Creo que hay una suerte de envidia con la personalidad y femineidad latina, y el ver lo bien que se desempeñan y lo carismáticas que son en cualquier papel que se les otorgue exacerba esa envidia.Nos han dicho de todo, con directas y con indirectas. Se burlan de ciertas costumbres, tienen prejuicios respecto de cómo vivimos, a qué accedemos, qué formación podemos tener en nuestros países, y encima creen saber más de lo nuestro que nosotros mismos, por un par de datos aislados.
Para terminar, a pesar del machismo imperante ya son varias las mujeres que han llegado a presidir países en América Latina. O sea saben bailar bien y pensar bien.