 11S, tengo que decirte que sí creo que el gobierno estadounidense estuvo involucrado en los atentados del World Trade Center. Hay pruebas mucho más sólidas que en la conspiración del 11M. O sea que si me cuestiono muchos acontecimientos, por lo que no estoy pastoreado por ninguna inquisición oficialista.

De risa.
Se lo cuestiona si beneficia a Bush.
Si beneficia a las "izquierdas" y a los separatistas, no. Los que se lo cuestionan son "conspiranoicos".
Así es una parte de la gente de este desgraciado país.

Y las pruebas sólo pueden parecer menos sólidas en el 11M por desconocimiento o por parcialidad o las dos cosas. Porque si destruir los escenarios del crimen en menos de 76 horas, más todas las irregularidades escandalosas que vinieron después, incluyendo el episodio de los suicidados de Leganés, las falsas mochilas, el sembrado de pistas falsas, etc, no parece una prueba sólida de la mentira y la ocultación que ha rodeado al 11M, pues ya para que molestarse en seguir debatiendo más.
 
¿Qué pasó con los trenes del 11-M?
Publicado en 14 de septiembre de 2011 de José María de Pablo

La Juez Coro Cillán, que investiga la presunta destrucción de pruebas en la investigación del 11-M, ha vuelto a preguntar a la Audiencia Nacional si el Juez Del Olmo (instructor de la causa del 11-M) autorizó la destrucción de los trenes siniestrados en aquel atentado terrorista (ver noticia).

La pregunta de Coro Cillán (cuya respuesta lleva retrasando tres meses la Audiencia) no es baladí. Ya en el macrojuicio del 11-M, el Juez Gómez Bermúdez preguntó por el destino de aquellos trenes, y RENFE contestó que fueron desguazados los días 13 y 14 de marzo de 2004, esto es, dos días después de los atentados, como consta en la resolución que se reproduce a continuación:



No hace falta ser jurista ni haber estudiado derecho procesal penal para darse cuenta de que el desguace de los trenes que fueron objeto del atentado es un auténtico escándalo, quizás uno de los mayores de la historia judicial española. Una atrocidad procesal que influyó muy negativamente en la investigación de los atentados, y que impidió la práctica de diversas pruebas periciales que sin duda habrían ayudado de manera decisiva al éxito de aquella investigación.

El propio Juez Gómez Bermúdez, en una conferencia pronunciada el 21 de mayo de 2010, tildó la destrucción de los trenes de “gran error”, y añadió que, si los vagones no hubiesen sido desguazados, seguramente se habrían sabido muchas más cosas sobre la autoría de los atentados.

En su Sentencia sobre el 11-M, el Tribunal Supremo señaló que “puede resultar sorprendente una tan apresurada destrucción, que impidió un estudio posterior más reposado y en profundidad, e incluso su reiteración de haber sido necesaria, de aspectos que pudieran haber resultado de interés para la investigación” (página 651 de la Sentencia 503/2008, de 17 de julio, del Tribunal Supremo, resolviendo los Recursos de Casación del juicio del 11-M).

Pero volvamos a la pregunta de la Juez Coro Cillán: ¿por qué es importante saber si existió autorización judicial para destruir esos trenes? Pues muy fácil, porque los trenes eran lo que, en derecho procesal, se llama una pieza de convicción, esto es, elementos que hay que custodiar a disposición de la autoridad judicial hasta la celebración del juicio, y cuya destrucción solo puede autorizar el Juez.

Llamamos piezas de convicción a todos los objetos, huellas y vestigios que puedan servir de prueba de la culpabilidad de alguna persona en relación con un delito. Por eso, se dice que las piezas de convicción sonuna clase de cuerpo del delito. ¿Y cómo ordena la ley que hay que tratar a las piezas de convicción?

El artículo 334 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que “el Juez Instructor ordenará recoger en los primeros momentos las armas, instrumentos o efectos de cualquier clase que puedan tener relación con el delito y se halle en el lugar en que éste se cometió o en sus inmediaciones, o en poder del reo, o en otra parte conocida”. El artículo 338 añade que “los instrumentos, armas y efectos a que se refiere el artículo 334 se recogerán de tal forma que se garantice su integridad, y se acordará su retención, conservación o envío al organismo adecuado para su depósito”. Por último, el actual artículo 367 ter de la misma Ley (antes de la reforma de 2006, lo hacía el artículo 338) exige, para la destrucción de una pieza de convicción, la autorización judicial previo informe del Fiscal.

