Carla Bruni. Relaciones, matrimonio, familia y trabajo

Esa era la idea de Napoleon y abrió escuelas militares para que los aspirantes al ejército aun siendo hijos de se formaran y no entraran a dedito. Ese tío pudo tener muchas cosas pero era bastante defensor del tema mérito porque en Francia, engañándonos con su lema revolucionario, pensamos que son diferentes y ahí están las Grandes Écoles como el ENA al que para ya tan solo aspirar a político vas o te comes los mocos. Es una endogamia brutal y los que ostentan altos cargos en las 40 grandes empresas (CAC 40), tienen que haberse graduado en una de esas escuelas universitarias que sólo los ricos pueden pagar.

La familia de la Bruni es la pera vamos, yo no sabía que se le murió un hermano.

Sobre la meritocracia se podría discutir larga y tendidamente. Si bien siempre se pone la era Napoleon como ejemplo de meritocracia, generalmente siempre se menciona en este contexto al general Junot (sí, familia de nuestro playboy), mano derecha de Napoleon que empezó como soldado raso. La verdad es que hubo gran nepotismo bajo su poder, pensemos en sus hermanos, familiares, cuñados. No sé quien dijo una frase que venía a decir algo así"Para hablar de meritocracia hubiera sido mejor que Napoleon no hubiera tenido familia".
Y es verdad que a ENA van los hijos d elas grandes familias pero también los hijos de trabajadores sociales, como Hollande.
Lo que si es verdad es que lo que se da por llamar la burguesía ilustrada es muy fuerte en Francia. no tienen por qué ser ricos, la mayoría no lo son, son bien posicionados, con profesiones liberales ya en varias generaciones, estos aprovechan todos los recursos para guiar a sus retoños y logran posicionarlos. Por una parte se puede decir que hacen uso d esu situación privilegiada por otra es también una especie de meritocracia, pues se empeñan de fondo. Esta burguesía ilustrada casi no la conozco en España, no tiene la tradición, sí se ve mucho en Centroeuropa. Para mí es precisamente Macron alguien de esta clase. Cuenta su padre que lo invitaba a hablar de figuras política (p.e. Napoleon), el chico se preparaba y dialogaban sobre el tema. Esto mismo lo he visto en algunas familias. Chicos de 14 años hablando con adultos sobre temas culturales y con un nivel de cultura de discusión alto. Naturalmente que estos niños siempre tendrán más recursos que los de una familia donde el padre llega cansado de trabajar en la construcción y pone la tele para relajarse.
Enthoven ya no es burguesía ilustrada, nació en el Eliseo d ela cultura francesa.
 
en una de esas escuelas universitarias que sólo los ricos pueden pagar
¿La Escuela Normal Superior es muy cara? Creí que en Francia había una educación pública de prestigio (como la hay en los países nórdicos). Francia es el país más funcionarial del mundo. Por lo visto, los franceses son muy clasistas. Albert Camus, que se formó en la Facultad de Filosofía de Argelia, era despreciado por Sartre y Beauvoir por no haber estudiado en una École.
 
¿La Escuela Normal Superior es muy cara? Creí que en Francia había una educación pública de prestigio (como la hay en los países nórdicos). Francia es el país más funcionarial del mundo. Por lo visto, los franceses son muy clasistas. Albert Camus, que se formó en la Facultad de Filosofía de Argelia, era despreciado por Sartre y Beauvoir por no haber estudiado en una École.


Hablo de les Grandes Écoles. Basicamente enfocadas a las políticas, economía, empresariales, administración, etc...
Ahí van los muuuy ricos encaminados a trincar altísimos cargos. Todos los políticos de nivel del país han ido al ENA, si no no entras en el mundillo, da igual la ideología.

Y sí: son muy chauvinistas, me encanta ese país pero pueden ser pedantes a morir y lo peor es el pedante intelectual. Se habla mucho de la alta sociedad british pero los franceses no se quedan muy atrás dentro de ese círculo tampoco.
 
ENA es gratuita, es estatal, además puedes compartir piso gratis en el centro de Paris, tienen mujer de limpieza. El segundo año que también hay practicas incluso se recibe una beca.
El examen es dificilísimo y como ya explicó como siempre estupendamente Mme la burguesía está preparadísima por lo que la mayoría de los que aprueban el examen son de este estrato social.
 
