Decenas de jóvenes intentan que Felipe Gonzalez y Cebrián no entren en la UAM para 1 conferencia


Seamos sinceros con nosotros mismos, el grupo de estudiantes que se han manifestado en la UAM, e impedido que Felipe González y Juan Luis Cebríán accedieran a sus instalaciones tienen sobrados motivos para ello, además yo habría hecho lo mismo. El incidente que protagonizó Millan-Astray en la Universidad de Salamanca, eso de "!Muera la intelectualidad traidora!", viene a justificar que a ciertas personas no se les debería permitir el acceso a las universidades.

Si, los estudiantes españoles han visto como aumentaban el precio de las matrículas, se endurecía el acceso a las becas y se aprobaban leyes retrogradas. Llevan años manifestándose pacíficamente en contra de unos politicos que llevan decenas de años jugando con la educación y nadie les ha hecho caso, ni los politicos ni los medios de comunicación, y ambos estaban ayer representados por González y por Cebrián.

Unamos a lo anterior el desolador panorama que se presenta ante nuestros estudiantes, la ausencia de expectativas profesionales, la ausencia de futuro. Unamos también la dramática situación por la que atraviesan los padres de muchos de ellos. Unos padres que han de sacrificar lo poco que tienen para que sus hijos puedan ir a la Universidad, que han visto recortados sus salarios, que han perdido derechos frente a despidos laborales, que cada día se acuestan con el temor de perder su puesto de trabajo unos, y otros naufragando en la esperanza de encontrar empleo, todos preocupados por esa pensión de jubilación que lleva camino de ser una dádiva.

Incluyamos también el temor a las consecuencias negativas que para los manifestantes puede representar la Ley de Seguridad Ciudadana, la "Ley Mordaza", y seguro que llegaremos a comprender la razón por la que muchos de ellos ocultaban sus rostros.

Terminemos recordando la brutal campaña de desprestigio y difamación, que tanto el PP como el PSOE y los principales medios de comunicación llevan a cabo, día a día desde hace más de dos años contra la izquierda española, contra Izquierda Unida, Podemos, ERC..... y recordemos lo que sucedió en Madrid hace cinco años, un acontecimiento histórico llevado a cabo, en su mayor parte, por la juventud española, y nunca olvidemos el terrorismo de estado que se llevó a cabo durante los primeros años de gobierno de Felipe Gonzalez, y alentado desde varios medios de comunicación, con el resultado de 27 personas asesinadas.

Lo que sigue no hace falta recordarlo, está de plena actualidad, y es el golpe de mano que, propiciado por Felipe González, va a permitir un nuevo gobierno del Partido Popular. Un golpe que ha sido defendido hasta la saciedad por los medios que dirige Cebrián.

Ahora, PP, PSOE y los medios intentan responsabilizar a Podemos de lo que ayer sucedió en la Facultad de Derecho de la UAM, demostrando así que, una vez más, no se enteran de nada.

Como decía y dice Bob Dylan en The Time They are a Changin:

Venid senadores y congresistas,
Atended a la llamada.
No os quedéis en la puerta,
No bloqueéis el pasillo.
Porque aquel que se quede atascado
Resultará herido.
Hay una batalla ahí fuera
Que está haciendo estragos.
Pronto se estremecerán vuestras ventanas
Y retumbarán vuestras paredes
Porque los tiempos están cambiando.

Benito Sacaluga
Fuente: Bailando con ratas

http://www.ecorepublicano.es/2016/10/gonzalez-cebrian-y-los-estudiantes.html
 
Juan Luis Cebrián y las amenazas a la libertad de expresión


Estoy en contra del boicot a Cebrián y Felipe, pero me parece extremadamente hipócrita su criminalización y su utilización política.

Ignacio Escolar


20/10/2016 - 21:11h
Estoy en contra del boicot de varios estudiantes en la Universidad de Autónoma de Madrid contra la conferencia de Felipe González y Juan Luis Cebrián. No cuestiono los abucheos o las pancartas: el derecho a la protesta es necesario y legítimo. Pero también creo que esa minoría que protestaba no tenía derecho a bloquear las puertas de la sala y boicotear el acto. Tan estudiantes de la Autónoma son quienes protestaban como quienes querían escuchar la conferencia. Que Cebrián y González tengan tribunas más que de sobra para expresar su opinión no justifica tampoco que se les calle en la universidad.

Estoy en contra de este boicot, pero me parece extremadamente hipócrita su criminalización y su utilización política. El diario El País, en el editorial en defensa de su primer ejecutivo, ha relacionado lo ocurrido con el golpe de Estado del 23F, con el asesinato por parte de ETA de Francisco Tomás y Valiente y con el “muera la inteligencia” del fascista Millán Astray contra Miguel de Unamuno, que acabó con el filósofo expulsado como rector de la universidad y después con varios meses de arresto domiciliario hasta su muerte. La exageración es tan obvia que ofende a la inteligencia. Su falta de coherencia ofende aún más.