Un ejemplo práctico de lo que suelen hacer con las piezas de convicción los jueces que cumplen la ley es la investigación del accidente en el Metro de Valencia que tuvo lugar el 3 de julio de 2006, y en el que perdieron la vida 43 personas. En aquella ocasión, por orden de la Juez Instructora, los vagones del tren siniestrado se conservaron mientras duró la investigación y, de hecho, meses después del accidente se pudieron practicar diversas diligencias de prueba sobre los propios vagones a petición de las víctimas del siniestro. Sólo cuando dos años después la Audiencia Provincial de Valencia dictó una resolución firme que archivaba el procedimiento y ponía fin a la investigación, la Juez autorizó el desguace de los vagones.

Y es ahora cuando podemos comprender la importancia de la pregunta que ha hecho la Juez Coro Cillán a la Audiencia Nacional. Porque si un Juez autorizó destruir los vagones, estaríamos muy posiblemente ante un delito de prevaricación, cometido por un Juez que habría autorizado la destrucción de unas piezas de convicción impidiendo la correspondiente investigación sobre las mismas. Pero si, por el contrario, los trenes fueron desguazados sin autorización del Juez, estaríamos ante un delito de encubrimiento cometido por quien ordenó el desguace.

En cuanto a lo que responderá la Audiencia, les puedo dar una pista: estudié enterito el Sumario del 11-M cuando intervine en ese juicio como abogado de las víctimas, y no encontré autorización judicial alguna para el desguace de los trenes. Quien los destruyó, parece que lo hizo a espaldas del Juez. Como diría Mourinho: ¿por qué?

© José María de Pablo Hermida, 2011.
http://josemariadepablo.com/2011/09/14/que-paso-con-los-trenes-del-11-m/
 
(...) Es decir, para Francia, España será siempre un país periférico, un país segundón, del montón, nunca una primera potencia, capaz de irritar con sus pretensiones la grandeur francesa. ¿A quién ha beneficiado la tragedia del 11-M?

(...)Más curiosidades: No se habían cumplido ni 24 horas de la victoria electoral del PSOE, y el señor Moratinos ya había dado oficialmente por muerto el tratado de Niza, objeto de la discrepancia. España había dejado de ser un problema para el reparto del poder en la nueva UE ampliada a 25. Francia había ganado la partida.

Es claro que la Conspiración 11M tiene una trama de servicios secretos (exteriores, más traidores con ganas de venganzas dentro, destinada a cambiar los equilibrios de poder en la UE) y una trama política interior que vio la ocasión de aprovechar esa trama de servicios secretos para empujar al PP "duro" fuera del poder y poner en marcha la operación II Transición sobre la que Uds han dado tan buena información en otro hilo. A los de fuera también les beneficiaba la operación II Transición porque debilitaría a España o incluso la trocearía y en ese río revuelto y disminuido ellos pescarían mejor.
http://www.cotilleando.com/foro/thr...eraciÓn-uniÓn-federal-o-uniÓn-jacobina.71326/

Y es claro que es la trama interior quien pone en marcha la destrucción y alteración de pruebas tras el 11M sirviéndose de los cloaqueros de guardia del PSOE en la Policía. Es esa trama interior la que monta toda la conspiración de agitación callejera y propagandística en la calle y en sus terminales mediáticas. Es en esa trama interior en la que están el PSOE, IU y los nacionalistas, que pagaron gustosos en cesiones al eje franco-alemán y a Marruecos su papel en el Golpe.

Hubo quien anunció que la matanza podía producirse. Ud ha citado el anuncio de Paz Digital. Y también hubo quien avisó de la "Operación Siniestra" que se traían entre manos los conspiradores interiores y que culminó con el montaje 11-14M. Y que pronto tuvo sus consecuencias políticas (nuevo estatuto catalán, negociación con ETA, etc)


2002-11-17
Una operación siniestra
Pío Moa

Resulta llamativo el extremado antifranquismo que, muy a destiempo, prolifera en los medios de masas, incluidos los presuntamente dominados por el PP, como TVE; o en libros de títulos truculentos, como Los esclavos de Franco, Los esclavos españoles de Hitler y similares; en actividades como las de “Recuperar la memoria histórica”, que la falsifican descaradamente y tratan de crear un ambiente de odio. Enorme eco ha tenido, dentro y fuera de España, la exposición sobre el exilio, uno de los sucesos más vergonzosos para los “republicanos”, convertido por la propaganda en motivo de orgullo y de reivindicación contra los “exiliadores”: sus promotores enredaron al rey en su campaña, y a periodistas ignorantes y llenas de prejuicios de The New York Times, o The Economist. Desde el punto de vista historiográfico, toda esa producción es simple basura, pero ello no le impide, ante la ausencia de réplica, un efecto político del mayor calado. La campaña persigue sentar definitivamente una versión (completamente tergiversada) de la historia, y acosar al PP como heredero de un régimen supuestamente criminal al estilo del de Hitler.

