Muere Fidel Castro a los 90 años (25 de Noviembre)

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¿Jinetear es digno? Es que me recuerdas a esos periodistas del corazón que en las seudotertulias dicen aquello de "ser prost*t*ta es un trabajo tan digno como otro cualquiera".

Amos, anda, que la que llevas encima un atracón de agitprop mal digerida eres tú. O al menos eso se desprendería de tus póh. Que en Cuba lo único que le falta a la pobación son iPhones y zapatillas deportivas de alta gama, los cohones. Si no fuese dramático sería muy, muy ridículo.

jinetear es una decisión PERSONAL que yo no entro a juzgar desde un punto de vista moral.

Otra cosa es el crimen organizado, que explota a mujeres inmigrantes en situación de precariedad. El mundo está lleno de mujeres oprimidas, pero las cubanas que ofrecen sus servicios en el malecón o los hoteles no están en situación de precariedad porque en Cuba hay una red social que garantiza techo, comida, sanidad y educación a TODOS los cubanos. Aunque te hoda, es así.

Si una cubana o cubano quiere traficar con su cuerpo a cambio de esto o lo otro, no es de tu incumbencia ni de la mía ni la de la de nadie --- a no ser que lo esté haciendo obligada / contra su voluntad. O porque no tiene donde caerse muerta.

PS
+1 por lo de "tus póh". Mola
 
Última edición por un moderador:
aifon deben tener, que hartura con los aifons, ya van por los 7 y yo me resisto a subir del 5. Pero para muchos aifon, gafitas de marcas y zapatillas adidas es lo que es, todos contagiados y los cubanitos igual, me supongo, es una subcultura dentro de la subcultura de la subcultura, tengo y soy.

que les vaya bien, en serio. un poco empagaloso todo, la veddddá, changó, oshun protejenos del yihá tambien.
 
mafias / crimen organizado que opera con pleno conocimiento, por no decir el visto bueno y el ánimo lucro, de las más altas instituciones del Estado.

Como la yihá. Igualito, tú, changó oshun chimpún
 
Fidel Castro y la represión contra los intelectuales
09 Dic 2016


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Ignacio Ramonet

Periodista y escritor. Director de ‘Le Monde Diplomatique’ en español.

La muerte de Fidel Castro ha dado lugar -en algunos grandes medios- a la difusión de cantidad de infamias contra el Comandante cubano. Eso me ha dolido. Sabido es que lo conocí bien. Y he decidido por tanto aportar mi testimonio personal. Un intelectual coherente debe denunciar las injusticias. Empezando por las de su propio país.

Cuando la uniformidad mediática aplasta toda diversidad, censura cualquier expresión divergente y sanciona a los autores disidentes es natural, efectivamente, que hablemos de ‘’represión’. ¿Cómo calificar de otro modo un sistema que amordaza la libertad de expresión y reprime las voces diferentes ? Un sistema que no acepta la contradicción por muy argumentada que sea. Un sistema que establece una ’verdad oficial’ y no tolera la transgresión. Semejante sistema tiene un nombre, se llama : ‘tiranía’ o ‘dictadura’. No hay discusión.

Como muchos otros, yo viví en carne propia los azotes de ese sistema… en España y en Francia. Es lo que quiero contar.

La represión contra mi persona empezó en 2006, cuando publiqué en España mi libro « Fidel Castro. Biografía a dos voces » -o « Cien horas con Fidel »- (Edit. Debate, Barcelona), fruto de cinco años de documentación y de trabajo, y de centenares de horas de conversaciones con el líder de la revolución cubana. Inmediatamente fui atacado. Y comenzó la represión. Por ejemplo, el diario « El País » (Madrid), en el que hasta entonces yo escribía regularmente en sus páginas de opinión, me sancionó. Cesó de publicarme. Sin ofrecerme explicación alguna. Y no sólo eso, sino que –en la mejor tradición estalinista- mi nombre desapareció de sus páginas. Borrado. No se volvió a reseñar un libro mío, ni se hizo nunca más mención alguna de actividad intelectual mía. Nada. Suprimido. Censurado. Un historiador del futuro que buscase mi nombre en las columnas del diario « El País » deduciría que fallecí hace una década…

Lo mismo en « La Voz de Galicia », diario en el que yo escribía también, desde hacía años, una columna semanal titulada « Res Publica ». A raíz de la edición de mi libro sobre Fidel Castro, y sin tampoco la mínima excusa, me reprimieron. Dejaron de publicar mis crónicas. De la noche a la mañana : censura total. Al igual que en « El País », ninguneo absoluto. Tratamiento de apestado. Jamás, a partir de entonces, la mínima alusión a cualquier actividad mía.

