Charlotte Grimaldi, madre de Rainiero, su historia.

Charlotte lo tuvo todo, pero su vida debió ser muy desgraciada. El padre, Louis II, la reconoció porque a causa de una sífilis no podía engendrar ningún hijo legítimo y los mandatarios franceses le obligaron a ello para evitar que el trono monegasco pasara a manos de un primo de Louis hijo de una princesa monegasca y de un príncipe alemán. Pero Charlotte tuvo que casarse con Pierre de Polignac -escogido por Louis II para gobernar Mónaco en caso de necesidad- mientras que a ella se le reservó la función de incubadora. Después del divorcio Pierre y Louis de Polignac estaban muy bien posiciones en el organigrama funcionarial de Mónaco.
 
SI PERO EL HOLA NO DICE BIEN LAS COSAS LA PRINCESA CARLOTA NO FUE ENTERRADA EN MARCHAIS Y TAMPOCO ANUNCIA QUE EN 1997 SE COMPROBÓ QUE ERA UNA GRIMALDI AL HABER HECHO LAS PRUEBAS CORRESPONDIENTES DE ADN.

PERDÓN ESCRIBA EN MAYUSCULAS AMIGAS COTILLAS PERO ES QUE HOLA LUEGO NO DICE LAS COSAS COMO SON.....
¿Dónde está enterrada?. ¿En la catedral de Mónaco como corresponde?. No sabía que se hubiesen hecho pruebas de ADN.
 
Charlotte lo tuvo todo, pero su vida debió ser muy desgraciada. El padre, Louis II, la reconoció porque a causa de una sífilis no podía engendrar ningún hijo legítimo y los mandatarios franceses le obligaron a ello para evitar que el trono monegasco pasara a manos de un primo de Louis hijo de una princesa monegasca y de un príncipe alemán. Pero Charlotte tuvo que casarse con Pierre de Polignac -escogido por Louis II para gobernar Mónaco en caso de necesidad- mientras que a ella se le reservó la función de incubadora. Después del divorcio Pierre y Louis de Polignac estaban muy bien posiciones en el organigrama funcionarial de Mónaco.
Pues podía haberle escogido un marido mejor.La reconoció en el 1919 y en 1920 ya la casó y parió una hija.Pasar de ser hija de una lavandera en Argelia a ser hija única del heredero monegasco debió ser un cambio brutal.Aunque se dice que no la reconoció antes pero la mantenía económicamente,que,si es verdad,es un detalle.

Siempre se ha dicho que Carolina admiraba a su abuela y por eso puso su nombre a su hija.
 
El Hola dice esto:
Le sucedió en el trono su hijo Luis II que se enamoró locamente de la actriz francesa Ghislaine Dommanget. La boda se celebró el 24 de julio de 1946 y Ghislaine se convirtió en la primera consorte sin título nobiliario de la familia Grimaldi. Durante su matrimonio, Luis II mantuvo una relación con Marie Juliette Louvet (1867-1930), una joven de origen campesino, de la que nació Carlota Grimaldi el 30 de septiembre de 1898. Años más tarde, y al no haber tenido descendencia con Ghislaine, Carlota se convirtió en la futura soberana de los monegascos. El 18 de marzo de 1920 se casó con Pierre de Polignac (1896-1964) con el que tuvo dos hijos: Raniero III y la princesa Antoinette. Meses después de su boda comenzaron a llevar vidas paralelas hasta que el 18 de febrero de 1930 el divorcio se hizo oficial.

El padre de Rainiero no pudo casarse en 1946 con la actriz.Su propia hija reconocida se casó el 1920.
 