¿Por qué ocurre todo esto ahora? Una respuesta fácil es que se trata de un punto débil del PP, tanto más débil cuanto que este mismo partido, de mentalidad pesetera, contribuye a la campaña, convencido de que basta con unos resultados económicos pasables para que todo le vaya bien, y de que la falsificación de la historia no tiene repercusión política actual. Pues indudablemente el PP es heredero, en muchos sentidos, del franquismo, como lo es el rey, y como lo es la democracia actual, que sin el legado económico y social de aquel régimen difícilmente habría soportado los ataques del terrorismo, la corrupción, las tendencias balcanizantes de los nacionalismos vasco y catalán, la degradación del poder judicial y otras fechorías de quienes se presentan como monopolizadores de la democracia.

Pero hay algo más que la explotación de ese punto débil con fines electorales. No creo que esa enorme campaña sea ajena a otra también en marcha, que persigue desacreditar los 25 años de democracia y volver a partir de cero. Precisamente ése es el mensaje transmitido al periódico neoyorkino por sus interlocutores en España. Y el punto clave de la refundación presuntamente democrática sería cambiar la Constitución de tal modo que permita la secesión práctica de las Vascongadas y Cataluña. En esta operación marchan juntos el PNV, CiU, amplios sectores del PSOE, y probablemente alguno del PP (no me cuesta trabajo creer que se apuntaran a ella Gallardón, o incluso un senil Fraga), con el respaldo de muy poderosos y conocidos medios de masas. Hoy por hoy tienen en contra a la vasta mayoría de la opinión pública, pero sólo un tonto tomaría a broma la amenaza. La opinión pública puede ser confundida y manipulada con bastante facilidad si a los manipuladores no se les opone una política clara y firme.

La relación entre las dos campañas es doble: por una parte se trata de paralizar, tildándola de “franquista”, la oposición al proyecto “generoso”, dicen, de una “España más plural”, e incluso “más democrática”, diseñado por quienes más han perjudicado la convivencia y la democracia en España en estos veinticinco años. Y por otra parte es una especie de revancha histórica por el fracaso del rupturismo al comenzar la transición. Como sabemos, entonces se impuso la reforma “de las leyes a las leyes”, es decir, del franquismo a la democracia, sin vacíos de poder que hubieran podido resultar catastróficos y abocar a una nueva experiencia similar a la de la II República. Eso no lo han perdonado nunca los antiguos rupturistas.

Hay algo de locura en esos designios. Decía Julio Cerón, el famoso fundador del “Felipe”, que lo propio de España era la política alucinada, exaltada y delirante, y criticaba (en broma, supongo) el tono básicamente amable y razonable como se hizo la transición. Ahora nos quieren hacer volver a aquella política que parecía enterrada. Pues no es difícil ver adónde conducen los delirios de esta gente: a conflictos civiles sumamente peligrosos, o al hundimiento de España en una impotencia adormecida y suicida.

Sería muy necesario tomar conciencia del peligro, y que cada cual, en lugar de preguntarse “¿qué va a pasar?”, tendencia muy extendida en España, como observa Julián Marías, se plantee “¿qué puedo hacer?”, para frenar esos proyectos antes de que nos empujen al despeñadero. A los anestesiados debería recordárseles que nadie previó lo ocurrido en Yugoslavia. Es más, los expertos lo creían imposible.

http://www.libertaddigital.com/opinion/pio-moa/una-operacion-siniestra-11451/
 
La verdad sobre el 11-M
La teoría de la conspiración es la manipulación más miserable jamás cometida en España en el nombre del periodismo



10/03/2014 - 22:25h

"Lo mejor es que se conozca toda la verdad", dejó dicho hace unas horas María Dolores de Cospedal, secretaria general de un partido que se ha pasado años dando alas a la teoría de la conspiración y que ahora se refugia en el 'no se sabe todo' para no pedir perdón. Tiene su aquel que sea ella, precisamente De Cospedal, quien reclame más información. Estaba en primera fila cuando todo sucedió: el 11 de marzo de 2004 era la subsecretaria del Ministerio del Interior. Estaba delante cuando Ángel Acebes nos mintió , o cuando lo hizo Mariano Rajoy.

