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Sabemos el motivo por el que Charlene de Mónaco se oculta (casi) siempre en palacio
A la esposa de Alberto II de Mónaco no le gusta ser el centro de atención, y por eso es prácticamente imposible que se la vea en los actos públicos.
28 julio, 2019 00:32
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El misterio se ha desvelado. Ya sabemos el mal que aqueja a Charlene de Mónaco (41) desde que se convirtió en princesa. La joven padece fobia al ojo público y no sabe reaccionar ante las cámaras. JALEOS ha tenido acceso a una de las grandes fortunas del principado con título nobiliario que ha comentado que "a Charlene no le gusta ser el centro de atención. No puede con ello. Por eso es prácticamente imposible que se la vea en los actos más emblemáticos".
Se refiere, por supuesto, al Gran Baile de la Rosa, que con este boato cada más ordinario los Grimaldi dan la bienvenida a la primavera. Sin embargo, a petición de Alberto II (61), su esposa acude por obligación al baile de la Cruz Roja en julio o a las fiestas de Santa Devota, patrona del principado.
La Princesa Charlene de Mónaco no es muy dada a aparecer e actos públicos.
Charlene de Monaco prefiere y se desenvuelve mucho mejor en actos pequeños e íntimos. Pero a pesar de su timidez extrema, al igual que su esposo sigue involucrada en un sinfín de causas benéficas. Algunas de ellas, no exentas de murmuraciones maliciosas entre la alta sociedad: "Que decidiera crear la fundación Charlene de Mónaco para enseñar a nadar a los niños nos pareció un poco ridículo. Es como si se hubiera perdido la esencia de la princesa Grace".
A pesar del jarro de agua fría que supuso la boda real, los monegascos tienen mucho cariño y respeto por Alberto II. "Hace muchas cosas por mantener en pie el principado, se involucra en muchas causas y lo sabe vender internacionalmente". Esta aristocrática fuente se ríe ante los históricos rumores sobre la homosexualidad de Alberto II: "¡Pero si es un mujeriego! Al final se tenía que casar con una mujer discreta que no le diera problemas. Y la princesa Charlene lo cumple. Además, tenía la obligación de dar un sucesor varón al trono. Ella se casó y sigue muy enamorada, pero a día de hoy él... Bueno, a su manera la ama".
A la esposa de Alberto II de Mónaco no le gusta ser el centro de atención, y por eso es prácticamente imposible que se la vea en los actos públicos.
28 julio, 2019 00:32
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Se refiere, por supuesto, al Gran Baile de la Rosa, que con este boato cada más ordinario los Grimaldi dan la bienvenida a la primavera. Sin embargo, a petición de Alberto II (61), su esposa acude por obligación al baile de la Cruz Roja en julio o a las fiestas de Santa Devota, patrona del principado.
La Princesa Charlene de Mónaco no es muy dada a aparecer e actos públicos.
Charlene de Monaco prefiere y se desenvuelve mucho mejor en actos pequeños e íntimos. Pero a pesar de su timidez extrema, al igual que su esposo sigue involucrada en un sinfín de causas benéficas. Algunas de ellas, no exentas de murmuraciones maliciosas entre la alta sociedad: "Que decidiera crear la fundación Charlene de Mónaco para enseñar a nadar a los niños nos pareció un poco ridículo. Es como si se hubiera perdido la esencia de la princesa Grace".
A pesar del jarro de agua fría que supuso la boda real, los monegascos tienen mucho cariño y respeto por Alberto II. "Hace muchas cosas por mantener en pie el principado, se involucra en muchas causas y lo sabe vender internacionalmente". Esta aristocrática fuente se ríe ante los históricos rumores sobre la homosexualidad de Alberto II: "¡Pero si es un mujeriego! Al final se tenía que casar con una mujer discreta que no le diera problemas. Y la princesa Charlene lo cumple. Además, tenía la obligación de dar un sucesor varón al trono. Ella se casó y sigue muy enamorada, pero a día de hoy él... Bueno, a su manera la ama".