Con motivo del viaje de Estado a España del Presidente de Argentina, Mauricio Macri, y su esposa, Juliana Awada, los Reyes volvieron a abrir las puertas del Palacio Real de Madrid para ofrecer en su honor una cena de gala. Un encuentro de lo más esperado -no en vano no se celebraba un acto de estas características desde el verano de 2015- y que no ha defraudado.
Como es tradición, Don Felipe y doña Letizia recibieron con todo el ceremonial en el imponente Salón del Trono a sus invitados -entre los que se encontraban, además de miembros de la política, la economía o la empresa, representantes del mundo de las artes, los deportes y la cultura- y fueron los perfectos anfitriones de una noche en la que están previstos los guiños a Argentina.
Un gesto, entre muchos otros, que marcó la importancia y relevancia de esta cita vino marcada por lagran tiara que eligió doña Letizia, se trata de la pieza más importante de la colección de joyas de la Familia Real y que la reina Sofía reservaba para las grandes solemnidades. La espectacular Tiara de Lis -emblema heráldico de los Borbones- creada en 1906 por la firma española Ansorena en platino y brillantes. Un regalo de Alfonso XIII a su prometida, la princesa Victoria Eugenia de Battemberg, quien la luciría el día de su boda, el 31 de mayo de 1906.
Doña Letizia apostó por un vestido entallado en terciopelo negro –una de las tendencias de la temporada- con una ligera cola de sirena, manga larga y sin escote, mientras Juliana Awada eligió un escotado vestido con pedrería y bordados con motivos flores de un color rosa empolvado, muy similar al que habia lucido a su llegada
Los 400 metros cuadrados del comedor de gala -definido en numerosas ocasiones como "el más bello de Europa" y decorado con tapices de Bruselas, piezas de Sèvres y lámparas de cristal- y la mesa de sesenta y cinco metros ha acogido una velada en la que se han cuidado al máximo los detalles, desde la vajilla de los Reyes hasta las copas con el escudo de armas del Reino. Un encuentro de gran trascendencia política en el que se ha abierto una nueva etapa en las relaciones bilaterales de ambos países que con el anterior gobierno argentino -Macri llegó a la Casa Rosada en diciembre de 2015 tras doce años de "kirchnerismo"- no atravesaron su mejor momento.
El mandatario argentino -que hace dos semanas cumplía los 58 años- y su esposa salieron de Buenos Aires el martes en un vuelo regular y está misma mañana fueron recibidos por los Reyes en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid, su hogar durante sus días en nuestro país. Una ceremonia con honores militares y un gran despliegue en la que se ha estrenado un nuevo formato, ya que durante las últimas tres décadas se recibía a las visitas de Estado en los jardines del Palacio de El Pardo.
fuente.REVISTA HOLA
Como es tradición, Don Felipe y doña Letizia recibieron con todo el ceremonial en el imponente Salón del Trono a sus invitados -entre los que se encontraban, además de miembros de la política, la economía o la empresa, representantes del mundo de las artes, los deportes y la cultura- y fueron los perfectos anfitriones de una noche en la que están previstos los guiños a Argentina.
Un gesto, entre muchos otros, que marcó la importancia y relevancia de esta cita vino marcada por lagran tiara que eligió doña Letizia, se trata de la pieza más importante de la colección de joyas de la Familia Real y que la reina Sofía reservaba para las grandes solemnidades. La espectacular Tiara de Lis -emblema heráldico de los Borbones- creada en 1906 por la firma española Ansorena en platino y brillantes. Un regalo de Alfonso XIII a su prometida, la princesa Victoria Eugenia de Battemberg, quien la luciría el día de su boda, el 31 de mayo de 1906.
Doña Letizia apostó por un vestido entallado en terciopelo negro –una de las tendencias de la temporada- con una ligera cola de sirena, manga larga y sin escote, mientras Juliana Awada eligió un escotado vestido con pedrería y bordados con motivos flores de un color rosa empolvado, muy similar al que habia lucido a su llegada
Los 400 metros cuadrados del comedor de gala -definido en numerosas ocasiones como "el más bello de Europa" y decorado con tapices de Bruselas, piezas de Sèvres y lámparas de cristal- y la mesa de sesenta y cinco metros ha acogido una velada en la que se han cuidado al máximo los detalles, desde la vajilla de los Reyes hasta las copas con el escudo de armas del Reino. Un encuentro de gran trascendencia política en el que se ha abierto una nueva etapa en las relaciones bilaterales de ambos países que con el anterior gobierno argentino -Macri llegó a la Casa Rosada en diciembre de 2015 tras doce años de "kirchnerismo"- no atravesaron su mejor momento.
El mandatario argentino -que hace dos semanas cumplía los 58 años- y su esposa salieron de Buenos Aires el martes en un vuelo regular y está misma mañana fueron recibidos por los Reyes en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid, su hogar durante sus días en nuestro país. Una ceremonia con honores militares y un gran despliegue en la que se ha estrenado un nuevo formato, ya que durante las últimas tres décadas se recibía a las visitas de Estado en los jardines del Palacio de El Pardo.
fuente.REVISTA HOLA