El embarazo de una niña de 11 años violada enciende el debate del aborto en Chile

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El embarazo de una niña de 11 años violada enciende el debate del aborto en Chile

La menor denuncia a su padrastro por violación, pero no puede interrumpir la gestación por estar prohibido desde 1989
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ROCÍO MONTES
Santiago de Chile 11 AGO 2016 - 06:25 CEST
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Manifestaciones en Chile en defensa de un aborto legal en 2015. REUTERS


El embarazo de una niña de 11 años, que denuncia haber sido violada por su padrastro de 41, ha encendido nuevamente el debate del aborto en Chile. La menor, habitante de Villarrica, tiene unas 20 semanas de gestación, según han podido constatar los especialistas que la examinaron. A ellos confesó los abusos a los que era sometida cuando se quedaba al cuidado del hombre.

La niña comenzó a experimentar cambios físicos y de comportamiento, que fueron advertidos por sus profesores. Este lunes, relató las reiteradas agresiones de la pareja de su madre, quien la amenazó para que no contara lo que estaba ocurriendo. En paralelo, la madre de la menor denunció los hechos a la Policía de Investigaciones de su ciudad. Tras confirmarse el embarazo, la Fiscalía de Villarrica ordenó la captura del hombre, que permanece detenido a la espera de que la Justicia formalice la acusación en su contra este jueves.

En un país donde la interrupción del embarazo está prohibida en todas sus causales desde 1989, ni las víctimas ni sus familias acostumbran a pedir un aborto públicamente, pues no se percibe como una alternativa posible.

Como compromiso de su programa de Gobierno de este segundo período (2014-2018), Michelle Bachelet prometió una ley que despenalice el aborto en tres causales: peligro de vida para la madre, malformación fetal y violación. La medida apenas resolvería un 5% de los 70.000 abortos clandestinos que se realizan anualmente en Chile.

En enero de 2015, el proyecto de despenalización ingresó en la Cámara para su tramitación. Tras un año de debate, los diputados lo aprobaron en un primer paso legislativo en marzo pasado. Después de cinco meses, el Senado sigue su discusión en la comisión de Salud y se espera que en las próximas semanas termine el período de audiencias con especialistas.

El debate ha sido fuerte tanto en el Congreso como entre la ciudadanía y cada vez que se conocen casos como el de la niña de Villarrica, la ley de aborto vuelve a la primera línea de la agenda informativa. Su aprobación, en cualquier caso, tampoco cambiaría el destino de la joven. El texto que se discute indica que en caso de violación –que es la causal más polémica de las tres–, existiría un plazo máximo de 12 semanas de gestación para realizar la interrupción, aunque se extiende a 14 semanas si se trata de menores de 14 años. Con sus 20 semanas de embarazo, la niña ya no podría abortar.

Las organizaciones de derechos humanos y feministas nuevamente se han movilizado ante el caso. Para Camila Maturana, de Corporación Humanas, “este tipo de situaciones lamentablemente pone de manifiesto la magnitud de la violencia sexual en Chile, sobre todo contra las niñas y adolescentes que están en una situación de mayor vulnerabilidad”. “Formulamos un llamado ético a los legisladores a mirar esta realidad trágica. Resulta urgente aprobar a la brevedad el proyecto de ley de aborto en tres causales y a revisar los contenidos de lo que se está debatiendo, porque determinados aspectos no contribuyen necesariamente a proteger a las víctimas”, indica Maturana.

En Chile existen pocos datos cuantitativos sobre los embarazos producto de una violación. La especialista en ginecología infantil y adolescente, Andrea Huneeus, compareció en 2015 ante los parlamentarios de la Cámara y proporcionó cifras reveladoras. “El 66% de las embarazadas por violación es menor de edad y el 11% tiene menos de 12 años. Es decir, son niñas”, señaló Huneeus en una entrevista a la revista chilena PAULA. Según la especialista, en un 90% de los casos son embarazadas por algún familiar o conocido. “Por las condiciones de vulnerabilidad que se presentan en las menores de edad embarazadas por violación lo ideal sería dejarlo sin limitación de tiempo”, indicó Huneeus a PAULA.