Como en toda dictadura ideológica, la mejor manera de ejecutar a un intelectual consiste en hacerle ‘desaparecer’ del espacio mediático para ‘matarlo’ simbólicamente. Hitler lo hizo. Stalin lo hizo. Franco lo hizo. Los diarios « El País » y « La Voz de Galicia » lo hicieron conmigo.

En Francia me ocurrió otro tanto. En cuanto las editoriales Fayard y Galilée editaron mi libro « Fidel Castro. Biographie à deux voix » en 2007, la represión se abatió de inmediato contra mí.


En la radio pública « France Culture », yo animaba un programa semanal, los sábados por la mañana, consagrado a la política internacional. Al publicarse mi libro sobre Fidel Castro y al comenzar los medios dominantes a atacarme violentamente, la directora de la emisora me convocó en su despacho y, sin demasiados rodeos, me dijo : « Es imposible que usted, amigo de un tirano, siga expresándose en nuestras ondas. » Traté de argumentar. No hubo manera. Las puertas de los estudios se cerraron por siempre para mí. Ahí también se me amordazó. Se silenció una voz que desentonaba en el coro del unanimismo anticubano.

En la Universidad Paris-VII, yo llevaba 35 años enseñando la teoría de la comunicación audiovisual. Cuando empezó a difundirse mi libro y la campaña mediática contra mí, un colega me advirtió : « ¡Ojo ! Algunos responsables andan diciendo que no se puede tolerar que ‘el amigo de un dictador’ dé clases en nuestra facultad… » Pronto empezaron a circular por los pasillos octavillas anónimas contra Fidel Castro y reclamando mi expulsión de la universidad. Al poco tiempo, se me informó oficialmente que mi contrato no sería renovado… En nombre de la libertad de expresión se me negó el derecho de expresión.

Yo dirigía en aquel momento, en París, el mensual « Le Monde diplomatique », perteneciente al mismo grupo editorial del conocido diario « Le Monde ». Y, por razones históricas, yo pertenecía a la ‘Sociedad de Redactores’ de ese diario aunque ya no escribía en sus columnas. Esta Sociedad era entonces muy importante en el organigrama de la empresa por su condición de accionista principal, porque en su seno se elegía al director del diario y porque velaba por el respeto de la deontología profesional.

En virtud de esta responsabilidad precisamente, unos días después de la difusión de mi biografía de Fidel Castro en librerías, y después de que varios medios importantes (entre ellos el diario « Libération ») empezaran a atacarme, el presidente de la Sociedad de Redactores me llamó para transmitirme la « extrema emoción » que, según él, reinaba en el seno de la Sociedad de Redactores por la publicación del libro. « ¿Lo has leído ? », le pregunté. « No, pero no importa –me contestó- es una cuestión de ética, de deontología. Un periodista del grupo ‘Le Monde’ no puede entrevistar a un dictador. » Le cité de memoria una lista de una docena de auténticos autócratas de África y de otros continentes a los que el diario había concedido complacientemente la palabra durante décadas. « No es lo mismo -me dijo- Precisamente te llamo por eso : los miembros de la Sociedad de Redactores quieren que vengas y nos des una explicación. » « ¿Me queréis hacer un juicio ? Un ‘proceso de Moscú’ ? Una « purga » por desviacionismo ideológico ? Pues vais a tener que asumir vuestra función de inquisidores y de policías políticos, y llevarme a la fuerza ante vuestro tribunal. » No se atrevieron.

No me puedo quejar ; no fui encarcelado, ni torturado, ni fusilado como le ocurrió a tantos periodistas e intelectuales bajo el nazismo, el estalinismo o el franquismo. Pero fui represaliado simbólicamente. Igual que en « El País » o en « La Voz », me « desaparecieron » de las columnas del diario « Le Monde ». O sólo me citaban para lincharme.

Mi caso no es único. Conozco -en Francia, en España, en otros países europeos-, a muchos intelectuales y periodistas condenados al silencio, a la ‘invisibilidad’ y a la marginalidad por no pensar como el coro feroz de los medios dominantes, por rechazar el ‘dogmatismo anticastrista obligatorio’. Durante decenios, el propio Noam Chomsky, en Estados Unidos, país de la « caza de brujas », fue condenado al ostracismo por los grandes medios que le prohibieron el acceso a las columnas de los diarios más influyentes y a las antenas de las principales emisoras de radio y televisión.

