NIÑOS ROBADOS.FILON TELEVISIVO Y CUENTOS DE CAMINO.

Dar cifras a boleo, así sin pruebas, es de gente manipuladora que le interesa crear ese clima de opinión, nada más.

Esta mujer en concreto sin pruebas aseguraba haber sido robada a su madre. Cuando descubre que eso era una gran mentira, que era un invento de su cabeza (puesto que se comprobó lo que era más lógico pensar, es decir, que fue dada en adopción) ni siquiera se digna a pedir disculpas por el ridículo que ha hecho.
Llevó a su madre octogenaria delante del juez para desarrollar su delirio, creeme prima, en ningún momento se le pasó por la cabeza lo de la adopción, no entraba en la pelicula de serie B que se montó. En aquella época a la madre le entregaron una niña y punto. Quien era el guapo que pedia explicaciones al clero o a los médicos???
Ahora yo le diria, Inés: viendo las imágenes de tu madre a las puertas de los juzgados y expuesta ante los medios de comunicación su vida y sus circunstancias, ante sus vecinos, ante sus conocidos...te ha merecido la pena? Has pensado que la biológica te dió en adopción en un momento dado y no movió un dedo por localizarte?? Porque en 2013 cuando según tú murió tu caso estaba en pleno apojeo y tu cara en todos los periodicos.
 
Llevó a su madre octogenaria delante del juez para desarrollar su delirio, creeme prima, en ningún momento se le pasó por la cabeza lo de la adopción, no entraba en la pelicula de serie B que se montó. En aquella época a la madre le entregaron una niña y punto. Quien era el guapo que pedia explicaciones al clero o a los médicos???
Ahora yo le diria, Inés: viendo las imágenes de tu madre a las puertas de los juzgados y expuesta ante los medios de comunicación su vida y sus circunstancias, ante sus vecinos, ante sus conocidos...te ha merecido la pena? Has pensado que la biológica te dió en adopción en un momento dado y no movió un dedo por localizarte?? Porque en 2013 cuando según tú murió tu caso estaba en pleno apojeo y tu cara en todos los periodicos.

Y no será que detrás de todos estos supuestos casos de bebés robados hay abogados manipuladores que ven en esto un filón?
 
Y no será que detrás de todos estos supuestos casos de bebés robados hay abogados manipuladores que ven en esto un filón?


como en las denuncias falsas de mujeres a maridos en los matrimonios en fase ya chunga...!oh wait, que sólo son el 0,0000000001 %, si nos atenemos a lo que dicen las feministas y las de los chiringuitos de género! ;)
 
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Maite Rico


OPINIÓN

La estafa de los bebés robados
La trama de los niños sustraídos durante el franquismo es un relato tan irresistible como falso. La aportación española a las ‘fake news’


PUBLICADO

Tanto hablar de las “fake news” de Donald Trump o Vladímir Putin, y resulta que tenemos delante de nuestras narices un bulo del tamaño de una catedral, alimentado durante diez años por periodistas afanosos, oportunistas sin escrúpulos y políticos irresponsables: “la trama de los bebés robados en el franquismo”.


Su cabeza más visible ha sido Inés Madrigal, la mujer que acusó a un médico octogenario de haberla robado a su madre para regalarla a otra familia en 1969. Los jueces admitieron la querella y condenaron al doctor por “tráfico de bebés”. “La justicia certifica por primera vez que en España se robaron niños”, clamaban los titulares. Pues bien, Madrigal acaba de reconocer, tras reunirse con su familia biológica, que fue entregada en adopción de forma voluntaria por su progenitora, ya fallecida.
El desenlace deja a los pies de los caballos a las juezas de la Audiencia Provincial de Madrid que hallaron culpable “de forma incontestable” al doctor Eduardo Vela, que a sus 85 años ha sufrido un calvario judicial infame. Pero sobre todo ha empezado a desmontar una gran estafa, germinada al calor de la histeria colectiva y la querencia por las teorías de la conspiración.