La verdad es que no fue ETA. Que Aznar manipuló a los medios cuando, el 11 de marzo, llamó uno por uno a los directores de los principales diarios de pago para asegurarles que era ETA. La verdad es que el Gobierno también mintió a las Naciones Unidas cuando forzó a toda velocidad una votación de condena a ETA. Que ese mismo día terrible, a las cinco de la tarde, no había ya una sola prueba que relacionase a la banda vasca con el atentado, pero sí un montón de pistas que apuntaban al terrorismo islamista, como poco después se confirmó.

El PP no perdió aquellas elecciones por el atentado. Mariano Rajoy y los suyos salieron derrotados porque mintieron y volvieron a mentir. Intentaron engañarnos y la mayoría de la gente no se lo tragó.

Después siguieron mintiendo, echando gasolina a esa alocada conspiración con la que todos los conspiradores ganaban. Unos vendían más periódicos, o libros, o lograban más audiencia para sus radios o sus diarios digitales. Los otros, los políticos del PP, reescribían la historia para justificar sus falsedades durante aquellos días de marzo y para poner en cuestión la legitimidad del Gobierno del PSOE al que acusaron de golpista, con todas las letras. "Pavía entró a caballo en el Congreso, Tejero con una pistola y el señor Zapatero con un tren de cercanías", llegó a decir un senador del PP.

El juicio y la sentencia tumbaron la conspiración y los Sherlock Holmes del ácido bórico y la Orquesta Mondragón se refugiaron en su último reducto, el búnker del "autor intelectual".

¿Quién fue el "autor intelectual"? La respuesta es irrelevante desde el punto de vista judicial. No existe tal culpable en el Código Penal –solo los autores materiales y los inductores–, y por eso ese supuesto "intelectual" no aparece reflejado en la sentencia. No está, pero eso no significa que no se sepa la verdad.

Como explica el fiscal de la Audiencia Nacional Carlos Bautista –que participó en el juicio oral del 11-M–, la gran diferencia entre el terrorismo islamista y organizaciones terroristas como ETA es que ellos no necesitan de una estructura jerárquica para atentar. El grupo que actuó en Madrid, asegura Bautista, "buscó su financiación y los medios para cometer el atentado, sin necesidad de recurrir a órdenes directas, respaldo económico o entrenamiento de nadie, salvo la guía religiosa necesaria para justificar sus crímenes".

¿La verdad del 11-M? Que no hay una sola prueba ni un solo indicio en los miles de folios de la investigación que apunten a que ETA, o el PSOE, o los TEDAX o Elvis Presley o los extraterrestres tuviesen algo que ver con aquel terrible atentado. Que la conspiración fue una gran mentira, el acto más miserable y ruin jamás cometido en España en el nombre del periodismo; una miserable manipulación por la que unos cuantos políticos y unos cuantos periodistas deberían, cuanto menos, pedir perdón.


 
Existen teorías de la conspiración porque NADIE SABE LO QUE PASO ESE DÍA. Se sabe quién salió beneficiado y que los protagonistas políticos que manejan información hablan, bien con insinuaciones y frases veladas o instan a 'pasar página'. Se sabe que ocurrieron cosas rarísimas como que inmediatamente se diese orden de destruir la prueba más concluyente: los trenes. Para que nos hagamos una idea los trenes del accidente de Valencia se guardan aún bajo custodia judicial enteritos y sin que nadie esté autorizado a tocarlos. Ese el procedimiento normal. ¿Y los del mayor y más bestial atentado en suelo europeo...¿¿se destruyen en 24 horas??
 
LA ESCOPETA NACIONAL
http://www.elmundo.es/espana/2014/03/11/531e5398ca47411d718b459b.html
La vergüenza del juzgador
CARLOS CUESTA
Actualizado: 11/03/2014 01:57 horas
Es más que probable que la mejor descripción de la triste situación que atraviesa la Justicia en España no la hayamos hecho, ni la lleguemos a hacer, ninguno de los que sistemáticamente hemos denunciado la hiperpolitización de los tribunales.

Es muy posible que la mejor fotografía de la anulación de la función de contrapoder que debe encarnar el Poder Judicial en toda democracia la haya realizado Gómez Bermúdez. Porque sus respuestas a Casimiro García-Abadillo en el diario EL MUNDO sobre los atentados del 11-M son la radiografía perfecta de una verdadera soledad. No la del juez, como dijera la ex mujer de Gómez Bermúdez en aquel indescriptible libro, sino la soledad de la ciudadanía. De las víctimas. De cualquiera que sueñe con la independencia judicial. Huérfanos, todos ellos, de una capa judicial capaz de alcanzar aquello que no puede faltar en una democracia que se precie de serlo: la Justicia.