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/08/10/america/1470866215_148958.html
 
Me parece una locura que esta cría vaya a ser madre con tan sólo 11 años. Y escandaloso que se contemple una mínima posibilidad de debate en torno a esto. Respecto a su padrastro, lo tengo clarísimo: cárcel de por vida o castración química, a elegir.
 
la niña no tiene que ser madre, se da al niño en adopción y listo, su padrastro que lo metan en la cárcel de por vida y castraccipon química. ¿Qué culpa tiene ese pobre niño de nada? cuanta maldad hay por el mundo
 
veinte semanas es mucho...es un horror lo sucedido, pero tambien opino que la niña puede entregar al bebe a una pareja que lo ame y cuide, en adopciòn...claro que ya el embarazo y la violaciòn seràn un trauma terrible, pero abortar y a las veinte semanas tambien me parece un espanto...al padrastro, càrcel de por vida, aunque dudo que la leyes sean tan severas, lamentablemente....
 
veinte semanas es mucho...es un horror lo sucedido, pero tambien opino que la niña puede entregar al bebe a una pareja que lo ame y cuide, en adopciòn...claro que ya el embarazo y la violaciòn seràn un trauma terrible, pero abortar y a las veinte semanas tambien me parece un espanto...al padrastro, càrcel de por vida, aunque dudo que la leyes sean tan severas, lamentablemente....
anette a mi me parece que ni con una semana se debe hacer esa barbaridad, mujeres que han abortado, dicen que es horrible, que te deja traumatizada de por vida, incluso se dan suicidios o intentos pero claro, de eso no se habla porque no interesa
 
cualquier persona tiene derecho a vivir, aunque se encuentre aun en el vientre de su madre, y hay tantas parejas que desean ser padres y no pueden, y que serian tan buenos padres de esos niños que sus madres biológicas no quieren
 
cualquier persona tiene derecho a vivir, aunque se encuentre aun en el vientre de su madre, y hay tantas parejas que desean ser padres y no pueden, y que serian tan buenos padres de esos niños que sus madres biológicas no quieren

Hija que poca empatía, pobre niña violada a los 11 años y encima obligada a tener un hijo de su violador. Doblemente castigada.
 
Me produce asombro que haya quien no vea el más mínimo dilema moral en descuartizar vivo, ¡vivo!, dentro del útero un feto perfectamente sano de 20 semanas y después extarer los trozos. ¿Sabéis qué aspecto tiene un feto de 20 semanas?

Un crimen horrible como violar a una niña de 11 años no se arregla con otro crimen horrible.
 
Hija que poca empatía, pobre niña violada a los 11 años y encima obligada a tener un hijo de su violador. Doblemente castigada.
claro que tengo empatía por ella, ese criminal merece la cárcel pero ese niño no merece morir descuartizado, lo siento, nadie le obliga a ser madre, lo puede dar en adopción y olvidarse de él,
 
Me produce asombro que haya quien no vea el más mínimo dilema moral en descuartizar vivo, ¡vivo!, dentro del útero un feto perfectamente sano de 20 semanas y después extarer los trozos. ¿Sabéis qué aspecto tiene un feto de 20 semanas?

Un crimen horrible como violar a una niña de 11 años no se arregla con otro crimen horrible.
me has quitado las palabras de la boca
 
Chile da un paso histórico y despenaliza el aborto en tres supuestos
El país sale del grupo de países que persiguen las interrupciones del embarazo en todas las circunstancias



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Rocío Montes
Santiago de Chile 22 AGO 2017 - 10:59 CEST
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Declaraciones de Michelle Bachelet, presidenta de Chile. EFE / REUTERS
Las chilenas debieron esperar casi tres décadas para reconquistar el derecho a elegir si interrumpen sus embarazos en caso de que su vida esté en peligro, inviabilidad fetal y violación. En un histórico fallo que ha sido seguido y esperado tanto por las autoridades y como por la ciudadanía, el Tribunal Constitucional rechazó este lunes los requerimientos de la oposición de derecha que pretendían paralizar uno de los proyectos de mayor simbolismo del segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018). Aprobado a comienzos de este mes por el Congreso, los diez ministros del organismo determinaron por seis votos contra cuatro que la iniciativa no vulnera la Constitución. "Hoy han ganado las mujeres, ha ganado la democracia, ha ganado Chile", señaló Bachelet, desde el Palacio de La Moneda, arropada por su ministra portavoz de la Mujer y de Salud.

