Un amigo del Rey Felipe, nuevo jefe de la Guardia Real

No es cuestión de gusto, eso se deja para el paladar, es cuestión de ÉTICA.

El Real Decreto 434/1988, de 6 de mayo (BOE núm. 112), sobre reestructuración de la Casa de S.M. el Rey, establece en su artículo 1.º:
  • La Casa de Su Majestad el Rey es el organismo que, bajo la dependencia directa de S.M., tiene como misión servirle de apoyo en cuantas actividades se deriven del ejercicio de sus funciones como Jefe de Estado.
  • Dentro de esta misión general, y además de desempeñar los cometidos de carácter administrativo y económico que le correspondan, deberá atender especialmente a las relaciones del Rey con los organismos oficiales, entidades y particulares, a la seguridad de Su Persona y Real Familia, así como a la rendición de los honores reglamentarios y a la prestación del servicio de escoltas cuando proceda. Igualmente atenderá a la organización y funcionamiento del régimen interior de la residencia de la Familia Real.
En su artículo 3.º determina que, entre otras, compete especialmente al Jefe de la Casa establecer las normas de coordinación precisas entre la Guardia Real y el Servicio de Seguridad.
En su artículo 5.º dispone que la Guardia Real depende del Jefe del Cuarto Militar a todos los efectos, por delegación del Jefe de la Casa de S.M. el Rey.


Es decir, el nombramiento lo realiza el lelo discrecionalmente. Lo lógico, dadas las funciones que se le otorgan, es que el nombramiento se haga a persona de su confianza...siempre que cumpla los requisitos para el puesto. No veo, de verdad, nada contrario a la ética...
 
Como depende de Bartolo el nombramiento, debería de NO haber nombrado a su amigo. Seguro que hay más militares con la misma o mas preparación que su amigo para el cargo.

* “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo.”
 
Como depende de Bartolo el nombramiento, debería de NO haber nombrado a su amigo. Seguro que hay más militares con la misma o mas preparación que su amigo para el cargo.

* “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo.”


Tiene buenos maestros para aprender de como rodearse de los amiguetes y practicar el enchufismo, papi y Rajoy por no mencionar a todos los demas de la corte celestial.
 
HEMEROTECA

EL REY SOLDADO
Felipe de Borbón: Operación Antártida
El compromiso de boda con Letizia Ortiz impidió al actual Rey completar su amplia formación militar con alguna experiencia en misiones internacionales. El Plan era que mandara la misión en el continente helado. Así es Felipe de Borbón, el militar, a ojos de sus compañeros

Elsa S. Vejo | J. Vidal
29/06/2014 | 21:38 h.
Felipe de Borbón Felipe VI Antártida Ejército Letizia

2014062919050581828.jpg

El Rey Felipe VI cuando aún no era Capitán General de las Fuerzas Armadas. Foto de archivo. GTRES
El Rey Felipe VI es Capitán General de la Fuerzas Armadas, tiene una amplia formación militar, pero adolece de algo que tienen casi todos sus compañeros de promoción: experiencia en misiones internacionales. Sin embargo, el Ejército de Tierra dispuso de un plan para solucionar este pequeño borrón en el expediente de quien en 2003, fecha del plan, era el comandante Borbón. Su misión estaba en la Antártida.

En 2003 España estaba inmersa en varios escenarios, alguno de ellos francamente antipático para la opinión pública: Irak, Afganistán, Kosovo y Bosnia. Ninguno de ellos era oportuno para la presencia en misión del entonces Príncipe de Asturias, que además no podía estar ausente del país demasiado tiempo por su condición de heredero de la Corona. Pero entonces un miembro militar de la comunidad Antártica pensó en la pequeña base Gabriel de Castilla, situada en el continente helado.

El noviazgo y compromiso de boda de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz convirtió el sueño de ver al Príncipe mandando en una misión antártica, en un imposible

“El mando en aquella base corresponde a un comandante, que era el empleo que tenia entonces el príncipe”, explica a estrelladigital.es un oficial que estuvo al tanto de aquel proyecto. “No era oportuno que el Príncipe tuviera alguien por encima, y en la Antártida él iba a ser el comandante en jefe de la misión”. Había otra ventaja no menos importante. La rotación en aquella misión era breve y permitía que Felipe de Borbón estuviera sólo unas semanas alejado de su agenda política y social de Príncipe de Asturias. El gran beneficio para la Casa Real era que Felipe de Borbón lograba aún más legitimidad ante las Fuerzas Armadas que un día iba a mandar, prestigio, y además ligado a una misión blanca, no solo en el sentido literal del lugar helado donde se iba a realizar.