¿Alguien puede imaginarse que en Estados Unidos, Alemania o el Reino Unido el juez encargado de un atentado como el del 11-M dijera, después de 10 años sin conocer aún al autor intelectual, que «lo que siempre podremos pensar, y es lícito, es que alguien les tuvo que dar la idea [...]. No lo hemos indagado, yo no lo he indagado. ¿Quién le da las ideas de atentar así? Pues no lo sé».

¿O que en cualquier democracia consolidada ese mismo juez subrayara que el atentado no lo inspiró Al Qaeda, pero sí el «alqaedismo»? ¿Qué es el «alqaedismo»? ¿Se imaginan lo que le pasaría en España a un juez que culpase a un abertzale diciendo que no pertenece a ETA, pero sí al etaismo?

¿O cómo asumiría la opinión pública de esos países que el mismo magistrado que condena a 42.917 años de prisión a Zougam acabe diciendo «yo no tengo ninguna duda» de que Zougam fue autor material del atentado, «dicho esto, soy humano, me puedo equivocar»?

¿O cuánto duraría ese juez en la carrera judicial si asegurase que la marca del explosivo, una de las principales pruebas que encauzó la investigación y cuya veracidad fue tumbada por la propia pericia, «da exactamente igual»? ¿O si dijera que Manzano, el responsable de los Tedax, «pudo equivocarse. El protocolo es dudoso»?

Estas son las bases de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el mayor atentado de España y el de mayores consecuencias humanas, políticas e históricas.

Preguntémonos ahora, en el 10º aniversario de aquel fatídico 11-M, si es necesaria o no una verdadera reforma del Poder Judicial.
 
http://www.elmundo.es/opinion/2014/03/10/531e0e89e2704e20268b4578.html

¡QUIA!

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ARCADI ESPADA
Actualizado: 10/03/2014 20:12 horas
AL PARECER hay cierta incertidumbre sobre el llamado autor intelectual de la matanza de Madrid. Siempre me ha causado una gran estupefacción ese sintagma, el ennoblecimiento. La relación más evidente del terrorismo con el intelecto es el tiro en la cabeza. Por lo demás, y como demuestra absolutamente toda su historia, el terrorismo requiere pocas luces: solo fanatismo y un cierto grado de psicopatía. Pero lo interesante de la matanza de Madrid es la ausencia de autor a secas. No su ausencia judicial, desde luego; sino su ausencia social. Hay solventes hipótesis fácticas que iluminarían los detalles de este vacío. Una encuesta, por ejemplo, que anotara el tanto por ciento de españoles capaces de dar el nombre de uno solo de los asesinos, como darían el de Mohamed Atta. O el número, también, de aquellos que sintieron que se les había hecho justicia (mala justicia) la noche que el intelectual Obama asesinó al intelectual Bin Laden. Lo más nítida y miserablemente cerca, reconozcámoslo, que los españoles han estado de señalar a un autor fue la noche en que le gritaron al presidente Aznar asesino, asesino, habiendo incluso uno que se lo razonó.

Esta reacción de la sociedad española ha sido directa o indirectamente celebrada por bastantes comentaristas. Incluso por un pensador tan generalmente perspicaz como Steven Pinker, que vio un síntoma de compleja madurez civilizatoria en el hecho de que el atentado provocara el castigo electoral del gobierno y no lo que llama histeria antislámica. Histeria jamás y ante nada, pero la verdad es que yo no habría visto mal algo de antislamismo. Como no veo mal el antinacionalismo ni el antifascismo ni el anticomunismo. Los autores de la matanza de Madrid fueron la religión y el fanatismo, y no, desde luego, los miembros de un gobierno democrático.

La supuesta madurez de la sociedad española fue el resultado del estremecedor sectarismo que la divide. Entre el 11 y el 14 de marzo de hace diez años la izquierda lanzó los cadáveres calientes de Atocha contra el gobierno. Y a partir del 14 la derecha insinuó de modo diverso y creativo que la izquierda había fabricado la matanza y que la legitimidad del presidente Zapatero se asentaba sobre 191 cadáveres. Al moralizante espectáculo se sumaron, en una confluencia inverosímil, muchas víctimas: las del Norte y las del Sur.

Y ha sido por estos coloquios españoles que la matanza de Madrid aún vaga macabra en busca de su autor.
 
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