Charlotte lo tuvo todo, pero su vida debió ser muy desgraciada. El padre, Louis II, la reconoció porque a causa de una sífilis no podía engendrar ningún hijo legítimo y los mandatarios franceses le obligaron a ello para evitar que el trono monegasco pasara a manos de un primo de Louis hijo de una princesa monegasca y de un príncipe alemán. Pero Charlotte tuvo que casarse con Pierre de Polignac -escogido por Louis II para gobernar Mónaco en caso de necesidad- mientras que a ella se le reservó la función de incubadora. Después del divorcio Pierre y Louis de Polignac estaban muy bien posiciones en el organigrama funcionarial de Mónaco.
De haber llegado a ser Carlota soberana el principe Pierre hubiera sido consorte, yo no sabia lo de al sifilis del principe luisII
 
Rectifico,no es el Hola el que dice que se separaron a los meses,sino el Link de Euridice.
La hermana de Rainiero nació a los 9 meses de la boda.Rainiero 3 años después.
Carlota de Mónaco, la princesa ilegítima
03 de Agosto de 2015 by hola.com
La vida de la princesa Carlota de Mónaco (1898-1977), abuela del actual Jefe de Estado monegasco, el príncipe Alberto (1958), ejemplifica de manera clara la fragilidad histórica del Principado de Mónaco, pequeña nación no pocas veces amenazada de ser anexionada por potencias extranjeras, particularmente Francia, que desde 1860 se comprometió a su protección. Precisamente la perspectiva de que Mónaco se convirtiera en territorio francés, una vez que la falta de Heredero estipulaba su desaparición de facto, fue la que llevó al reconocimiento de la princesa Carlota, hija ilegítima de Luis II de Mónaco (1870-1949), y su consecuente proclamación como Heredera. Mujer cosmopolita, de gran cultura, con un marcado sentido de la solidaridad, pero poco apegada a sus dos hijos, la biografía de la princesa Carlota ocupa hoy estas líneas.

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Nace la futura princesa Carlota el 30 de septiembre de 1898 en Constantina, ciudad de Argelia en la que su padre, el príncipe Luis, servía como oficial del Tercer Regimiento de Cazadores. Según varias fuentes, el Príncipe, hijo de Alberto I de Mónaco (1848-1922) y de la princesa María (1850-1922), había conocido en París a María Julieta Louvet (1867-1930), una artista divorciada con dos hijos que regentaba un cabaret en la capital del Sena. Todo apunta a que el joven Príncipe quedó prendado de la cabaretera. Cuando se enteró que la Louvet, probablemente a causa de problemas financieros, había emigrado a tierras argelinas, donde se ganaba la vida como lavandera, decidió mover los hilos para ser destinado a la colonia. Sea como fuere la pareja se reencuentra en Argelia y da rienda suelta a su pasión. De este apasionado idilio nace pues la pequeña Carlota Luisa Julieta, quien, en primera instancia, no fue reconocida por su padre como hija legítima.

La futura princesa Carlota pasa su infancia con la única compañía de su madre, una vez que el Príncipe había abandonado territorio argelino en 1899 para ocuparse de su formación como futuro Jefe de Estado en Mónaco. Pese a que la relación con la niña y con la madre de ésta fue prácticamente nula, sí que el Príncipe asistió económicamente a su hija, de modo que tuviera solvencia económica y de que su educación fuera de primer orden. Así discurrirían el tiempo hasta 1911, año en el que, posiblemente obligado por su padre, el príncipe Luis –a través de una ordenanza datada el 15 de noviembre de 1911- decide reconocer su paternidad y convertir a su hija en Señora de Valentinois, un título nobiliario monegasco cuya historia se remonta al siglo noveno.