Esto no ocurrió hace cincuenta años en una lejana dictadura polvorienta. Está pasando ahora, en nuestras ‘democracias mediáticas’. Yo lo sigo padeciendo en este momento. Por haber hecho simplemente mi trabajo de periodista, y haberle dado la palabra a Fidel Castro. ¿ No se le da acaso, en un juicio, la palabra al acusado ? ¿Por qué no se acepta la versión del dirigente cubano a quien los grandes medios dominantes juzgan y acusan en permanencia?

¿Acaso la tolerancia no es la base misma de la democracia? Voltaire definía la tolerancia de la manera siguiente : « No estoy en absoluto de acuerdo con lo que usted afirma, pero lucharía hasta la muerte para que tenga usted el derecho de expresarse. » La dictadura mediática, en la era de la post-verdad, ignora este elemental principio.
 
Deja de ser normal tanta ira contra Cuba y los cubanos.Es una pena sentir tanta agresividad la verdad.En España ya hay más de un par de millones de jóvenes huyendo de un futuro de hambre,y como ellos dicen "no nos vamos,nos echan"Es un especie de exilio por que su PAIS NO LES DA LOS DERECHOS BÁSICOS PARA PODER VIVIR.No somos un ejemplo para poder criticar a otros.Primero la autocrítica y luego lo que haga falta para entretenerse.
 
Eso mismo, Vieria, no les han otorgado, no les otorgan los derechos básicos para poder vivir. Y asi no se puede vivir, aunque la sanidad y la educación sean gratis.
 
Eso mismo, Vieria, no les han otorgado, no les otorgan los derechos básicos para poder vivir. Y asi no se puede vivir, aunque la sanidad y la educación sean gratis.
Nos olvidamos de la desigualdad..Aquí se van los que son de familia normal a vulnerable que no tienen un padrino para que los enchufe en un buen trabajo.Aquí vivimos en el "primer mundo" según nos cuentan.Aquí se tiene de todo para aquel que tenga dinero para comprarlo.Aquí muchas opciones para poder ir a comer a lujosos restaurantes y salas de fiesta,pero.... solo para ricos,aquí publicitan todas las novedades de última generación de la industria tecnológica pero... falta pagar la luz,el gas,la comida,es decir mientras unos pueden vivir sin problemas y de sobra comprar todo lo que quieran,otros no pueden ni alimentar en condiciones a sus hijos.Esto es lo que yo llamó injusticia social.Que conste que no hablo por mi,afortunadamente no es que me sobre,pero tampoco me falta comprar algún capricho si se me antoja,pero esto no me cierra los ojos ver a mi alrededor a gente que no está viviendo como tenía que vivir en un Estado de Derecho.No pretendo que el mundo se un mundo feliz e idílico,pero las desigualdades en una sociedad,da para mucho rencor acumulado.Encima no vamos a echarles la culpa de lo que les pase.Por es bien cierto que ya no hay pan pa tanto chorizo.
 
La UE y Cuba sellan el pacto para normalizar sus relaciones

Los ministros de Exteriores de los Veintiocho y su homólogo cubano revocan la Posición Común de 1996

La Unión Europea ha desterrado este lunes el veto institucional que ha aplicado durante 20 años a Cuba. Bruselas y La Habana han firmado un acuerdo bilateral que normaliza las relaciones y fija por primera vez un marco de diálogo y cooperación. Tras casi dos años de negociaciones, el acuerdo deroga la llamada posición común, promovida en 1996 por el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, que condicionaba la profundización de las negociaciones a avances democráticos y en derechos humanos en la isla.

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/12/12/actualidad/1481533361_436966.html
 
Os dejo este articulo, que viene muy en la linea de lo que algunas veniamos diciendo en este hilo:

ANTROPOLOGÍA

¿Por qué creemos ser libres si no es verdad?
"Vivimos una época en la que todo el mundo se cree libre porque así se lo han dicho los que tienen interés en que nos sometamos a la norma más conveniente, como nunca antes, de manera consciente. Somos libres como consumidores estandarizados o no, pero poco más. Como sujetos políticos, nos comportamos como en el supermercado, eligiendo entre la oferta disponible sin poder hacer nada más".

http://www.elmundo.es/sociedad/2016/12/14/58502066468aeb23288b4681.html
 



Sobre voces disidentes.


mejor escuchar la propaganda anticastrista habitual de la Guerra Fría que leerse los últimos informes de Amnistía Internacional.

para nostálgicos encerrados en su propia rabia porque la realidad en Cuba no responde a sus ideas preconcebidas (disonancia cognitiva) y que añoran embargos inhumanos y posiciones comunes asnarianas
 

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