Lamento el boicot en la universidad no solo por el boicot en sí. También por la oportunidad perdida: la de escuchar las explicaciones de Juan Luis Cebrian y de Felipe González –miembro del consejo editorial de Prisa– ante las preguntas de los estudiantes sobre el papel de El País en la última crisis del PSOE, sobre su apoyo a la investidura de Rajoy, sobre sus negocios con el empresario petrolero iraní Zhandi o sobre sus despidos a periodistas incómodos. Prefiero que hablen en público, se retratan mucho más.

La víctima de la libertad de expresión, Juan Luis Cebrián, es el mismo periodista que amenazó con acciones legales a La Sexta, El Confidencial y eldiario.es por dar a conocer sus negocios particulares con el petróleo de un país en guerra, Sudán del Sur, y sus relaciones con los paraísos fiscales a través de esta petrolera y de la que entonces era su esposa, en régimen de gananciales.

Juan Luis Cebrián, la víctima de la libertad de expresión, es también quien ha presentado una demanda mercantil contra El Confidencial, donde pide a este periódico 8,2 millones de euros por competencia desleal. Es una vía judicial inusual y peligrosa.

Lo habitual, cuando un ciudadano considera que un medio de comunicación ha mentido o le ha calumniado, es recurrir a una demanda por derecho al honor. En los casos más extremos, a una querella penal, que puede acabar incluso en una condena de cárcel.

En vez de estas vías, Cebrián ha optado por una tercera opción hasta ahora desconocida: una demanda por competencia desleal donde asegura que El Confidencial buscaba en sus informaciones menoscabar la imagen de Prisa y El País para deteriorar la cuenta de resultados de un competidor. Para argumentarlo, quiere hacer responsable a este medio del descenso en el número de suscriptores, anunciantes y lectores de El País que –según la propia demanda– han provocado las noticias sobre Cebrián.

Que Cebrián tenga relación con dudosas petroleras, con paraísos fiscales, con insultantes editoriales, con maniobras de poder, con golpes internos en el PSOE o con cuestionables despidos es responsabilidad de Cebrián, no de los medios que publicamos estas informaciones veraces y nunca desmentidas. El principal responsable de la pérdida de credibilidad, lectores y suscriptores de los medios de Prisa es el propio Juan Luis Cebrián, no los medios que hemos informado sobre él.

También es Cebrián el principal responsable de haber hundido el Grupo Prisa, cuya valor en bolsa e independencia editorial han caído a la misma velocidad a la que han aumentado sus deudas. En el camino, Prisa tuvo que vender Cuatro, vender Sogecable, cerrar Localia, cerrar CNN plus… El título de la conferencia boicoteada –El futuro no es lo que era– es también el nombre de un ensayo que recogía una larga conversación entre Cebrián y Felipe. Se publicó en 2001 en uno de los sellos del grupo, la editorial Aguilar. Hoy Aguilar es de Penguin Random House, a quien Prisa tuvo que vender todos los sellos literarios para rebajar su deuda. El futuro de Prisa no es tampoco lo que era. Y no solo por su deuda, que explica en gran medida la deriva de este grupo de comunicación.

Cuando Cebrián presenta una denuncia de ese calibre contra un medio –8,2 millones de euros, casi tanto como pedir su cierre–, lo que busca no es solo una indemnización con argumentos más que dudosos. Es amedrentar a toda la prensa para que no informe sobre él.

¿Amenazas a la libertad de expresión? ¿Y tú te lo preguntas? La amenaza para la libertad de expresión, Juan Luis Cebrián, eres tú.

http://www.eldiario.es/escolar/Cebrian-amenazas-libertad-expresion_6_571552887.html
 
Me va a encantar recordar tus palabras si a Pablito le revientan un acto en una universidad pública los radicales de derecha.

Porque Pablito y sus mariachis les dan asco a muchísima gente. A ver cómo se lo come cuando él sea el escrachado. ¡Ah, ya lo se! Como el concejal de Podemos al que la policía municipal le hizo un escrache, le gustó poco y lo elevó a nivel de "gravisisísimo"

Pues eso, que cuando se abre el melón hay que estar dispuesto a aceptar que donde las dan las toman. Iglesias es un mitinero imprudente, no tiene la categoría de político, y está jugando con fuego estúpida e innecesariamente. Luego tiene que recular de mala manera, claro .

Pablito, como tu le llamas, es un diputado del Congreso de España. Ya sé que ni tu ni yo le hemos votado, pero está ahí como muchos otros a los que tampoco hemos votado. Así es la democracia, qué le vamos a hacer.
Para abroncar a González y Cebrián te aseguro que no hay que ser radical de izquierdas, basta ser una persona decente, ni más ni menos, al margen de a quien vote cada uno.
Y si Pablo Iglesias se hace merecedor del abucheo de quien sea, pues que se aguante, como deberían aguantarse todos.
Aguantarse y reflexionar. ¡Qué ilusa soy!
 
