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Dedicado a Ambers, gran amante de la poesía...
Querida Sylvia:
Hoy día eres la admirada poetisa Sylvia Platt, de trágico destino, pero en tus tiempos vivistes a la sombra de tu gran amor, tu adorado marido, el laureado poeta Ted Hughes...
Os conocisteis en Inglaterra, en Cambridge, donde tú, norteamericana, estudiabas con una beca, y el flechazo fué instantáneo, tanto fisica como intelectualmente... él era inmensamente atractivo, sensual y su poesia era simplemente genial, tu caístes enamorada perdidamente de él y él también de tí, pues solo tardasteis cuatro meses en casaros y os fuisteis a Estados Unidos, pero cuando te quedastes embarazada de tu primer hijo, volvisteis a Inglaterra...
Aunque ese niño no nació, pronto os llegó Frieda, y después Nicholas, pero tú no eras feliz, Sylvia...
Ted te animaba a escribir, Sylvia, creía en tu talento, pero a tí te desanimaba que te rechazaran las editoriales mientras él seguía ganando premios, recibiendo loas... En tus problemas emocionales, naturalmente influyó tu enfermedad, tu transtorno bipolar, que destruyó tu vida...
Porque Ted te amaba, pero no dejaba de ser un hombre que no sabía como afrontar tus crisis emocionales, discusiones, peleas, llantos... no, Sylvia, él te amaba, pero no sabía como ayudarte, y con eso no pienso excusar lo que hizo, lo de liarse con la que creías tu amiga, la tal Assia, casada por segunda vez, una robamaridos profesional, que se aprovechó de tus debilidades y confidencias para "consolar" a Ted... y al enterarte, le pusistes las maletas en la puerta. Mal hecho, Sylvia, dejarselo a la tal Assia sin más, porque si no le hubieses amado, normal, pero tú necesitabas a Ted más que al aire, y por orgullo le echastes... y todo empeoró, porque sola con tus hijos te hundistes en tu enfermedad... pero también escribistes los más bellos poemas de tu vida, salidos de tu dolor...
El siguió presente en tu vida, iba a veros a tí y a los niños, te preguntaba si escribías... y una Navidad te pidió volver a casa, pero tú te negastes... y los hombres son así, que si una no quiere, por inercia siguen con la otra... hasta que tu sentistes que era imposible, que por más que lo intentabas no sabias vivir sin él, asi que le dijistes que sí, que volviese, que le amabas... él te amó durante esa noche, pero después te dijo que no podía volver... porque Assia estaba embarazada...
No hizo falta hacer los papeles del divorcio... tu dejastes dormidos a los niños, dejándoles el desayuno preparado para cuando se despertasen por la mañana, te encerrastes en la cocina y abristes el gas... ¡No pensastes en tus hijos, Sylvia! Tan pequeños sin madre...
Para Ted fué devastador...dejó escrito: "Este es el fin de mi vida. El resto es póstumo."
El se convirtió en tu editor y te lanzó al estrellato póstumo como poetisa, publicando tu obra a su costa...
La tal Assia bien se dió cuenta de ello, no soportó que él siguiese amándote, ni siquiera se había casado con ella, los celos la consumían, asi que se vengó seis años después también suicidándose, pero de forma aún más cruel que tú, porque se llevó por delante a su hija en común, Shura, de cuatro años...
Hay que reconocer que tu Ted Hughes atraía mujeres demasiado pasionales...
Ted se casaría con Carol, una enfermera, serena y tranquila, elegida por él precisamente por eso, vivirían juntos el resto de sus vidas, y Ted criaría a vuestros hijos como un buen padre - Nicholas heredó tu enfermedad y fué un soltero solitario que acabó suicidándose - , pero tu sombra siempre estaría presente en su corazón... para tus fans, se convirtió en el villano que te llevó a la muerte, pero él soportó todo en silencio hasta el final de su vida, cuando decidió publicar unas memorias explicando la realidad de vuestro matrimonio, tu enfermedad, y lo mucho que te había amado...
Sois una pareja de leyenda...
Ambers, a tu cuenta los poemas más hermosos de Sylvia y Ted...
