Cumpleaños de la Infanta Elena

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El 20 de diciembre cumple 53 años

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Es un articulo viejo pero que nos recuerda un poco de su vida.

Fin del secreto: lo que nadie sabía de la Infanta Elena

Se cumplen cinco años de su divorcio con Jaime de Marichalar. Recuperamos uno de nuestros artículos más mediáticos. La ruptura familiar después de Nóos, su tensa relación con Jaime, su amor secreto...


Por ANA JUÁREZ

25 de noviembre de 2014 / 11:00


"Quién coxx me ha movido el dial de la radio?". La voz que increpa desde el asiento del piloto es la de la infanta doña Elena de Borbón y Grecia. Su escolta, que dos segundos antes le ha abierto la puerta de su utilitario color vino, asume de inmediato el error. "Perdón, señora, he sido yo". Estamos en el madrileño barrio de El Niño Jesús, al lado de El Retiro. Son las ocho y media de la mañana. La primogénita de los Reyes de España suele madrugar para acompañar a su hijo Felipe, de 14 años, al colegio concertado Santa María del Pilar, donde estudia. Pipe, como le llama cariñosamente su madre, llega enseguida al coche. También va escoltado. El niño sube al asiento de atrás y la duquesa de Lugo le reprende con cariño porque se le han pegado las sábanas. Arranca el coche y se alejan.

"Para bien y para mal, doña Elena es la más cercana de la Familia Real. Tan pronto te pega un grito como se interesa varios días por la salud de tus hijos. Es más fácil acompañar al príncipe Felipe o a la infanta Cristina, que son más asépticos. Digamos que nadie se ofrece voluntariamente a trabajar con ella". La anécdota y la confidencia me las cuenta un guardia real y tienen lugar en el que ha sido, sin duda, el annus horribilis de la monarquía española: el caso Nóos y la imputación de Iñaki Urdangarin; el safari en Botsuana del Rey y su accidente; y el tiro en el pie del hijo de la infanta Elena mientras cazaba con su padre, Jaime de Marichalar. El distanciamiento de su hermana la infanta Cristina, las tensiones con su cuñada, la princesa Letizia, el constante pulso con su exmarido por la educación de sus hijos y el acoso mediático, no ayudan. En 2012 el Centro de Investigaciones Sociológicas no ha preguntado a los españoles por la Corona, después de que la institución sacara un suspenso histórico en la consulta de octubre de 2011. Sin embargo, Elena María Isabel Dominica de Silos, madre trabajadora y divorciada con dos hijos, a sus recién cumplidos 49 años, parece mantener su imagen intacta a pesar de que ha visto reducido su perfil desde que el pasado 12 de octubre, día de la Hispanidad, se la retirase oficialmente del Palco Real.


Madrid, 5 de noviembre. Doña Elena va a entregar la primera edición del Premio Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos Rafael Manzano Martos, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Uno no es consciente de su metro ochenta hasta que está a su lado. Pelo trenzado, conjunto de color camel y su inseparable bolso de Chanel acolchado a juego. Carece de una sonrisa perfecta, pero cautiva con su espontaneidad a los asistentes al acto, que la saludan con una reverencia. Ella maneja a la perfección la confidencia al oído y la broma rápida fuera de protocolo. Me contará después Carlos Falcó, marqués de Griñón, que esta habilidad "tan borbona" la ha heredado de su padre, con "el que es uña y carne". Hoy, por debajo de su chaqueta, asoma tímidamente una fina pulsera con la bandera de España, un complemento que nunca falta en su atuendo. Aunque vaya de gala.

Doña Elena se mueve con elegancia por la sala hasta llegar a la presidencia del estrado. "La infanta tiene majestad. Es majestuosa. Y brilla, aunque esté en un segundo plano. Es una secundaria de lujo para la Corona. Ella es Borbón cien por cien. Tiene sentido de la Historia y sabe cuál es su deber. De haber sido reina de España, hubiera desempeñado su papel magníficamente", asegura el marqués de Griñón, que recuerda con cariño la última vez que el Rey y su hija estuvieron cazando en su finca Casa de Vacas, en Malpica de Tajo, Toledo. "Sabía que la infanta era una excelente amazona pero no que tuviera tanta afición a la caza".

