No suelo criticar el comportamiento de los niños, pero como éstos viven de lujo con el sudor de mi frente, voy a hacer una excepción. Qué poca empatía tiene esta niña, se nota que vive recluida en una jaula de oro. Además de la poca mundología que se ve que tiene, con casi once años, nulo don de gentes, sólo conoce las paredes de Zarzu, el cole ése de los pijos, y los hotelazos de lujo a los que la llevan. Debería darse una vuelta por coles públicos, comedores sociales, acompañar a los padres a más actos para estar en contacto con el pueblo que la mantiene a cuerpo de infanta, si quieren que algún día se la acepte (y si no, que se den la vuelta y se vayan muuuuuuuy lejos).
Y cómo la van a llevar a comedores sociales si su madre jamás se ha parado en uno (al menos desde que pegó el Almudenazo). Si ni siquiera se les ocurrió llevarla al Princesa de Asturias, que bien pudieron sentarla junto a doña Sofía en el palco real. ¿Un comedor social?
Además, el cello, el mandarín avanzado, el inglés aristocrático, la clase de historia de las Casas Reales y costumbres royals de la eterna doctoranda Doña Palometa, ¿a qué horas? (Recuerda que los fines de semana son sagrados, eh)...Ay pobre Toisonita. Ten piedad.