En una ocasión, una amiga mía, con 30 años, perdió a su padre que tenía más de 70. Llevó a tal punto su drama, su luto, que pasaban semanas y no quería ver a nadie. Las amigas le visitábamos en su casa o íbamos a pasear con ella por paseos solitarios y ella solo hablaba de su drama y nos describía una y otra vez los últimos momentos de su padre.
Entre las amigas ya nos estábamos cansando de aquel rollo, hasta que un día una le dijo: "Mira, estás pasando de dar pena a dar risa."
Y es que todo tiene un límite. Rocíííííto se retiró de los medios en un luto interminable y está explotando su drama hasta dar risa.
Entre las amigas ya nos estábamos cansando de aquel rollo, hasta que un día una le dijo: "Mira, estás pasando de dar pena a dar risa."
Y es que todo tiene un límite. Rocíííííto se retiró de los medios en un luto interminable y está explotando su drama hasta dar risa.