El asesinato de la viuda del presidente de la CAM

Otros testigos interrogados ayer fueron trabajadores del taller de Novocar la noche del crimen. En la comparecencia se les llegó a preguntar a algunos de ellos si recordaba que Miguel López se hubiese cambiado de ropa desde que se marchó de Novocar esa noche hasta que regresó de su casa tras avisarle de que habían disparado a su suegra, un detalle que con los nervios de la noche nadie recordó. Tampoco respaldaron los empleados del taller que Miguel López se quedara charlando con ellos un largo rato antes de irse a casa. Según manifestaron, fue un breve intercambio de palabras y uno de ellos ni siquiera llegó a darse cuenta de que Miguel pasara por allí.
 
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La noche del asesinato fue Abacuc Méndez quien tuvo que acercarse a casa de su cuñado Vicente Sala Martínez a comunicarle que su madre había sido asesinada a tiros. Según explicó, él se había quedado en la finca familiar mientras que las tres hermanas fueron directamente a Novocar aquella noche al ser informadas de lo ocurrido. En un primer momento, no quisieron decir nada a Vicente porque no pensaron adecuado que viera a su madre tirada en el suelo, declaró. Méndez pensó que de estas manera su mujer intentaba ahorrarle, por la enfermedad que padece, el mal trago de informar a su cuñado del asesinato. Poco después, fue el propio Vicente Sala quien llamó a Abacuc para enterarse de qué ocurría al haber recibido una llamada de un amigo que le dijo que a su madre le habían pegado un tiro. Ante esta llamada, Abacuc se desplazó a la casa de su cuñado para explicarle todo lo ocurrido, noticia ante la que el primogénito de los Sala se acabó desplomando.


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Abacuc Méndez, a la izda., junto a un procurador
 
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Aquí todo el rato pasa igual en este caso, se mezclan las malas relaciones familiares con los culpables del asesinato

A falta de pruebas solidas la acusación tiene que centrase en al menos demostrar que el acusado tenia un móvil para el crimen. Ese móvil es el económico ( que en mi opinión es mas que dudoso) y el odio a la victima.
 
Testigos Herminio, Andrés y Cristina Lillo, la recepcionista de Novocar

Herminio Fuentes: se presentó como “el encargado del lavadero y de los recados”. “Herminio, esté tranquilo que lo veo un poco nervioso”, le había dicho amablemente la magistrada. El hombre empezó a responder al fiscal. La tarde del 9 de diciembre de 2016, Miguel López, su jefe, le pidió que fuera a un almacén de la ciudad a recoger unos muebles para una obra de la oficina. Cuando volvió, al filo de las siete, vio lo que le pareció “un hombre” golpeado, pero era “la señora Carmen”, “ensangrentada y de pie” junto a su Porsche Cayenne, en el lavadero de Novocar. Herminio corrió a llamar a un compañero, volvieron, y la encontraron “apoyada” en el coche. Trataron de meterla en el asiento del vehículo, pero quizá por su corpulencia —alta y de más de 100 kilos de peso— no pudieron. Llamaron a la ambulancia, y cuando vieron que había casquillos, Herminio pidió también que llamaran a la policía. Murió sobre las siete de la tarde.
Era la segunda vez que iba a por muebles esa semana. El fiscal y la acusación particular sostienen que las dos salidas formaban parte del mismo plan trazado por López: enviaba al del lavadero a por muebles y así él metía el coche en el lavadero, a pesar de que “normalmente” los coches, una vez lavados, se sacaban al aparcamiento hasta que el cliente —o doña Carmen, al fin y al cabo, la dueña de todo aquello— venían a recogerlos. ¿Indicios del plan? Herminio todo lo que aportó fue que “Miguel estaba nervioso” la segunda tarde, la del crimen.

