Encarna Sánchez,MILLONARIA EN LA RADIO, POBRE EN LA VIDA.

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28/09/2019

MILLONARIA EN LA RADIO, POBRE EN LA VIDA
Se dice que legó un patrimonio de 10 millones a su heredera. Pero ganó mucho más en publicidad (y en negro). Lo gastó casi todo en sus amoríos. Una vez gastó 1,2 millones de euros en alquilar un teatro para la Pantoja. POR EMILIA LANDALUCE

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“ME ENCANTARÍA HACER UNA PELÍCULA de Encarna. Se la merece pero yo no la haré”. Es una pena que Almodóvar no se atreva a contar la vida de la locutora almeriense. Un talento indiscutible, su carácter atormentado, la estética ochentera, esos amoríos que ella se empeñaba en ocultar pero de los que toda España hablaba... Y, por supuesto, su muerte prácticamente frente al micrófono de Directamente Encarna, el programa que empezó a emitirse en COPE el 1 de octubre de 1984 (hace 35 años) y que siguieron millones de personas hasta el 5 de abril de 1996, el día que murió de cáncer. “De amor”, como suele decir Federico Jiménez Losantos, que la conoció bien. Tenía 59 años pero aún muy enferma, su voz seguía siendo hipnótica. “Pronto volveréis a sonreír. Pronto vendréis a mi encuentro. Pronto podré decir con toda la valentía del mundo: ¡Temblad, pedazo de sinvergüenzas!”. Esas fueron sus últimas palabras en el aire.

De Encarna se ha escrito mucho. Sus supuestos amoríos con Isabel Pantoja y con otras amantes, la misteriosa heredera, la caja fuerte llena de billetes bien prensaditos que tenía en su casa. Pero sobre todo si era o no “una perra, una hija de put* desalmada”. Carlos Herrera, compañero en COPE, suele destacar que “fue una mujer asombrosamente” intuitiva. “Arrolladora. Capaz de lo mejor y lo peor. Me causa desprecio todos los que se abalanzan sobre su cadáver. Ella debe de estar en su tumba pegando bocados bajo la lápida. Menuda era”.

Porque pocos recuerdan que en realidad, Encarna (sigue bastando su nombre) era un monstruo. También en el mejor de los sentidos. “Nunca he visto a nadie así ante el micrófono. Y luego cómo hacía publicidad. Los anunciantes que acudían a ella sabían que iban a vender”, recuerda su técnica de sonido. Así se hizo muy rica. Por ejemplo. “Diecur, que es un número 1 y reúne todo lo que exige Sanidad, le permite adelgazar entre 4 o 6 kilos al mes sin dejar de comer. Pueden comer cocido, patatas fritas, la pringá, macarrones...”. ¿La solución? “¡Diecur!” En 1995, Sanidad anunció la retirada de “productos milagro” tras una denuncia de la OCU por publicidad engañosa y riesgo para la salud. Su entonces portavoz aludió directamente a Dietinter, empresa propiedad de Encarna Sánchez, que comercializaba las píldoras adelgazantes. No era lo único que anunciaba. Durante meses, vendió La ruta del millón del Banco Zaragozano. “Los hombres serios. En Gabardina. Los Albertos...”, metía en sus cuñas. Y mientras, el clin clin de la caja.

Encarna, pese a que hizo mucho dinero, no murió tan “inmensamente rica” como glosaron los medios de la época. Al menos oficialmente. En su testamento legó a Clara Súñer un piso, una casa en La Moraleja y otra en Marbella. En total: un patrimonio de unos 10 millones de euros. “En COPE ganaba lo que ganaba. No piensen que mucho pero lo que sí hacía era coger bastante bastante dinero negro en publicidad, de los anunciantes”, explica un compañero. Por otro lado, la locutora también gastaba mucho. Sobre todo cuando se enamoraba. En joyas, abrigos, ropas. Cuentan que alquiló por 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros) un teatro a Isabel Pantoja. No era una novedad. Algo similar, dicen los que la trataron, le pasó con todo el dinero que supuestamente ganó durante sus años en México.

