La Gran Duquesa María Teresa y la doncella despedida. El informe de Jeannot Waringo

Duro informe del Gobierno luxemburgués contra la Gran Duquesa María Teresa
Las críticas se centran en la gestión del personal del Palacio Gran Ducal

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El Gobierno de coalición luxemburgués de Xavier Bettel acaba de hacer público el informe sobre el funcionamiento de la monarquía en el que se vierten críticas muy severas hacia la Gran Duquesa Maria Teresa. El autor del informe, un antiguo funcionario del Palacio Gran Ducal, Jeannot Waringo afirma haber tenido «sentimientos de consternación» al elaborarlo. El documento centra sus críticas en la gestión del personal, pero su publicación ha levantado una polémica en este país donde por primera vez se ha incluido la palabra abdicación refiriéndose al Gran Duque Enrique. Este había publicado recientemente un mensaje en defensa de su esposa y en el que igualmente se reafirmaba en su voluntad de seguir sirviendo a los luxemburgueses.
El informe, de 44 páginas, dice que «la gestión de recursos humanos plantea muchas preguntas» porque entre 2014 y 2019 hubo dieciséis renuncias, once despidos y ocho rescisiones de contrato durante el período de prueba. La versión de Palacio es que se trata de adaptaciones del conjunto del personal al periodo que concluyó con la muerte del Gran Duque Juan el pasado 23 de abril, a los 98 años. A lo largo de las páginas, Jeannot Waringo señala así ciertos trastornos, como «la ausencia de un proceso de reclutamiento definido», «casi ninguna comunicación interna» o «una vida cotidiana salpicada de palabras y rumores no pronunciados». También afirma que «notó cierta ansiedad entre los empleados". En relación a María Teresa, se dice que «en la cadena de toma de decisiones del Palacio, especialmente en el campo de la gestión del personal, el papel de La Gran Duquesa (que ejerce una función puramente representativa) no debería ser un tema de discusión», es decir, que se le atribuye haber tomado decisiones que a juicio del redactor del informe le corresponden solo al Gran Duque.
El informe ha sido presentado hoy en el Consejo de Ministros y será discutido en el parlamento la semana que viene.
La Casa Gran Ducal cuenta con 89 funcionarios y un presupuesto de 10,6 millones de euros, medio millón menos que el año pasado porque el Gobierno ha decidido reducirlo.
 
Me imagino que el detonante fueron todos los finiquitos y pagos para comprar el
Silencio de 50 empleados... cuando se te va el 50% De tus empleados en 5 años y a todos les tienes que tapar la boca con presupuestos del estado , en algún momento esto te pasa la cuenta, y más en un país tan pequeño donde los cuentos corren como liebres .. con que cada empleado haga los cuentos de horror solo a su familia, es una bola de nieve imparable.
No me extraña que todos los hijos estén fuera del país, lejos de la madre deben de respirar.
 
Pol Schock, periodista luxemburgués: “La gran duquesa difunde el miedo y el terror en la corte”

El contenido del polémico Informe Waringo, escribe, solo confirma que María Teresa “dirige la corte como en la era del feudalismo”.

El periodista luxemburgo Pol Schock publicó un artículo en el diario Lëtzebuerger Land en el que dice que la publicación del Informe Waringo confirma que los grandes duques Enrique y María Teresa “dirigen la corte como en la era del feudalismo”. La investigación, realizada a petición del gobierno por el exfuncionario financiero de la casa granducal Jeannot Waringo, reveló este viernes los procedimientos más oscuros del funcionamiento de palacio, la “problemática” injerencia de la gran duquesa María Teresa, y el “miedo” de los empleados a represalias.