Sin embargo, la propuesta del Ejército de Tierra chocó con una realidad que parecía más un ciclón. El noviazgo y compromiso de boda de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz convirtió el sueño de ver al Príncipe mandando en una misión antártica, en un imposible. Una operación, que sin duda hubiera supuesto el broche de oro a una carrera militar que arrancó el 29 de mayo de 1977. Aquel significativo día de las Fuerzas Armadas en el que Don Felipe protagonizó su primer acto militar. Tenía sólo nueve años cuando se puso el uniforme reglamentario para alistarse como soldado de honor en el Regimiento de Infantería "Inmemorial del Rey" Nº 1, unidad donde tradicionalmente sientan plaza los Príncipes de Asturias como soldados del Ejército español y que da guarnicion al Cuartel General del Ejército en Madrid.

El cadete Borbón

Una carrera que no se convertiría en oficial y profesional hasta septiembre de 1985, cuando el actual Rey ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza. Entonces ya tenía 17 años y acababa de terminar sus estudios preuniversitarios en el Lakefield College School de Toronto, en Canadá. Treinta días de campamento, probablemente la parte más dura del entrenamiento físico de los cadetes -donde los madrugones y las limpiezas constantes de equipo embarrado formaban parte de su día a día-, jura de bandera el 12 de octubre y se enganchó al segundo curso completo de la Academia General, es decir, con la promoción de 1984.

Ellos serían sus compañeros durante su formación militar. Le aventajaban en un año de formación, pero para él se hizo un plan de estudios adaptado a las necesidades de su cargo, puesto que él nunca sería un oficial de las Fuerzas Armadas en activo. "Nosotros teníamos unas asignaturas de ciencias que por supuesto él no podía seguir empezando en segundo ya. Le hubiera costado, como a cualquiera. Así que mientras nosotros las cursábamos, él realizaba asignaturas de primero que probablemente consideraran útiles para su formación", recuerda uno de sus compañeros a ESTRELLA DIGITAL. "Además, creo recordar que él tenía una camareta individual como el resto de nosotros, aunque con una sala anexionada a mayores donde recibía visitas institucionales", explica la misma fuente. Pero por el resto, era uno más.

"Esto era como un Gran Hermano. Nosotros vivíamos, dormíamos, comíamos y trabajábamos juntos cinco días a la semana, 52 semanas al año"

La relación con sus compañeros de promoción desde el principio fue muy cercana y natural. "Ten en cuenta que esto es como un Gran Hermano. Nosotros vivíamos, dormíamos, comíamos y trabajábamos juntos cinco días a la semana, 52 semanas al año. Formábamos parte de la misma sección, éramos veintitantos, y todos estábamos muy unidos", relata uno de ellos. Además, en la Academia, el servicio de seguridad no tenía que estar todo el rato pegado a él, sólo cuando salía, así que eso le permitía estar más integrado en el grupo. "Delante de los mandos le dábamos el tratamiento de Príncipe, pero en la intimidad del cadete le tuteábamos", recuerda entre risas una de las fuentes consultadas.

En la vida cotidiana de la Academia, sus problemas, eran los del resto de sus compañeros: aprobar los exámenes igual que los demás. Sus dos metros de altura y su impecable práctica del esquí siguen siendo algunas de las características que más suelen salir a relucir en las conversaciones que surgen entre los compañeros de Su Majestad. "Los que éramos más bajos tenemos unas fotos con él que a veces nos da hasta vergüenza enseñar", reconoce entre carcajadas unos de ellos. Igual que con el esquí. "Era una maravilla verle practicar este deporte". Durante el periodo de montaña que les tocó vivir, Don Felipe era uno de los mejores esquiadores de la sección. Tanto, que al final de las prácticas de esquí se celebró un concurso con los mejores de la promoción, y el actual Rey no faltó. "Creo recordar que estaba picado con otro cadete por demostrar quién era el mejor, y si mi memoria no falla, ambos se cayeron en el descenso y ganó un tercero", recuerda entre risas uno de los presentes.