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El futuro de Carlota quedaba, con la oficialización de la paternidad por parte del Heredero del Principado, en buena parte solucionado desde un punto de vista económico y social. Sin embargo, el hecho de que la joven no fuera hija legítima planteaba un grave problema dinástico que con los años comenzó a agravarse, una vez que el príncipe Luis no parecía tener intenciones de contraer matrimonio y procrear un heredero al trono monegasco. La preocupación que dominaba en la Corte por la soltería del Heredero se acentúa por la frágil salud del príncipe Alberto y el miedo a que éste muera sin que su hijo haya dado solución a la cuestión sucesoria. Lo que en el caso de otras Casas Reales hubiera sido una contrariedad pasajera, en Mónaco se presentaba como un auténtico quebradero de cabeza por dos razones. En primer lugar, el tratado que regulaba las relaciones del Principado con Francia dejaba claro que en el caso de que el Jefe del Estado monegasco falleciera sin descendientes legítimos, el pequeño estado pasaría a convertirse en una suerte de provincia gala, bajo la tutela de las autoridades de París. Por otro, existía en Francia el temor de que si el príncipe Luis fallecía sin descendencia, el trono monegasco pasara a manos del Conde de Wurtemberg (1864-1928), hijo de la princesa Florestina de Mónaco (1833-1897) y del alemán Federico de Wurtemberg-Urach (1810-1869). Precisamente, la sangre alemana del Conde era la que había hecho saltar todas las alarmas en la capital francesa. Que un alemán ocupara la jefatura del estado de Mónaco, fronterizo con Francia y de un valor estratégico nada desdeñable, era algo a evitar por todos los medios. Sería pues desde Francia desde donde llegaría la solución al problema sucesorio del Principado de Mónaco.

Dos figuras de la política francesa, el presidente de la república Raymond Poincaré (1860-1934) y el ministro de asuntos exteriores Stéphen Pichon (1857-1933) serán las responsables del plan por el que Carlota pasaría a convertirse en heredera legítima al trono monegasco. A través de una ley promulgada ex profeso, se estipulaba que el Heredero al trono podía adoptar y que el adoptado recibía de forma automática los derechos sucesorios. De este modo, el príncipe Luis, en París y en presencia del Presidente de la República francesa, adoptaba a su hija Carlota el 16 de mayo de 1919, pasando ésta a llevar el apellido Grimaldi y convirtiéndose en sucesora oficial de su padre. Pese a quejas y reclamaciones de la familia del Duque de Wurtemberg –no él, que renunció en 1924 a todas sus aspiraciones de ocupar la jefatura de estado de Mónaco, sino una serie de familiares, concretamente los Marqueses de Chabrillan, que intentarían dos veces, sin éxito, impugnar la ley que había convertido a Carlota en heredera-, quedaba así solucionado el problema dinástico que angustiaba a la corte de Mónaco. La princesa Carlota, de hecho, fue la única descendiente del príncipe Luis, que en 1946 casaría con una actriz francesa, Ghislaine Dommanget (1900-1991), con la que no tendría hijos.

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Poco más de un año después, el 19 de marzo de 1920, la princesa Carlota contrae matrimonio con un aristócrata y erudito francés, el conde Pierre de Polignac (1895-1964), que pasa a convertirse tras el enlace en Príncipe de Mónaco y Señor de Valentinois. Se trató de un matrimonio completamente arreglado por el príncipe Luis y que, pese al nacimiento de dos hijos, la princesa Antonieta (1920-2011) y el futuro Príncipe de Mónaco, Rainiero (1923-2005), hizo aguas prácticamente desde su comienzo. Sea como fuere, la pareja se divorcia el 20 de marzo de 1930, recibiendo el Príncipe, quien pasó a convertirse en persona non grata dentro de la corte monegasca, una dotación anual de por vida de medio millón de francos. Moriría en 1964 en París.

Tras el divorcio, la princesa Carlota se instala en Francia, concretamente en el Château de Marchais, donde se entrega a su gran pasión: la cultura y el estudio, logrando incluso concluir una carrera universitaria. Poco aficionada a la política, la Princesa apenas se informa de la actualidad monegasca y pasa la mayoría del tiempo en su residencia de Marchais o acudiendo a un sinfín de reuniones sociales y veladas culturales en su amado París. Tampoco tiene gran contacto con sus hijos, que años después la recordarán, tal y como declaró el príncipe Rainiero, más como a una amiga que como a una madre. Finalmente, la situación se hace insostenible y su padre, el príncipe Luis –que había llegado al trono tras la muerte de su padre en 1922- la convence para que renuncie a todos sus derechos a favor de su hijo, el joven príncipe Rainiero. La Princesa no pone ningún impedimento. La única vez que volverá al Principado será el día que su hijo contraerá matrimonio con la actriz norteamericana Grace Kelly, el 18 de abril de 1956.