Pero no solo fue generosa en su vida privada. Graciano Palomo recuerda que ganaba más por sus tres intervenciones a la semana en Directamente Encarna que como subdirector de periódico. Jaime Peñafiel podía decir lo mismo. “Aunque en principio le tuve que ocultar a mi mujer que salía en el programa porque lo encontraba muy populista”. Carmen Jara, integrante junto a Paca Rico, Marujita Díaz, Carmen Yepes y María Dolores Pradera de La mesa de camilla (una sección del programa) lo niega. “Nos escuchaba todo tipo de gente. Políticos, intelectuales, empresarios...”. Aquella fue una idea de la propia Jara, muy amiga de Encarna. “Llorábamos de risa. Con Maruja... Cuando echaron a María Dolores Pradera por decir ¡Viva la República! de broma”. Un diálogo entre Encarna y Marujita.

—Maruja, qué esmeraldas llevas.

—Qué va hija, es un caramelo de menta que me ha dado un morito.

Y todo esto poniéndose tibias de Sheridan’s, un licor de café y chocolate que patrocinaba la sección. [Y yo –diez años entonces– no paré de insistirle a mi madre hasta que compró una botella]. Era el carisma de Encarna. “Yo soy Mari Carmen Yepes, andaluza y catalana / catalana por mis padres/ catalana por mi raza / y quiero a la Moreneta/ igual que a la de Triana”, cantaban. Ni Libres e Iguales.

Precisamente Jara es una de las personas que hablan mejor de Encarna. Lo lógico considerando que fueron amigas durante mucho tiempo y que su sobrino era el ahijado de la periodista. “Pese a que estuvo con quien estuvo y tenía a dos muchachas en casa, era una solitaria. Muchas veces se venían a casa de mi cuñado a cenar para estar con nosotros”. ¿Mala? “Al contrario. Era muy buena gente. Extremadamente generosa. Sobre todo con quien estuviera en aquel momento. Un día pasando por el jardín de una me dijo: mira hasta las palmeras las he pagado yo”.

Pese a esos comentarios velados, siempre trató de ocultar que se enamoraba (y muchísimo) de mujeres. Lo intentó hasta con la propia Jara cuando llegó a Madrid. “No te confundas Encarna”, le tuvo que decir. Entonces, la cantante acababa de llegar a Madrid y era una de esas españolas que ya no se fabrican. Jara contaba que Encarna siempre llevaba el bolso lleno de dinero. “Y se lo daba a las monjitas, a cualquier señora que le contara que no podía pagar la hipoteca. ¡Menuda se lio el día que le robaron el bolso!”.

Jara relata cuando la acompañó al médico y le diagnosticaron cáncer. “Le dijeron que se quedaría calva. Ella me dijo: ‘Carmen, cómprame de esos lazos que se ponen los niños cuando nacen’. Y se los pusimos cuando se le cayó el pelo. Todavía guardo las fotos”.

Pero pocos recuerdan esa Encarna amable. “Un día que durante mi sección empezó a despotricar de Concha García Campoy, me quedé callado. A partir de ahí, Concha, con la que siempre me había llevado bien, me evitaba”., recuerda Graciano Palomo. Peñafiel vivió un episodio similar pero con Teddy Bautista a propósito de un canon que la SGAE pretendía poner a los transistores. “Solo dije que si todo eso que decía era verdad, que era como el impuesto revolucionario. Bautista nos demandó pero Encarna se murió antes de que dictara sentencia. Al final, me perdonó los 50 millones (300.000 euros) de compensación”.

Los ataques vitriólicos de Encarna eran bien conocidos y para algunos estaban muy ligados a su situación sentimental. Tenía enemigos pero al mismo tiempo sabía tratar con el poder. Aún así era una voz independiente en esa España en la que todos eran felipistas. Por eso “no tuvieron piedad” cuando revolvió cielo y tierra en TVE para que quitaran el sketch de Martes y Trece sobre las vacaciones de Millán (Encarna) y Josema Yuste (Pantoja) en Palma. Rabió. “Lo pasó fatal. Se volvió loca. Lo de las empanadillas le hizo gracia pero no quería que nadie supiera de su vida personal”. Eran las contradicciones de una mujer lesbiana pero de derechas y creyente en la España de Felipe González.