El proyecto de ley, que queda listo para ser promulgado por la presidenta, representa un paso fundamental para las mujeres chilenas. Junto con Nicaragua, República Dominicana, El Salvador, Haití, Malta y Honduras, Chile conformaba el grupo de siete países del mundo que prohíben las interrupciones del embarazo en todos los supuestos. Estaban penalizadas desde 1989, cuando la dictadura de Augusto Pinochet dictaminó que no podría ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto. Desde la llegada de la democracia, en 1990, una de las mayores luchas de los movimientos feministas ha sido cambiar la legislación. Por la oposición de la Iglesia católica y de los grupos conservadores de la derecha y del centroizquierda, sin embargo, en 28 años no fue posible. Hasta ahora no había existido voluntad ni condiciones políticas.

MÁS INFORMACIÓN
Con la promulgación de le ley comenzará a extinguirse una doble moral de Chile. Aunque se trata de una práctica clandestina, en el país se realizan unos 70.000 abortos anualmente en condiciones de extrema inseguridad.

Por utilizar medicamentos abortivos sin ayuda médica, es común que las mujeres lleguen a los centros asistenciales con complicaciones y desangramientos. Algunas han muerto en el intento, como la madre de 28 años, casada, que por desconocimiento se introdujo 56 pastillas por la vagina a fines de los años noventa, muriendo de una parada cardiorrespiratoria en el hospital. Algunas, por miedo a las denuncias de los propios profesionales de la salud, prefieren quedarse en sus casas. El informe de Derechos Humanos 2013 de la Universidad Diego Portales relató el caso de una chilena que ayudó a abortar a su sobrina de 16 años. La muchacha se encerró en el baño y, cuando la mujer entró, la encontró con el feto colgando. “Fue terrible, porque no debió ser así. Ella debió tener la posibilidad de hospitalizarse, tener apoyo, etcétera. Si las cosas fueran distintas, no habría llegado a ese punto”, recordó luego la mujer.

Es una realidad que sectores de la sociedad chilena prefieren ocultar. En 2014, a comienzos del Gobierno de Bachelet, la ministra de Salud, Helia Molina, debido a las presiones tuvo que renunciar a su cargo por haber desvelado un secreto a voces: “En todas las clínicas cuicas [pijas] muchas familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas”.

Porque aunque la prohibición del aborto afectaba a todas las chilenas, de diferentes edades y sectores socioeconómicos, las pobres son las más castigadas. De acuerdo a la Defensoría Penal Pública, que tiene en sus manos la defensa de un 80% de los imputados por diversos delitos que se cometen en Chile, entre 2006 y febrero de 2015 un total de 506 personas fueron acusadas por los delitos de aborto contemplados en el Código Procesal Penal. La mayoría había sido denunciada en un hospital público, que en Chile es utilizado por los sectores con menos dinero que no tienen acceso a las clínicas privadas.

Con el proyecto de Bachelet no se terminará la clandestinidad del grueso de los abortos en Chile, pero representa un paso importante para las mujeres y resolverá los casos de mayor gravedad. La causal de violación, una de las que generó mayor polémica durante la discusión en el Congreso, evitaría situaciones como la de Belén, la niña de 11 años que era abusada desde los nueve por su padrastro, que quedó embarazada y que estuvo obligada a dar a luz en 2013. En Chile el 87% de las niñas agredidas sexualmente son menores de 14 años.

La decisión del Tribunal Constitucional chileno, que escuchó a unas 135 organizaciones de la sociedad civil antes, fue celebrada por organismos como Naciones Unidas que hace décadas solicitaban a Chile que adecuara su ley de aborto. “Hoy hemos avanzado en la protección de las mujeres y niñas. La legislación del país se está alineando a los estándares internacionales de derechos humanos”, indicó Ana Piquer, directora de Amnistía Internacional en Chile.
 
Chile da un paso histórico y despenaliza el aborto en tres supuestos
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Rocío Montes
Santiago de Chile 22 AGO 2017 - 10:59 CEST
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Declaraciones de Michelle Bachelet, presidenta de Chile. EFE / REUTERS
Las chilenas debieron esperar casi tres décadas para reconquistar el derecho a elegir si interrumpen sus embarazos en caso de que su vida esté en peligro, inviabilidad fetal y violación. En un histórico fallo que ha sido seguido y esperado tanto por las autoridades y como por la ciudadanía, el Tribunal Constitucional rechazó este lunes los requerimientos de la oposición de derecha que pretendían paralizar uno de los proyectos de mayor simbolismo del segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018). Aprobado a comienzos de este mes por el Congreso, los diez ministros del organismo determinaron por seis votos contra cuatro que la iniciativa no vulnera la Constitución. "Hoy han ganado las mujeres, ha ganado la democracia, ha ganado Chile", señaló Bachelet, desde el Palacio de La Moneda, arropada por su ministra portavoz de la Mujer y de Salud.

