BRASIL: El golpe de Estado

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Llamemos las cosas por su nombre. Lo que acaba de suceder en Brasil, con la destitución de la presidenta elegida en las urnas, Dilma Roussef, es un golpe de Estado. Un golpe de Estado pseudo-legal, “constitucional”, “institucional’, parlamentario, todo lo que quieran, pero ni más ni menos que un golpe de Estado.

Llamemos las cosas por su nombre. Lo que acaba de suceder en Brasil, con la destitución de la presidenta elegida en las urnas, Dilma Roussef, es un golpe de Estado. Un golpe de Estado pseudo-legal, “constitucional”, “institucional’, parlamentario, todo lo que quieran, pero ni más ni menos que un golpe de Estado. Parlamentarios, diputados y senadores –masivamente comprometidos en casos de corrupción (alrededor de un 60%)-, han instaurado un proceso de destitución contra la presidenta, bajo el pretexto de irregularidades contables, de “deslices fiscales” para ocultar las lagunas de las cuentas públicas –¡una práctica cotidiana en todos los gobiernos brasileños anteriores!-. Es cierto que varios cargos del Partido de los Trabajadores están implicados en el escándalo de corrupción de Petrobras, la Compañía Nacional de Petróleo, pero no Dilma… De hecho, los diputados de derechas que han liderado la campaña contra la Presidenta se encuentran entre los más salpicados por este escándalo, empezando por el presidente del Parlamento, Eduardo Cunha (suspendido recientemente), acusado de corrupción, blanqueo de capitales, evasión fiscal en Panamá, etc.

La puesta en práctica de un golpe de Estado legal parecer ser la nueva estrategia de los oligarcas latinoamericanos. Puesta en marcha en Honduras y en Paraguay -países que la prensa califica como “Repúblicas Bananeras”- esta maniobra ha demostrado ser de lo más eficaz para eliminar del panorama a los presidentes (muy moderados) de izquierdas. Ahora, acaba de ser aplicada en un país del continente… Podemos reprochar muchas cosas a Dilma: no ha respetado sus promesas electorales y ha realizado numerosas concesiones a los banqueros, industriales y latifundistas. Desde hace un año, la izquierda política y social no ha dejado de reclamar un cambio en las políticas económicas y sociales. Pero la divina oligarquía de derechas brasileña –la élite capitalista, financiera, industrial y agrícola- no se conforma con pequeñas concesiones: quiere todo el poder, al completo. No quiere negociar, sino gobernar directamente a través de sus hombres de confianza, y abolir los pocos avances sociales que se han logrado en los últimos años.

Citando a Hegel, Marx escribía, en el 18 Brumario de Luis Bonaparte, que los eventos históricos se repiten dos veces: la primera como tragedia, la segunda como una farsa. Este principio se puede aplicar a la perfección a Brasil. El golpe de Estado militar del mes de abril de 1964, fue una estrategia que sumió a Brasil en veinte años de dictadura militar, a costa de cientos de miles de muertos y torturados. El golpe de Estado parlamentario de este mes de mayo de 2016 es una farsa, un affaire trágico-cómico, donde una camarilla de diputados reaccionarios y notoriamente corruptos derrocan a un presidente elegido democráticamente por 54 millones de brasileños, amparándose en “irregularidades contables”. El componente principal de esta alianza de partidos de derechas es el bloque parlamentario (apartidista) conocido como “las tres B”: “Balle (Bola)”-diputados vinculados con la policía militar, los escuadrones de la muerte y otras milicias privadas-; “Boeuf (Res)” -los grandes propietarios de ganado-; y “Bible (Biblia)”-fundamentalistas neo-pentecosteses, homófonos y misóginos-. Entre los más entusiasta de la destitución de Dilma aparece el diputado Jairo Bolsonaro, que dedicó su voto a los oficiales de la dictadura militar, especialmente al Coronel Unstra, notorio torturador. Entre las víctimas de Ustra, se encontraba Dilma Roussef, en aquella época (principios de los años 1970) militante de un grupo de resistencia armado; pero también mi amigo Luis Eduardo Merlino, periodista y revolucionario, asesinado y torturado en 1971, cuando tenía 21 años.

