http://blog.hola.com/francisco-rivera/2016/06/un-poquito-de-compas.html
Un poquito de compás
08junio
Pues bien, aunque parezca mentira, no es fácil encontrar dónde pasar un ratito bueno de flamenco.
Es verdad, para el flamenco de bote hay miles, a los cuales yo no he ido en mi vida a ninguno de ellos. Pero para escuchar los cosas nuestras, hay muy pocos. Además yo ya ni me acuerdo de la última vez que salí de fiesta. Lo nuestro es distinto. Vas a un bar, te tomas unas tapitas o vas a un restaurante y de pronto aparece un colega con una guitarra, o uno te dice: “¿Si hubiera aquí una guitarra?”, pues mira, aparece de pronto.
La última vez que me la pegué de arte fue en el restaurante de un amigo mío donde fuimos a comer, porque las mejores son cuando no lo planeas. Íbamos Lourdes y un matrimonio amigo, comimos mejor que bien y de allí, ya que estábamos muy a gusto, nos fuimos a la terraza el Soho en el Mercado del Barranco que es la terraza más bonita y ambientada de Sevilla a tomar una copita. Pasamos allí la tarde y como habíamos comido muy bien en este restaurante de mi amigo Antonio, que se llama Puerta Grande, justo al lado de la plaza de toros, pues volvimos para cenar también, y sin planearlo, allí estaban en una mesa unos buenos amigos y entre ellos Los del Río. Cuando terminamos de cenar, Antonio nos invitó a tomar una copa y ya juntamos las dos mesas. Pero es verdad que para que surja la magia no hay que tener prisa y la mayoría al terminar esa copita se fue (se lo perdieron). Y solo un grupo muy reducido, los más jartibles, seguimos allí muy a gusto.
Y de pronto aparece una guitarra…
Éramos ocho personas, este matrimonio amigos nuestro, Los del Río, mi cuñada Sibi con mi cuñado Álvaro y nosotros.
¡Qué rato más bueno!, y cuando creímos que ya no se podía mejorar, apareció mi tito Arturo Pareja Obregón que no se puede tener más gusto cantando, ni más arte.
Pues allí nos atrincheramos porque esa noche mis buenos amigos Rafael y Antonio estuvieron sembraos.
Aquello se llenó de arte y sentimiento, tiramos los relojes a la basura y dejamos que el alma se nos llenara de esa esencia.
Tan así fue que el dueño del restaurante, gran amigo de toda mi familia, en un momento dado se vino para mí, me dio la llave y me dijo: “Aquí tienes las llaves, yo me voy que sois muy jartibles“… ¡Oleeeeee!
Hasta las claritas del día. Claro que esto no se puede hacer todos los días, pero cuando surge, pues surge y hay que aprovecharlo.
Lo dicho, en esta tierra nunca se sabe donde pueden querer ponerse a jugar los duendes.
Uno de los sitios donde se puede ir a tomar una copita a gusto y escuchar buen flamenco es Tronío, en la calle Pureza. Este sin duda es lugar de encuentro para todos nosotros y el flamenco que se escucha es flamenco de verdad sin puesta en escena. Totalmente recomendable.
Otro sitio sin duda es La Anselma en la calle Pagés del Corro y, aunque es verdad que sobre todo van turistas, es un lugar con un arte especial. Siempre lleno de gente de todos lados, lo mismo te encuentras a gente de toda España que a chinos, está “sembrao“. Lo que allí se escucha es flamenco bueno, tan así es que aunque puede que esté catalogado como un local para turistas siempre vas a encontrar gente nuestra porque este local es muy auténtico.
El lugar más auténtico que jamás he conocido sin duda es Los Corralones, difícil de explicar, de encontrar y de entrar. Pero sin duda es el sitio más original y con más arte del mundo. Al que yo fui lo cerraron y la verdad es que no he ido al sitio nuevo, pero si lo encontráis, seguro que vais a vivir algo único.
Los Martínez es otro sitio donde se está muy a gusto con un ambiente muy joven y buen flamenquito.
También está Rejoneo, que aunque hace mucho que no voy, creo que sigue con muy buen compás.
Y La Raya Real es clásico para los que nos gusta el flamenco. Eso sí, condición número uno tirar el reloj al río.
Todos estos sitios están en Triana, por algo se dice que este barrio tiene un arte especial.
Pero el mejor flamenco puede surgir en cualquier sitio, donde menos lo esperéis y sin duda será el de más pureza y compás. Si vais a los sitios más o menos adecuados y con un poco de suerte la magia puede surgir. Uno de estos sitios donde puede pasar cualquier cosa, aun no siendo un local de flamenco, es Rocío Romero. Id, esperad, disfrutad de sus gentes y posiblemente lleguen los duendes y os sorprendan.
Si vais por favor contadme vuestra experiencia y no os olvidéis de brindar por los amigos.