Después de contabilizarse 2.000 denuncias, ¿cuántos casos de robo de niños en España se han probado en todos estos años? Ni uno


Lo que empezó con un artículo periodístico allá por los años 80 sobre un hospital madrileño se ha convertido en un relato tan irresistible como abracadabrante: una trama criminal de robo de niños en la dictadura franquista, que se apropió de 30.000 a 300.000 bebés (los cálculos son laxos) de madres republicanas primero y pobres después, para darlos a familias conservadoras y ricas. Todo ello perpetrado por monjas y curas perversos, que hacían creer a las parturientas que sus hijos habían muerto. Los años: desde 1938 a los noventa: a ver, es estirar un poco el franquismo, pero es para darle continuidad histórica.


A partir de ahí han florecido decenas de asociaciones, plataformas, observatorios, asesores, 2.000 denuncias, visitas de europarlamentarios, una oficina de Atención a las Víctimas dependiente del Ministerio de Justicia con 27 sucursales provincialesque brindan asistencia jurídica y psicológica, a lo que está previsto que se sumen una fiscalía y una unidad de policía especializadas y una Comisión Estatal. Más un par de documentales, libros y dos telenovelas de Tele5 y Antena3.

A todo esto, ¿cuántos casos de robo de niños en España se han probado en todos estos años? Ni uno.


522 denuncias han sido admitidas a trámite. Y los análisis de ADN practicados hasta ahora en 81 casos han certificado que los bebés cuyos padres daban por robados habían fallecido realmente. Forenses prestigiosos como Antonio Alonso o Rafael Bañón no han encontrado indicios de una trama de robo de bebés, como tampoco los halló la comisión de investigación creada en el Parlamento navarro ni la fiscalía del País Vasco.

El caso recuerda a otro paradigma de “fake news” surgido en los años noventa: el tráfico de órganos infantiles en América Latina, una versión moderna de Hansel y Gretel que tiene como protagonistas a familias extranjeras (de preferencia, estadounidenses e israelíes) que compraban niños pobres latinoamericanos para destinarlos a trasplantes. El bulo, propagado por la KGB en el ocaso de la Guerra Fría, triunfó en su momento gracias a los tontos útiles de siempre (periodistas, ONG, políticos) y un público crédulo.


El nada inocente paralelismo del juez Garzón
En la trama de los bebés españoles, la clave parece estar en una serie de personajes expertos en buscarse nichos (o chiringuitos). Destaca el exjuez Baltasar Garzón, que en su afán por exprimir profesionalmente la dictadura acuñó allá por 2008 la feliz categoría de los niños robados del franquismo, pretendiendo hacer un paralelismo nada inocente con lo ocurrido con la dictadura de Argentina.

A partir de ahí se va construyendo un fiasco monumental en el que no faltan las aportaciones teóricas de un par de antropólogos (una de ellos vincula “la detención ilegal de recién nacidos” a la Inquisición, la Alemania nazi y a Antonio Vallejo-Nájera) que presiden, como no podía ser menos, observatorios y federaciones ad hoc, abogados y madres que denuncian supuestos robos de hijos en los años ochenta, pese a lo cual ejercen como víctimas del franquismo.


Con todo, como siempre, la responsabilidad mayor recae en los medios de comunicación. Un repaso de la cobertura informativa pone los pelos de punta. Los periodistas compran con los ojos cerrados cualquier testimonio, por absurdo que pareciera, incapaces de tomar distancia crítica incluso en casos cuyos protagonistas pedían a gritos apoyo psicoterapéutico.

Es memorable la crónica de El País que anunciaba el reencuentro de una “niña robada” en 1959 con su gemela, a quien había localizado por Internet. Quizás la periodista debió haber esperado los resultados del análisis genético, que descartó cualquier parentesco entre las dos mujeres. “Que el ADN diga lo que quiera, pero María José y yo somos gemelas”, concluían. Pues nada.


La mayoría de la prensa, incapaz de tomar distancia crítica, ha comprado con los ojos cerrados cualquier testimonio, por absurdo que pareciera

Lo que sí reflejan esos testimonios son casos de adopciones irregulares, con o sin pago, donde muchas veces no se firmaba consentimientos y se registraba como madre biológica a la mujer que recibía al bebé. Hasta 1987, las adopciones se realizaban como acuerdos privados entre dos partes y muchas veces las entidades religiosas servían como intermediarias porque justamente a ellas acudían mujeres que no deseaban o no podían hacerse cargo de los hijos. Y reflejan casos de hijos que tras saber que han sido adoptados se resisten a creer que pudieron ser abandonados. O madres que abrigan esperanzas de que sus hijos no hayan muerto.