El nuevo Presidente Michel Temer, introducido por sus acólitos, está implicado en varias investigaciones, pero aún no ha sido acusado formalmente. Según un reciente sondeo, en el que se preguntaba a los brasileños si votarían por Temer como Presidente de la República, solo un 2% respondía favorablemente… En 1964, conseguimos conquistar el derecho a manifestarnos de forma masiva: “Con Dios y la Familia por la Libertad”, lo que preparó el terreno para golpear al presidente Joâo Goulart; una vez más, la historia se repite, esta vez bajo multitudes patrióticas –al rojo vivo gracias a la prensa que mantiene el timón- que se han movilizado para exigir la destitución de Dilma, llegando incluso, en algunos casos, a pedir el regreso de los militares… Compuestas esencialmente por personas blancas (la mayoría de los brasileños son negros o mestizos), fruto de las clases medias, estas multitudes han sido convencidas por los medios de comunicación de que el objetivo de este affaire no es otro que “combatir la corrupción”.

Lo que la tragedia de 1964 y la farsa de 2016 tienen en común es el odio contra la democracia. Los dos episodios revelan el profundo desprecio de las clases dominantes brasileñas hacia la democracia y la voluntad popular.

¿Este golpe de Estado “legal” pasará sin hacer demasiado ruido como sucedió en Honduras y Paraguay? No parece tan seguro… Las clases populares, los movimientos sociales, la juventud rebelde aún no han dicho la última palabra.


(https://blogs.mediapart.fr/michael-lowy/blog)
 
Llamemos las cosas por su nombre. Lo que acaba de suceder en Brasil, con la destitución de la presidenta elegida en las urnas, Dilma Roussef, es un golpe de Estado. Un golpe de Estado pseudo-legal, “constitucional”, “institucional’, parlamentario, todo lo que quieran, pero ni más ni menos que un golpe de Estado.

Llamemos las cosas por su nombre. Lo que acaba de suceder en Brasil, con la destitución de la presidenta elegida en las urnas, Dilma Roussef, es un golpe de Estado. Un golpe de Estado pseudo-legal, “constitucional”, “institucional’, parlamentario, todo lo que quieran, pero ni más ni menos que un golpe de Estado. Parlamentarios, diputados y senadores –masivamente comprometidos en casos de corrupción (alrededor de un 60%)-, han instaurado un proceso de destitución contra la presidenta, bajo el pretexto de irregularidades contables, de “deslices fiscales” para ocultar las lagunas de las cuentas públicas –¡una práctica cotidiana en todos los gobiernos brasileños anteriores!-. Es cierto que varios cargos del Partido de los Trabajadores están implicados en el escándalo de corrupción de Petrobras, la Compañía Nacional de Petróleo, pero no Dilma… De hecho, los diputados de derechas que han liderado la campaña contra la Presidenta se encuentran entre los más salpicados por este escándalo, empezando por el presidente del Parlamento, Eduardo Cunha (suspendido recientemente), acusado de corrupción, blanqueo de capitales, evasión fiscal en Panamá, etc.

La puesta en práctica de un golpe de Estado legal parecer ser la nueva estrategia de los oligarcas latinoamericanos. Puesta en marcha en Honduras y en Paraguay -países que la prensa califica como “Repúblicas Bananeras”- esta maniobra ha demostrado ser de lo más eficaz para eliminar del panorama a los presidentes (muy moderados) de izquierdas. Ahora, acaba de ser aplicada en un país del continente… Podemos reprochar muchas cosas a Dilma: no ha respetado sus promesas electorales y ha realizado numerosas concesiones a los banqueros, industriales y latifundistas. Desde hace un año, la izquierda política y social no ha dejado de reclamar un cambio en las políticas económicas y sociales. Pero la divina oligarquía de derechas brasileña –la élite capitalista, financiera, industrial y agrícola- no se conforma con pequeñas concesiones: quiere todo el poder, al completo. No quiere negociar, sino gobernar directamente a través de sus hombres de confianza, y abolir los pocos avances sociales que se han logrado en los últimos años.