Según Schock, las sucesivas entrevistas con los empleados de los palacios reales del gran duque “han dibujado una imagen coherente, pero francamente aterradora: la corte está dirigida por el Gran Duque y la Gran Duquesa como en la era del feudalismo”. “Las decisiones se toman arbitrariamente, se ignora la legislación laboral, los empleados son amenazados, humillados o despedidos”, escribió. “Para garantizar que nada de esto llegue al público, el tribunal ha construido una cultura de silencio, un sistema de Omertà (ley del silencio)”, reveló el periodista, para quien la gran duquesa María Teresa juega un “papel decisivo”: “Ella marca el ritmo, toma todas las decisiones y difunde el miedo y el terror al personal”.

La situación en palacio parece ser crítica: treinta empleados, un tercio del personal, renunciaron a la Corte desde 2015 y que se esperan más salidas. Además, la prensa reveló en 2019 los casos de una empleada de palacio llevó a la corte a la justicia después de ser despedida “injustamente” y de un empleado -que anteriormente había recibido una importante condecoración del palacio- y fue despedido “por mala conducta”. Finalmente el hombre se suicidó por no poder soportar la afrenta de un despido injusto y sin previo aviso. “El informe de Jeannot Waringo confirma la investigación del Lëtzebuerger Land en un lenguaje asombrosamente claro”, indica Schock: “existe una cultura de miedo en la corte que se deriva de estructuras no transparentes y del papel de la Gran Duquesa”.

A principios del año pasado, el primer consejero del gobierno en el Ministerio de Estado, Jacques Thill, se había reunido con los ex mariscales de la corte Pierre Mores y Pierre Bley en nombre del primer ministro para averiguar cómo proceder ante la situación. El problema, según el periodista, es que “el sistema que los grandes duques habían construido se salió de control: flujos de efectivo excesivos, áreas de responsabilidad inexplicables, jerarquías poco claras, decisiones poco transparentes, desprecio por los derechos laborales y personales y, por último, la historia de una persona fallecida cuyo su***dio”.

La corte gran ducal “compra el silencio con dinero público”, acusa Schock. “Todos los empleados se comprometen a la más estricta discreción, tienen que hacer un voto de silencio al comenzar a trabajar. Y quien abandona la granja recibe un alto pago de indemnización contractualmente vinculado a una obligación de confidencialidad. Es un sistema de Omertà, en el que nada debe filtrarse. Lo que sucede en palacio, queda en palacio”.

“La Gran Duquesa María Teresa sostiene las riendas firmemente en la mano, marca el ritmo y toma todas las decisiones”, acusa Schock. “Su personal debe adivinar su voluntad, soportar sus caprichos y hacer frente a los recortes en todo momento”. Según el periodista, María Teresa considera a los empleados “siervos” a los que puede disponer a voluntad. “En este contexto, debe entenderse que muchos empleados están huyendo porque han sido víctimas de violencia psicológica y física”, explica. “Sin embargo, nadie hace frente a María Teresa, ni el personal, ni el mariscal de la corte, ni el gran duque. En otras palabras, la Gran Duquesa hace lo que quiere”.
 
Es una auténtica vergüenza. Que en el siglo XXI los Grandes Duques - porque Henri está de acuerdo con la forma de tratar a los empleados - se sientan tan superiores que incluso desprecian a los empleados como a siervos sin derechos - con toda la intención de maltratarles desde el principio al exigirles silencio y amenazarles si lo rompen - es algo simplemente alucinante.

Si se comportan asi dentro de palacio es por su mentalidad de señores feudales. Sienten que Luxemburgo es su propiedad, su reino particular, no saben lo que implica la democracia.

Por su parte, Maria Teresa se crió dentro de una familia cubana ultraconservadora, exiliada por la Revolución, con la mentalidad de que hay un orden divino entre los superiores, con derecho a la riqueza y el dominio, y los inferiores, nacidos para callar y obedecer. Esta gente odia toda idea de democracia porque supone una subversión del orden social "natural", incluso "divino".

Creo que semejante escándalo contra los derechos humanos más básicos sí justifica una abdicación por parte de Henri. ¿Quien va a respetar a partir de ahora a semejantes tiranos como cabeza del Estado? ¿un Estado democrático puede consentir mantener al frente del Estado a quien en su casa infringe los derechos de honor, respeto y laborales de sus empleados?