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EL ARQUITECTO MALAGUEÑO ALFREDO SANTOS FUE SU VERDADERO Y POCO AIREADO GRAN AMOR. MARICHALAR SUPO CONVENCERLA A FUERZA DE (CAROS) DETALLES"

Las Amigas de la Infancia

La infanta ha quedado con sus íntimas, el grupo del colegio Santa María del Camino de Madrid. Es verano de 1995. Ella se ha casado hace poco y los encuentros ya no son tan frecuentes como antes. Pero se echan de menos. Esa tarde, una de ellas lleva vaqueros y zapatillas de lona blanca marca Superga. La infanta, más delgada y sofisticada que de costumbre, exclama antes de sentarse: "¡Qué gusto, hija! Yo me pongo cualquier zapatilla y Jaime me mata. ¡No puedo ni llevarlas en casa!". Y suelta una de sus carcajadas contagiosas. Todas la secundan.

La persona que cuenta la anécdota fue durante ocho años la amiga del alma de Elena de Borbón. Nos encontramos en un picadero de caballos de la sierra de Madrid. Ha venido a montar y agradece un café porque hace un frío helador. En la conversación recuerda la boda de la primogénita de los Reyes de España, el 18 de marzo de 1995, en Sevilla. Y me confiesa que, en su opinión, no terminó con sus "grandes amores". Ni con el jinete Luis Astolfi, su novio de juventud (con el que ahora la prensa se empeña en relacionarla de nuevo y con el que cortó bruscamente la relación tras el embarazo de su actual exmujer, Isabel Flórez). Ni tampoco con Alfredo Santos Galera, niño bien de una conocida familia malagueña, arquitecto con postgrado en Harvard, al que conoció en 1993 en las regatas y que fue su "verdadero y poco aireado gran amor" (hoy está casado y tanto él como su mujer mantienen buena relación con doña Elena. "Él está al frente, junto con su hermano José María, de un estudio de arquitectura en Málaga). Y entonces llegó Jaime de Marichalar. El hijo mediano de los condes de Ripalda supo convencerla para que le diera el 'sí, quiero' a fuerza de (caros) detalles y constancia", dice su amiga.

Lo mismo me aseguraba, días antes, un noble madrileño cercano a la realeza que, temeroso de que la conversación se filtrara, se refería a ellos utilizando nombres en clave: "Juliet Mike (Jaime de Marichalar) fue y es un caballero. No hubo flechazo, pero ella se fue enamorando". Y añadió: "Ella se casaba con un Marichalar, el hijo de la austera doña Concepción Sáenz de Tejada y Fernández de Bobadilla y se emparentaba con una antigua casa nobiliaria soriana. Todo sin estridencias y en su sitio, como le gusta a la alta sociedad española. Y, además, no tenía pasado. La Reina estaba encantada. Esa misma aristocracia, que nunca la había mirado con buenos ojos cuando llegó de Grecia, daba ahora su aprobación al matrimonio de su hija".

La amiga de doña Elena hace un inciso: "Ella siempre había sido la infanta del pueblo llano. Pero desde que se casó fue perdiendo la espontaneidad, como la que mostraba cuando salía a cenar a cualquier tasca en vaqueros. Jaime, tal vez de manera involuntaria, la fue separando de su grupo de siempre. Él quería formar parte de la beautiful people, le gustaba la pasarela, se permitía frivolidades como ir en patinete por la calle Serrano, mientras ella quería llevar una vida más hogareña. De pronto tenía la agenda repleta de actos. Aparecía cada vez más a menudo vestida de alta costura. Guapísima y rompedora. Y empezó a olvidar cumpleaños, a faltar a encuentros... Antes estaba más atenta a los problemas ajenos y empezó a tener demasiados propios. Son ciclos naturales", dice casi justificándola.