La mayoría de los que la conocieron coinciden en que la publicación de las fotos “de la patadita” de María del Monte a Isabel Pantoja aceleró la enfermedad de la locutora. Se dejó morir. Jara cuenta que después de verlas se encerró en su cuarto todo le día. Peñafiel explica que las vio en directo durante su sección y él tuvo que hablar 20 minutos sin parar porque ella se dedicó a golpear el cristal del control y a darse contra la pared. A partir de ahí, si iban a un restaurante con fotos y había alguna de María del Monte, Marujita se la guardaba en el bolso.

El resto ya lo saben. Una agonía triste, abandono y una heredera inesperada. Hoy aún le dedican muchas horas de TV y se preparan varios documentales. Muchos aún creemos escucharle decir: “¡Temblad pedazo de sinvergüenzas!”. Y mordiendo la lápida.
 
28/09/2019

MILLONARIA EN LA RADIO, POBRE EN LA VIDA
Se dice que legó un patrimonio de 10 millones a su heredera. Pero ganó mucho más en publicidad (y en negro). Lo gastó casi todo en sus amoríos. Una vez gastó 1,2 millones de euros en alquilar un teatro para la Pantoja. POR EMILIA LANDALUCE

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“ME ENCANTARÍA HACER UNA PELÍCULA de Encarna. Se la merece pero yo no la haré”. Es una pena que Almodóvar no se atreva a contar la vida de la locutora almeriense. Un talento indiscutible, su carácter atormentado, la estética ochentera, esos amoríos que ella se empeñaba en ocultar pero de los que toda España hablaba... Y, por supuesto, su muerte prácticamente frente al micrófono de Directamente Encarna, el programa que empezó a emitirse en COPE el 1 de octubre de 1984 (hace 35 años) y que siguieron millones de personas hasta el 5 de abril de 1996, el día que murió de cáncer. “De amor”, como suele decir Federico Jiménez Losantos, que la conoció bien. Tenía 59 años pero aún muy enferma, su voz seguía siendo hipnótica. “Pronto volveréis a sonreír. Pronto vendréis a mi encuentro. Pronto podré decir con toda la valentía del mundo: ¡Temblad, pedazo de sinvergüenzas!”. Esas fueron sus últimas palabras en el aire.

De Encarna se ha escrito mucho. Sus supuestos amoríos con Isabel Pantoja y con otras amantes, la misteriosa heredera, la caja fuerte llena de billetes bien prensaditos que tenía en su casa. Pero sobre todo si era o no “una perra, una hija de p*ta desalmada”. Carlos Herrera, compañero en COPE, suele destacar que “fue una mujer asombrosamente” intuitiva. “Arrolladora. Capaz de lo mejor y lo peor. Me causa desprecio todos los que se abalanzan sobre su cadáver. Ella debe de estar en su tumba pegando bocados bajo la lápida. Menuda era”.

Porque pocos recuerdan que en realidad, Encarna (sigue bastando su nombre) era un monstruo. También en el mejor de los sentidos. “Nunca he visto a nadie así ante el micrófono. Y luego cómo hacía publicidad. Los anunciantes que acudían a ella sabían que iban a vender”, recuerda su técnica de sonido. Así se hizo muy rica. Por ejemplo. “Diecur, que es un número 1 y reúne todo lo que exige Sanidad, le permite adelgazar entre 4 o 6 kilos al mes sin dejar de comer. Pueden comer cocido, patatas fritas, la pringá, macarrones...”. ¿La solución? “¡Diecur!” En 1995, Sanidad anunció la retirada de “productos milagro” tras una denuncia de la OCU por publicidad engañosa y riesgo para la salud. Su entonces portavoz aludió directamente a Dietinter, empresa propiedad de Encarna Sánchez, que comercializaba las píldoras adelgazantes. No era lo único que anunciaba. Durante meses, vendió La ruta del millón del Banco Zaragozano. “Los hombres serios. En Gabardina. Los Albertos...”, metía en sus cuñas. Y mientras, el clin clin de la caja.

Encarna, pese a que hizo mucho dinero, no murió tan “inmensamente rica” como glosaron los medios de la época. Al menos oficialmente. En su testamento legó a Clara Súñer un piso, una casa en La Moraleja y otra en Marbella. En total: un patrimonio de unos 10 millones de euros. “En COPE ganaba lo que ganaba. No piensen que mucho pero lo que sí hacía era coger bastante bastante dinero negro en publicidad, de los anunciantes”, explica un compañero. Por otro lado, la locutora también gastaba mucho. Sobre todo cuando se enamoraba. En joyas, abrigos, ropas. Cuentan que alquiló por 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros) un teatro a Isabel Pantoja. No era una novedad. Algo similar, dicen los que la trataron, le pasó con todo el dinero que supuestamente ganó durante sus años en México.