La vida después de la Academia

Después de este curso en Zaragoza, Don Felipe se trasladó a Pontevedra, a la Escuela Naval Militar de Marín, y el año siguiente a Murcia, a la Academia General del Aire de San Javier. En julio de 1989 recibió los despachos de Teniente de Infantería, Alférez de Navío y Teniente del Arma de Aviación. Y a partir de ahí continuaría con su vida académica. Primero en la Universidad Autónoma de Madrid, donde se licenció en Derecho. Y después en la Universidad de Georgetown, en Washington D.C, donde cursó un máster en Relaciones Internacionales. Pero nunca olvidó a sus compañeros de la academia militar. "Cuando coincidimos en alguna visita a unidades aún se acuerda perfectamente del nombre de todos nosotros", asegura uno de ellos.

Formaban un grupo bastante sólido y unido. Y como el resto de amigos de Felipe VI, opaco absolutamente a filtrar las actividades públicas del entonces heredero al trono. Siguen manteniendo trato, aunque según aseguran a este diario fuentes cercanas, menos cercano que antes de 2004. Su última gran presencia fue haciendo un pasillo de sables a la salida de la boda en la Catedral de La Almudena. Desde entonces, Felipe VI sí ha demostrado tenerles en su memoria todas las Navidades. "Todos los años nos manda una tarjeta de felicitación a todos los compañeros". E incluso a alguno de ellos lo sigue manteniendo cerca. El 'número 1' de la promoción, Eduardo Diz Monje, es el actual jefe del Estado Mayor de la Guardia Real.

http://www.estrelladigital.es/artic...operacion-antartida/20140629165333201998.html
 
¡Si es que era un niño cuando se lió con la Ortiz! No le dió tiempo de ir ninguna misión, al pobre antes del almudenazo.

La realidad es que ha pasado toda su juventud sin hacer nada de fuste. Eso sí, que no falten las vacaciones de descanso despues de haberse estado rascando la tripa durante las dos semanas anteriores.

Creo que este tipo de artículos en vez de ser lavadora le dejan peor de lo que está.

Y se critica a los ingleses. Con un canto en los dientes nos daríamos,
 
HEMEROTECA

EL REY SOLDADO
Felipe de Borbón: Operación Antártida
El compromiso de boda con Letizia Ortiz impidió al actual Rey completar su amplia formación militar con alguna experiencia en misiones internacionales. El Plan era que mandara la misión en el continente helado. Así es Felipe de Borbón, el militar, a ojos de sus compañeros

Elsa S. Vejo | J. Vidal
29/06/2014 | 21:38 h.
Felipe de Borbón Felipe VI Antártida Ejército Letizia

2014062919050581828.jpg

El Rey Felipe VI cuando aún no era Capitán General de las Fuerzas Armadas. Foto de archivo. GTRES
El Rey Felipe VI es Capitán General de la Fuerzas Armadas, tiene una amplia formación militar, pero adolece de algo que tienen casi todos sus compañeros de promoción: experiencia en misiones internacionales. Sin embargo, el Ejército de Tierra dispuso de un plan para solucionar este pequeño borrón en el expediente de quien en 2003, fecha del plan, era el comandante Borbón. Su misión estaba en la Antártida.

En 2003 España estaba inmersa en varios escenarios, alguno de ellos francamente antipático para la opinión pública: Irak, Afganistán, Kosovo y Bosnia. Ninguno de ellos era oportuno para la presencia en misión del entonces Príncipe de Asturias, que además no podía estar ausente del país demasiado tiempo por su condición de heredero de la Corona. Pero entonces un miembro militar de la comunidad Antártica pensó en la pequeña base Gabriel de Castilla, situada en el continente helado.

