La mayoría de las foreras aquí provenimos de la clase media, media-acomodada en la segunda generación. Tenemos abuelas y bisabuelas que han trabajado duro, guisado y lavado a diario, jornadas completas y todavía tenían ganas de cocinarnos cosas ricas, a capricho, y eso con unas pensiones que no eran para tirar cohetes. Me acuerdo de las servilletas de mi abuela bordadas con las iniciales. Intentaban tenerlo todo tan limpio y curioso como podían, con sus tapetitos de croché y sus jarrocintos con flores del patio. Y la mayoría hemos aprendido a comer maravillosamente con tenedor y cuchillo, a beber de la copa correcta y a no dejar migajas en el mantel que tampoco es una custión de física cuántica.
Que Lourdes haga hincapié en estas tonterías es porque proviene de la España profunda y en ella se ha quedado. De la España en la que por la comida, una cama y una propina se tenía criada 24 horas, en la que sólo los señoritos utilizaban los cubiertos con propiedad, el que sabía hacerlo era "alguien". De esto hace decenios, casi un siglo y en esa época se han quedado ella y su marido, en la época en la que las mujeres eran mujeres de verdad, las tatas costaban tres perras y las srtas eran las únicas que no se llevaban el cuchillo a la boca.
Por favor esta mujer no sé ni como anda suelta, en un museo de costumbres la debían de conservar en cloroformo.
Lo has descripto de maravillas. Todas tenemos abuelas entrañables en nuestro recuerdo, que hacían de todo y encima podían malcriar a sus nietos. Qué sería de nuestra infancia sin ellas. Pero de ahí a graficarlas como señoras de casa del siglo pasado, con sirvientes y modales rígidos, vamos que eso no se lo cree nadie a menos que hayas nacido antes de 1950 o que tu familia sea de la Casa de Alba. No era necesaria tal exageración.