Yo pienso que no. El solo hecho de que Henri haya salido en defensa de su esposa le convierte en cómplice de un delito muy grave contra los empleados de la Corte. Y el informe no se puede borrar. Los luxemburgueses merecen un Jefe de Estado digno.
 
Detrás de esa voz angelical, esa bonita sonrisa y la dulzura de sus gestos seguro que hay una mujer de armas tomar......como mi Mathis que no traga a la suegra Paola desde que trató de imponerla el color de las flores que adornaban la catedral el día de su boda....hasta el florista quedó espantado ante semejante disputa....

Maritere no es la que vemos en los medios de comunicación con su dulce voz y sus posados con el marido.....dentro de palacio debe ser una marimandona de mucho cuidado....recordemos que hasta se puso a criticar a la suegra ante unos reporteros contando sus penas dentro del palacio desde que llegó....ahora que tiene el mando del palacio y ya no tiene a la suegra haciendole la vida imposible Maritere esta en su salsa.....
hola, por favor, me cuentas lo de las flores, aunquecsea por privado? gracias
 
FAMILIA GRAN DUCAL DE LUXEMBURGO
Casa Luxemburgo: la dictadura de la gran duquesa María Teresa
Un informe encargado por el Gobierno de Luxemburgo concluye que detrás de los muros del palacio de los duques reina una cultura del miedo a María Teresa



Foto: María Teresa de Luxemburgo, en una imagen de archivo. (EFE)


María Teresa de Luxemburgo, en una imagen de archivo. (EFE)


AUTOR
IMANE RACHIDI. LA HAYA
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MARÍA TERESA DE LUXEMBURGO

03/02/2020



La Corte de Luxemburgo está dominada por el miedo a la gran duquesa María Teresa. A decepcionarla, a no tenerla contenta, a su mirada y sus críticas. La rotación de personal ha sido enorme durante el último lustro: 51 de los 110 empleados que tiene a su servicio han sido despedidos o han dimitido por la presión a la que su jefa les tenía sometidos. El adjetivo que más se repite desde la publicación el viernes del informe de Jeannot Waringo sobre los entresijos de la Corona es “doloroso”.

El primer ministro, Xavier Bettel, se rebeló contra los monarcas y designó el año pasado al antiguo inspector general para que investigara, entre otras cosas, la política de personal, en el ojo del huracán después de la fuga de decenas de empleados, y el uso de fondos públicos en las operaciones dentro de palacio, se creía que no todo el dinero se destinaba a cuestiones oficiales.

[LEA MÁS. El informe Waringo, al descubierto: el miedo y las bajas de los trabajadores de la Corona de Luxemburgo]

Había demasiados rumores negativos sobre el ambiente dentro de la Corte, lo que, además de restar credibilidad a los duques María Teresa y Enrique, suponía un inconveniente para el Gobierno de Luxemburgo, responsable de los salarios de los empleados de la Corona.




María Teresa de Luxemburgo. (EFE)


María Teresa de Luxemburgo. (EFE)



Enrique no tuvo otra alternativa que aceptar la investigación anunciada como un ejercicio de transparencia por el Gobierno. Le dio incluso una habitación y oficina propia en el palacio a Waringo, quien, después de seis meses acudiendo a trabajar como un reloj, concluyó que lo que se encontró allí es un auténtico desastre.

Todo el mundo está a las órdenes de la María Teresa, incluido su esposo. “Las decisiones más importantes en relación a la gestión del personal, ya sea a nivel de reclutamiento, asignación a los diversos departamentos o incluso a nivel de despido son asumidos por la gran duquesa”, escribe Waringo.
¿Hay una política de personal fallida dentro del palacio? ¿Tiene algo que ver el temperamento de la gran duquesa? La respuesta es sí. María Teresa, de 63 años, enamora a sus plebeyos durante sus visitas y eventos de trabajo, es amable y agradable al trato. Pero el informe concluye que tiene otra cara dentro de las paredes de palacio. Siempre quiere tener la última palabra sobre las decisiones que se toman en la Corte. “En al menos 2 de los casos en los que quería contribuir a encontrar una solución, claramente sentí la presencia de su alteza real la gran duquesa en el funcionamiento de la Corte”, asegura el exfuncionario del Estado.