Justine Lévy: «Carla Bruni me robó el marido» http://www.larazon.es/historico/levy-carla-bruni-me-robo-el-marido-PJLA_RAZON_61916

«Cuando yo tenía quince años, ella ya era maniquí. Me fascinaba su cara perfecta. Luego descubrí que su rostro era falso, que ella y su cirujano lo habían elegido por ordenador. Eso le daba cierta categoría». Y tanta. Cuatro después, se ha convertido en la primera dama de Francia. El testimonio es de Justine Lévy y el personaje que dibuja es un trasunto nada maquiavélico de Carla Bruni, que antes de convertirse en mujer de Nicolas Sarkozy «trabajó como devorahombres, una ¿Terminator del amor», puntualiza Lévy. Todo eso... y más aparece en «Y la vida sigue» (Ámbar), una novela autobiográfica en la que la autora raja, con precisión de cirujano, las vidas de cuatro personajes: ella misma, su padre, su ex marido y la «mujer que terminó de robármelo, de romper un matrimonio que ya estaba acabado». O sea, Carla Bruni. Mirada asesina El libro fue un éxito hace cuatro años en Francia y entonces se despachó a gusto con los medios de aquel país sobre aquella «felina de mirada asesina, bella y biótica que se caracterizaba por ligar con todos los hombres de sus alrededores». Ahora, Lévy se retracta de aquellas declaraciones y afirma que se trata del ropaje literario de un personaje de ficción». Claro que, cuando armó aquel revuelo en Francia, la damnificada de la novela, Paula, es decir, Bruni, aún no ocupaba la habitación principal del Elíseo. Quizá por eso se muestre comedida detrás de ese rostro aniñado, blanco y sugerente, alejado de esa mujer despechada que un día decidió escribir contra algo y contra alguien. Cuando tenía claro quién era su objetivo. Y cuando decidió contar una historia, la de su propia vida, que no tiene desperdicio. Una ex top model, reciclada años después como cantante internacional, altera la vida conyugal de una pareja feliz.Todo comenzó hace doce años. Justine Lévy estaba emparejada con Raphael Enthoven, hijo del filósofo Jean-Paul Enthoven, amigo a su vez del padre de Justine, el afamado Bernard Henry Lévy. Un día, el padre de su novio se presenta con una mujer «joven, de rostró pétreo, que se jactaba de castrar a los hombres y de no necesitar a nadie», dice. De inmediato, observó cómo aquella mujer empezaba a intimar con su pareja y «antes de darme cuenta, ya estaban juntos. Mi suegro también se había percatado, pero ella sabía lo que buscaba», prosigue. Por eso no encontró mejor cura sentimental que la literatura. «Este libro es como una regeneración vital, porque ahora veo mejor qué fue lo que pasó. Y escribo como hablo, como respiro, como siento». Sin embargo, a pesar de que intenta convencernos de que la novela es «un ajuste de cuentas conmigo misma», su sonrisa pícara delata el tufillo vengativo que sobresale en cuanto se perfila la «femme fatale» que se esconde tras el nombre de Paula, madrastra de su entonces novio Adrien (Raphael). El libro provocó un terremoto en el país vecino, cuando Carla Bruni aún no era quien es. Pero Justine puntualiza: «Esa señora no me interesa ni como persona ni como artista». «Sólo» le interesó como personaje literario.

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Raphy Enthoven es un señor serio que adora la filosofía. "Vampiresas" como Carla Bruni o Monica Bellucci no van con su estilo.

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Justine Lévy: «Carla Bruni me robó el marido» http://www.larazon.es/historico/levy-carla-bruni-me-robo-el-marido-PJLA_RAZON_61916