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Los últimos años de vida, completamente ajena a Mónaco, la Princesa se entrega a la defensa de los derechos humanos de los presos franceses. Tal es su compromiso que su residencia de Marchais termina convirtiéndose en un centro de ayuda para ex convictos. En estos años se enamora de un afamado ladrón de joyas, René Girier (1919-2000), pero nunca se casará con él. Pese a que la sociedad francesa admirara sus obras de caridad y su incansable lucha por la dignidad de los presos, sus hijos, desde Mónaco, están convencidos de que su madre, con la que ya apenas tienen contacto, no conserva plenas sus facultades mentales. Finalmente el 15 de noviembre de 1977, Carlota de Mónaco fallece en París a los 79 años de edad. Sus restos mortales descansan en los jardines de su Château de Charmais.
el hola no dice eso miralo y veras
 
Carlota de Mónaco, la princesa ilegítima
03 de Agosto de 2015 by hola.com
La vida de la princesa Carlota de Mónaco (1898-1977), abuela del actual Jefe de Estado monegasco, el príncipe Alberto (1958), ejemplifica de manera clara la fragilidad histórica del Principado de Mónaco, pequeña nación no pocas veces amenazada de ser anexionada por potencias extranjeras, particularmente Francia, que desde 1860 se comprometió a su protección. Precisamente la perspectiva de que Mónaco se convirtiera en territorio francés, una vez que la falta de Heredero estipulaba su desaparición de facto, fue la que llevó al reconocimiento de la princesa Carlota, hija ilegítima de Luis II de Mónaco (1870-1949), y su consecuente proclamación como Heredera. Mujer cosmopolita, de gran cultura, con un marcado sentido de la solidaridad, pero poco apegada a sus dos hijos, la biografía de la princesa Carlota ocupa hoy estas líneas.

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Nace la futura princesa Carlota el 30 de septiembre de 1898 en Constantina, ciudad de Argelia en la que su padre, el príncipe Luis, servía como oficial del Tercer Regimiento de Cazadores. Según varias fuentes, el Príncipe, hijo de Alberto I de Mónaco (1848-1922) y de la princesa María (1850-1922), había conocido en París a María Julieta Louvet (1867-1930), una artista divorciada con dos hijos que regentaba un cabaret en la capital del Sena. Todo apunta a que el joven Príncipe quedó prendado de la cabaretera. Cuando se enteró que la Louvet, probablemente a causa de problemas financieros, había emigrado a tierras argelinas, donde se ganaba la vida como lavandera, decidió mover los hilos para ser destinado a la colonia. Sea como fuere la pareja se reencuentra en Argelia y da rienda suelta a su pasión. De este apasionado idilio nace pues la pequeña Carlota Luisa Julieta, quien, en primera instancia, no fue reconocida por su padre como hija legítima.

La futura princesa Carlota pasa su infancia con la única compañía de su madre, una vez que el Príncipe había abandonado territorio argelino en 1899 para ocuparse de su formación como futuro Jefe de Estado en Mónaco. Pese a que la relación con la niña y con la madre de ésta fue prácticamente nula, sí que el Príncipe asistió económicamente a su hija, de modo que tuviera solvencia económica y de que su educación fuera de primer orden. Así discurrirían el tiempo hasta 1911, año en el que, posiblemente obligado por su padre, el príncipe Luis –a través de una ordenanza datada el 15 de noviembre de 1911- decide reconocer su paternidad y convertir a su hija en Señora de Valentinois, un título nobiliario monegasco cuya historia se remonta al siglo noveno.