Enrique y María Teresa de Luxemburgo.  (EFE)


Enrique y María Teresa de Luxemburgo. (EFE)



A lo largo de las 44 páginas, Waringo trata de que no saquen de contexto sus afirmaciones, pues no tiene un problema personal con la duquesa. “Quisiera decir con honestidad y con el riesgo de ser mal interpretado que, en la cadena de toma de decisiones del Palacio, y especialmente en el campo de la gestión del personal, el papel de la gran duquesa, que ejerce una función puramente representativa, no debería ser un tema de discusión. Debemos reformar el funcionamiento de nuestra monarquía en este punto esencial. En mi opinión, no hay otra solución”, advierte tajante.

Entre 2014 y 2019, al menos 51 empleados de la Corte se vieron obligados a abandonar su empleo, empujados por el comportamiento tan exigente de la “señora”. El mariscal de la Corte, el primer consejero, el secretario general, el jefe del Servicio de Comunicación... Todos se marcharon y fueron reemplazados a intervalos regulares.
Las razones nunca se hicieron públicas, pero los rumores sobre disputas con su jefa han estado circulando durante muchos años.



Los grandes duques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, en una imagen de archivo. (EFE)


Los grandes duques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, en una imagen de archivo. (EFE)



Esto ha alarmado a la opinión pública. Su sueldo procede del dinero de los impuestos de todos, hay más de 7 millones de euros en el Presupuesto General del Estado dedicados a los gastos de personal de la Corte. “Sin entrar a comentar las razones que fueron y pudieron haber sido el origen de estas numerosas salidas…, me gustaría señalar, sin embargo, que las conversaciones que he tenido con personas que han dejado su trabajo han ido introduciendo poco a poco un sentimiento de desasosiego en mi manera de concebir las relaciones humanas, ya sean profesionales o privadas”.

Desde sus primeros días en palacio, Waringo sintió “cierta ansiedad entre los colaboradores, como el estrés por que les regañen o a ser despedidos”, una conclusión a la que llegó “sin necesidad de que los trabajadores expresaran abiertamente sus sentimientos”. El funcionario recuerda que, en cualquier trabajo, es esencial “la moral y motivación del personal, pues tiene un impacto en su desempeño y bienestar” porque, si los empleados sienten que están “constantemente expuestos a presiones, reales o imaginarias, su comportamiento puede cambiar radicalmente, se ponen enfermos, se sienten mal y buscan otro trabajo”.



Los grandes duques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, en una imagen de archivo. (EFE)


Los grandes duques de Luxemburgo, Enrique y María Teresa, en una imagen de archivo. (EFE)




El ambiente en la jaula dorada es muy desagradable y los que se quedan es porque no tienen remedio. “Hay signos inconfundibles. Me di cuenta de que, en las relaciones y conversaciones entre colegas, el buen rollo y el humor son raros. Todos están vigilantes y cuidan sus palabras”, analiza Waringo. Los jefes tampoco se comunican entre ellos ni con los demás, lo que hace que el día a día “esté marcado por historietas y rumores” porque los problemas “no se ponen sobre la mesa ni se discuten con calma”. Además, los jefes tienen preferencias por los que son “menos críticos y más dóciles”.

En definitiva, el personal está para atender en todo momento los deseos de María Teresa y apoyarla en sus diferentes estados de ánimo. Cancela de forma repentina encuentros importantes anotados en su agenda porque no le apetece, y no hace más que publicar fotos de sí misma en su página web, dominio que -según Waringo- no debería estar financiado por dinero del Gobierno. El Estado solo puede mantener (y debe modernizar) la web oficial de palacio.




