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OPINIÓN
Urdangarín y el honor de la Monarquía
José Oneto
El anuncio de la fiscalía anticorrupción de que, por el momento, no tiene intención de imputar a Iñaki Urdangarín, esposo de la Infanta Cristina de Borbón, en el caso de apropiación de dinero público de las Comunidades de Baleares y Valencia, a través del Instituto Noos, una Fundación sin ánimo de lucro, ha rebajado un poco la tensión que durante las últimas cuarenta y ocho horas se había creado en torno a la Casa Real y, al futuro judicial del yerno de los Reyes de España que, según fuentes judiciales dignas de todos crédito, no tendrá más remedio que responder del destino final de más de ocho millones de euros de fondos públicos concedidos a dedo, sin ningún tipo de concurso, por los presidentes de Baleares y Valencia, Jaume Matas y Francisco Camps, procesados ambos por casos de corrupción, y artífices ambos de dos proyectos faraónicos, relacionados con la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y el estadio Palma Arena en Mallorca.
Según circula por Madrid lo que ha ocurrido es que, simplemente se ha producido un aplazamiento, a la espera de más interrogatorios y del resultado final del estudio de la numerosa documentación ocupada a Iñaki Urdangarín y, a su socio Diego Torres, durante los registros policiales efectuados estos últimos días con el correspondiente permiso judicial.
Parodiando la situación del país que hoy ha visto como bajaba la prima de riesgo de la deuda pública (durante toda la jornada el Banco Central Europeo se ha dedicado a comprar masivamente deuda española), en el “caso Urdangarín” simplemente se ha producido una disminución de lo que coloquialmente se ha bautizado como la “prima de yerno”, y que responde a los peligros que corre la Casa Real y la propia Monarquía, ante el futuro judicial del yerno de los Reyes.
Un futuro complicado a la vista de la investigación judicial sobre posibles delitos de fraude, falsedad documental. Prevaricación, fraude a la Administración y malversación de caudales públicos y del propio auto de la fiscalía que explica muy claramente como el Instituto que Urdangarín tenía como tapadera fijo unos precios “totalmente desproporcionados por los servicios que prestaba para la Administración pública y tras recibir los fondos públicos se simulaba por parte de dicha asociación la contratación de servicios ficticios a dichas entidades mercantiles o presumiblemente facturados por importe superior al servicio realmente prestado, emitiendo las mismas las correspondientes facturas contra el Instituto Noos, acabando de esta forma los fondos públicos en manos de mercantiles controladas por Diego Torres e Iñaki Urdangarín”.
Aun admitiendo de antemano la presunción de inocencia, la realidad es que el yerno del Rey ha metido a la Casa Real y a la Monarquía en un callejón de difícil salida.
Es la primera vez que alguien relacionado con la Familia Real tiene que responder a los Tribunales por delitos claros de corrupción y de aprovechamiento del dinero público, en unos momentos en los que la ciudadanía, sensibilizada por la crisis y por los numerosos sacrificios que tiene hacer para vivir con honestidad, está cada vez más indignada con la política, con los políticos y con unas Instituciones que deberían ser modélicas pero que están perdiendo el necesario prestigio, según los sondeos oficiales del CIS.
El último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas, indica, por ejemplo, que la Monarquía que ha sido la Institución que siempre ha salvado su credibilidad y su prestigio, también ha resultado afectada por esa “ola de indignación” que recorre el país y, ha sido suspendida en la valoración que de ella hacen los españoles.
Ante esta situación, casos como el de Iñaki Urdangarín que, actualmente goza de una posición privilegiada de representante de Telefónica en Estados Unidos y América Latina, con residencia en Washington,-puesto que, probablemente, jamás ocuparía si no estuviese casado con una hija del Rey- no contribuyen precisamente a prestigiar a una Institución que tanto ha contribuido a la normalización democrática del país.
Por eso, al margen de la decisión de los Tribunales de Justicia, el país necesita una explicación pública de quien en estos momentos, como yerno del Rey, ya ha manchado el honor de la Monarquía.