Andrés López: trabajador de Novocar. Estuvo hablando con el acusado y con unos clientes aquella tarde después de que, según las acusaciones, Miguel hubiera disparado a su suegra, y mientras ella se desangraba en el lavadero, ha declarado que “estaba normal, como siempre”. La defensa no ha entrado a calibrar nervios. Pero sí ha explicado por qué el coche de la suegra, a diferencia del resto de los clientes, desde hacía un tiempo se dejaba en el lavadero aun después de lavarse: la mujer se había quejado de que el coche se lo habían dado sucio. “Yo ese día no estaba, a mí eso me lo dijo Miguel”, ha declarado Herminio. Quizá por eso, porque él no estaba, no solo no lo podía recordar sino que su ausencia también explicaría por qué el coche estaba sucio. Esto último da igual. El caso es que la dueña, del coche y del concesionario, se enfadó, según han recordado los otros dos testigos. Y en especial la recepcionista, Cristina Lillo, quien ha contado que se enfadó “bastante, como se enfadaba ella, que tenía un genio particular”.
 
los testimonios oculares,la memoria,, suelen ser siempre los mas inexactos; seguramente nos quedaremos sin saber si se cambió de ropa o o no

Si nos quedamos sin saberlo, es porque a una de las partes no le interesa y la otra no está muy avispada.
Porque es fácil de saberse.
La finca donde vive el acusado está llena de cámaras de seguridad, hay justo una encima de la puerta donde vive Miguel. Ahí esta grabado cuando entra y cuando sale. Esas grabaciones están en poder del juzgado, incluso se han filtrado a la prensa algunos trozos.

Este tema es importante, porque si se ha cambiado de ropa, le vale a la acusación para justificar que diese negativo en pólvora. En cambio si no se cambió, habría que ver como le explica al jurado por que dió negativo.

De hecho es una pregunta que el jurado ha formulado a los testigos.
 
Herminio Fuentes: se presentó como “el encargado del lavadero y de los recados”. “Herminio, esté tranquilo que lo veo un poco nervioso”, le había dicho amablemente la magistrada. El hombre empezó a responder al fiscal. La tarde del 9 de diciembre de 2016, Miguel López, su jefe, le pidió que fuera a un almacén de la ciudad a recoger unos muebles para una obra de la oficina. Cuando volvió, al filo de las siete, vio lo que le pareció “un hombre” golpeado, pero era “la señora Carmen”, “ensangrentada y de pie” junto a su Porsche Cayenne, en el lavadero de Novocar. Herminio corrió a llamar a un compañero, volvieron, y la encontraron “apoyada” en el coche. Trataron de meterla en el asiento del vehículo, pero quizá por su corpulencia —alta y de más de 100 kilos de peso— no pudieron. Llamaron a la ambulancia, y cuando vieron que había casquillos, Herminio pidió también que llamaran a la policía. Murió sobre las siete de la tarde.
Era la segunda vez que iba a por muebles esa semana. El fiscal y la acusación particular sostienen que las dos salidas formaban parte del mismo plan trazado por López: enviaba al del lavadero a por muebles y así él metía el coche en el lavadero, a pesar de que “normalmente” los coches, una vez lavados, se sacaban al aparcamiento hasta que el cliente —o doña Carmen, al fin y al cabo, la dueña de todo aquello— venían a recogerlos. ¿Indicios del plan? Herminio todo lo que aportó fue que “Miguel estaba nervioso” la segunda tarde, la del crimen.

Herminio Fuentes, el encargado del lavadero ha explicado que no se entregaban los coches en ese punto del concesionario sino en el aparcamiento y que no sabía quién aparcó allí el coche de la víctima. También ha dicho que le "extrañó" que tras volver de dejar unos muebles en un almacén de Torrellano, el acusado el dijera que "podía irse a casa". Fue él quien encontró moribunda a Maria del Carmen, cuando regresó al concesionario.

Herminio ha declarado que no era la primera vez que le enviaban esa semana a cargar muebles. El lunes había pasado, justo el día en que tenía en el lavadero otro coche de la familia. Ese coche lo dejó también en el apartamento pero Miguel volvió a meterlo dentro del lavadero. La explicación que le dio fue que su suegra se había quejado porque en otra ocasión no le lavaron el coche, aunque como eso ocurrió un día que él no estaba no lo supo hasta ese momento. Finalmente ese otro coche se lo entregó el miércoles por la mañana en el apartamento de Novocar.
 