El noviazgo y compromiso de boda de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz convirtió el sueño de ver al Príncipe mandando en una misión antártica, en un imposible

“El mando en aquella base corresponde a un comandante, que era el empleo que tenia entonces el príncipe”, explica a estrelladigital.es un oficial que estuvo al tanto de aquel proyecto. “No era oportuno que el Príncipe tuviera alguien por encima, y en la Antártida él iba a ser el comandante en jefe de la misión”. Había otra ventaja no menos importante. La rotación en aquella misión era breve y permitía que Felipe de Borbón estuviera sólo unas semanas alejado de su agenda política y social de Príncipe de Asturias. El gran beneficio para la Casa Real era que Felipe de Borbón lograba aún más legitimidad ante las Fuerzas Armadas que un día iba a mandar, prestigio, y además ligado a una misión blanca, no solo en el sentido literal del lugar helado donde se iba a realizar.

Sin embargo, la propuesta del Ejército de Tierra chocó con una realidad que parecía más un ciclón. El noviazgo y compromiso de boda de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz convirtió el sueño de ver al Príncipe mandando en una misión antártica, en un imposible. Una operación, que sin duda hubiera supuesto el broche de oro a una carrera militar que arrancó el 29 de mayo de 1977. Aquel significativo día de las Fuerzas Armadas en el que Don Felipe protagonizó su primer acto militar. Tenía sólo nueve años cuando se puso el uniforme reglamentario para alistarse como soldado de honor en el Regimiento de Infantería "Inmemorial del Rey" Nº 1, unidad donde tradicionalmente sientan plaza los Príncipes de Asturias como soldados del Ejército español y que da guarnicion al Cuartel General del Ejército en Madrid.

El cadete Borbón

Una carrera que no se convertiría en oficial y profesional hasta septiembre de 1985, cuando el actual Rey ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza. Entonces ya tenía 17 años y acababa de terminar sus estudios preuniversitarios en el Lakefield College School de Toronto, en Canadá. Treinta días de campamento, probablemente la parte más dura del entrenamiento físico de los cadetes -donde los madrugones y las limpiezas constantes de equipo embarrado formaban parte de su día a día-, jura de bandera el 12 de octubre y se enganchó al segundo curso completo de la Academia General, es decir, con la promoción de 1984.

Ellos serían sus compañeros durante su formación militar. Le aventajaban en un año de formación, pero para él se hizo un plan de estudios adaptado a las necesidades de su cargo, puesto que él nunca sería un oficial de las Fuerzas Armadas en activo. "Nosotros teníamos unas asignaturas de ciencias que por supuesto él no podía seguir empezando en segundo ya. Le hubiera costado, como a cualquiera. Así que mientras nosotros las cursábamos, él realizaba asignaturas de primero que probablemente consideraran útiles para su formación", recuerda uno de sus compañeros a ESTRELLA DIGITAL. "Además, creo recordar que él tenía una camareta individual como el resto de nosotros, aunque con una sala anexionada a mayores donde recibía visitas institucionales", explica la misma fuente. Pero por el resto, era uno más.

"Esto era como un Gran Hermano. Nosotros vivíamos, dormíamos, comíamos y trabajábamos juntos cinco días a la semana, 52 semanas al año"

La relación con sus compañeros de promoción desde el principio fue muy cercana y natural. "Ten en cuenta que esto es como un Gran Hermano. Nosotros vivíamos, dormíamos, comíamos y trabajábamos juntos cinco días a la semana, 52 semanas al año. Formábamos parte de la misma sección, éramos veintitantos, y todos estábamos muy unidos", relata uno de ellos. Además, en la Academia, el servicio de seguridad no tenía que estar todo el rato pegado a él, sólo cuando salía, así que eso le permitía estar más integrado en el grupo. "Delante de los mandos le dábamos el tratamiento de Príncipe, pero en la intimidad del cadete le tuteábamos", recuerda entre risas una de las fuentes consultadas.

En la vida cotidiana de la Academia, sus problemas, eran los del resto de sus compañeros: aprobar los exámenes igual que los demás. Sus dos metros de altura y su impecable práctica del esquí siguen siendo algunas de las características que más suelen salir a relucir en las conversaciones que surgen entre los compañeros de Su Majestad. "Los que éramos más bajos tenemos unas fotos con él que a veces nos da hasta vergüenza enseñar", reconoce entre carcajadas unos de ellos. Igual que con el esquí. "Era una maravilla verle practicar este deporte". Durante el periodo de montaña que les tocó vivir, Don Felipe era uno de los mejores esquiadores de la sección. Tanto, que al final de las prácticas de esquí se celebró un concurso con los mejores de la promoción, y el actual Rey no faltó. "Creo recordar que estaba picado con otro cadete por demostrar quién era el mejor, y si mi memoria no falla, ambos se cayeron en el descenso y ganó un tercero", recuerda entre risas uno de los presentes.

