MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
14/09/2019
CHSSS...
DON JUAN CARLOS NO HA SIDO JAMÁS UN ACOSADOR
LA CULPA : #METOO
CON 18 AÑOS TENÍA MUCHO ÉXITO CON LAS MUJERES
Descubra Orbyt
Dada su ideología republicana y mi especialidad en temas de la Casa Real, se lo ponía muy fácil no sólo a Pilar, también a Enric Sopena y a la malograda María Antonia Iglesias, colaboradores habituales del programa, que me obligaban a mantener una actitud objetiva más que defensiva sobre determinados habitantes de La Zarzuela. Hoy me veo obligado a volver donde solía a causa de los comentarios soeces, ofensivos, insultantes e inadecuados de Rahola, a propósito del “acoso”, según ella, de Don Juan Carlos“manoseándole un pecho”. O ¿fueron los dos? con los que “hizo zumo de naranja” (?)
Lo sorprendente es que la líder republicana sabe que miente, tergiversa y oculta la verdad. Sobre todo, cuando dice que el Rey le dijo que tenía el pecho mal colocado. Se refería a que un día se presentó con ánimo de provocarle llevando una bandera republicana en el pecho, pero mal colocada. Don Juan Carlos, con mucha sorna, se la puso correctamente. ¿Lo recuerdas, guapa? Se lo contó el Rey a Revilla, presidente de la Comunidad de Cantabria.
No me gustaría que Rahola tomara esto como una defensa mía al Soberano, cosa que no me place ya que no soy ningún cortesano, sino para aclararle a la republicana la diferencia entre seductor y acosador. No me cabe la menor duda, porque lo conozco muy bien, de que el Rey emérito (perdón, sé que no le gusta esta palabreja) es, de toda su vida, un seductor, un gran seductor. Como mi compadre Julio Iglesias. Pero ninguno de los dos han sido jamás acosadores. De las 3.000 amigas o amantes que se dice ha tenido Julito y las 15 novietas, con nombre y apellidos, de Don Juan Carlos, ninguna ha comentado que fuera acosada en momento alguno.
Me preguntarás, querida Pilar, dónde estriba la diferencia, dónde está la frontera entre seducir y acosar. Muy sencillo. En el consentimiento. La seducción, y según Robert Greene, “es un ritual íntimo e individual cuya primera parte es el despertar del deseo iniciando el contacto de forma respetuosa e inspirando confianza”.
Lo que sucede es que, por culpa del dichoso movimiento feminista #MeToo, hoy, una simple declaración sensual, un mensaje de texto coqueto, un piropo, una mano sobre la rodilla o el hombro, puede ser tomado como señal de acoso. Y, como bien es sabido, el coqueteo es necesario para seducir. Todo el mundo sabe que Don Juan Carlos y Julio Iglesias han sido, son y serán hasta su muerte grandes seductores. No por ser o haber sido físicamente atractivos, que puede aportar un punto a su favor, pero sin otras cualidades no lo serían. Hace falta mucho más que una cara bonita, un buen tipo (Lord Byron era cojo), una profesión, o ser joven, o tener una determinada edad (Casanova tenía 60 años en su plenitud seductora ). Picasso también fue un gran seductor.
Hay seductores que lo son desde muy jovencitos. Según la infanta Pilar, “con 18 años, mi hermano, el Príncipe Juan Carlos, se convierte en objeto de gran interés femenino. Su prestancia, su carisma masculino, su cortesía innata y su fuerte encanto siempre le hicieron terriblemente atractivo para las mujeres. A su vez, a él le encantaba la compañía femenina. En esos tiempos ya tenía un temperamento muy romántico y mucho éxito con las chicas. ¡Siempre estaba cambiando de novia! Hasta el general Francollegó a estar preocupado por el futuro sentimental del Príncipe. Pensaba que cuanto antes se asentara ese romántico y mujeriego Borbón de sangre caliente, mejor. Según la profesora Betty Prioleau, en su libro Los grandes seductores, “las mujeres los aman por una razón: el seductor las adora a ellas y su compañía y saben qué anhelan”. “Los seductores saben enamorar a las mujeres de una manera diferente, diciéndoles exactamente lo que quieren escuchar y son excepcionales manteniendo siempre una cierta distancia. Tienen personalidad y sentido del humor y una increíble confianza en sí mismos”.