Urdangarín y el honor de la Monarquía - José Oneto | Republica.com
Urdangarín y el honor de la Monarquía
José Oneto
El anuncio de la fiscalía anticorrupción de que, por el momento, no tiene intención de imputar a Iñaki Urdangarín, esposo de la Infanta Cristina de Borbón, en el caso de apropiación de dinero público de las Comunidades de Baleares y Valencia, a través del Instituto Noos, una Fundación sin ánimo de lucro, ha rebajado un poco la tensión que durante las últimas cuarenta y ocho horas se había creado en torno a la Casa Real y, al futuro judicial del yerno de los Reyes de España que, según fuentes judiciales dignas de todos crédito, no tendrá más remedio que responder del destino final de más de ocho millones de euros de fondos públicos concedidos a dedo, sin ningún tipo de concurso, por los presidentes de Baleares y Valencia, Jaume Matas y Francisco Camps, procesados ambos por casos de corrupción, y artífices ambos de dos proyectos faraónicos, relacionados con la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia y el estadio Palma Arena en Mallorca.
Según circula por Madrid lo que ha ocurrido es que, simplemente se ha producido un aplazamiento, a la espera de más interrogatorios y del resultado final del estudio de la numerosa documentación ocupada a Iñaki Urdangarín y, a su socio Diego Torres, durante los registros policiales efectuados estos últimos días con el correspondiente permiso judicial.
Parodiando la situación del país que hoy ha visto como bajaba la prima de riesgo de la deuda pública (durante toda la jornada el Banco Central Europeo se ha dedicado a comprar masivamente deuda española), en el “caso Urdangarín” simplemente se ha producido una disminución de lo que coloquialmente se ha bautizado como la “prima de yerno”, y que responde a los peligros que corre la Casa Real y la propia Monarquía, ante el futuro judicial del yerno de los Reyes.
Un futuro complicado a la vista de la investigación judicial sobre posibles delitos de fraude, falsedad documental. Prevaricación, fraude a la Administración y malversación de caudales públicos y del propio auto de la fiscalía que explica muy claramente como el Instituto que Urdangarín tenía como tapadera fijo unos precios “totalmente desproporcionados por los servicios que prestaba para la Administración pública y tras recibir los fondos públicos se simulaba por parte de dicha asociación la contratación de servicios ficticios a dichas entidades mercantiles o presumiblemente facturados por importe superior al servicio realmente prestado, emitiendo las mismas las correspondientes facturas contra el Instituto Noos, acabando de esta forma los fondos públicos en manos de mercantiles controladas por Diego Torres e Iñaki Urdangarín”.
Aun admitiendo de antemano la presunción de inocencia, la realidad es que el yerno del Rey ha metido a la Casa Real y a la Monarquía en un callejón de difícil salida.
Es la primera vez que alguien relacionado con la Familia Real tiene que responder a los Tribunales por delitos claros de corrupción y de aprovechamiento del dinero público, en unos momentos en los que la ciudadanía, sensibilizada por la crisis y por los numerosos sacrificios que tiene hacer para vivir con honestidad, está cada vez más indignada con la política, con los políticos y con unas Instituciones que deberían ser modélicas pero que están perdiendo el necesario prestigio, según los sondeos oficiales del CIS.
El último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas, indica, por ejemplo, que la Monarquía que ha sido la Institución que siempre ha salvado su credibilidad y su prestigio, también ha resultado afectada por esa “ola de indignación” que recorre el país y, ha sido suspendida en la valoración que de ella hacen los españoles.
Ante esta situación, casos como el de Iñaki Urdangarín que, actualmente goza de una posición privilegiada de representante de Telefónica en Estados Unidos y América Latina, con residencia en Washington,-puesto que, probablemente, jamás ocuparía si no estuviese casado con una hija del Rey- no contribuyen precisamente a prestigiar a una Institución que tanto ha contribuido a la normalización democrática del país.
Por eso, al margen de la decisión de los Tribunales de Justicia, el país necesita una explicación pública de quien en estos momentos, como yerno del Rey, ya ha manchado el honor de la Monarquía.
Urdangarín y el honor de la Monarquía - José Oneto | Republica.com