Cosas o personas que no soportamos. Misantropias. Filias y Fobias.

Tampoco me gustan las confianzas, esa costumbre absurda de que te presentan a alguien y hay que darle 2 besos....o llegar a un sitio a cenar te encuentras con un grupo conocido de 50 personas....y besos, besos, besos....por Dios, que se sienta todo el mundo besado, que yo vengo a cenar con mi pareja!!!

Esto tiene una segunda lectura: formas parte del grupo de las 50 personas. Cuando llega tu turno, debes besar a alguien que ha tenido contacto con labios, sudores y rostros de mucha gente.
 
La impuntualidad. No entiendo a esa gente que "siempre" tiene no sé qué problema al salir de casa y por tal motivo se retrasan, ¿son especiales? Me ponen de muy mala leche.


A mi me gusta no sólo llegar puntual sino incluso llegar antes de la hora a veces, dejé de salir con un tío que era impuntual de forma crónica, lo nuestro no tenía futuro, imagínate a la hora de coger aviones (yo atacada esperando o corriendo) o ir a una obra de teatro, odio ser esas cabecitas "tardonas" que dificultan a los demás ver el espectáculo ya empezado a gusto...
 
Los aficionados al bricolaje, que en realidad no hacen nada salvo molestar al vecino pareciendo, además, que están construyendo de nuevo el Palacio de Oriente. He llegado a la conclusión de que es una enfermedad grave. ¿Todas las semanas han de estar con el martillito en la mano? ¿Tantas maravillosas ideas tienen para redecorar su puñetera casa? A ver si hay suerte un día y se martillean la entrepierna.
 
Odio a los hombres que cuando te "buscan" hacen cosas que vaya!!!! sorpresa!! resulta que no les gusta hacer cuando te han "encontrado" (por qué son tan cínicos? Por qué no evolucionan?) Nota: Nos gustan los hombres auténticos
Odio a los y las dependientes y dependientas que hablan mal del cliente delante de otros clientes
 
Odio hacer cola, paso de largo así me este esperando la Mona Lisa al final si hay cola larga para esperar. Impaciente que es una...

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Ir a una fiesta por obligación, la convención de cantar el «cumpleaños feliz» y sobre todo, ese momento donde se debe ajustar el nombre del festejado a la métrica de la música.
 
Los aficionados al bricolaje, que en realidad no hacen nada salvo molestar al vecino pareciendo, además, que están construyendo de nuevo el Palacio de Oriente. He llegado a la conclusión de que es una enfermedad grave. ¿Todas las semanas han de estar con el martillito en la mano? ¿Tantas maravillosas ideas tienen para redecorar su puñetera casa? A ver si hay suerte un día y se martillean la entrepierna.

La afición por agujerear toda pared posible debe tener alguna explicación, a veces pienso que practican para ganar el concurso de «Míster Taladro» o algo parecido. No entiendo cómo, esta finca, sigue en pie.
 
Detesto el campo y los bichos, todos. El campo me deprime, me hastía y me agobia, nunca he entendido qué de bueno hay en estar rodeada de tierra, polvo e insectos. Es asqueroso. Y por esto mismo tampoco me gusta comer al aire libre, tipo picnic, compartiendo mantel con multitud de criaturitas repelentes que pululan por ahí. No soporto el olor a tierra mojada, el de cuando queman leña y ramas, me descompone entera, ni la peste del famoso abono, es para vomitar la primera papilla de mi vida. En fin, que el campo no es lo mío, lo regalo entero.

De muy lejos, en fotos, películas... pero no más.
 
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