Una segunda amiga de la época se une al café. La misma coleta e idéntico tono de pelo rubio. Se besan, hablan de sus hijos (todos rondan las edades de Felipe y Victoria Federica) y enseguida retoman la conversación. "A Elena la han vapuleado desde la infancia con el rumor de que tenía graves problemas de aprendizaje. Y es muy injusto. Fue la primera que trabajó fuera de la Corona, la primera en tener cargos ejecutivos y no honoríficos. Tiene vocación para la enseñanza [cursó Magisterio en la Escuela Universitaria ESCUNI de Madrid, se diplomó en 1986 y completó sus estudios en 1993, en la Pontificia de Comillas]. Y mucha sensibilidad con los niños con problemas y las terapias alternativas con caballos". De hecho, es presidenta de honor del Comité Paralímpico Español y de Special Olympics España, una organización para fomentar el deporte en personas con discapacidad.

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El presidente de esta última entidad, Juan Antonio Samaranch, con el que la infanta asiste a los Juegos Olímpicos desde que ambos eran niños, me asegura que "no es la típica presidenta honorífica. Siempre está llamando porque tiene alguna nueva idea o pide más seguimiento de los proyectos en marcha". Samaranch ha vivido en primera persona cómo la hija de los Reyes vibraba en cada acontecimiento deportivo. "Es una aficionada más. Se pinta la cara con la bandera nacional y te contagia su pasión por España y el deporte", dice este miembro del Comité Olímpico Internacional. Su amiga del colegio lo completa: "La infanta es un derroche de vitalidad. Sonríe porque le sale del alma, anima a la selección española feliz, inaugura feliz, entrega premios feliz. A diferencia de su hermana Cristina, cae simpática. No tiene que aprender a sonreír como ha pasado con Letizia. En Elena es todo natural. Le gusta lo español, los toros. Llora en público y eso provoca una conexión única".

Intento contactar con Laura Caprile. Su hermana Marisa era la profesora de inglés de Elena en el Santa María del Camino. Y su hermano pequeño, a href="http://www.revistavanityfair.es/articulos/el-taller-de-lorenzo-caprile/16590">Lorenzo Caprile, es el diseñador que desde hace 15 años se encarga a menudo del armario de gala de las mujeres de la Familia Real (en 1997, hizo el traje de boda de la infanta Cristina, doña Elena luce sus trajes de inspiración goyesca por Europa y la princesa Letizia pasa habitualmente por su atelier en el número 20 de la calle Claudio Coello).

La persona que me hace el contacto con Laura Caprile es un allegado a los Gómez-Acebo y asegura: "Laura te puede explicar como nadie el puzle de tensiones en el que se mueve doña Elena, porque conoce la historia desde el principio". Caprile montó en octubre de 1996 una empresa llamada Capcom, dedicada a la comercialización de tarjetas telefónicas de prepago. Formaba parte del accionariado, entre otros, Carlos García Revenga, secretario de las infantas desde hace 15 años y figura imprescindible para cualquier acercamiento oficial a ellas. Con este último, Laura ha quedado ese mismo día a comer. Esa tarde cancela nuestra cita.

El Exmarido Monárquico

Es 5 de enero de 2003. su hermana Victoria, de 11 años, estudia en el extranjero en el Mayfield St. Leonard´s, femenino y también británico. Celia Villalobos, vicepresidenta primera de la Mesa del Congreso de los Diputados y vecina de la infanta, ha sido testigo de la absoluta normalidad y el trato diario con sus hijos. "La he visto llamar a los niños desde la ventana de su casa para que salieran de la piscina y subieran a comer. Actúa como cualquier madre". Las amigas del colegio inciden sobre esto: "Está volcada en su maternidad. Muchas veces anula cenas porque tiene que hacer los deberes con Pipe o madruga para ir a montar a caballo con Victoria".

— ¿Y no tiene tiempo para empezar una relación?

— Ojalá dejaran de inventarle novios y se le cruzase el amor verdadero. Lleva 30 años trabajando para la Corona y para España sin un solo fallo. Han sido muchos veranos llevando la camiseta por debajo de la rodilla para no dar que hablar.