La vida después de la Academia

Después de este curso en Zaragoza, Don Felipe se trasladó a Pontevedra, a la Escuela Naval Militar de Marín, y el año siguiente a Murcia, a la Academia General del Aire de San Javier. En julio de 1989 recibió los despachos de Teniente de Infantería, Alférez de Navío y Teniente del Arma de Aviación. Y a partir de ahí continuaría con su vida académica. Primero en la Universidad Autónoma de Madrid, donde se licenció en Derecho. Y después en la Universidad de Georgetown, en Washington D.C, donde cursó un máster en Relaciones Internacionales. Pero nunca olvidó a sus compañeros de la academia militar. "Cuando coincidimos en alguna visita a unidades aún se acuerda perfectamente del nombre de todos nosotros", asegura uno de ellos.

Formaban un grupo bastante sólido y unido. Y como el resto de amigos de Felipe VI, opaco absolutamente a filtrar las actividades públicas del entonces heredero al trono. Siguen manteniendo trato, aunque según aseguran a este diario fuentes cercanas, menos cercano que antes de 2004. Su última gran presencia fue haciendo un pasillo de sables a la salida de la boda en la Catedral de La Almudena. Desde entonces, Felipe VI sí ha demostrado tenerles en su memoria todas las Navidades. "Todos los años nos manda una tarjeta de felicitación a todos los compañeros". E incluso a alguno de ellos lo sigue manteniendo cerca. El 'número 1' de la promoción, Eduardo Diz Monje, es el actual jefe del Estado Mayor de la Guardia Real.

http://www.estrelladigital.es/artic...operacion-antartida/20140629165333201998.html
¿y porque no se pospuso el almudenazo, porque tanta prisa?
 
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EL REY SOLDADO
Felipe de Borbón: Operación Antártida
El compromiso de boda con Letizia Ortiz impidió al actual Rey completar su amplia formación militar con alguna experiencia en misiones internacionales. El Plan era que mandara la misión en el continente helado. Así es Felipe de Borbón, el militar, a ojos de sus compañeros

Elsa S. Vejo | J. Vidal
29/06/2014 | 21:38 h.
Felipe de Borbón Felipe VI Antártida Ejército Letizia

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El Rey Felipe VI cuando aún no era Capitán General de las Fuerzas Armadas. Foto de archivo. GTRES
El Rey Felipe VI es Capitán General de la Fuerzas Armadas, tiene una amplia formación militar, pero adolece de algo que tienen casi todos sus compañeros de promoción: experiencia en misiones internacionales. Sin embargo, el Ejército de Tierra dispuso de un plan para solucionar este pequeño borrón en el expediente de quien en 2003, fecha del plan, era el comandante Borbón. Su misión estaba en la Antártida.

En 2003 España estaba inmersa en varios escenarios, alguno de ellos francamente antipático para la opinión pública: Irak, Afganistán, Kosovo y Bosnia. Ninguno de ellos era oportuno para la presencia en misión del entonces Príncipe de Asturias, que además no podía estar ausente del país demasiado tiempo por su condición de heredero de la Corona. Pero entonces un miembro militar de la comunidad Antártica pensó en la pequeña base Gabriel de Castilla, situada en el continente helado.

El noviazgo y compromiso de boda de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz convirtió el sueño de ver al Príncipe mandando en una misión antártica, en un imposible

“El mando en aquella base corresponde a un comandante, que era el empleo que tenia entonces el príncipe”, explica a estrelladigital.es un oficial que estuvo al tanto de aquel proyecto. “No era oportuno que el Príncipe tuviera alguien por encima, y en la Antártida él iba a ser el comandante en jefe de la misión”. Había otra ventaja no menos importante. La rotación en aquella misión era breve y permitía que Felipe de Borbón estuviera sólo unas semanas alejado de su agenda política y social de Príncipe de Asturias. El gran beneficio para la Casa Real era que Felipe de Borbón lograba aún más legitimidad ante las Fuerzas Armadas que un día iba a mandar, prestigio, y además ligado a una misión blanca, no solo en el sentido literal del lugar helado donde se iba a realizar.