Pero no solo fue generosa en su vida privada. Graciano Palomo recuerda que ganaba más por sus tres intervenciones a la semana en Directamente Encarna que como subdirector de periódico. Jaime Peñafiel podía decir lo mismo. “Aunque en principio le tuve que ocultar a mi mujer que salía en el programa porque lo encontraba muy populista”. Carmen Jara, integrante junto a Paca Rico, Marujita Díaz, Carmen Yepes y María Dolores Pradera de La mesa de camilla (una sección del programa) lo niega. “Nos escuchaba todo tipo de gente. Políticos, intelectuales, empresarios...”. Aquella fue una idea de la propia Jara, muy amiga de Encarna. “Llorábamos de risa. Con Maruja... Cuando echaron a María Dolores Pradera por decir ¡Viva la República! de broma”. Un diálogo entre Encarna y Marujita.

—Maruja, qué esmeraldas llevas.

—Qué va hija, es un caramelo de menta que me ha dado un morito.

Y todo esto poniéndose tibias de Sheridan’s, un licor de café y chocolate que patrocinaba la sección. [Y yo –diez años entonces– no paré de insistirle a mi madre hasta que compró una botella]. Era el carisma de Encarna. “Yo soy Mari Carmen Yepes, andaluza y catalana / catalana por mis padres/ catalana por mi raza / y quiero a la Moreneta/ igual que a la de Triana”, cantaban. Ni Libres e Iguales.

Precisamente Jara es una de las personas que hablan mejor de Encarna. Lo lógico considerando que fueron amigas durante mucho tiempo y que su sobrino era el ahijado de la periodista. “Pese a que estuvo con quien estuvo y tenía a dos muchachas en casa, era una solitaria. Muchas veces se venían a casa de mi cuñado a cenar para estar con nosotros”. ¿Mala? “Al contrario. Era muy buena gente. Extremadamente generosa. Sobre todo con quien estuviera en aquel momento. Un día pasando por el jardín de una me dijo: mira hasta las palmeras las he pagado yo”.

Pese a esos comentarios velados, siempre trató de ocultar que se enamoraba (y muchísimo) de mujeres. Lo intentó hasta con la propia Jara cuando llegó a Madrid. “No te confundas Encarna”, le tuvo que decir. Entonces, la cantante acababa de llegar a Madrid y era una de esas españolas que ya no se fabrican. Jara contaba que Encarna siempre llevaba el bolso lleno de dinero. “Y se lo daba a las monjitas, a cualquier señora que le contara que no podía pagar la hipoteca. ¡Menuda se lio el día que le robaron el bolso!”.

Jara relata cuando la acompañó al médico y le diagnosticaron cáncer. “Le dijeron que se quedaría calva. Ella me dijo: ‘Carmen, cómprame de esos lazos que se ponen los niños cuando nacen’. Y se los pusimos cuando se le cayó el pelo. Todavía guardo las fotos”.

Pero pocos recuerdan esa Encarna amable. “Un día que durante mi sección empezó a despotricar de Concha García Campoy, me quedé callado. A partir de ahí, Concha, con la que siempre me había llevado bien, me evitaba”., recuerda Graciano Palomo. Peñafiel vivió un episodio similar pero con Teddy Bautista a propósito de un canon que la SGAE pretendía poner a los transistores. “Solo dije que si todo eso que decía era verdad, que era como el impuesto revolucionario. Bautista nos demandó pero Encarna se murió antes de que dictara sentencia. Al final, me perdonó los 50 millones (300.000 euros) de compensación”.

Los ataques vitriólicos de Encarna eran bien conocidos y para algunos estaban muy ligados a su situación sentimental. Tenía enemigos pero al mismo tiempo sabía tratar con el poder. Aún así era una voz independiente en esa España en la que todos eran felipistas. Por eso “no tuvieron piedad” cuando revolvió cielo y tierra en TVE para que quitaran el sketch de Martes y Trece sobre las vacaciones de Millán (Encarna) y Josema Yuste (Pantoja) en Palma. Rabió. “Lo pasó fatal. Se volvió loca. Lo de las empanadillas le hizo gracia pero no quería que nadie supiera de su vida personal”. Eran las contradicciones de una mujer lesbiana pero de derechas y creyente en la España de Felipe González.