Otra cosa pero que muy diferente es el acoso y el acosador, esa persona camaleónica y complicada de detectar. Muchas veces se manifiesta intimidando o entrometiéndose en la vida de una persona contra su voluntad de una forma perturbadora. El acosador más conocido es el de los famosos obsesionados con sus ídolos. También el acosador por rechazo amoroso. O el acosador lujurioso que puede acabar intentando violar a su víctima. El acoso es, siempre, un delito más o menos encubierto, pero un delito.
Como habrás leído, querida Pilar, nada que ver el seductor con el acosador.
¡Carmelo, en 13 TV, se te ve el plumero! (...) La ausencia de Eugenia, la única que se relaciona con su hermano, ha puesto de manifiesto, elocuentemente, la actitud de la familia ante las memorias del aristócrata.(...) Hasta Fernando, que se lleva bien con todos, no asistió a la fiesta de los sobrinos. (...) Mezclar el nombre de la Infanta Elena con el de Mar Flores y la señora casada que le pagaba para que se acostara con ella y otras pendonas, no es muy elegante, muchacho. (...) Es de esos que, de pequeños, aman a sus padres, ya crecidos los juzgan y de mayores hasta los perdonan. (...) Llevas razón, querido Arturo, con lo de tu biblioteca. Imagino que habrás leído la triste historia de la de Ramón y Cajal, vendida en el Rastro por 300 euros, incluido un pequeño maletín personal. (...) Las tres “D”suelen acabar no solo con nuestra biblioteca, sino también con todo el patrimonio que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. (...) Si el escolta le hubiera advertido a Letizia de que había un escalón, ¿ella le habría contestado despóticamente: “Ya, tengo dos ojos”? Lo mismo que en Guadalajara hizo con un señor que se acercó a ella con el mechero cuando iba a encender un pitillo, se paró en seco y le dijo: “Tengo dos manos”. (...) ¡Vaya braguetazo que ha dado casándose con la hija del multimillonario dueño de la empresa! El puesto que le han dado, la verdad, es que ha sido para cubrir su expediente personal.
JAIME PEÑAFIEL
14/09/2019
CHSSS...
DON JUAN CARLOS NO HA SIDO JAMÁS UN ACOSADOR
LA CULPA : #METOO
CON 18 AÑOS TENÍA MUCHO ÉXITO CON LAS MUJERES
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Dada su ideología republicana y mi especialidad en temas de la Casa Real, se lo ponía muy fácil no sólo a Pilar, también a Enric Sopena y a la malograda María Antonia Iglesias, colaboradores habituales del programa, que me obligaban a mantener una actitud objetiva más que defensiva sobre determinados habitantes de La Zarzuela. Hoy me veo obligado a volver donde solía a causa de los comentarios soeces, ofensivos, insultantes e inadecuados de Rahola, a propósito del “acoso”, según ella, de Don Juan Carlos“manoseándole un pecho”. O ¿fueron los dos? con los que “hizo zumo de naranja” (?)
Lo sorprendente es que la líder republicana sabe que miente, tergiversa y oculta la verdad. Sobre todo, cuando dice que el Rey le dijo que tenía el pecho mal colocado. Se refería a que un día se presentó con ánimo de provocarle llevando una bandera republicana en el pecho, pero mal colocada. Don Juan Carlos, con mucha sorna, se la puso correctamente. ¿Lo recuerdas, guapa? Se lo contó el Rey a Revilla, presidente de la Comunidad de Cantabria.
No me gustaría que Rahola tomara esto como una defensa mía al Soberano, cosa que no me place ya que no soy ningún cortesano, sino para aclararle a la republicana la diferencia entre seductor y acosador. No me cabe la menor duda, porque lo conozco muy bien, de que el Rey emérito (perdón, sé que no le gusta esta palabreja) es, de toda su vida, un seductor, un gran seductor. Como mi compadre Julio Iglesias. Pero ninguno de los dos han sido jamás acosadores. De las 3.000 amigas o amantes que se dice ha tenido Julito y las 15 novietas, con nombre y apellidos, de Don Juan Carlos, ninguna ha comentado que fuera acosada en momento alguno.
