Es hora de hablar de la plaga MATEO. Nombre bíblico que a muchas madres de hoy que se los han puesto a sus hijos, si se lo hubieran dicho en su día de niñas que le pondrían Mateo se reirían, porque ha sido nombre de señor toda la vida. No sé si salió de la cantera de los Gonzalo y Beltrán, que hasta hace poco ponerle esos nombres a los niños era de dártelas de ser "bien" aunque vivieras en las afueras de Móstoles.
De hecho conozco a alguna que tiene dos hijos que son Gonzalo y Mateo y han querido ir de pijas pero se les ve el pelo de la dehesa desde lejos.
Mi compañera de trabajo tuvo a su Mateo hace un año y medio, dándose cuenta de que en el paritorio salieron dos Mateos más el mismo día y a dos o tres de parir se entera que una vecina suya que acababa de tener al suyo, también le llamó Mateo. Ayer mismo estaba sentada en una cafetería con unas amigas y escuché en la mesa de al lado a unos decir que habían sido tíos y le habían puesto Mateo al niño.