La mayoría de los que la conocieron coinciden en que la publicación de las fotos “de la patadita” de María del Monte a Isabel Pantoja aceleró la enfermedad de la locutora. Se dejó morir. Jara cuenta que después de verlas se encerró en su cuarto todo le día. Peñafiel explica que las vio en directo durante su sección y él tuvo que hablar 20 minutos sin parar porque ella se dedicó a golpear el cristal del control y a darse contra la pared. A partir de ahí, si iban a un restaurante con fotos y había alguna de María del Monte, Marujita se la guardaba en el bolso.

El resto ya lo saben. Una agonía triste, abandono y una heredera inesperada. Hoy aún le dedican muchas horas de TV y se preparan varios documentales. Muchos aún creemos escucharle decir: “¡Temblad pedazo de sinvergüenzas!”. Y mordiendo la lápida.


https://www.elmundo.es/loc/famosos/2019/09/28/5d8cc5f4fc6c8398258b45b0.html
 
Tenía un piquito de oro, pero era mala, mala.
Cuando anunciaba algo (por ejemplo un crecepelo infalible), y llamaba alguna ilusa diciendo que lo venía usando durante meses,sin efecto ninguno, la ponía a parir y le cortaba la comunicación.
También hacía publicidad de una urbanización , diciendo que ella se iba a construir una casa allí y que le gustaría que las oyentes fueran sus vecinas....muchas señoras picaron, se compraron la parcela y ella nunca se hizo nada...Naturalmente su parcela era regalada y al poco se la vendió.
Hay cientos de historias por explicar...de esa señora.
Como de otras, que hicieron mucho dinero, pero en el fondo estaban muy solas y amargadas.
 
no la dejarán descansar en paz ya a la pobre? si hace ya siglos que murió.............

Pobre? esta mujer era más mala que el diablo, mala, vengativa, psicópata, lo tenía todo, ah, y facha para completar el Euro,

Su lesbianismo armarizado es lo que le hacia estar llena de rabia y rencor , por lo visto... llamaba "maricones" a los gays y ella era la mayor maribollo del Reino, sí señor,
 
Pobre? esta mujer era más mala que el diablo, mala, vengativa, psicópata, lo tenía todo, ah, y facha para completar el Euro,

Su lesbianismo armarizado es lo que le hacia estar llena de rabia y rencor , por lo visto... llamaba "maricones" a los gays y ella era la mayor maribollo del Reino, sí señor,
pobre en el sentido de que ya le han dado todos los palos que nadie se atrevió a darle en vida, muerta. Sería malísima en vida, pero todos le peloteaban y hace ya bastantes años que murió, no sé, no veo la necesidad de seguir removiendo esto. ah y que nadie piense q la defiendo, para nada.
 
Yo recuerdo una vez, escuchando a Encarna. Sé que estaba con gripe en la cama. Había ocurrido una tragedia. No sé si un accidente de tren o algo así. Llamó a la madre de un niño fallecido (de eso sí que me acuerdo). Empezó a preguntarle cómo se sentía.... y todo el morbo de la entrevista. Al principio la madre conectó con ella. La saludó, le dijo buenas tardes...y cuando la arpía le preguntaba por el drama....hubo un silencio. Encarna le dijo....querida amiga, te emocionas y es natural....Silencio nuevamente. Comprendo, querida....que te cueste hablar de esto.... Y al momento se escucha a la madre....Perdona Encarna, pero no te oía absolutamente nada. Se había cortado la comunicación. La cara de gilipollas que se le debió de quedar...no tuvo nombre.
Y en otra ocasión, la llamó un chico para decirle...Encarna, acaba de fallecer tu madre ahora mismo. Ahí....le salió su vena más oscura. Le llamó de todo....y le dijo que su madre estaba enterrada hace años. Lo insultó en directo lo que quiso y más. Le dijo: mereces estar tú bajo tierra y no salir...desgraciado!
O sea....que alguna vez....se le perdía el respeto y el miedo.
Nunca me gustó. Jamás, sobre todo sabiendo que era íntima amiga de Jesús Gil.
 

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