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El futuro de Carlota quedaba, con la oficialización de la paternidad por parte del Heredero del Principado, en buena parte solucionado desde un punto de vista económico y social. Sin embargo, el hecho de que la joven no fuera hija legítima planteaba un grave problema dinástico que con los años comenzó a agravarse, una vez que el príncipe Luis no parecía tener intenciones de contraer matrimonio y procrear un heredero al trono monegasco. La preocupación que dominaba en la Corte por la soltería del Heredero se acentúa por la frágil salud del príncipe Alberto y el miedo a que éste muera sin que su hijo haya dado solución a la cuestión sucesoria. Lo que en el caso de otras Casas Reales hubiera sido una contrariedad pasajera, en Mónaco se presentaba como un auténtico quebradero de cabeza por dos razones. En primer lugar, el tratado que regulaba las relaciones del Principado con Francia dejaba claro que en el caso de que el Jefe del Estado monegasco falleciera sin descendientes legítimos, el pequeño estado pasaría a convertirse en una suerte de provincia gala, bajo la tutela de las autoridades de París. Por otro, existía en Francia el temor de que si el príncipe Luis fallecía sin descendencia, el trono monegasco pasara a manos del Conde de Wurtemberg (1864-1928), hijo de la princesa Florestina de Mónaco (1833-1897) y del alemán Federico de Wurtemberg-Urach (1810-1869). Precisamente, la sangre alemana del Conde era la que había hecho saltar todas las alarmas en la capital francesa. Que un alemán ocupara la jefatura del estado de Mónaco, fronterizo con Francia y de un valor estratégico nada desdeñable, era algo a evitar por todos los medios. Sería pues desde Francia desde donde llegaría la solución al problema sucesorio del Principado de Mónaco.

Dos figuras de la política francesa, el presidente de la república Raymond Poincaré (1860-1934) y el ministro de asuntos exteriores Stéphen Pichon (1857-1933) serán las responsables del plan por el que Carlota pasaría a convertirse en heredera legítima al trono monegasco. A través de una ley promulgada ex profeso, se estipulaba que el Heredero al trono podía adoptar y que el adoptado recibía de forma automática los derechos sucesorios. De este modo, el príncipe Luis, en París y en presencia del Presidente de la República francesa, adoptaba a su hija Carlota el 16 de mayo de 1919, pasando ésta a llevar el apellido Grimaldi y convirtiéndose en sucesora oficial de su padre. Pese a quejas y reclamaciones de la familia del Duque de Wurtemberg –no él, que renunció en 1924 a todas sus aspiraciones de ocupar la jefatura de estado de Mónaco, sino una serie de familiares, concretamente los Marqueses de Chabrillan, que intentarían dos veces, sin éxito, impugnar la ley que había convertido a Carlota en heredera-, quedaba así solucionado el problema dinástico que angustiaba a la corte de Mónaco. La princesa Carlota, de hecho, fue la única descendiente del príncipe Luis, que en 1946 casaría con una actriz francesa, Ghislaine Dommanget (1900-1991), con la que no tendría hijos.

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Poco más de un año después, el 19 de marzo de 1920, la princesa Carlota contrae matrimonio con un aristócrata y erudito francés, el conde Pierre de Polignac (1895-1964), que pasa a convertirse tras el enlace en Príncipe de Mónaco y Señor de Valentinois. Se trató de un matrimonio completamente arreglado por el príncipe Luis y que, pese al nacimiento de dos hijos, la princesa Antonieta (1920-2011) y el futuro Príncipe de Mónaco, Rainiero (1923-2005), hizo aguas prácticamente desde su comienzo. Sea como fuere, la pareja se divorcia el 20 de marzo de 1930, recibiendo el Príncipe, quien pasó a convertirse en persona non grata dentro de la corte monegasca, una dotación anual de por vida de medio millón de francos. Moriría en 1964 en París.