María Teresa de Luxemburgo, en una imagen de archivo. (EFE)


María Teresa de Luxemburgo, en una imagen de archivo. (EFE)




Los intentos de la duquesa de interferir en la política del Estado tampoco han pasado desapercibidos, ya lo hacía con Jean-Claude Juncker, predecesor de Bettel, pero este no está dispuesto a permitirle que influya en política. “Su rol es meramente representativo”, recuerda.
Tampoco queda claro cuántos miembros del personal son realmente necesarios para el buen funcionamiento de la Corte y si la pareja ducal usa el dinero del Gobierno para actividades privadas. Por eso, el informe exige transparencia y sugiere que el primer ministro siempre dé su aprobación a la hora de reclutar personal.


El duque sale a la defensa de “una mujer”
Esta investigación pone a la duquesa en una posición difícil, y el gran duque Enrique lo sabe, por eso salió en su defensa. “¿Qué sentido tiene atacar a una mujer? ¿Una mujer que defiende a las demás mujeres? ¿A una mujer a la que ni siquiera le está permitido defenderse?”, dijo el duque en las redes sociales, en un mensaje para defender a “una madre devota” como María Teresa.




El gran duque Enrique de Luxemburgo. (EFE)


El gran duque Enrique de Luxemburgo. (EFE)




El tono del mensaje, publicado en varios idiomas, entre ellos el español, provocó algunas dudas sobre la autoría del texto, en especial porque también incluía fotos de Enrique y María Teresa caminando juntos en Ginebra y mirando a lo lejos cerca del río Ródano, algo que -dicen las malas lenguas- solo se le ocurriría a ella. La publicación de este informe en la página web del Gobierno de Luxemburgo coincidió con uno de los peores momentos de la duquesa. Se encuentra en Ginebra pendiente de la salud de su hermano Luis, ingresado en cuidados intensivos.

El gran duque Enrique conoció a su pareja, de raíces cubanas, precisamente en la Universidad de Ginebra. La relación nunca convenció a su suegra, la gran duquesa Josephine Charlotte. El carácter de ambas chocó desde el principio y, sobre todo, el hecho de que María Teresa no fuera de la nobleza, y que no tuviera experiencia en la Corte, molestó a la duquesa. Sin embargo, Enrique echó un pulso a su madre y se acabó casando con su prometida el 14 de febrero de 1981.




El gran duque Enrique de Luxemburgo y su esposa, la gran duquesa María Teresa. (EFE)


El gran duque Enrique de Luxemburgo y su esposa, la gran duquesa María Teresa. (EFE)




En 2002, la disputa familiar no aguantó más y estalló públicamente. María Teresa invitó a todos los medios de comunicación a su alcance, unos 15 editores, y les contó que su suegra quería romper su matrimonio, la llamaba “pequeña cubana” (por su origen plebeyo) y estaba “difundiendo chismes” en palacio. El encuentro con los periodistas se celebró con el visto bueno del duque. Estas declaraciones se extendieron como la pólvora por Luxemburgo, dañando en especial la imagen de Josephine Charlotte. Ella nunca respondió a las acusaciones. Murió en 2005.

María Teresa se centró desde entonces en crear la imagen pública que tiene hoy en día, centrándose principalmente en poner fin a la violencia, en especial la sexual, contras las mujeres en entornos vulnerables. El año pasado, organizó un foro internacional, a través de su organización Stand Speak Rise Up, que fue uno de los últimos actos en los que participó su suegro, Juan de Luxemburgo, antes de su fallecimiento el pasado abril.