«Cuando yo tenía quince años, ella ya era maniquí. Me fascinaba su cara perfecta. Luego descubrí que su rostro era falso, que ella y su cirujano lo habían elegido por ordenador. Eso le daba cierta categoría». Y tanta. Cuatro después, se ha convertido en la primera dama de Francia. El testimonio es de Justine Lévy y el personaje que dibuja es un trasunto nada maquiavélico de Carla Bruni, que antes de convertirse en mujer de Nicolas Sarkozy «trabajó como devorahombres, una ¿Terminator del amor», puntualiza Lévy. Todo eso... y más aparece en «Y la vida sigue» (Ámbar), una novela autobiográfica en la que la autora raja, con precisión de cirujano, las vidas de cuatro personajes: ella misma, su padre, su ex marido y la «mujer que terminó de robármelo, de romper un matrimonio que ya estaba acabado». O sea, Carla Bruni. Mirada asesina El libro fue un éxito hace cuatro años en Francia y entonces se despachó a gusto con los medios de aquel país sobre aquella «felina de mirada asesina, bella y biótica que se caracterizaba por ligar con todos los hombres de sus alrededores». Ahora, Lévy se retracta de aquellas declaraciones y afirma que se trata del ropaje literario de un personaje de ficción». Claro que, cuando armó aquel revuelo en Francia, la damnificada de la novela, Paula, es decir, Bruni, aún no ocupaba la habitación principal del Elíseo. Quizá por eso se muestre comedida detrás de ese rostro aniñado, blanco y sugerente, alejado de esa mujer despechada que un día decidió escribir contra algo y contra alguien. Cuando tenía claro quién era su objetivo. Y cuando decidió contar una historia, la de su propia vida, que no tiene desperdicio. Una ex top model, reciclada años después como cantante internacional, altera la vida conyugal de una pareja feliz.Todo comenzó hace doce años. Justine Lévy estaba emparejada con Raphael Enthoven, hijo del filósofo Jean-Paul Enthoven, amigo a su vez del padre de Justine, el afamado Bernard Henry Lévy. Un día, el padre de su novio se presenta con una mujer «joven, de rostró pétreo, que se jactaba de castrar a los hombres y de no necesitar a nadie», dice. De inmediato, observó cómo aquella mujer empezaba a intimar con su pareja y «antes de darme cuenta, ya estaban juntos. Mi suegro también se había percatado, pero ella sabía lo que buscaba», prosigue. Por eso no encontró mejor cura sentimental que la literatura. «Este libro es como una regeneración vital, porque ahora veo mejor qué fue lo que pasó. Y escribo como hablo, como respiro, como siento». Sin embargo, a pesar de que intenta convencernos de que la novela es «un ajuste de cuentas conmigo misma», su sonrisa pícara delata el tufillo vengativo que sobresale en cuanto se perfila la «femme fatale» que se esconde tras el nombre de Paula, madrastra de su entonces novio Adrien (Raphael). El libro provocó un terremoto en el país vecino, cuando Carla Bruni aún no era quien es. Pero Justine puntualiza: «Esa señora no me interesa ni como persona ni como artista». «Sólo» le interesó como personaje literario.

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Vamos una resentida que nunca podrá ser como Bruni y encima cobarde, podía haber sido valiente y no escudarse tras la ficción.


Raphy Enthoven es un señor serio que adora la filosofía. "Vampiresas" como Carla Bruni o Monica Bellucci no van con su estilo.

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Los señores serios son los que más adoran a las mujeres "vampiresas", la intelectualidad queda a un lado y dan rienda suelta a las emociones que sienten con ellas.
 
Vamos una resentida que nunca podrá ser como Bruni y encima cobarde, podía haber sido valiente y no escudarse tras la ficción.




Los señores serios son los que más adoran a las mujeres "vampiresas", la intelectualidad queda a un lado y dan rienda suelta a las emociones que sienten con ellas.

Es ficción porque no todo pasó como lo relata, pero de cobarde nada: nunca negó de quien se trataba. Y dudo que la envidie: es rica, famosa, nada fea, va camino a envejecer mejor y luego se ligó a un actor bastante guapo. De envidia nada, odio sí y mucho.
 
Es ficción porque no todo pasó como lo relata, pero de cobarde nada: nunca negó de quien se trataba. Y dudo que la envidie: es rica, famosa, nada fea, va camino a envejecer mejor y luego se ligó a un actor bastante guapo. De envidia nada, odio sí y mucho.
Y francamente, con razón.
Una cosa es dejar de quererse , pero que llegue el huracán de la moda, que se está follxxxx a tu suegro y que se las arregle para follarse a tu marido, delante de toda Francia...
Es para matar, al marido, a la modelo, y... casi que hasta al suegro por haberla traído a casa
Y la humillación pública
Y todo siendo una cría , como era
 
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