Me preguntarás, querida Pilar, dónde estriba la diferencia, dónde está la frontera entre seducir y acosar. Muy sencillo. En el consentimiento. La seducción, y según Robert Greene, “es un ritual íntimo e individual cuya primera parte es el despertar del deseo iniciando el contacto de forma respetuosa e inspirando confianza”.
Lo que sucede es que, por culpa del dichoso movimiento feminista #MeToo, hoy, una simple declaración sensual, un mensaje de texto coqueto, un piropo, una mano sobre la rodilla o el hombro, puede ser tomado como señal de acoso. Y, como bien es sabido, el coqueteo es necesario para seducir. Todo el mundo sabe que Don Juan Carlos y Julio Iglesias han sido, son y serán hasta su muerte grandes seductores. No por ser o haber sido físicamente atractivos, que puede aportar un punto a su favor, pero sin otras cualidades no lo serían. Hace falta mucho más que una cara bonita, un buen tipo (Lord Byron era cojo), una profesión, o ser joven, o tener una determinada edad (Casanova tenía 60 años en su plenitud seductora ). Picasso también fue un gran seductor.
Hay seductores que lo son desde muy jovencitos. Según la infanta Pilar, “con 18 años, mi hermano, el Príncipe Juan Carlos, se convierte en objeto de gran interés femenino. Su prestancia, su carisma masculino, su cortesía innata y su fuerte encanto siempre le hicieron terriblemente atractivo para las mujeres. A su vez, a él le encantaba la compañía femenina. En esos tiempos ya tenía un temperamento muy romántico y mucho éxito con las chicas. ¡Siempre estaba cambiando de novia! Hasta el general Francollegó a estar preocupado por el futuro sentimental del Príncipe. Pensaba que cuanto antes se asentara ese romántico y mujeriego Borbón de sangre caliente, mejor. Según la profesora Betty Prioleau, en su libro Los grandes seductores, “las mujeres los aman por una razón: el seductor las adora a ellas y su compañía y saben qué anhelan”. “Los seductores saben enamorar a las mujeres de una manera diferente, diciéndoles exactamente lo que quieren escuchar y son excepcionales manteniendo siempre una cierta distancia. Tienen personalidad y sentido del humor y una increíble confianza en sí mismos”.
Otra cosa pero que muy diferente es el acoso y el acosador, esa persona camaleónica y complicada de detectar. Muchas veces se manifiesta intimidando o entrometiéndose en la vida de una persona contra su voluntad de una forma perturbadora. El acosador más conocido es el de los famosos obsesionados con sus ídolos. También el acosador por rechazo amoroso. O el acosador lujurioso que puede acabar intentando violar a su víctima. El acoso es, siempre, un delito más o menos encubierto, pero un delito.
Como habrás leído, querida Pilar, nada que ver el seductor con el acosador.
¡Carmelo, en 13 TV, se te ve el plumero! (...) La ausencia de Eugenia, la única que se relaciona con su hermano, ha puesto de manifiesto, elocuentemente, la actitud de la familia ante las memorias del aristócrata.(...) Hasta Fernando, que se lleva bien con todos, no asistió a la fiesta de los sobrinos. (...) Mezclar el nombre de la Infanta Elena con el de Mar Flores y la señora casada que le pagaba para que se acostara con ella y otras pendonas, no es muy elegante, muchacho. (...) Es de esos que, de pequeños, aman a sus padres, ya crecidos los juzgan y de mayores hasta los perdonan. (...) Llevas razón, querido Arturo, con lo de tu biblioteca. Imagino que habrás leído la triste historia de la de Ramón y Cajal, vendida en el Rastro por 300 euros, incluido un pequeño maletín personal. (...) Las tres “D”suelen acabar no solo con nuestra biblioteca, sino también con todo el patrimonio que hemos adquirido a lo largo de nuestra vida. (...) Si el escolta le hubiera advertido a Letizia de que había un escalón, ¿ella le habría contestado despóticamente: “Ya, tengo dos ojos”? Lo mismo que en Guadalajara hizo con un señor que se acercó a ella con el mechero cuando iba a encender un pitillo, se paró en seco y le dijo: “Tengo dos manos”. (...) ¡Vaya braguetazo que ha dado casándose con la hija del multimillonario dueño de la empresa! El puesto que le han dado, la verdad, es que ha sido para cubrir su expediente personal.