María Teresa de Luxemburgo, en una imagen de archivo. (EFE)


María Teresa de Luxemburgo, en una imagen de archivo. (EFE)



El miércoles, día clave en el Parlamento
El Parlamento de Luxemburgo considerará este miércoles 5 de febrero el informe y tratará de establecer una guía rápida para modernizar a la monarquía. Para 2020, ya se decidió reducir el presupuesto de la familia real en medio millón de euros, a un total de 10,6 millones.
Los diputados se muestran cautelosos y están ya analizando “sin emoción”, dicen, los hechos recogidos en el documento. “Para muchos, la Corona es una institución donde no puede haber problemas”, declaró la diputada Josée Lorsché, de la Izquierda Verde. Desde la oposición, Claude Wiseler (Partido Popular Social Cristiano) cree que es “necesario introducir nuevas reglas”, pero prefiero esperar al debate parlamentario para decir cuáles.
Cuando el gran duque Enrique llegó hace veinte años, se hablaba de que el suyo sería un reinado diferente, que le daría un estilo nuevo y moderno a palacio. Se creía que la pareja sería más accesible y más cercana al público, a diferencia de lo que había sido el caso hasta entonces.





El gran duque Enrique de Luxemburgo junto a su esposa, en una imagen de archivo. (EFE)


El gran duque Enrique de Luxemburgo junto a su esposa, en una imagen de archivo. (EFE)



Pero hubo demasiados altibajos, en especial tras oponerse “por motivos morales” a firmar la ley que legaliza la eutanasia en 2008, obligando al Gobierno a modificar un artículo constitucional de hacía 150 años para reducir los poderes de los jefes del Estado en cuestiones legislativas.
Una de las conclusiones del informe es precisamente la necesidad de “reformar el funcionamiento de la monarquía”. Esto podría incluso suponer la marcha de Enrique después de dos décadas en el trono, o al menos obligar a una aceleración en el traspaso del ducado al gran duque heredero Guillermoy su esposa, Stéphanie de Lannoy, aunque este no sea el mejor momento para la pareja heredera: esperan, por fin, su primer hijo, el segundo en la línea sucesoria al trono.

El tiempo dirá qué pasará con la institución ducal. De momento, el gran duque promete contribuir de manera constructiva a una mayor transparencia y modernización de la corte. Aunque las conclusiones del informe dan poca credibilidad a su capacidad de controlar el patio. “Nadie tiene control sobre la gran duquesa María Teresa, ni el mariscal de la Corte, ni el gran duque, ni el personal de la Corte”, concluye Waringo.


 
Se sabe de actos concretos? El único hecho preciso del que he leído es que degradó a la sra que la ayudaba con el vestuario. Se enfadó con ella y pasó a preocuparse de la ropa interior de la G. D. . En el artículo de arriba hablan también de violencia física, esto es imperdonable, otras cosas quizá sean susceptibles de interpretación,la violencia física no.
También me puedo imaginar que alguno también se aprovecharía para cobrar la indemnización.
 
Ya he escrito en otros hilos que vi en una ocasion a la GD en un restaurante de Cantabria, a unos pocos kms de la Playa de Somo. Iba acompañada de dos sras que eran familia, sí o sí, y os digo que los kilos no son por frustración, son de fábrica.
Me contaron después que no es la primera vez que iba a ese restaurante, y que estaba bastante en España, pero no en Santander sino en Cataluña. Al Gran Duque o a sus hijos no los habían visto nunca por allí.
Mi impresión fue que era una señora muy salada y amable, también con el servicio. Así engañan las apariencias. Y otra cosa es que las fotos también engañan, tiene algo en las cejas que no se le ve en las fotos, le afea la cara y creo que es el motivo por el que las lleva tan cortas, las tiene como muy desordenadas, no sé explicarlo. En foto no lo he visto, pero en persona, y evidentemente no estábamos en la misma mesa, se le notaba bastante. Puede ser que al estar de vacaciones no hiciera tanto uso de pinzas y tijeras.
 
Y se me ha olvidado el punto sobre el que quería escribir. Aquí habláis de los Mestre, los Batistas. No, el dinero de la familia venía de los Falla, unos indianos de Trasmiera, de un sitio muy cerca del restaurante donde los vi y según me dijeron la casa solariega todavía está habitada, sólo la he visto por fuera, y decían, decían, que hoy en día era propiedad de los luxemburgueses. Aunque creo que una vez la vi en el catálogo de V&E. Laureano Falla era multimillonario.
 
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