Citando a Hegel, Marx escribía, en el 18 Brumario de Luis Bonaparte, que los eventos históricos se repiten dos veces: la primera como tragedia, la segunda como una farsa. Este principio se puede aplicar a la perfección a Brasil. El golpe de Estado militar del mes de abril de 1964, fue una estrategia que sumió a Brasil en veinte años de dictadura militar, a costa de cientos de miles de muertos y torturados. El golpe de Estado parlamentario de este mes de mayo de 2016 es una farsa, un affaire trágico-cómico, donde una camarilla de diputados reaccionarios y notoriamente corruptos derrocan a un presidente elegido democráticamente por 54 millones de brasileños, amparándose en “irregularidades contables”. El componente principal de esta alianza de partidos de derechas es el bloque parlamentario (apartidista) conocido como “las tres B”: “Balle (Bola)”-diputados vinculados con la policía militar, los escuadrones de la muerte y otras milicias privadas-; “Boeuf (Res)” -los grandes propietarios de ganado-; y “Bible (Biblia)”-fundamentalistas neo-pentecosteses, homófonos y misóginos-. Entre los más entusiasta de la destitución de Dilma aparece el diputado Jairo Bolsonaro, que dedicó su voto a los oficiales de la dictadura militar, especialmente al Coronel Unstra, notorio torturador. Entre las víctimas de Ustra, se encontraba Dilma Roussef, en aquella época (principios de los años 1970) militante de un grupo de resistencia armado; pero también mi amigo Luis Eduardo Merlino, periodista y revolucionario, asesinado y torturado en 1971, cuando tenía 21 años.

El nuevo Presidente Michel Temer, introducido por sus acólitos, está implicado en varias investigaciones, pero aún no ha sido acusado formalmente. Según un reciente sondeo, en el que se preguntaba a los brasileños si votarían por Temer como Presidente de la República, solo un 2% respondía favorablemente… En 1964, conseguimos conquistar el derecho a manifestarnos de forma masiva: “Con Dios y la Familia por la Libertad”, lo que preparó el terreno para golpear al presidente Joâo Goulart; una vez más, la historia se repite, esta vez bajo multitudes patrióticas –al rojo vivo gracias a la prensa que mantiene el timón- que se han movilizado para exigir la destitución de Dilma, llegando incluso, en algunos casos, a pedir el regreso de los militares… Compuestas esencialmente por personas blancas (la mayoría de los brasileños son negros o mestizos), fruto de las clases medias, estas multitudes han sido convencidas por los medios de comunicación de que el objetivo de este affaire no es otro que “combatir la corrupción”.

Lo que la tragedia de 1964 y la farsa de 2016 tienen en común es el odio contra la democracia. Los dos episodios revelan el profundo desprecio de las clases dominantes brasileñas hacia la democracia y la voluntad popular.

¿Este golpe de Estado “legal” pasará sin hacer demasiado ruido como sucedió en Honduras y Paraguay? No parece tan seguro… Las clases populares, los movimientos sociales, la juventud rebelde aún no han dicho la última palabra.


(https://blogs.mediapart.fr/michael-lowy/blog)

"Entre los más entusiasta de la destitución de Dilma aparece el diputado Jairo Bolsonaro"



...no creo que hace falta explicar con naranjas quién podría estar detrás del golpe de estado contra Dilma Rousseff...Brasil, como parte activa de BRICS no inspiraba tanto a los del DeepState/AIPAC/fondos buitre (que al final son los mismos buddies)...:sneaky:

...e hizo falta aplicar uno de los tricks habituales = http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/09/07/cronologia-golpes-de-estado-en-america-latina/
https://www.elmundo.es/america/2010/11/18/noticias/1290035186.html. :wtf::banghead:(n)


...ahora ya tenemos la embajada de Brazil rumbo a Jerusalem ;)...apresurandose que sean entre los primeros a ir en contra las resoluciones ONU, juntitos con los EEUU (oh sorpresa! not!), Australia y Guatemala...