Tras el divorcio, la princesa Carlota se instala en Francia, concretamente en el Château de Marchais, donde se entrega a su gran pasión: la cultura y el estudio, logrando incluso concluir una carrera universitaria. Poco aficionada a la política, la Princesa apenas se informa de la actualidad monegasca y pasa la mayoría del tiempo en su residencia de Marchais o acudiendo a un sinfín de reuniones sociales y veladas culturales en su amado París. Tampoco tiene gran contacto con sus hijos, que años después la recordarán, tal y como declaró el príncipe Rainiero, más como a una amiga que como a una madre. Finalmente, la situación se hace insostenible y su padre, el príncipe Luis –que había llegado al trono tras la muerte de su padre en 1922- la convence para que renuncie a todos sus derechos a favor de su hijo, el joven príncipe Rainiero. La Princesa no pone ningún impedimento. La única vez que volverá al Principado será el día que su hijo contraerá matrimonio con la actriz norteamericana Grace Kelly, el 18 de abril de 1956.

historia-monaco1--a.jpg


Los últimos años de vida, completamente ajena a Mónaco, la Princesa se entrega a la defensa de los derechos humanos de los presos franceses. Tal es su compromiso que su residencia de Marchais termina convirtiéndose en un centro de ayuda para ex convictos. En estos años se enamora de un afamado ladrón de joyas, René Girier (1919-2000), pero nunca se casará con él. Pese a que la sociedad francesa admirara sus obras de caridad y su incansable lucha por la dignidad de los presos, sus hijos, desde Mónaco, están convencidos de que su madre, con la que ya apenas tienen contacto, no conserva plenas sus facultades mentales. Finalmente el 15 de noviembre de 1977, Carlota de Mónaco fallece en París a los 79 años de edad. Sus restos mortales descansan en los jardines de su Château de Charmais.
el hola no dice eso miralo y veras
Raro es que digan que la adoptó ,no que la reconoció como hija.
 
De haber llegado a ser Carlota soberana el principe Pierre hubiera sido consorte, yo no sabia lo de al sifilis del principe luisII
Cierto. Habría podido ser soberana, supongo que nunca tuvieron esa intención y solamente en caso de una muerte prematura de Louis II lo habría sido. Cuándo Rainiero cumplió los 21, Charlotte renunció a sus derechos sucesorios. Lo que me gusta de Charlotte es que después de divorciarse fue a la Universidad. En una época en que las chicas de clase alta apenas estudiaban ella quizás influenciada por su esposo Pierre de Polignac decició formarse y participar de la vida cultural parisina.
 
El Hola dice esto:
Le sucedió en el trono su hijo Luis II que se enamoró locamente de la actriz francesa Ghislaine Dommanget. La boda se celebró el 24 de julio de 1946 y Ghislaine se convirtió en la primera consorte sin título nobiliario de la familia Grimaldi. Durante su matrimonio, Luis II mantuvo una relación con Marie Juliette Louvet (1867-1930), una joven de origen campesino, de la que nació Carlota Grimaldi el 30 de septiembre de 1898. Años más tarde, y al no haber tenido descendencia con Ghislaine, Carlota se convirtió en la futura soberana de los monegascos. El 18 de marzo de 1920 se casó con Pierre de Polignac (1896-1964) con el que tuvo dos hijos: Raniero III y la princesa Antoinette. Meses después de su boda comenzaron a llevar vidas paralelas hasta que el 18 de febrero de 1930 el divorcio se hizo oficial.

El padre de Rainiero no pudo casarse en 1946 con la actriz.Su propia hija reconocida se casó el 1920.
¿Hola dice esto?. Que lío tiene el redactor o redactora. Louis II se casó en 1946 -tres años antes de su muerte- y con Rainiero de 23 años como heredero -supongo que con el miedo en el cuerpo por si la princesa quedaba embarazada-. La relación que tuvo Louis II con Marie Juliette Louvet fue a finales del XIX, naciendo Charlotte en 1898 nada más y nada menos que 48 años antes del matrimonio de su padre.
 
¿Dónde está enterrada?. ¿En la catedral de Mónaco como corresponde?.
En la capilla de la Paz que es otro lugar para sepultar a los miembros de la Casa Principesca de Mónaco como son hijos e hijas del soberano bueno el esposo de Carolina de Mónaco y un esposo de la princesa Antoinette estan sepultados aahí.
únicamente los soberanos y sus consortes son sepultados en la Cripta Real de la Catedral de Montecarlo, pero no en Chateou como dice la REVISTA HOLA!
 
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