Sin embargo, la propuesta del Ejército de Tierra chocó con una realidad que parecía más un ciclón. El noviazgo y compromiso de boda de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz convirtió el sueño de ver al Príncipe mandando en una misión antártica, en un imposible. Una operación, que sin duda hubiera supuesto el broche de oro a una carrera militar que arrancó el 29 de mayo de 1977. Aquel significativo día de las Fuerzas Armadas en el que Don Felipe protagonizó su primer acto militar. Tenía sólo nueve años cuando se puso el uniforme reglamentario para alistarse como soldado de honor en el Regimiento de Infantería "Inmemorial del Rey" Nº 1, unidad donde tradicionalmente sientan plaza los Príncipes de Asturias como soldados del Ejército español y que da guarnicion al Cuartel General del Ejército en Madrid.

El cadete Borbón

Una carrera que no se convertiría en oficial y profesional hasta septiembre de 1985, cuando el actual Rey ingresó en la Academia General Militar de Zaragoza. Entonces ya tenía 17 años y acababa de terminar sus estudios preuniversitarios en el Lakefield College School de Toronto, en Canadá. Treinta días de campamento, probablemente la parte más dura del entrenamiento físico de los cadetes -donde los madrugones y las limpiezas constantes de equipo embarrado formaban parte de su día a día-, jura de bandera el 12 de octubre y se enganchó al segundo curso completo de la Academia General, es decir, con la promoción de 1984.

Ellos serían sus compañeros durante su formación militar. Le aventajaban en un año de formación, pero para él se hizo un plan de estudios adaptado a las necesidades de su cargo, puesto que él nunca sería un oficial de las Fuerzas Armadas en activo. "Nosotros teníamos unas asignaturas de ciencias que por supuesto él no podía seguir empezando en segundo ya. Le hubiera costado, como a cualquiera. Así que mientras nosotros las cursábamos, él realizaba asignaturas de primero que probablemente consideraran útiles para su formación", recuerda uno de sus compañeros a ESTRELLA DIGITAL. "Además, creo recordar que él tenía una camareta individual como el resto de nosotros, aunque con una sala anexionada a mayores donde recibía visitas institucionales", explica la misma fuente. Pero por el resto, era uno más.

"Esto era como un Gran Hermano. Nosotros vivíamos, dormíamos, comíamos y trabajábamos juntos cinco días a la semana, 52 semanas al año"

La relación con sus compañeros de promoción desde el principio fue muy cercana y natural. "Ten en cuenta que esto es como un Gran Hermano. Nosotros vivíamos, dormíamos, comíamos y trabajábamos juntos cinco días a la semana, 52 semanas al año. Formábamos parte de la misma sección, éramos veintitantos, y todos estábamos muy unidos", relata uno de ellos. Además, en la Academia, el servicio de seguridad no tenía que estar todo el rato pegado a él, sólo cuando salía, así que eso le permitía estar más integrado en el grupo. "Delante de los mandos le dábamos el tratamiento de Príncipe, pero en la intimidad del cadete le tuteábamos", recuerda entre risas una de las fuentes consultadas.

En la vida cotidiana de la Academia, sus problemas, eran los del resto de sus compañeros: aprobar los exámenes igual que los demás. Sus dos metros de altura y su impecable práctica del esquí siguen siendo algunas de las características que más suelen salir a relucir en las conversaciones que surgen entre los compañeros de Su Majestad. "Los que éramos más bajos tenemos unas fotos con él que a veces nos da hasta vergüenza enseñar", reconoce entre carcajadas unos de ellos. Igual que con el esquí. "Era una maravilla verle practicar este deporte". Durante el periodo de montaña que les tocó vivir, Don Felipe era uno de los mejores esquiadores de la sección. Tanto, que al final de las prácticas de esquí se celebró un concurso con los mejores de la promoción, y el actual Rey no faltó. "Creo recordar que estaba picado con otro cadete por demostrar quién era el mejor, y si mi memoria no falla, ambos se cayeron en el descenso y ganó un tercero", recuerda entre risas uno de los presentes.