Pablito, como tu le llamas, es un diputado del Congreso de España. Ya sé que ni tu ni yo le hemos votado, pero está ahí como muchos otros a los que tampoco hemos votado. Así es la democracia, qué le vamos a hacer.
Para abroncar a González y Cebrián te aseguro que no hay que ser radical de izquierdas, basta ser una persona decente, ni más ni menos, al margen de a quien vote cada uno.
Y si Pablo Iglesias se hace merecedor del abucheo de quien sea, pues que se aguante, como deberían aguantarse todos.
Aguantarse y reflexionar. ¡Qué ilusa soy!

Abroncar no es lo mismo que reventar un acto, impidiendo por la fuerza su celebración. Vamos a no confundir las cosas.

Se abronca a los políticos, al presidente, a los ministros, al jefe del Estado, al himno nacional, a cualquier torero, a la Pantoja...vale.

Impedir con violencia y mediante coaccion que se celebre un acto académico en una universidad pública es otra cosa. El día que se lo hagan a Pablito (Su Señoría para tí) hablamos.
 
Excelente columna de Vicenç Navarro (mis disculpas si ya está posteada en el hilo).


El desvergonzado partidismo y sectarismo de ‘El País’
20 Oct 2016


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Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

Bajo la dirección de Antonio Caño, que fue en su día el corresponsal de El País en EEUU (ver mi artículo “El sesgo profundamente derechista de Antonio Caño, el nuevo director de El País”, Público, 24.02.14), el diario ha alcanzado unos niveles de partidismo derechista que no tienen nada que envidiar al partidismo exagerado que muestran rotativos como La Razón y el ABC, periódicos que representan muy bien la escasa calidad y manipulación que caracterizan a la derecha española (que en el espectro político actual en la Unión Europea correspondería a la ultraderecha). Ni que decir tiene que hay columnistas y colaboradores de gran valía en tal periódico, con orientación progresista. Pero, además de ser una pequeña minoría entre los colaboradores y articulistas de este medio, ahora guardan un silencio ensordecedor frente a dicho sectarismo, y falta de profesionalidad, lo que parece reflejar un temor a la disidencia en un ambiente profesional con escasísima diversidad intelectual donde se excluyen sistemáticamente posturas críticas con sensibilidad de izquierdas. El “anti-izquierdismo” de El País alcanza niveles semejantes al del Daily Telegraph en el Reino Unido, o al del Wall Street Journal en EEUU. Con su abusiva manipulación y vulgar estilo (generalizado en la cultura de mala leche que caracteriza a la derecha en este país), intenta destruir a aquel a quien El País considera que es su adversario (mejor dicho, y tal como lo proyecta tal rotativo, su enemigo). Permítanme varios ejemplos.

La excesiva utilización y manipulación de un inexistente antiamericanismo

El columnista Xavier Vidal-Folch, que escribe frecuentemente sobre temas económicos, firmó un artículo (“Última oportunidad”, El País, 26.09.16) a favor del Tratado de Libre Comercio entre EEUU y la UE en el que definió a los que se oponían a dicho tratado como “antiamericanos” (con lo cual quería decir antiestadounidenses, pues la mayoría de americanos viven en el sur y centro de las Américas, no en el norte), acompañando predeciblemente esta definición con toda una serie de insultos y sarcasmos que, por desgracia, son costumbre en este columnista (al cual, por cierto, solía leer en tiempos pasados, pero lo hago con menos frecuencia desde que su estilo y narrativa han cambiado bajo la nueva dirección del diario). Según tal definición de “antiamericanismo”, nos encontramos con que la mayoría del pueblo estadounidense, así como la mayoría de sindicatos de EEUU, además de los dos candidatos a la presidencia de EEUU, el Sr. Trump, candidato del Partido Republicano, y la Sra. Hillary Clinton, candidata del Partido Demócrata, son, todos ellos, “antiamericanos”, pues todos ellos están en contra de tal tratado (la Sra. Clinton pasó de apoyarlo cuando fue Secretaria de Estado -equivalente a Ministro de Asuntos Exteriores- del gobierno Obama, a distanciarse ahora durante la campaña electoral). Lo que este articulista está haciendo es lo que siempre han hecho las derechas de cualquier país, confundiendo al Estado con el país. De ahí que definan a los movimientos (por regla general de izquierdas) que se oponen a las políticas públicas promovidasy/o llevadas a cabo por el gobierno federal de EEUU como antiestadounidenses, aun cuando muchas de tales políticas públicas cuenten también con la oposición y desaprobación de la mayoría de la ciudadanía estadounidense.