En la entrega de los Premios Ciudad Sostenible, que se celebra en el madrileño Palacio de Cibeles una semana después del evento de la Real Academia de Bellas Artes, Carlos García Revenga no se separa de la infanta. Durante la recepción me permiten entrar en la sala del cóctel para comunicarle nuestro interés por entrevistar a la hija de los Reyes. Me mira y dispara desde su elevada estatura:

— ¿Está segura que no me persigue a mí? Porque yo carezco de interés. (Risas).

García Revenga está en nómina de la Casa del Rey. Y es para muchos uno de los hombres más influyentes de Zarzuela. Comenzó su trayectoria profesional como profesor de infantil en el colegio Santa María del Camino, en la misma época en la que las hijas de los Reyes estudiaban allí su bachillerato. La amistad de Revenga con la hermana de Laura Caprile fue el mejor pase para entrar en la vida de la primogénita de los Reyes. Hoy es su amigo, su confidente. Para algunos, su sombra más alargada y, para otros, el aliado perfecto.

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¿QUÉ RELACIÓN TIENE DOÑA ELENA CON SUS HERMANOS? "NINGUNA. SON UNA FAMILIA ROTA. SOLO LES UNE TRABAJAR POR LA CORONA Y POR ESPAÑA"

También es el compañero de la única aventura empresarial pública y en solitario de doña Elena. En mayo de 2006, el Rey reúne a sus hijos para recordarles esa máxima no escrita en Zarzuela: "Trabajo, sí; negocios, no". Un mes después, Iñaki Urdangarin abandona su actividad en el Instituto Nóos. El 20 julio de 2007, la duquesa de Lugo desobedece y se pone al frente como administradora única de una sociedad llamada Global Cinoscéfalos, junto con su secretario, García Revenga, y el hermano de este, Javier, que figuran como apoderados de la sociedad. Todos acuden ese verano a la consultoría de Alejandro Latorre Atance, administrador concursal de empresas en suspensión de pagos, y adquieren la mencionada sociedad, que tiene un amplio espectro de actuación: permite desde desarrollar proyectos en parques comerciales a distribuir contenidos para medios de comunicación. En febrero de 2008, el Rey ordena cancelar esta sociedad. Paradójicamente, la Casa Real comunica esos días que "no hay incompatibilidad entre ser hija de los Reyes y dueña de una empresa".

"Ese Momento Tenía que Llegar"

El pasado Día de la Hispanidad, la infanta volvió a ser el foco de atención de la Familia Real al aparecer durante el desfile militar al lado de Alfredo Pérez Rubalcaba, jefe de la oposición, y no en el palco junto a su familia como venía haciendo desde su infancia. Elsa González Díaz, presidenta de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) fue quien que recogió las primeras impresiones de doña Elena en la recepción posterior.

González recuerda el momento desde una mesa del Café de Oriente, frente al Palacio Real, donde hemos quedado. Ella tiene confianza con la hija de los Reyes porque ha cubierto durante 15 años los actos de la Familia Real. "En un momento del cóctel, me acerqué a ella y le pregunté con delicadeza: 'Señora, ¿cómo se encuentra?'. Me respondió con la mayor naturalidad: 'Sabía que ese momento tenía que llegar'. Y puntualizó: 'Hay que seguir trabajando y siempre estaré ahí para lo que me manden'". González reflexiona sobre el revuelo que ocasionó la noticia. "Quizá Zarzuela debería haberla situado flanqueada y arropada por sus tías, las infantas doña Margarita y doña Pilar".

Su entorno dice que es una persona a la que nunca le ha gustado exhibir su vida privada, ni siquiera con sus amigos íntimos. Que está habituada a ceder el protagonismo al príncipe Felipe. Pero últimamente se han aireado muchas de sus intimidades. Con o sin fundamento. Se le atribuye un noviazgo con el cirujano de su padre, el doctor Ángel Villamor, y hace un año se la relacionaba con Fernando Garrido, uno de sus jefes en la Fundación Mapfre, donde ella es directora de Proyectos Sociales y Culturales desde julio de 2008. El trabajo ha sido uno de los pilares en los que se ha apoyado tras su divorcio.