Más que una trama de robos, lo que los forenses están encontrando es una “psicosis colectiva”, como le decía Francisco Etxeberria a Manuel Ansede, cuya cobertura en El País ha sido un sano contrapunto. Ayer leía en Twitter el hilo de un periodista, Diego Barcala. Contaba cómo hace diez años, en plena vorágine de la Memoria Histórica, empezó a cubrir el tema de los niños desaparecidos. “La historia no podía ser más atractiva, bebés robados como en Argentina y Chile. Tenía sentido. Entrevisté a las hijas y madres, como a Inés Madrigal y muchos otros. Saqué una conclusión: esta gente no tiene pruebas. Todo eran lugares comunes: se la quitaron de los brazos, no vio el cadáver, una monja muy mala se encargó de todo. Qué buena pinta para ser portadas y libros. Pero insisto: no había pruebas. (…) Luché con jefes y fuentes para defender que no había tema. Daba igual. La corriente mediática llevó a estos denunciantes a ministerios, libros, editoriales, programas políticos. Otro caso más de ego periodístico junto con intereses políticos. Una combinación habitual”. Diego Barcala escribe en Líbero. Preciosa revista, por cierto.




 
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Maite Rico


OPINIÓN

La estafa de los bebés robados
La trama de los niños sustraídos durante el franquismo es un relato tan irresistible como falso. La aportación española a las ‘fake news’


PUBLICADO

Tanto hablar de las “fake news” de Donald Trump o Vladímir Putin, y resulta que tenemos delante de nuestras narices un bulo del tamaño de una catedral, alimentado durante diez años por periodistas afanosos, oportunistas sin escrúpulos y políticos irresponsables: “la trama de los bebés robados en el franquismo”.


Su cabeza más visible ha sido Inés Madrigal, la mujer que acusó a un médico octogenario de haberla robado a su madre para regalarla a otra familia en 1969. Los jueces admitieron la querella y condenaron al doctor por “tráfico de bebés”. “La justicia certifica por primera vez que en España se robaron niños”, clamaban los titulares. Pues bien, Madrigal acaba de reconocer, tras reunirse con su familia biológica, que fue entregada en adopción de forma voluntaria por su progenitora, ya fallecida.
El desenlace deja a los pies de los caballos a las juezas de la Audiencia Provincial de Madrid que hallaron culpable “de forma incontestable” al doctor Eduardo Vela, que a sus 85 años ha sufrido un calvario judicial infame. Pero sobre todo ha empezado a desmontar una gran estafa, germinada al calor de la histeria colectiva y la querencia por las teorías de la conspiración.

Después de contabilizarse 2.000 denuncias, ¿cuántos casos de robo de niños en España se han probado en todos estos años? Ni uno


Lo que empezó con un artículo periodístico allá por los años 80 sobre un hospital madrileño se ha convertido en un relato tan irresistible como abracadabrante: una trama criminal de robo de niños en la dictadura franquista, que se apropió de 30.000 a 300.000 bebés (los cálculos son laxos) de madres republicanas primero y pobres después, para darlos a familias conservadoras y ricas. Todo ello perpetrado por monjas y curas perversos, que hacían creer a las parturientas que sus hijos habían muerto. Los años: desde 1938 a los noventa: a ver, es estirar un poco el franquismo, pero es para darle continuidad histórica.


A partir de ahí han florecido decenas de asociaciones, plataformas, observatorios, asesores, 2.000 denuncias, visitas de europarlamentarios, una oficina de Atención a las Víctimas dependiente del Ministerio de Justicia con 27 sucursales provincialesque brindan asistencia jurídica y psicológica, a lo que está previsto que se sumen una fiscalía y una unidad de policía especializadas y una Comisión Estatal. Más un par de documentales, libros y dos telenovelas de Tele5 y Antena3.

A todo esto, ¿cuántos casos de robo de niños en España se han probado en todos estos años? Ni uno.


522 denuncias han sido admitidas a trámite. Y los análisis de ADN practicados hasta ahora en 81 casos han certificado que los bebés cuyos padres daban por robados habían fallecido realmente. Forenses prestigiosos como Antonio Alonso o Rafael Bañón no han encontrado indicios de una trama de robo de bebés, como tampoco los halló la comisión de investigación creada en el Parlamento navarro ni la fiscalía del País Vasco.