En realidad, el desconocimiento de EEUU de tal columnista es sorprendente. En otro artículo reciente, “Nostalgia de Obama” (17.10.16), en alabanza del Presidente de EEUU indicaba que uno de sus méritos había sido poner fin “al militarismo imperial de Cuba” (cita directa del artículo), afirmación que se espera de los Eduardo Inda de este país, pero que considero lamentable leer en las páginas de El País. Cualquier observador, mínimamente objetivo, de la política exterior de Cuba, puede ver que su ayuda exterior no es en materia militar, sino en causas humanitarias (ayuda en las regiones del ébola en África, en el huracán en Haití, y en muchos otros lugares del mundo), ayuda que ha sido ejemplar, como es ampliamente reconocido, incluso por el propio Presidente Obama (cuyo Estado federal, por cierto, tiene bases militares por todo el mundo) y por el Secretario de Estado de EEUU, el Sr. Kerry. La cantidad y calidad de tal ayuda, con el compromiso ejemplar de los profesionales sanitarios que participan en ello, ha sido alabada extensamente, incluso por voces conservadoras capaces de ser objetivas.

La demonización de Pedro Sánchez (ahora) y de Pablo Iglesias (siempre)

Este tipo de comportamiento de sectarismo aparece también abusivamente en su cobertura del partido Podemos y de la coalición Unidos Podemos, y que ahora incluye también al hasta hace poco Secretario General del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez. Sus reportajes tienen como objetivo no ya criticar, sino destruir a los dirigentes de partidos políticos que son considerados adversarios (perdón, enemigos). Uno de los últimos editoriales de El País sobre Pedro Sánchez (“Salvar al PSOE”, 29.09.16) alcanzaba unos niveles de insulto y sectarismo que se reproducen constantemente, en este rotativo y otros medios del Sr. Juan Luis Cebrián, en la cobertura del Secretario General de Podemos, el Sr. Pablo Iglesias. En aquel editorial se utilizan todo tipo de adjetivos insultantes, acusándole de no haber dimitido (antes de que lo hiciera), por haber sido, supuestamente, responsable de la caída de votos socialistas en Galicia y en el País Vasco. Esta personalización de responsabilidades, exigiendo la dimisión de Sánchez como consecuencia del descenso electoral del PSOE, contrasta con los editoriales que escriben a favor de la Sra. Susana Díaz, Presidenta del Gobierno Andaluz, bajo cuyo mandato el PSOE ha alcanzado el apoyo electoral (en porcentaje de votos) más bajo conocido en Andalucía.

En realidad, este retroceso del PSOE viene ya de muy lejos y se debe a su conversión al neoliberalismo, conversión que fue alentada y apoyada por el propio El País, uno de los rotativos españoles que ha promovido más intensamente esta ideología neoliberal, cuya aplicación por parte de sucesivos gobiernos españoles (gobierno Zapatero y gobierno Rajoy) ha sido sumamente perjudicial para el bienestar de las clases populares de este país. No es, pues, de extrañar que tales clases hayan ido abandonando su apoyo al PSOE. Las responsabilidades de tal retroceso electoral son muchas, incluyendo las del propio rotativo que sistemáticamente, en su campaña propagandística a favor de las políticas neoliberales promovidas por el establishment financiero-político y mediático europeo, excluye a economistas españoles de sus páginas de opinión que cuestionan la sabiduría convencional neoliberal que el diario promueve.

La mentira y manipulación como táctica del rotativo

Pero, por si el editorial citado anteriormente no fuera poco, el responsable de Opinión de El País, el Sr. José Ignacio Torreblanca (responsable de la exclusión de voces críticas en tal sección), escribió hace unos días un artículo en el que, de nuevo, insulta a aquellos que responsabilizan a los barones del PSOE, incluido Felipe González, de oponerse a la alianza PSOE-Podemos prefiriendo, en su lugar, la continuación del gobierno Rajoy. Torreblanca indica, como dicen los barones, que no hay alternativa posible a Rajoy, pues las izquierdas no suman ahora, ni sumaron en 2015, los escaños suficientes para permitir una alternativa de izquierdas. Concluye, pues, como también concluye el editorial de El País del mismo día, que Sánchez está llevando “al PSOE al abismo por la quimera de querer pactar con un Podemos que no quiere pactar con él (el subrayado es mío) (ver el artículo “Quimeras“, El País, 29.09.16).