Brazil’s Bolsonaro tells Israeli newspaper he plans to move embassy to Jerusalem

KSB4UGG3P4I6RC5MX7QB7TODUY.jpg


https://www.washingtonpost.com/worl...ove-embassy-jerusalem/?utm_term=.4e4b875098b9

...los favores hay que devolverlos, y prontito, verdad, querido Bolsonaro? ;) :inpain:
 
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"Entre los más entusiasta de la destitución de Dilma aparece el diputado Jairo Bolsonaro"



...no creo que hace falta explicar con naranjas quién podría estar detrás del golpe de estado contra Dilma Rousseff...Brasil, como parte activa de BRICS no inspiraba tanto a los del DeepState/AIPAC/fondos buitre (que al final son los mismos buddies)...:sneaky:

...e hizo falta aplicar uno de los tricks habituales = http://www.resumenlatinoamericano.org/2016/09/07/cronologia-golpes-de-estado-en-america-latina/
https://www.elmundo.es/america/2010/11/18/noticias/1290035186.html. :wtf::banghead:(n)


...ahora ya tenemos la embajada de Brazil rumbo a Jerusalem ;)...apresurandose que sean entre los primeros a ir en contra las resoluciones ONU, juntitos con los EEUU (oh sorpresa! not!), Australia y Guatemala...

Brazil’s Bolsonaro tells Israeli newspaper he plans to move embassy to Jerusalem

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https://www.washingtonpost.com/worl...ove-embassy-jerusalem/?utm_term=.4e4b875098b9

...los favores hay que devolverlos, y prontito, verdad, querido Bolsonaro? ;) :inpain:


Uy, a quién me recordarán...ah, sí
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BOLSONARO
Bolsonaro lanza la batalla contra las “ideologías nocivas” en la educación
El presidente electo de Brasil quiere combatir la “sexualización” y el “adoctrinamiento izquierdista” en las escuelas

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Un grupo de alumnos forma en fila en un colegio de la Policía Militar en Porto Velho, en el Estado de Rondonia (Brasil). DAIANE MENDONÇA SECOM/RONDÔNIA


BREILLER PIRES

São Paulo 10 NOV 2018



Durante mucho tiempo nuestras instituciones de enseñanza fueron tomadas por ideologías nocivas, por la inversión de los valores y por personas que odian nuestros colores [de la bandera] e himno", escribió el ultraderechista Jair Bolsonaro días después de ser elegido presidente de Brasil, el pasado 28 de octubre. La declaración en Twitter vino acompañada de su apoyo explícito a que los alumnos filmen a sus profesores para denunciar el supuesto "adoctrinamiento izquierdista" y la "sexualización" precoz de los niños en las aulas que, según el presidente electo y sus seguidores, implementó el Partido de los Trabajadores durante sus Gobiernos (2003-2016). Todo está enmarcado en la defensa de lo que llama Escuela sin partido, un proyecto que está en el Parlamento que propone vetar el uso en las aulas de la palabra “género” y de la expresión “orientación sexual”, entre otras cosas.

“Ese tema no es solo del Parlamento. Es un tema de Brasil”, afirma el diputado Marcos Rogério, que preside la comisión especial de la Cámara de los Diputados en la que está previsto que se discuta el proyecto. Escuela sin partido no es una iniciativa aislada ni tampoco inédita. En distintas partes del mundo la vigilancia en los colegios ha formado parte de campañas de movilización de fuerzas conservadoras y de extrema derecha. En Alemania, los ultras del partido AfD lanzaron a inicios de octubre una plataforma para denunciar de forma anónima a los profesores. En el sur de Brasil, la diputada electa por el Estado de Santa Catarina, Ana Caroline Campagnolo, del mismo partido que Bolsonaro (PSL), creó un día después de los comicios un canal para que los alumnos denuncien, también sin necesidad de dar su nombre, a los educadores que hagan "manifestaciones ideológicas" con críticas al mandatario electo. Se trata de señales inequívocas de que la educación será una trinchera estratégica del nuevo Gobierno, dentro de la ofensiva conservadora que ha impulsado su victoria en las urnas.

La fiscalía local ha prohibido la iniciativa de Campagnolo y los jueces de la Corte Suprema ya se han manifestado públicamente contra los principios de Escuela sin partido. Pero los frenos legales pueden no ser suficientes para contener los efectos de una batalla que aunque, se ha intensificado ahora, ya estaba instalada desde hace un par de años de mano de grupos conservadores, principalmente evangélicos.