El caso recuerda a otro paradigma de “fake news” surgido en los años noventa: el tráfico de órganos infantiles en América Latina, una versión moderna de Hansel y Gretel que tiene como protagonistas a familias extranjeras (de preferencia, estadounidenses e israelíes) que compraban niños pobres latinoamericanos para destinarlos a trasplantes. El bulo, propagado por la KGB en el ocaso de la Guerra Fría, triunfó en su momento gracias a los tontos útiles de siempre (periodistas, ONG, políticos) y un público crédulo.


El nada inocente paralelismo del juez Garzón
En la trama de los bebés españoles, la clave parece estar en una serie de personajes expertos en buscarse nichos (o chiringuitos). Destaca el exjuez Baltasar Garzón, que en su afán por exprimir profesionalmente la dictadura acuñó allá por 2008 la feliz categoría de los niños robados del franquismo, pretendiendo hacer un paralelismo nada inocente con lo ocurrido con la dictadura de Argentina.

A partir de ahí se va construyendo un fiasco monumental en el que no faltan las aportaciones teóricas de un par de antropólogos (una de ellos vincula “la detención ilegal de recién nacidos” a la Inquisición, la Alemania nazi y a Antonio Vallejo-Nájera) que presiden, como no podía ser menos, observatorios y federaciones ad hoc, abogados y madres que denuncian supuestos robos de hijos en los años ochenta, pese a lo cual ejercen como víctimas del franquismo.


Con todo, como siempre, la responsabilidad mayor recae en los medios de comunicación. Un repaso de la cobertura informativa pone los pelos de punta. Los periodistas compran con los ojos cerrados cualquier testimonio, por absurdo que pareciera, incapaces de tomar distancia crítica incluso en casos cuyos protagonistas pedían a gritos apoyo psicoterapéutico.

Es memorable la crónica de El País que anunciaba el reencuentro de una “niña robada” en 1959 con su gemela, a quien había localizado por Internet. Quizás la periodista debió haber esperado los resultados del análisis genético, que descartó cualquier parentesco entre las dos mujeres. “Que el ADN diga lo que quiera, pero María José y yo somos gemelas”, concluían. Pues nada.


La mayoría de la prensa, incapaz de tomar distancia crítica, ha comprado con los ojos cerrados cualquier testimonio, por absurdo que pareciera

Lo que sí reflejan esos testimonios son casos de adopciones irregulares, con o sin pago, donde muchas veces no se firmaba consentimientos y se registraba como madre biológica a la mujer que recibía al bebé. Hasta 1987, las adopciones se realizaban como acuerdos privados entre dos partes y muchas veces las entidades religiosas servían como intermediarias porque justamente a ellas acudían mujeres que no deseaban o no podían hacerse cargo de los hijos. Y reflejan casos de hijos que tras saber que han sido adoptados se resisten a creer que pudieron ser abandonados. O madres que abrigan esperanzas de que sus hijos no hayan muerto.


Más que una trama de robos, lo que los forenses están encontrando es una “psicosis colectiva”, como le decía Francisco Etxeberria a Manuel Ansede, cuya cobertura en El País ha sido un sano contrapunto. Ayer leía en Twitter el hilo de un periodista, Diego Barcala. Contaba cómo hace diez años, en plena vorágine de la Memoria Histórica, empezó a cubrir el tema de los niños desaparecidos. “La historia no podía ser más atractiva, bebés robados como en Argentina y Chile. Tenía sentido. Entrevisté a las hijas y madres, como a Inés Madrigal y muchos otros. Saqué una conclusión: esta gente no tiene pruebas. Todo eran lugares comunes: se la quitaron de los brazos, no vio el cadáver, una monja muy mala se encargó de todo. Qué buena pinta para ser portadas y libros. Pero insisto: no había pruebas. (…) Luché con jefes y fuentes para defender que no había tema. Daba igual. La corriente mediática llevó a estos denunciantes a ministerios, libros, editoriales, programas políticos. Otro caso más de ego periodístico junto con intereses políticos. Una combinación habitual”. Diego Barcala escribe en Líbero. Preciosa revista, por cierto.