Este personaje está mintiendo (y él lo sabe), pues es a todas luces visible y público que Podemos, tanto en 2015 como en 2016, expresó su deseo de pactar con el PSOE. Fueron los barones del PSOE y el propio El País los que no quisieron, y solo permitieron que se abriera esta posibilidad una vez el PSOE pactara primero con Ciudadanos, estableciendo una dinámica que sabían a priori que sería muy difícil para Podemos poder aceptarla. El frente PSOE- Ciudadanos representaba una alianza hostil a la plurinacionalidad de España, defendida por Podemos, cuya estructura casi federal incluye fuerzas claramente opuestas a la visión uninacional de dicho frente. Es más, el pacto entre el PSOE y Ciudadanos mantenía elementos claves del neoliberalismo imperante. Si el PSOE hubiera estado interesado en explorar alternativas, lo lógico es que se hubiera sentado para pactar con Podemos, y no con Ciudadanos; y luego, conjuntamente, explorar alianzas con otros partidos.

Y lo mismo está ocurriendo ahora, en 2016. La diferencia en este momento es que una vez vistas las intenciones reales de Ciudadanos (que siempre incluyó gobernar con el PP), Pedro Sánchez estaba dispuesto a pactar con Unidos Podemos -UP- (lo cual tenía que haber hecho ya en 2015). Y Unidos Podemos había invitado a Pedro Sánchez a explorar una alternativa al gobierno Rajoy liderada por una alianza PSOE-UP. El País y sus portavoces sabían de ello (pues era pública la invitación de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez) y mienten a sabiendas. La alianza PSOE-Unidos Podemos podía haber conseguido el apoyo de los otros partidos que han indicado y expresado su deseo de que desplacen del gobierno al partido gobernante más corrupto de Europa. Pero El País jamás lo permitió. Con una actitud apostólica, digna de la mejor causa, mintió, manipuló, insultó e intentó destruir a los que el Sr. Cebrián considera sus enemigos (a los cuales, además, su diario define como anti España). Y a este comportamiento lo definen como democrático y defensor de la libertad de prensa, todo ello sumamente predecible.

Las manipuladoras encuestas de EL PAÍS

Y semejante manipulación aparece también en las encuestas que periódicamente publica El País, haciendo siempre coincidir sus resultados con los deseados por la dirección del diario, confirmando sus tesis. En realidad, en el artículo que el director de la compañía que realiza las encuestas de El País (el Sr. Toharia) escribió acompañando la publicación de la última encuesta, este dejó cualquier atisbo de objetividad en su descripción de los resultados de la encuesta, saltando ya directamente a proponer los cambios políticos que también proponía la línea editorial, que coincide con la propuesta del aparato y barones (pero no de la militancia) del PSOE, representados, por cierto, por el Sr. Felipe González y el Sr. Rubalcaba, conocidos barones de este partido, que se sientan en el Consejo Editorial de El País (José Juan Toharia,Tocado, pero no hundido”, El País, 16.10.16).

La obsesión enfermiza contra Pablo Iglesias

El País, como la mayoría de medios de información y persuasión españoles, tiene una obsesión enfermiza contra el Secretario General de Podemos, el Sr. Pablo Iglesias, que alcanza dimensiones delirantes en editoriales como el titulado “Iglesias desatado” (18.10.16), en el que se presenta la supuesta batalla entre Errejón (sobre quien El País había mentido indicando que deseaba desbancar a Iglesias como Secretario General) y Pablo Iglesias como si la hubiera ganado este último, habiendo abandonando de forma oportunista la socialdemocracia para convertirse al allendismo. Tengo que admitir que tuve que leer este editorial dos veces, pues me era difícil aceptar que el que escribió tal editorial pudiera ser tan ignorante, pues, por lo visto, desconocía que el gobierno de Unidad Popular (presidido por Allende), al cual tuve el enorme privilegio de asesorar, era socialdemócrata, intentando desarrollar el socialismo a través de la vía democrática, proyecto que el aparato del PSOE (pero no su militancia) habían y continúan abandonando.

Última observación: ¿hasta cuándo este silencio ensordecedor?

Para los que habíamos colaborado hace ya tiempo con El País y teníamos esperanzas de que podría ser un rotativo que rompiera con el enorme conservadurismo de los medios en España, nos entristece que se haya convertido en uno de sus mayores puntales, presentando, editorial tras editorial, y encuesta tras encuesta, el anti-izquierdismo que tipifica a la gran mayoría de los medios, convirtiendo España en una dictadura mediática. Y mientras, nos debemos preguntar ¿Hasta cuándo las voces auténticamente democráticas dentro del rotativo permanecerán calladas? ¿Cuándo romperán su silencio ensordecedor? Ya va siendo hora de que, de la misma manera que hubo periodistas e intelectuales durante la dictadura que protestaron por la manipulación de la prensa y televisión durante aquel régimen, existan ahora voces semejantes que protesten frente a la dictadura mediática que este país está sufriendo.

Una última nota. Las voces críticas, por desgracia, no tienen acceso a los grandes medios. De ahí que tenga que hacer el ruego de que el lector comprometido con la libertad de expresión necesaria pero no existente en este país, distribuya extensamente este artículo. Gracias.
 