Andrés López: trabajador de Novocar. Estuvo hablando con el acusado y con unos clientes aquella tarde después de que, según las acusaciones, Miguel hubiera disparado a su suegra, y mientras ella se desangraba en el lavadero, ha declarado que “estaba normal, como siempre”. La defensa no ha entrado a calibrar nervios. Pero sí ha explicado por qué el coche de la suegra, a diferencia del resto de los clientes, desde hacía un tiempo se dejaba en el lavadero aun después de lavarse: la mujer se había quejado de que el coche se lo habían dado sucio. “Yo ese día no estaba, a mí eso me lo dijo Miguel”, ha declarado Herminio. Quizá por eso, porque él no estaba, no solo no lo podía recordar sino que su ausencia también explicaría por qué el coche estaba sucio. Esto último da igual. El caso es que la dueña, del coche y del concesionario, se enfadó, según han recordado los otros dos testigos. Y en especial la recepcionista, Cristina Lillo, quien ha contado que se enfadó “bastante, como se enfadaba ella, que tenía un genio particular”.

Andrés López, responsable de ventas. Este trabajador ha declarado que sobre la hora del asesinato "18.45 ó 18.50 horas" Miguel López se encontraba "despidiendo a unos clientes" que habían comprado una furgoneta y qué él mismo había atendido. Ha asegurado también que en el local se "estaba acondicionando" una estancia para trasladar allí el departamento informático y que el empleado del lavadero, Herminio, "llevaba toda la semana trasladando muebles al local de Torrellano". En esta última afirmación ha coincidido Cristina Lillo, administrativa en el concesionario. Ella fue quién llamó a la víctima para decirle que su coche "estaba listo y podía recogerlo", pero no ha recordado qué día fue y tampoco que el acusado fuera el que le pidiera que citará a Martínez "por la tarde".
 
Antiguo!!!


Lo «nunca» visto en Novocar
Según manifestó el encargado del lavadero, Herminio Fuentes, en los más de cinco años que llevaba trabajando en Novocar, su cometido jamás fue llevar muebles. Su labor consistía en estar en el lavadero y ocasionalmente realizaba algún recado, como llevar coches a pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) o recoger material del taller. La Policía cree que con este encargo el sospechoso buscaba garantizarse que no tenía testigos para cometer el crimen la tarde del 9 diciembre. A lo largo de esa semana, María del Carmen Martínez acudió a Novocar a recoger hasta tres vehículos diferentes: el lunes, el miércoles y el viernes. Los investigadores sospechan que el lunes de esa misma semana, Miguel López pudo haber intentado perpetrar el asesinato. Durante los días de esa semana, Herminio aseguró ante el juez que su jefe tuvo un comportamiento extraño y un nerviosismo que nunca le había mostrado en los años que le conocía.

La semana del asesinato Herminio fue enviado en dos días diferentes a cargar muebles: el lunes y el viernes. El empleado relató al juez que el lunes, Miguel López, le encargó esa faena el lunes, pero no tuvo tiempo de terminar ese día. Por ello, el miércoles se dispuso a seguir cargando pero Miguel le dijo que no era necesario continuar y que ya le diría cuándo hacerlo. El gerente de Novocar le volvió a encomendar de nuevo el traslado de muebles el viernes, justo en los momentos en que se produjo el asesinato. En los dos días tuvo que hacer dos viajes.

No fue el único incidente inusual que vio esa semana. El testigo relató al juez que el lunes por la mañana terminó de lavar un coche de María del Carmen tras lo que lo estacionó en el parking de las instalaciones. Al llegar por la tarde, se encontró el coche aparcado dentro del lavadero otra vez, por lo que tuvo que sacarlo para ponerse a lavar otro coche. Fue en ese momento cuando llegó Miguel López encargándole el recado de los muebles. Incluso llegó a apremiarle para que lo hiciera, dejando los vehículos sin terminar de repasarlos bien. Herminio explicó al juez que el sospechoso le dijo que iba a entregar a su suegra el coche en el lavadero, porque ella era muy desconfiada y no se creía que se los llevaba sin limpiar.

El encargado del lavadero dijo que María del Carmen nunca le había trasladado ninguna queja porque le dejara los coches sucios, aunque admitió que unas semanas antes, un día que no trabajó por asuntos médicos, hubo un conflicto porque se le dio el coche sin limpiar y finalmente fueron otros compañeros del taller los que tuvieron que hacerlo. El testigo confirmó que los coches nunca se habían entregado en el lavadero.

Otros hechos inusuales que apreció Herminio en el sospechoso fueron detalles como que le hubiera ayudado a poner la matrícula de un coche, e incluso a cargar los muebles para que fuera más deprisa. Incluso el lunes le dijo que podía marcharse a casa cuando acabara con los muebles, algo que también le pareció extraño.