El proyecto de ley, que queda listo para ser promulgado por la presidenta, representa un paso fundamental para las mujeres chilenas. Junto con Nicaragua, República Dominicana, El Salvador, Haití, Malta y Honduras, Chile conformaba el grupo de siete países del mundo que prohíben las interrupciones del embarazo en todos los supuestos. Estaban penalizadas desde 1989, cuando la dictadura de Augusto Pinochet dictaminó que no podría ejecutarse ninguna acción cuyo fin sea provocar un aborto. Desde la llegada de la democracia, en 1990, una de las mayores luchas de los movimientos feministas ha sido cambiar la legislación. Por la oposición de la Iglesia católica y de los grupos conservadores de la derecha y del centroizquierda, sin embargo, en 28 años no fue posible. Hasta ahora no había existido voluntad ni condiciones políticas.

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Con la promulgación de le ley comenzará a extinguirse una doble moral de Chile. Aunque se trata de una práctica clandestina, en el país se realizan unos 70.000 abortos anualmente en condiciones de extrema inseguridad.

Por utilizar medicamentos abortivos sin ayuda médica, es común que las mujeres lleguen a los centros asistenciales con complicaciones y desangramientos. Algunas han muerto en el intento, como la madre de 28 años, casada, que por desconocimiento se introdujo 56 pastillas por la vagina a fines de los años noventa, muriendo de una parada cardiorrespiratoria en el hospital. Algunas, por miedo a las denuncias de los propios profesionales de la salud, prefieren quedarse en sus casas. El informe de Derechos Humanos 2013 de la Universidad Diego Portales relató el caso de una chilena que ayudó a abortar a su sobrina de 16 años. La muchacha se encerró en el baño y, cuando la mujer entró, la encontró con el feto colgando. “Fue terrible, porque no debió ser así. Ella debió tener la posibilidad de hospitalizarse, tener apoyo, etcétera. Si las cosas fueran distintas, no habría llegado a ese punto”, recordó luego la mujer.

Es una realidad que sectores de la sociedad chilena prefieren ocultar. En 2014, a comienzos del Gobierno de Bachelet, la ministra de Salud, Helia Molina, debido a las presiones tuvo que renunciar a su cargo por haber desvelado un secreto a voces: “En todas las clínicas cuicas [pijas] muchas familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas”.

Porque aunque la prohibición del aborto afectaba a todas las chilenas, de diferentes edades y sectores socioeconómicos, las pobres son las más castigadas. De acuerdo a la Defensoría Penal Pública, que tiene en sus manos la defensa de un 80% de los imputados por diversos delitos que se cometen en Chile, entre 2006 y febrero de 2015 un total de 506 personas fueron acusadas por los delitos de aborto contemplados en el Código Procesal Penal. La mayoría había sido denunciada en un hospital público, que en Chile es utilizado por los sectores con menos dinero que no tienen acceso a las clínicas privadas.

Con el proyecto de Bachelet no se terminará la clandestinidad del grueso de los abortos en Chile, pero representa un paso importante para las mujeres y resolverá los casos de mayor gravedad. La causal de violación, una de las que generó mayor polémica durante la discusión en el Congreso, evitaría situaciones como la de Belén, la niña de 11 años que era abusada desde los nueve por su padrastro, que quedó embarazada y que estuvo obligada a dar a luz en 2013. En Chile el 87% de las niñas agredidas sexualmente son menores de 14 años.

La decisión del Tribunal Constitucional chileno, que escuchó a unas 135 organizaciones de la sociedad civil antes, fue celebrada por organismos como Naciones Unidas que hace décadas solicitaban a Chile que adecuara su ley de aborto. “Hoy hemos avanzado en la protección de las mujeres y niñas. La legislación del país se está alineando a los estándares internacionales de derechos humanos”, indicó Ana Piquer, directora de Amnistía Internacional en Chile.
es tremendamente triste esta noticia, la verdad, muchísimos chilenos se oponen
 
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