En la ciudad de Fortaleza, en el noreste del país, el profesor de Historia Jam Silva Santos fue acusado hace dos semanas de "adoctrinamiento" después de exhibir ante estudiantes de secundaria en un colegio privado de clase media-alta la película Batismo de sangue (Bautismo de sangre), basada en un libro del religioso e intelectual izquierdista Frei Betto sobre la dictadura brasileña (1964-1985). Un alumno grabó una parte de la película y fue difundida en las redes sociales, donde el profesor fue duramente atacado por supuestamente hacer una crítica velada a Bolsonaro, defensor declarado de ese régimen militar. Días después, el profesor fue recibido en el colegio con aplausos de los estudiantes. Santos exhibe la película en sus aulas desde hace cinco años y nunca había tenido problemas.

Según el Sindicato de Profesores de Ceará, las denuncias por supuesto “adoctrinamiento ideológico” han aumentado en ese Estado en 2018. Desde enero, al menos seis profesores, incluido Jam Silva Santos, han sido blanco de denuncias en las redes sociales. En uno de estos casos, una discusión entre un alumno bolsonarista y Euclides de Agrela, profesor de Historia y Sociología de una escuela estatal de Fortaleza, fue filmada y replicada en páginas de apoyo a Bolsonaro, que vincularon la pelea a la afiliación del profesor al partido izquierdista PSOL.

“Tuve que irme de casa por algunos días. [Viví] un clima de terror”, contó Agrela, que ha recibido amenazas de muerte por el vídeo. El vicepresidente del sindicato de docentes, Francisco Reginaldo Pinheiro, afirma que la entidad ha creado un canal para prestar apoyo a educadores víctimas de intimidación en las escuelas. “Defendemos la libertad de enseñanza. Existen espacios adecuados para quejas de padres y alumnos. Exponer al profesor en las redes sociales es peligroso”, dice Pinheiro.


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Adeptos de la Escuela sin Partido protestan contra Paulo Freire. REPRODUÇÃO


El plan educativo del Gobierno es considerado vago en distintos puntos, pero el equipo de Bolsonaro ha especificado bien sus prioridades en la materia. Señala que “uno de los mayores males actuales [de la educación] es el fuerte adoctrinamiento” y promete “expurgar la ideología de Paulo Freire”, en referencia a uno de los grandes referentes de la educación en el país, conocido por su teoría de la pedagogía del oprimido. Actualmente, ni los currículos de la enseñanza básica ni los de la media hacen referencia a los métodos de Freire. Tampoco contienen la palabra "género", ya retirada de los planes educativos por presiones políticas.

“El rechazo a Paulo Freire es una estrategia porque simboliza el estímulo al sentido crítico”, afirma Daniel Cara, coordinador de la campaña nacional por el derecho a la educación y excandidato al Senado por el izquierdista PSOL. “Lo que Freire preconiza es aceptado en el mundo entero. Estuve en Singapur, país número uno en las [últimas] pruebas Pisa, y le citaban como una inspiración para buscar la educación que desean”, dijo a la revista Nueva Escuela Cláudia Costin, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) y exdirectora del Banco Mundial.

"Concepción autoritaria de la educación"
Otro deseo del futuro Gobierno es la vuelta al currículo escolar de la Educación moral y cívica, asignatura abolida tras el fin de la dictadura militar. Durante la campaña, el general Aléssio Ribeiro Souto, uno de los designados por Bolsonaro para elaborar el plan de educación, llegó a cuestionar la teoría de la evolución y a defender el creacionismo en la enseñanza de ciencias. “Si la persona cree en Dios y tiene su posicionamiento, no corresponde a la escuela querer alterar ese tipo de cosas”, afirmó Souto.

Souto también predica una revisión del periodo dictatorial en las clases de Historia y exige que se cuente “la verdad” sobre el régimen. “Es una concepción autoritaria de la educación”, critica Luiz Carlos de Freitas, investigador y profesor jubilado de la Universidad de Campinas. “Perciben cualquier pensamiento diferente del de ellos como un riesgo que debe ser combatido con disciplina y represión. Y, al combatir una posible ideología con la imposición de sus creencias, acaban cayendo en la contradicción de promover adoctrinamiento al revés. Es un retroceso”, agrega. Al contrario del material didáctico que usan los colegios militares en Brasil, que se refieren al golpe como “revolución de 1964”, los libros del Ministerio de Educación definen el régimen como una dictadura.