Según la declaración de Herminio, el día del crimen, el coche de María del Carmen Martínez se quedó lavado hacia las once de la mañana y, como siempre, lo dejó en la zona de aparcamiento. Por la tarde, Miguel López le encargó que continuara con el traslado de muebles, tarea que acabó hacia las 18.55 horas. A su llegada al lavadero, encontró el coche dentro del lavadero y una silueta con el rostro ensangrentado junto a él tambaleándose y que confundió con un hombre, ya que había poca visibilidad al estar la luz apagada. A continuación fue a pedir ayuda a otros compañeros del taller y fue cuando descubrieron su identidad.
 
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Andrés López, responsable de ventas. Este trabajador ha declarado que sobre la hora del asesinato "18.45 ó 18.50 horas" Miguel López se encontraba "despidiendo a unos clientes" que habían comprado una furgoneta y qué él mismo había atendido. Ha asegurado también que en el local se "estaba acondicionando" una estancia para trasladar allí el departamento informático y que el empleado del lavadero, Herminio, "llevaba toda la semana trasladando muebles al local de Torrellano". En esta última afirmación ha coincidido Cristina Lillo, administrativa en el concesionario. Ella fue quién llamó a la víctima para decirle que su coche "estaba listo y podía recogerlo", pero no ha recordado qué día fue y tampoco que el acusado fuera el que le pidiera que citará a Martínez "por la tarde".

Si llevaba toda la semana trasladando muebles, se desmonta el indicio de que lo mandó solo aquel día de manera excepcional.
Eso junto a los otros trabajadores que también declaran que no lo vieron raro ni nervioso, que creo que era otro argumento que usaba la acusación como indicio...

Al final la acusación va quedar con el culo al aire ( esa es mi impresión).

Lo que no me cuadra es el horario que da Andres, ya que creo que a las 18:38 ya lo graba una cámara de camino a casa por la autovía.
 
Entre las declaraciones contradictorias y que los periodistas escriben lo que quieren, este caso no hay quien lo entienda.
Alguien sabe porqué no ha salido nada nuevo últimamente?. Se supone que el juicio continúa
 
declaraciones ante el juez que investiga el asesinato de la viuda de Vicente Sala reflejan que en los días previos al crimen el sospechoso se comportó de un modo inusual e hizo cosas que los empleados de Novocar, el negocio de automoción del grupo familiar donde fue tiroteada María del Carmen Martínez, jamás habían visto. Una de ellas, y que fue uno de los indicios en los que se apoyó la Policía para pedir la detención del yerno de la víctima, fue el hecho de que Miguel López enviara al encargado del lavadero, Herminio Fuentes, a llevar muebles a una nave en la avenida de Elche.

Según manifestó este testigo, que está de baja a raíz de los hechos, en los más de cinco años que llevaba trabajando en Novocar, su cometido jamás fue llevar muebles. Su labor consistía en estar en el lavadero y ocasionalmente realizaba algún recado, como llevar coches a pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) o recoger material del taller. La Policía cree que con este encargo el sospechoso buscaba garantizarse que no tenía testigos para cometer el crimen la tarde del 9 diciembre. A lo largo de esa semana, María del Carmen Martínez acudió a Novocar a recoger hasta tres vehículos diferentes: el lunes, el miércoles y el viernes. Los investigadores sospechan que el lunes de esa misma semana, Miguel López pudo haber intentado perpetrar el asesinato. Durante los días de esa semana, Herminio aseguró ante el juez que su jefe tuvo un comportamiento extraño y un nerviosismo que nunca le había mostrado en los años que le conocía.

La semana del asesinato Herminio fue enviado en dos días diferentes a cargar muebles: el lunes y el viernes. El empleado relató al juez que el lunes, Miguel López, le encargó esa faena el lunes, pero no tuvo tiempo de terminar ese día. Por ello, el miércoles se dispuso a seguir cargando pero Miguel le dijo que no era necesario continuar y que ya le diría cuándo hacerlo. El gerente de Novocar le volvió a encomendar de nuevo el traslado de muebles el viernes, justo en los momentos en que se produjo el asesinato. En los dos días tuvo que hacer dos viajes.