La vida después de la Academia

Después de este curso en Zaragoza, Don Felipe se trasladó a Pontevedra, a la Escuela Naval Militar de Marín, y el año siguiente a Murcia, a la Academia General del Aire de San Javier. En julio de 1989 recibió los despachos de Teniente de Infantería, Alférez de Navío y Teniente del Arma de Aviación. Y a partir de ahí continuaría con su vida académica. Primero en la Universidad Autónoma de Madrid, donde se licenció en Derecho. Y después en la Universidad de Georgetown, en Washington D.C, donde cursó un máster en Relaciones Internacionales. Pero nunca olvidó a sus compañeros de la academia militar. "Cuando coincidimos en alguna visita a unidades aún se acuerda perfectamente del nombre de todos nosotros", asegura uno de ellos.

Formaban un grupo bastante sólido y unido. Y como el resto de amigos de Felipe VI, opaco absolutamente a filtrar las actividades públicas del entonces heredero al trono. Siguen manteniendo trato, aunque según aseguran a este diario fuentes cercanas, menos cercano que antes de 2004. Su última gran presencia fue haciendo un pasillo de sables a la salida de la boda en la Catedral de La Almudena. Desde entonces, Felipe VI sí ha demostrado tenerles en su memoria todas las Navidades. "Todos los años nos manda una tarjeta de felicitación a todos los compañeros". E incluso a alguno de ellos lo sigue manteniendo cerca. El 'número 1' de la promoción, Eduardo Diz Monje, es el actual jefe del Estado Mayor de la Guardia Real.

http://www.estrelladigital.es/artic...operacion-antartida/20140629165333201998.html
Pues qué queréis que os diga…yo me alegro por la Antártida. Con el gafe que arrastra el Prepa, seguro que empeoraba el deshielo…:rolleyes:
 
Pero esta la gente no era la de la transparencia?!?.:pompous: Vale, el tío que ha colocado fue nº 1 de su promoción, o sea que manco no debe de ser. Pero sinceramente, creo que hay gente que está más preparada y con más años de experiencia que este chico para ocupar este puesto. Pero bueno ya lo dice el refranero patrio, donde fueres haz lo que vieres.
 
Igual este coronel es el militar al que visitaba Gelipín de madrugada, en Aravaca creo. Ahora los encuentros serán más discretos a puerta cerrada en Zarzu.
 
Pero esta la gente no era la de la transparencia?!?.:pompous: Vale, el tío que ha colocado fue nº 1 de su promoción, o sea que manco no debe de ser. Pero sinceramente, creo que hay gente que está más preparada y con más años de experiencia que este chico para ocupar este puesto. Pero bueno ya lo dice el refranero patrio, donde fueres haz lo que vieres.
Pues no por echarle un capote al prepa, pero su elección me parece la lógica si el coronel Diz Monje cumplía los requisitos para el puesto. Cualquier casa grande con empleados ha de manejarse como un negocio, no en el sentido de sacar beneficios, sino en su planteamiento y organización. Gente de confianza es clave, además lo más alto que estás, lo más que se desconfía de quien no conoces. Yo tuviera un negocio, os aseguro que a mismas cualificaciones antes escojo a una persona que conozco y en la que confío, que a un desconocido. La confianza no tiene precio; una persona leal es un gran activo (jaja, sin bastardizar el término como se hizo con quien zabemoz) y rodearte de gente leal una necesidad en según qué ámbitos.
 
Pues yo no se si darle más bien el pésame.Si yo fuera militar (algo que me resulta muy imposible) no me gustaría que me destinaran a ser el siervo de esa familia y llevarle el bolso a la Leti.De todos los destinos y ascensos posibles,este me parece de muy mala leche,prefiria estar con mi gente en un cuartel,antes que verme humillada por la Kaka y el Kako,esto sin incluir a los Carpantas que lo mismo también se ponen, en aquí me las den todas.Sobretodo la Pelma,con esos aires de grandeza que se da al estilo de su hermana choni.No,no me parece un puesto importante,más bien es perder,que ganar.Hay que tener unas tragaderas....
 
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