Previsiblemente, cuando intente implementar su plan educativo, Bolsonaro chocará el próximo año con el Consejo Nacional de Educación, un órgano independiente que acompaña las decisiones del ministerio. Como los mandatos de los consejeros fueron renovados por el actual presidente, Michel Temer, Bolsonaro tendría que esperar al menos dos años para cambiar parte del órgano directivo. Si quisiera imponer las ideas de sus correligionarios desde el inicio de su Gobierno, en enero, la nueva Administración necesitaría transferir al Congreso la facultad de determinar los currículos.

https://elpais.com/internacional/2018/11/01/actualidad/1541112164_074588.html
 
BOLSONARO
Bolsonaro lanza la batalla contra las “ideologías nocivas” en la educación
El presidente electo de Brasil quiere combatir la “sexualización” y el “adoctrinamiento izquierdista” en las escuelas

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Un grupo de alumnos forma en fila en un colegio de la Policía Militar en Porto Velho, en el Estado de Rondonia (Brasil). DAIANE MENDONÇA SECOM/RONDÔNIA


BREILLER PIRES

São Paulo 10 NOV 2018



Durante mucho tiempo nuestras instituciones de enseñanza fueron tomadas por ideologías nocivas, por la inversión de los valores y por personas que odian nuestros colores [de la bandera] e himno", escribió el ultraderechista Jair Bolsonaro días después de ser elegido presidente de Brasil, el pasado 28 de octubre. La declaración en Twitter vino acompañada de su apoyo explícito a que los alumnos filmen a sus profesores para denunciar el supuesto "adoctrinamiento izquierdista" y la "sexualización" precoz de los niños en las aulas que, según el presidente electo y sus seguidores, implementó el Partido de los Trabajadores durante sus Gobiernos (2003-2016). Todo está enmarcado en la defensa de lo que llama Escuela sin partido, un proyecto que está en el Parlamento que propone vetar el uso en las aulas de la palabra “género” y de la expresión “orientación sexual”, entre otras cosas.

“Ese tema no es solo del Parlamento. Es un tema de Brasil”, afirma el diputado Marcos Rogério, que preside la comisión especial de la Cámara de los Diputados en la que está previsto que se discuta el proyecto. Escuela sin partido no es una iniciativa aislada ni tampoco inédita. En distintas partes del mundo la vigilancia en los colegios ha formado parte de campañas de movilización de fuerzas conservadoras y de extrema derecha. En Alemania, los ultras del partido AfD lanzaron a inicios de octubre una plataforma para denunciar de forma anónima a los profesores. En el sur de Brasil, la diputada electa por el Estado de Santa Catarina, Ana Caroline Campagnolo, del mismo partido que Bolsonaro (PSL), creó un día después de los comicios un canal para que los alumnos denuncien, también sin necesidad de dar su nombre, a los educadores que hagan "manifestaciones ideológicas" con críticas al mandatario electo. Se trata de señales inequívocas de que la educación será una trinchera estratégica del nuevo Gobierno, dentro de la ofensiva conservadora que ha impulsado su victoria en las urnas.

La fiscalía local ha prohibido la iniciativa de Campagnolo y los jueces de la Corte Suprema ya se han manifestado públicamente contra los principios de Escuela sin partido. Pero los frenos legales pueden no ser suficientes para contener los efectos de una batalla que aunque, se ha intensificado ahora, ya estaba instalada desde hace un par de años de mano de grupos conservadores, principalmente evangélicos.

En la ciudad de Fortaleza, en el noreste del país, el profesor de Historia Jam Silva Santos fue acusado hace dos semanas de "adoctrinamiento" después de exhibir ante estudiantes de secundaria en un colegio privado de clase media-alta la película Batismo de sangue (Bautismo de sangre), basada en un libro del religioso e intelectual izquierdista Frei Betto sobre la dictadura brasileña (1964-1985). Un alumno grabó una parte de la película y fue difundida en las redes sociales, donde el profesor fue duramente atacado por supuestamente hacer una crítica velada a Bolsonaro, defensor declarado de ese régimen militar. Días después, el profesor fue recibido en el colegio con aplausos de los estudiantes. Santos exhibe la película en sus aulas desde hace cinco años y nunca había tenido problemas.