Donde estaban estos imberbes antisistema de salón universitario cuando en la Autonoma, la ETA mató a Francisco Tomás y Valiente en su despacho?

Probablemente, aún no habían nacido o eran niños de teta. Los universitarios de la época estaban aquí, ingeniando los eslóganes contra la violencia que después utilizaría toda España (el artículo es de 2006):

Manos blancas

Miles de estudiantes se concentraron hace 10 años en repulsa por el brutal asesinato de su profesor, pintando sus manos de blanco para hacerlas contrastar con las manos manchadas de sangre de los asesinos. Fue la primera vez que los jóvenes salieron de forma masiva para expresar su rechazo a la violencia.

Cinco días después de su muerte, los jóvenes repitieron ese gesto y distribuyeron pintura blanca a los asistentes a una manifestación que reunió a un millón de personas en las calles de Madrid. De nuevo, bajo el grito Basta ya y batiendo las palmas, estas personas expresaron su rechazo a ETA, que ocho días antes de asesinar a Tomás y Valiente, el 6 de febrero del 96, quitó la vida al dirigente socialista vasco Fernando Múgica.

http://www.elmundo.es/universidad/2006/02/14/actualidad/1139935483.html
 
Excelente columna de Vicenç Navarro (mis disculpas si ya está posteada en el hilo).


El desvergonzado partidismo y sectarismo de ‘El País’
20 Oct 2016


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Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

Bajo la dirección de Antonio Caño, que fue en su día el corresponsal de El País en EEUU (ver mi artículo “El sesgo profundamente derechista de Antonio Caño, el nuevo director de El País”, Público, 24.02.14), el diario ha alcanzado unos niveles de partidismo derechista que no tienen nada que envidiar al partidismo exagerado que muestran rotativos como La Razón y el ABC, periódicos que representan muy bien la escasa calidad y manipulación que caracterizan a la derecha española (que en el espectro político actual en la Unión Europea correspondería a la ultraderecha). Ni que decir tiene que hay columnistas y colaboradores de gran valía en tal periódico, con orientación progresista. Pero, además de ser una pequeña minoría entre los colaboradores y articulistas de este medio, ahora guardan un silencio ensordecedor frente a dicho sectarismo, y falta de profesionalidad, lo que parece reflejar un temor a la disidencia en un ambiente profesional con escasísima diversidad intelectual donde se excluyen sistemáticamente posturas críticas con sensibilidad de izquierdas. El “anti-izquierdismo” de El País alcanza niveles semejantes al del Daily Telegraph en el Reino Unido, o al del Wall Street Journal en EEUU. Con su abusiva manipulación y vulgar estilo (generalizado en la cultura de mala leche que caracteriza a la derecha en este país), intenta destruir a aquel a quien El País considera que es su adversario (mejor dicho, y tal como lo proyecta tal rotativo, su enemigo). Permítanme varios ejemplos.

La excesiva utilización y manipulación de un inexistente antiamericanismo

El columnista Xavier Vidal-Folch, que escribe frecuentemente sobre temas económicos, firmó un artículo (“Última oportunidad”, El País, 26.09.16) a favor del Tratado de Libre Comercio entre EEUU y la UE en el que definió a los que se oponían a dicho tratado como “antiamericanos” (con lo cual quería decir antiestadounidenses, pues la mayoría de americanos viven en el sur y centro de las Américas, no en el norte), acompañando predeciblemente esta definición con toda una serie de insultos y sarcasmos que, por desgracia, son costumbre en este columnista (al cual, por cierto, solía leer en tiempos pasados, pero lo hago con menos frecuencia desde que su estilo y narrativa han cambiado bajo la nueva dirección del diario). Según tal definición de “antiamericanismo”, nos encontramos con que la mayoría del pueblo estadounidense, así como la mayoría de sindicatos de EEUU, además de los dos candidatos a la presidencia de EEUU, el Sr. Trump, candidato del Partido Republicano, y la Sra. Hillary Clinton, candidata del Partido Demócrata, son, todos ellos, “antiamericanos”, pues todos ellos están en contra de tal tratado (la Sra. Clinton pasó de apoyarlo cuando fue Secretaria de Estado -equivalente a Ministro de Asuntos Exteriores- del gobierno Obama, a distanciarse ahora durante la campaña electoral). Lo que este articulista está haciendo es lo que siempre han hecho las derechas de cualquier país, confundiendo al Estado con el país. De ahí que definan a los movimientos (por regla general de izquierdas) que se oponen a las políticas públicas promovidasy/o llevadas a cabo por el gobierno federal de EEUU como antiestadounidenses, aun cuando muchas de tales políticas públicas cuenten también con la oposición y desaprobación de la mayoría de la ciudadanía estadounidense.