Se debería hacer un estudio sociológico sobre este tema. Es increíble
 
https://www.elconfidencial.com/espana/2019-07-18/bebes-robados-franquismo_2128051/

Las absurdas excusas de Inés, como en su mundo solo existe lo que sale por su boca en cada momento lo de que existe una hemeroteca con sus vergonzosos pasos seguidos a ella ni fú ni fá:
Hablamos con Madrigal sobre el giro que ha dado su caso:

Yo no me vendí como bebé robado, pero la cosa tomó tales dimensiones que me cansé de desmentirlo
1) “Yo no me vendí como bebé robado, porque hasta que no supiera en qué condiciones me habían separado de mi madre biológica, no podía saber seguro si lo era o no. Pero la cosa tomó tales dimensiones -con tantísimos medios de comunicación (de todo el mundo) siguiendo el caso y llamándome bebé robado- que me cansé de desmentirlo”.

  • Cambia la medicación Inés, se te olvidan las cosas...

2) “Tal vez la vía judicial no sea la más adecuada para estos casos -debido a las prescripciones- y sea mejor centrarse en el ADN, aunque haya que irse a los bancos de ADN estadounidenses, que permiten encontrar a familiares de hasta cuarto o quinto grado. Cuando empecé esta lucha, mi objetivo era encontrar a mi familia y saber quién era. Lo he logrado”.

  • Tal vez Inés, tal vez, porque eso de denunciar a tu octogenaria madre para montarte tu pelicula como que está muy feo
https://www.laverdad.es/murcia/v/20120216/region/cura-puso-madre-adoptiva-20120216.html
«Yo fui regalada a mi madre adoptiva, porque era prematura y no quisieron arriesgarse a venderme, por si moría a los pocos días», asegura. No solo sobrevivió, sino que se ha convertido en la impulsora y presidenta de la Asociación de Bebés Robados de la Región de Murcia. Inés Madrigal ha tenido que pasar por un proceso muy doloroso para llegar hasta aquí. Porque, para que la Justicia pueda investigar, ha tenido que denunciar a quien, pocas horas después de venir al mundo, se convirtió en su madre, la cuidó y la crió.

«Se lo pregunté, y ella lo entendió». Inés considera a su madre adoptiva una víctima más. «Le dijeron que había una madre que no me quería, y ella deseaba un hijo con todas sus fuerzas. Yo la entiendo. Tenía solo 12 años cuando estalló la guerra, y ni siquiera pudo tener estudios. Sé por lo que pasaron mis padres».

3) “Hay casos de bebés robados demostrados documentalmente. Y hay cientos de miles de adoptados irregulares en España. Puede que mi madre aprobara mi adopción, pero cuando nací cercenaron mi derecho a conocer mi origen al falsificar toda la documentación. Robada o no formo parte del tráfico de bebés que hubo en este país durante más de cincuenta años. Mi madre no era libre como puede ser hoy cualquier mujer: la sociedad machista de entonces presionaba para que no tuvieras hijos siendo soltera, o serías una madre estigmatizada y señalada con el dedo de por vida”.
  • Ya te digo, el patriarcado es muuuuuuu malísisimo tanto que despues de tenerte a tí tu biológica se casó y tuvo 4 hijos más y en todo momento todos supieron su historia y la sociedad machista que la rodeaba por doquier no la dejó buscarte y mira que lo tenia fácil ya que aparecias 24/7 en todos los medios y parece ser que eras una copia de ella.
 
Última edición:
No olvidéis otro supuesto para ser candidato a niño robado. Una negligencia médica con resultados trágicos. Esos cuerpos no aparecerán.
 
2) “Tal vez la vía judicial no sea la más adecuada para estos casos -debido a las prescripciones- y sea mejor centrarse en el ADN, aunque haya que irse a los bancos de ADN estadounidenses, que permiten encontrar a familiares de hasta cuarto o quinto grado. Cuando empecé esta lucha, mi objetivo era encontrar a mi familia y saber quién era. Lo he logrado”.
  • Tal vez Inés, tal vez, porque eso de denunciar a tu octogenaria madre para montarte tu pelicula como que está muy feo
El ser humano tiene derecho a conocer sus orígenes genéticos. Su filiación. Es un derecho humano.

No coincide con el nombre de la madre biológica. Presunto delito.
 
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