Según el Sindicato de Profesores de Ceará, las denuncias por supuesto “adoctrinamiento ideológico” han aumentado en ese Estado en 2018. Desde enero, al menos seis profesores, incluido Jam Silva Santos, han sido blanco de denuncias en las redes sociales. En uno de estos casos, una discusión entre un alumno bolsonarista y Euclides de Agrela, profesor de Historia y Sociología de una escuela estatal de Fortaleza, fue filmada y replicada en páginas de apoyo a Bolsonaro, que vincularon la pelea a la afiliación del profesor al partido izquierdista PSOL.

“Tuve que irme de casa por algunos días. [Viví] un clima de terror”, contó Agrela, que ha recibido amenazas de muerte por el vídeo. El vicepresidente del sindicato de docentes, Francisco Reginaldo Pinheiro, afirma que la entidad ha creado un canal para prestar apoyo a educadores víctimas de intimidación en las escuelas. “Defendemos la libertad de enseñanza. Existen espacios adecuados para quejas de padres y alumnos. Exponer al profesor en las redes sociales es peligroso”, dice Pinheiro.


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Adeptos de la Escuela sin Partido protestan contra Paulo Freire. REPRODUÇÃO


El plan educativo del Gobierno es considerado vago en distintos puntos, pero el equipo de Bolsonaro ha especificado bien sus prioridades en la materia. Señala que “uno de los mayores males actuales [de la educación] es el fuerte adoctrinamiento” y promete “expurgar la ideología de Paulo Freire”, en referencia a uno de los grandes referentes de la educación en el país, conocido por su teoría de la pedagogía del oprimido. Actualmente, ni los currículos de la enseñanza básica ni los de la media hacen referencia a los métodos de Freire. Tampoco contienen la palabra "género", ya retirada de los planes educativos por presiones políticas.

“El rechazo a Paulo Freire es una estrategia porque simboliza el estímulo al sentido crítico”, afirma Daniel Cara, coordinador de la campaña nacional por el derecho a la educación y excandidato al Senado por el izquierdista PSOL. “Lo que Freire preconiza es aceptado en el mundo entero. Estuve en Singapur, país número uno en las [últimas] pruebas Pisa, y le citaban como una inspiración para buscar la educación que desean”, dijo a la revista Nueva Escuela Cláudia Costin, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) y exdirectora del Banco Mundial.

"Concepción autoritaria de la educación"
Otro deseo del futuro Gobierno es la vuelta al currículo escolar de la Educación moral y cívica, asignatura abolida tras el fin de la dictadura militar. Durante la campaña, el general Aléssio Ribeiro Souto, uno de los designados por Bolsonaro para elaborar el plan de educación, llegó a cuestionar la teoría de la evolución y a defender el creacionismo en la enseñanza de ciencias. “Si la persona cree en Dios y tiene su posicionamiento, no corresponde a la escuela querer alterar ese tipo de cosas”, afirmó Souto.

Souto también predica una revisión del periodo dictatorial en las clases de Historia y exige que se cuente “la verdad” sobre el régimen. “Es una concepción autoritaria de la educación”, critica Luiz Carlos de Freitas, investigador y profesor jubilado de la Universidad de Campinas. “Perciben cualquier pensamiento diferente del de ellos como un riesgo que debe ser combatido con disciplina y represión. Y, al combatir una posible ideología con la imposición de sus creencias, acaban cayendo en la contradicción de promover adoctrinamiento al revés. Es un retroceso”, agrega. Al contrario del material didáctico que usan los colegios militares en Brasil, que se refieren al golpe como “revolución de 1964”, los libros del Ministerio de Educación definen el régimen como una dictadura.

Previsiblemente, cuando intente implementar su plan educativo, Bolsonaro chocará el próximo año con el Consejo Nacional de Educación, un órgano independiente que acompaña las decisiones del ministerio. Como los mandatos de los consejeros fueron renovados por el actual presidente, Michel Temer, Bolsonaro tendría que esperar al menos dos años para cambiar parte del órgano directivo. Si quisiera imponer las ideas de sus correligionarios desde el inicio de su Gobierno, en enero, la nueva Administración necesitaría transferir al Congreso la facultad de determinar los currículos.

https://elpais.com/internacional/2018/11/01/actualidad/1541112164_074588.html
a mi me parece bien que se luche contra la sexualizacion de los niños y contra los adoctrinamientos izquierdistas, la verdad
 
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