En realidad, el desconocimiento de EEUU de tal columnista es sorprendente. En otro artículo reciente, “Nostalgia de Obama” (17.10.16), en alabanza del Presidente de EEUU indicaba que uno de sus méritos había sido poner fin “al militarismo imperial de Cuba” (cita directa del artículo), afirmación que se espera de los Eduardo Inda de este país, pero que considero lamentable leer en las páginas de El País. Cualquier observador, mínimamente objetivo, de la política exterior de Cuba, puede ver que su ayuda exterior no es en materia militar, sino en causas humanitarias (ayuda en las regiones del ébola en África, en el huracán en Haití, y en muchos otros lugares del mundo), ayuda que ha sido ejemplar, como es ampliamente reconocido, incluso por el propio Presidente Obama (cuyo Estado federal, por cierto, tiene bases militares por todo el mundo) y por el Secretario de Estado de EEUU, el Sr. Kerry. La cantidad y calidad de tal ayuda, con el compromiso ejemplar de los profesionales sanitarios que participan en ello, ha sido alabada extensamente, incluso por voces conservadoras capaces de ser objetivas.

La demonización de Pedro Sánchez (ahora) y de Pablo Iglesias (siempre)

Este tipo de comportamiento de sectarismo aparece también abusivamente en su cobertura del partido Podemos y de la coalición Unidos Podemos, y que ahora incluye también al hasta hace poco Secretario General del PSOE, el Sr. Pedro Sánchez. Sus reportajes tienen como objetivo no ya criticar, sino destruir a los dirigentes de partidos políticos que son considerados adversarios (perdón, enemigos). Uno de los últimos editoriales de El País sobre Pedro Sánchez (“Salvar al PSOE”, 29.09.16) alcanzaba unos niveles de insulto y sectarismo que se reproducen constantemente, en este rotativo y otros medios del Sr. Juan Luis Cebrián, en la cobertura del Secretario General de Podemos, el Sr. Pablo Iglesias. En aquel editorial se utilizan todo tipo de adjetivos insultantes, acusándole de no haber dimitido (antes de que lo hiciera), por haber sido, supuestamente, responsable de la caída de votos socialistas en Galicia y en el País Vasco. Esta personalización de responsabilidades, exigiendo la dimisión de Sánchez como consecuencia del descenso electoral del PSOE, contrasta con los editoriales que escriben a favor de la Sra. Susana Díaz, Presidenta del Gobierno Andaluz, bajo cuyo mandato el PSOE ha alcanzado el apoyo electoral (en porcentaje de votos) más bajo conocido en Andalucía.

En realidad, este retroceso del PSOE viene ya de muy lejos y se debe a su conversión al neoliberalismo, conversión que fue alentada y apoyada por el propio El País, uno de los rotativos españoles que ha promovido más intensamente esta ideología neoliberal, cuya aplicación por parte de sucesivos gobiernos españoles (gobierno Zapatero y gobierno Rajoy) ha sido sumamente perjudicial para el bienestar de las clases populares de este país. No es, pues, de extrañar que tales clases hayan ido abandonando su apoyo al PSOE. Las responsabilidades de tal retroceso electoral son muchas, incluyendo las del propio rotativo que sistemáticamente, en su campaña propagandística a favor de las políticas neoliberales promovidas por el establishment financiero-político y mediático europeo, excluye a economistas españoles de sus páginas de opinión que cuestionan la sabiduría convencional neoliberal que el diario promueve.

La mentira y manipulación como táctica del rotativo

Pero, por si el editorial citado anteriormente no fuera poco, el responsable de Opinión de El País, el Sr. José Ignacio Torreblanca (responsable de la exclusión de voces críticas en tal sección), escribió hace unos días un artículo en el que, de nuevo, insulta a aquellos que responsabilizan a los barones del PSOE, incluido Felipe González, de oponerse a la alianza PSOE-Podemos prefiriendo, en su lugar, la continuación del gobierno Rajoy. Torreblanca indica, como dicen los barones, que no hay alternativa posible a Rajoy, pues las izquierdas no suman ahora, ni sumaron en 2015, los escaños suficientes para permitir una alternativa de izquierdas. Concluye, pues, como también concluye el editorial de El País del mismo día, que Sánchez está llevando “al PSOE al abismo por la quimera de querer pactar con un Podemos que no quiere pactar con él (el subrayado es mío) (ver el artículo “Quimeras“, El País, 29.09.16).


Este personaje está mintiendo (y él lo sabe), pues es a todas luces visible y público que Podemos, tanto en 2015 como en 2016, expresó su deseo de pactar con el PSOE. Fueron los barones del PSOE y el propio El País los que no quisieron, y solo permitieron que se abriera esta posibilidad una vez el PSOE pactara primero con Ciudadanos, estableciendo una dinámica que sabían a priori que sería muy difícil para Podemos poder aceptarla. El frente PSOE- Ciudadanos representaba una alianza hostil a la plurinacionalidad de España, defendida por Podemos, cuya estructura casi federal incluye fuerzas claramente opuestas a la visión uninacional de dicho frente. Es más, el pacto entre el PSOE y Ciudadanos mantenía elementos claves del neoliberalismo imperante. Si el PSOE hubiera estado interesado en explorar alternativas, lo lógico es que se hubiera sentado para pactar con Podemos, y no con Ciudadanos; y luego, conjuntamente, explorar alianzas con otros partidos.