Un poquito de compás
08junio
- by franciscoriveraordonez
- 8 junio, 2016
- 0
Pues bien, aunque parezca mentira, no es fácil encontrar dónde pasar un ratito bueno de flamenco.
Es verdad, para el flamenco de bote hay miles, a los cuales yo no he ido en mi vida a ninguno de ellos. Pero para escuchar los cosas nuestras, hay muy pocos. Además yo ya ni me acuerdo de la última vez que salí de fiesta. Lo nuestro es distinto. Vas a un bar, te tomas unas tapitas o vas a un restaurante y de pronto aparece un colega con una guitarra, o uno te dice: “¿Si hubiera aquí una guitarra?”, pues mira, aparece de pronto.
La última vez que me la pegué de arte fue en el restaurante de un amigo mío donde fuimos a comer, porque las mejores son cuando no lo planeas. Íbamos Lourdes y un matrimonio amigo, comimos mejor que bien y de allí, ya que estábamos muy a gusto, nos fuimos a la terraza el Soho en el Mercado del Barranco que es la terraza más bonita y ambientada de Sevilla a tomar una copita. Pasamos allí la tarde y como habíamos comido muy bien en este restaurante de mi amigo Antonio, que se llama Puerta Grande, justo al lado de la plaza de toros, pues volvimos para cenar también, y sin planearlo, allí estaban en una mesa unos buenos amigos y entre ellos Los del Río. Cuando terminamos de cenar, Antonio nos invitó a tomar una copa y ya juntamos las dos mesas. Pero es verdad que para que surja la magia no hay que tener prisa y la mayoría al terminar esa copita se fue (se lo perdieron). Y solo un grupo muy reducido, los más jartibles, seguimos allí muy a gusto.
Y de pronto aparece una guitarra…
Éramos ocho personas, este matrimonio amigos nuestro, Los del Río, mi cuñada Sibi con mi cuñado Álvaro y nosotros.
¡Qué rato más bueno!, y cuando creímos que ya no se podía mejorar, apareció mi tito Arturo Pareja Obregón que no se puede tener más gusto cantando, ni más arte.
Pues allí nos atrincheramos porque esa noche mis buenos amigos Rafael y Antonio estuvieron sembraos.
Aquello se llenó de arte y sentimiento, tiramos los relojes a la basura y dejamos que el alma se nos llenara de esa esencia.
Tan así fue que el dueño del restaurante, gran amigo de toda mi familia, en un momento dado se vino para mí, me dio la llave y me dijo: “Aquí tienes las llaves, yo me voy que sois muy jartibles“… ¡Oleeeeee!
Hasta las claritas del día. Claro que esto no se puede hacer todos los días, pero cuando surge, pues surge y hay que aprovecharlo.
Lo dicho, en esta tierra nunca se sabe donde pueden querer ponerse a jugar los duendes.
Uno de los sitios donde se puede ir a tomar una copita a gusto y escuchar buen flamenco es Tronío, en la calle Pureza. Este sin duda es lugar de encuentro para todos nosotros y el flamenco que se escucha es flamenco de verdad sin puesta en escena. Totalmente recomendable.
Otro sitio sin duda es La Anselma en la calle Pagés del Corro y, aunque es verdad que sobre todo van turistas, es un lugar con un arte especial. Siempre lleno de gente de todos lados, lo mismo te encuentras a gente de toda España que a chinos, está “sembrao“. Lo que allí se escucha es flamenco bueno, tan así es que aunque puede que esté catalogado como un local para turistas siempre vas a encontrar gente nuestra porque este local es muy auténtico.
El lugar más auténtico que jamás he conocido sin duda es Los Corralones, difícil de explicar, de encontrar y de entrar. Pero sin duda es el sitio más original y con más arte del mundo. Al que yo fui lo cerraron y la verdad es que no he ido al sitio nuevo, pero si lo encontráis, seguro que vais a vivir algo único.
Los Martínez es otro sitio donde se está muy a gusto con un ambiente muy joven y buen flamenquito.
También está Rejoneo, que aunque hace mucho que no voy, creo que sigue con muy buen compás.
Y La Raya Real es clásico para los que nos gusta el flamenco. Eso sí, condición número uno tirar el reloj al río.
Todos estos sitios están en Triana, por algo se dice que este barrio tiene un arte especial.
Pero el mejor flamenco puede surgir en cualquier sitio, donde menos lo esperéis y sin duda será el de más pureza y compás. Si vais a los sitios más o menos adecuados y con un poco de suerte la magia puede surgir. Uno de estos sitios donde puede pasar cualquier cosa, aun no siendo un local de flamenco, es Rocío Romero. Id, esperad, disfrutad de sus gentes y posiblemente lleguen los duendes y os sorprendan.
Si vais por favor contadme vuestra experiencia y no os olvidéis de brindar por los amigos.