El de Mapfre es su segundo empleo como madre divorciada. Antes <fue profesora de inglés en la guardería Micos, situada en el barrio de El Viso y que popularmente se conoce como "la guardería de la infanta", quizás porque sus mejores amigos, entre ellos Borja Prado Eulate, presidente de Endesa, forman parte del accionariado. Nunca se supo su salario como maestra y tampoco ahora hay datos sobre su remuneración en la compañía de seguros (aunque se especuló con un sueldo de 200.000 euros anuales). Mapfre no facilita ninguna información sobre sus ejecutivos. El mismo silencio que da por respuesta Zarzuela cuando se le pregunta qué parte recibe de los 8,4 millones que los Presupuestos Generales del Estado destinan al año a la Casa del Rey.

Nueva cita con las amigas de la infancia de la infanta en la cafetería Embassy de Aravaca. Dicen que Elena es la más obediente de sus hermanos. La menos rebelde y, a la vez, la que necesita estar siempre arropada. "La que más lamenta la situación actual es doña Elena. La infanta Cristina, no. Tiene otra manera de ser. No se deja aconsejar tanto por terceros y es mucho más vehemente. Cristina está locamente enamorada y pasa por encima de todo para defender al hombre de su vida y al padre de sus hijos", añaden, haciendo alusión al caso Nóos y a la imputación de Iñaki Urdangarin.

— ¿Qué relación tiene doña Elena con sus hermanos?

— Son una familia rota y cada uno funciona por separado. Les une su trabajo por la Corona y por España. Elena es la que más lo sufre. Es la más vulnerable. Además, lamenta a menudo haber perdido la relación tan cercana que tenía con Felipe desde la boda de este con Letizia. La que necesita constante consejo y aprobación. Pero las camarillas de palacio, los amigos interesados son peligrosos. Normal, ¿a quién no le gusta oír lo bueno?

La amiga que más filias y fobias despierta es Rita Allendesalazar. Para parte de sus compañeras del colegio, "la adula y la mantiene desconectada de la realidad". Cuando la llamo, se niega a hablar y cuelga el teléfono. La condesa de Ventosa está casada con un teniente coronel de la Guardia Real, José María Álvarez de Toledo, y no tiene hijos. Aunque es seis años mayor, se hicieron íntimas desde niñas. En su finca de Muñopedro, Segovia, la duquesa de Lugo pasó largos fines de semana montando a caballo y yendo a misa en el pueblo de Marugán, cuando el 13 de noviembre de 2007 la Zarzuela anunció el "cese temporal de la convivencia" con Marichalar. Un eufemismo para maquillar lo que acabaría convirtiéndose en un divorcio el 21 de enero de 2010. Ella le devolvió el favor cuando enfermó de cáncer y la acompañó muchas noches en el hospital. Rita fue también la persona que le ayudó a mudarse a un chalé de la Colonia Fuente del Berro cuando abandonó el domicilio conyugal de Ortega y Gasset (comprado con una herencia recibida por Marichalar), mientras acondicionaba su nueva casa.

Y es precisamente con Rita con quien cenó la noche antes de que se celebrara la gala Un juguete, una ilusión, con la colaboración de Radio Nacional de España y la fundación Crecer Jugando, donde veo a doña Elena por última vez. La infanta es presidenta honorífica desde hace 13 años. "Este evento es uno de sus preferidos", me avisan desde Zarzuela. Pero esta vez no puedo acercarme a García Revenga, que me hace un gesto disuasorio. Tras la presentación de la campaña, la infanta toma la palabra. Da las gracias al auditorio, pide solidaridad con los niños españoles afectados por la crisis y "un año más y siempre estar ahí cada año más". Se enreda al elaborar la frase. El auditorio calla y ella misma no reprime una carcajada, que acaba con un aplauso general. Alguien comenta: "Es difícil no ser elenista. Ella es la única que tiene el pulso de su padre".

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