Querida Sylvia:
Hoy día eres la admirada poetisa Sylvia Platt, de trágico destino, pero en tus tiempos vivistes a la sombra de tu gran amor, tu adorado marido, el laureado poeta Ted Hughes...
Os conocisteis en Inglaterra, en Cambridge, donde tú, norteamericana, estudiabas con una beca, y el flechazo fué instantáneo, tanto fisica como intelectualmente... él era inmensamente atractivo, sensual y su poesia era simplemente genial, tu caístes enamorada perdidamente de él y él también de tí, pues solo tardasteis cuatro meses en casaros y os fuisteis a Estados Unidos, pero cuando te quedastes embarazada de tu primer hijo, volvisteis a Inglaterra...
Aunque ese niño no nació, pronto os llegó Frieda, y después Nicholas, pero tú no eras feliz, Sylvia...
Ted te animaba a escribir, Sylvia, creía en tu talento, pero a tí te desanimaba que te rechazaran las editoriales mientras él seguía ganando premios, recibiendo loas... En tus problemas emocionales, naturalmente influyó tu enfermedad, tu transtorno bipolar, que destruyó tu vida...
Porque Ted te amaba, pero no dejaba de ser un hombre que no sabía como afrontar tus crisis emocionales, discusiones, peleas, llantos... no, Sylvia, él te amaba, pero no sabía como ayudarte, y con eso no pienso excusar lo que hizo, lo de liarse con la que creías tu amiga, la tal Assia, casada por segunda vez, una robamaridos profesional, que se aprovechó de tus debilidades y confidencias para "consolar" a Ted... y al enterarte, le pusistes las maletas en la puerta. Mal hecho, Sylvia, dejarselo a la tal Assia sin más, porque si no le hubieses amado, normal, pero tú necesitabas a Ted más que al aire, y por orgullo le echastes... y todo empeoró, porque sola con tus hijos te hundistes en tu enfermedad... pero también escribistes los más bellos poemas de tu vida, salidos de tu dolor...
El siguió presente en tu vida, iba a veros a tí y a los niños, te preguntaba si escribías... y una Navidad te pidió volver a casa, pero tú te negastes... y los hombres son así, que si una no quiere, por inercia siguen con la otra... hasta que tu sentistes que era imposible, que por más que lo intentabas no sabias vivir sin él, asi que le dijistes que sí, que volviese, que le amabas... él te amó durante esa noche, pero después te dijo que no podía volver... porque Assia estaba embarazada...
No hizo falta hacer los papeles del divorcio... tu dejastes dormidos a los niños, dejándoles el desayuno preparado para cuando se despertasen por la mañana, te encerrastes en la cocina y abristes el gas... ¡No pensastes en tus hijos, Sylvia! Tan pequeños sin madre...
Para Ted fué devastador...dejó escrito: "Este es el fin de mi vida. El resto es póstumo."
El se convirtió en tu editor y te lanzó al estrellato póstumo como poetisa, publicando tu obra a su costa...
La tal Assia bien se dió cuenta de ello, no soportó que él siguiese amándote, ni siquiera se había casado con ella, los celos la consumían, asi que se vengó seis años después también suicidándose, pero de forma aún más cruel que tú, porque se llevó por delante a su hija en común, Shura, de cuatro años...
Hay que reconocer que tu Ted Hughes atraía mujeres demasiado pasionales...
Ted se casaría con Carol, una enfermera, serena y tranquila, elegida por él precisamente por eso, vivirían juntos el resto de sus vidas, y Ted criaría a vuestros hijos como un buen padre - Nicholas heredó tu enfermedad y fué un soltero solitario que acabó suicidándose - , pero tu sombra siempre estaría presente en su corazón... para tus fans, se convirtió en el villano que te llevó a la muerte, pero él soportó todo en silencio hasta el final de su vida, cuando decidió publicar unas memorias explicando la realidad de vuestro matrimonio, tu enfermedad, y lo mucho que te había amado...
Sois una pareja de leyenda...
Ambers, a tu cuenta los poemas más hermosos de Sylvia y Ted...