Y lo mismo está ocurriendo ahora, en 2016. La diferencia en este momento es que una vez vistas las intenciones reales de Ciudadanos (que siempre incluyó gobernar con el PP), Pedro Sánchez estaba dispuesto a pactar con Unidos Podemos -UP- (lo cual tenía que haber hecho ya en 2015). Y Unidos Podemos había invitado a Pedro Sánchez a explorar una alternativa al gobierno Rajoy liderada por una alianza PSOE-UP. El País y sus portavoces sabían de ello (pues era pública la invitación de Pablo Iglesias a Pedro Sánchez) y mienten a sabiendas. La alianza PSOE-Unidos Podemos podía haber conseguido el apoyo de los otros partidos que han indicado y expresado su deseo de que desplacen del gobierno al partido gobernante más corrupto de Europa. Pero El País jamás lo permitió. Con una actitud apostólica, digna de la mejor causa, mintió, manipuló, insultó e intentó destruir a los que el Sr. Cebrián considera sus enemigos (a los cuales, además, su diario define como anti España). Y a este comportamiento lo definen como democrático y defensor de la libertad de prensa, todo ello sumamente predecible.

Las manipuladoras encuestas de EL PAÍS

Y semejante manipulación aparece también en las encuestas que periódicamente publica El País, haciendo siempre coincidir sus resultados con los deseados por la dirección del diario, confirmando sus tesis. En realidad, en el artículo que el director de la compañía que realiza las encuestas de El País (el Sr. Toharia) escribió acompañando la publicación de la última encuesta, este dejó cualquier atisbo de objetividad en su descripción de los resultados de la encuesta, saltando ya directamente a proponer los cambios políticos que también proponía la línea editorial, que coincide con la propuesta del aparato y barones (pero no de la militancia) del PSOE, representados, por cierto, por el Sr. Felipe González y el Sr. Rubalcaba, conocidos barones de este partido, que se sientan en el Consejo Editorial de El País (José Juan Toharia,Tocado, pero no hundido”, El País, 16.10.16).

La obsesión enfermiza contra Pablo Iglesias

El País, como la mayoría de medios de información y persuasión españoles, tiene una obsesión enfermiza contra el Secretario General de Podemos, el Sr. Pablo Iglesias, que alcanza dimensiones delirantes en editoriales como el titulado “Iglesias desatado” (18.10.16), en el que se presenta la supuesta batalla entre Errejón (sobre quien El País había mentido indicando que deseaba desbancar a Iglesias como Secretario General) y Pablo Iglesias como si la hubiera ganado este último, habiendo abandonando de forma oportunista la socialdemocracia para convertirse al allendismo. Tengo que admitir que tuve que leer este editorial dos veces, pues me era difícil aceptar que el que escribió tal editorial pudiera ser tan ignorante, pues, por lo visto, desconocía que el gobierno de Unidad Popular (presidido por Allende), al cual tuve el enorme privilegio de asesorar, era socialdemócrata, intentando desarrollar el socialismo a través de la vía democrática, proyecto que el aparato del PSOE (pero no su militancia) habían y continúan abandonando.

Última observación: ¿hasta cuándo este silencio ensordecedor?

Para los que habíamos colaborado hace ya tiempo con El País y teníamos esperanzas de que podría ser un rotativo que rompiera con el enorme conservadurismo de los medios en España, nos entristece que se haya convertido en uno de sus mayores puntales, presentando, editorial tras editorial, y encuesta tras encuesta, el anti-izquierdismo que tipifica a la gran mayoría de los medios, convirtiendo España en una dictadura mediática. Y mientras, nos debemos preguntar ¿Hasta cuándo las voces auténticamente democráticas dentro del rotativo permanecerán calladas? ¿Cuándo romperán su silencio ensordecedor? Ya va siendo hora de que, de la misma manera que hubo periodistas e intelectuales durante la dictadura que protestaron por la manipulación de la prensa y televisión durante aquel régimen, existan ahora voces semejantes que protesten frente a la dictadura mediática que este país está sufriendo.

Una última nota. Las voces críticas, por desgracia, no tienen acceso a los grandes medios. De ahí que tenga que hacer el ruego de que el lector comprometido con la libertad de expresión necesaria pero no existente en este país, distribuya extensamente este artículo. Gracias.
El País hace mucho mucho tiempo que es una mierda.
Me ha gustado el artículo.
 
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