No fue el único incidente inusual que vio esa semana. El testigo relató al juez que el lunes por la mañana terminó de lavar un coche de María del Carmen tras lo que lo estacionó en el parking de las instalaciones. Al llegar por la tarde, se encontró el coche de la viuda del expresidente de la CAMaparcado dentro del lavadero otra vez, por lo que tuvo que sacarlo para ponerse a lavar otro coche. Fue en ese momento cuando llegó Miguel López encargándole el recado de los muebles. Incluso llegó a apremiarle para que lo hiciera, dejando los vehículos sin terminar de repasarlos bien. Herminio explicó al juez que el sospechoso le dijo que iba a entregar a su suegra el coche en el lavadero, porque ella era muy desconfiada y no se creía que se los llevaba sin limpiar.

El encargado del lavadero dijo que María del Carmen nunca le había trasladado ninguna queja porque le dejara los coches sucios, aunque admitió que unas semanas antes, un día que no trabajó por asuntos médicos, hubo un conflicto porque se le dio el coche sin limpiar y finalmente fueron otros compañeros del taller los que tuvieron que hacerlo. El testigo confirmó que los coches
semana del asesinato Herminio fue enviado en dos días diferentes a cargar muebles: el lunes y el viernes. El empleado relató al juez que el lunes, Miguel López, le encargó esa faena el lunes, pero no tuvo tiempo de terminar ese día. Por ello, el miércoles se dispuso a seguir cargando pero Miguel le dijo que no era necesario continuar y que ya le diría cuándo hacerlo. El gerente de Novocar le volvió a encomendar de nuevo el traslado de muebles el viernes, justo en los momentos en que se produjo el asesinato. En los dos días tuvo que hacer dos viajes.

No fue el único incidente inusual que vio esa semana. El testigo relató al juez que el lunes por la mañana terminó de lavar un coche de María del Carmen tras lo que lo estacionó en el parking de las instalaciones. Al llegar por la tarde, se encontró el coche de la viuda del expresidente de la CAMaparcado dentro del lavadero otra vez, por lo que tuvo que sacarlo para ponerse a lavar otro coche. Fue en ese momento cuando llegó Miguel López encargándole el recado de los muebles. Incluso llegó a apremiarle para que lo hiciera, dejando los vehículos sin terminar de repasarlos bien. Herminio explicó al juez que el sospechoso le dijo que iba a entregar a su suegra el coche en el lavadero, porque ella era muy desconfiada y no se creía que se los llevaba sin limpiar.

El encargado del lavadero dijo que María del Carmen nunca le había trasladado ninguna queja porque le dejara los coches sucios, aunque admitió que unas semanas antes, un día que no trabajó por asuntos médicos, hubo un conflicto porque se le dio el coche sin limpiar y finalmente fueron otros compañeros del taller los que tuvieron que hacerlo. El testigo confirmó que los coches nunca se habían entregado en el lavadero.

Otros hechos inusuales que apreció Herminio en el sospechoso fueron detalles como que le hubiera ayudado a poner la matrícula de un coche, e incluso a cargar los muebles para que fuera más deprisa. Incluso el lunes le dijo que podía marcharse a casa cuando acabara con los muebles, algo que también le pareció extraño.

Según la declaración de Herminio, el día del crimen, el coche de María del Carmen Martínez se quedó lavado hacia las once de la mañana y, como siempre, lo dejó en la zona de aparcamiento. Por la tarde, Miguel López le encargó que continuara con el traslado de muebles, tarea que acabó hacia las 18.55 horas. A su llegada al lavadero, encontró el coche dentro del lavadero y una silueta con el rostro ensangrentado junto a él tambaleándose y que confundió con un hombre, ya que había poca visibilidad al estar la luz apagada. A continuación fue a pedir ayuda a otros compañeros del taller y fue cuando descubrieron su identidad.

Sin embargo, pocos minutos después se ratificó a preguntas del abogado de la defensa, en la declaración que hizo a los primeros agentes de la Policía que llegaron a Novocar, donde sostuvo que se encontró a María del Carmen viva recogiendo su coche al llegar y que se fue al taller a coger unos recambios. Al volver, según esa declaración, se encontró con la silueta ensangrentada. Los agentes que tomaron declaración a Herminio han sido citados para el martes para que aclaren estos extremos, ya que, el sumario refleja que a esa hora Miguel López ya estaba en casa.

Me parece algo raro esos cambios de declaración de Herminio.
Aquí donde tanto el que acusa particular, como el que se defienden tienen dinero .
No quiero pensar mal, pero.....
 
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