Lo que el HOLA no cuenta

Si, ahora me he acordado, ya tenia dos o tres añitos, cuando lo bautizaron. Antes de Thyssen , la Carmen no tenia relación alguna con nadie de la realeza, ni aledaños.
Presuntamente, se paseaba por sant feliu con un coche pequeño, creo un 600, y estaban apuradas ecónomicamente. No tenían crédito en ninguna parte, presuntamente, según el dueño de un super del pueblo de al lado, y presuntamente, de una tendera también de ese pueblo.
Luego de su éxito, la mami, iba al super con un cochazo con chófer y con tantas joyas como un arbol de navidad. y el niño de principito, presuntamente.
Si conoció al Thyssen , fue por que, presuntamente, alternaba como Sc*rt. Fue un puntazo.
Presuntamente, lo vi con mis ojitos.
Leí que tras el divorcio del Santoni...y antes de conocer al barón.. ella y la madre vivian LAMPANDO...ergo.....con muy pocos medios.
Fueron invitadas a Cerdeña y allí se les apareció SANTA CLAUS en forma de milloneta ...y cambió sus vidas....
 
Si, ahora me he acordado, ya tenia dos o tres añitos, cuando lo bautizaron. Antes de Thyssen , la Carmen no tenia relación alguna con nadie de la realeza, ni aledaños.
Presuntamente, se paseaba por sant feliu con un coche pequeño, creo un 600, y estaban apuradas ecónomicamente. No tenían crédito en ninguna parte, presuntamente, según el dueño de un super del pueblo de al lado, y presuntamente, de una tendera también de ese pueblo.
Luego de su éxito, la mami, iba al super con un cochazo con chófer y con tantas joyas como un arbol de navidad. y el niño de principito, presuntamente.
Si conoció al Thyssen , fue por que, presuntamente, alternaba como Sc*rt. Fue un puntazo.
Presuntamente, lo vi con mis ojitos.
Borja nació en 1980...y Carmen se casó con el Barón en 1986. Ya tenía seis años cuando le bautizaron.
 
Lloro de risa. Lo que he encontrado de Tita Cervera:

“ De orígenes acomodados, su madre se esforzó en darle una buena educación y en encaminarla hacia un éxito profesional y económico. Carmen estudió en varios colegios privados de Barcelona y de El Escorial, y posteriormente en Londres. En Reino Unido participó en una actuación de flamenco ante Isabel II de Inglaterra. Algunas biografías añaden que también estudió en Suiza. Habla alemán, español, frances, inglés e italiano”

Les falto decir que tiene un Nobel, un Oscar y es espía por la noche
 
Fueron padrinos de bautismo de Borja en Nueva York, Anne Getty de la alta sociedad norteamericana y el duque de Badajoz, don Luis Gómez-Acebo (esposo de la Infanta Pilar).
 
Tita Cervera y su madre. No se como gano Miss España
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Carmen Cervera todavía debe de estar lamentándose del día que su hijo Borja apareció con una chica de melena larga, rizada y encrespada, llamada Blanca, y se la presentó como su novia. Tita había conseguido que el barón Heinrich Thyssen reconociese a Borja como hijo legítimo y entrara a formar parte de la gestión del patrimonio pictórico y de la millonaria herencia, claro. Borja, pese a los intentos de su madre de que tuviera una buena formación y un futuro brillante como coleccionista de arte, había decidido entregarse en cuerpo y alma a vivir la vida y a pasar por el gimnasio de vez en cuando -con unos resultados bastante desastrosos-. Y Blanca había encontrado al hombre de su vida que, casualmente, tenía dinero, propiedades y un futuro más que asegurado.

Tita, que ya sabía de qué iba la vida, vio en Blanca un fiel reflejo de su propia juventud y, desde luego, no pensaba claudicar. Tras haber conseguido borrar de la opinión pública un pasado como actriz del destape y un matrimonio con un playboy de la talla de Espartaco Santoni, no pensaba permitir que otra siguiera su mismo camino. Y menos aprovechándose de su propio hijo, al que tanto esfuerzo le había costado dar un buen apellido. Tita confío en que Borja entrara en razón cuando descubriera las verdaderas intenciones de Blanca, pero se equivocó. El anuncio de boda y embarazo de la pareja pudo con su paciencia y recurrió a los servicios de la empresa Método 3 para que investigaran el pasado de Blanca, a ver si podía quitársela de encima.

Con los informes en la mano, que desvelaban compras de inmuebles a nombre de Blanca y tarjetas de crédito con un límite de 30.000 euros mensuales, Tita se plantó delante de su hijo y le dio un ultimátum. O Blanca, o ella. Evidentemente, salió perdiendo. Los encantos de Blanca estaban muy por encima de las presiones de su madre. Aun así, Tita, convencida de la poca seriedad de su nuera, exigió que se sometiera al hijo de la pareja a diversas pruebas de parternidad. Y Borja, incomprensiblemente, accedió. ¿Qué lleva a un padre a agachar la cabeza antes situaciones como esa? ¿Sentía él también una duda interna que quería aclarar? ¿Podía más el recelo por las consecuencias económicas que la humillación pública? ¿Y Blanca? ¿Por qué pasar por un trance así? ¿Había algo detrás que los demás no sabemos? ¿Estaba dispuesta a todo con tal de no perder su estatus?

La pareja veía como su lujoso tren de vida, los problemas económicos y las malas inversiones inmobiliarias iban haciendo mella en la parte de la herencia del barón que les correspondía, así que empezaron a presionar a su madre para que fuera soltando el resto del dinero. Ni cortos ni perezosos, se plantaron en el Museo Thyssen dispuestos a llevarse un par de cuadros, uno de ellos de Goya, al grito de “¡Esto es mío!”, y asaltaron la residencia de Tita en La Morajela para llevarse documentos y unos ordenadores con la ayuda de sus guardaespaldas -sí, esta gente tiene guardaespaldas, como si fueran personalidades importantes-. Lástima que las cámaras de seguridad lo grabaron todo y Tita les demandó por revelación de secretos.

Pero si pensaba la baronesa que, al final, se saldría con la suya, estaba muy equivocada. Borja abandonó el look de poligonero, se dejó barba y se decantó por un aspecto más moderno, más hipster. Blanca dejó a los hijos al cuidado de una niñera y decidió convertirse en pintora. Abstracta, para más datos. Y no contenta con ello, montó una exposición, recaudó más de 25.000 euros y dejó titulares para la posteridad como “Al Barón le gustarían mis pinturas” o “Me encantaría exponer en el Museo Thyssen”. Blanca sabía que nada le podía sentar peor a Tita que su faceta como pintora. Ahora ya no era esa chica inculta, esa cazafortunas, esa cabeza loca que no sabe nada, no; ahora es una reputada pintora, alguien que puede asumir la dirección de la Fundación Thyssen en el futuro. Ahora Blanca es Tita.

Tita sabe que el enemigo ha ganado y que más vale tenerlo cerca. Y Blanca respira tranquila, disfrutando del enorme placer que otorga la venganza.
 
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