Psicologia

Nunca imaginarías que estos son 7 síntomas de depresión

Edith Sánchez ·

La depresión es un estado complejo, que se manifiesta de una manera diferente en cada persona.
Aunque hay unos patrones básicos, también existen algunos síntomas de depresión que generalmente pasan desapercibidos. Es importante conocerlos y reconocerlos


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La mente de cada ser humano tiene una complejidad enorme, por lo que todo esquema al respecto siempre se queda corto.

Por eso cuando se habla, por ejemplo, de los síntomas de depresión, no siempre estos caben en la lista típica. Hay actitudes, estados y conductas que aparentemente no tienen nada que ver con este problema, pero que en el fondo sí están relacionados.

La depresión tiene diferentes formas de manifestarse, intensidades distintas y dinámicas diversas.

No todo el que deja caer una lágrima está deprimido, ni todo el que sonríe con frecuencia está feliz. Por eso no siempre es un estado evidente.

“La depresión es una prisión en la que eres tanto el prisionero como el cruel carcelero”.

-Dorthy Rowe-


Hay algunos síntomas de depresión que suelen pasar desapercibidos.

No es que quien los presente, necesariamente esté deprimido. Simplemente son indicios que sugieren la existencia de este problema, pero que se deben evaluar en conjunto y en contexto. Veamos siete de ellos.

1. Molestias físicas no relacionadas con una enfermedad

Tiene que ver con dolores musculares que aparecen de repente sin un motivo específico, migrañas, indigestiones frecuentes, mareos súbitos y malestares por el estilo. Vas al médico y no encuentra nada anormal en tu cuerpo. Pero no dejan de aparecer las molestias.

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También es posible que no aparezca ninguna molestia física como tal, pero sí que tengas una cierta sospecha de que algo anda mal con tu salud.
Te sale un afta en la boca y se te pasa por la cabeza que puede ser leucemia. O te late muy fuerte el corazón y algo te dice que podría ser el comienzo de un problema cardíaco.

2. Cancelar y postergar los encuentros con los demás

De pronto miras hacia atrás y te das cuenta de que desde hace un tiempo vienes posponiendo todo tipo de actividades sociales. Tal vez sientes que estás ocupado o simplemente que no tienes ganas de salir.

Lo cierto es que tus encuentros con los demás se reducen sin que te lo hayas propuesto explícitamente.
En realidad no sientes que estés aislándote de los demás, sino que andas muy cansado para salir o, sencillamente, hay otras cosas que capturan tu atención.

3. Moverte despacio

Este es uno de esos síntomas de depresión que suele pasar desapercibido.

El cerebro de una persona deprimida funciona de manera diferente al de una persona que está serena o feliz. Esto termina incidiendo sobre la motricidad y hace que los movimientos sean más lentos.

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A veces, incluso, parece que una persona estuviera moviéndose en cámara lenta. También tarda un poco más en reaccionar a los estímulos externos. Si le hablas, es como si se quedara meditando en lo que has dicho, antes de contestarte.

4. Brotes de dermatitis atópica

La ciencia aún no ha establecido claramente cuál es la relación entre la dermatitis atópica y la depresión.

Sin embargo, un estudio adelantado en la Universidad de Wisconsin (Estados Unidos) estableció que este problema suele presentarse en las personas deprimidas.

La dermatitis atópica se caracteriza por la aparición de eczemas en la piel que causan picor y dolor. Todavía no se conoce con exactitud lo que causa este problema. Pese a ello, se asocia frecuentemente con el estado anímico de las personas.

5. Ver demasiada televisión, uno de los síntomas de depresión

Ver demasiada televisión, o pasar demasiado tiempo en el ordenador o con los ojos en el teléfono móvil pueden ser síntomas de depresión.

En últimas, terminas teniendo una relación constante y más o menos obsesiva con una pantalla. Esto es también una manera de aislarte.

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Las personas que ven demasiada televisión frecuentemente desean “no pensar”.

Pretenden distraerse, o alejarse de su realidad.

Cuando se pasa demasiado tiempo frente a una pantalla uno puede volverse alguien muy ensimismado, que no conecta con lo que le rodea.

6. No tener deseo sexual

Cuando hay falta de deseo sexual y esto se prolonga por un buen tiempo, es posible pensar que hay una depresión en ciernes
. Este dato, de todos modos, debe ser evaluado con cuidado. Una cosa no implica automáticamente la otra.

El factor a tener en cuenta es el nivel normal, o habitual, del deseo sexual. Si desciende por debajo de ese límite y se mantiene así, necesariamente está pasando algo. Para las personas deprimidas suele resultar muy difícil adoptar actitudes y conductas eróticas.

7. Cometer equivocaciones con frecuencia

Cuando hay depresión, la mente trabaja más lentamente
.

También es muy común que haya dificultad para concentrarte, o para ordenar ideas y planificar actividades. Por eso las personas deprimidas usualmente cometen muchos pequeños errores en el día a día.

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Esas equivocaciones tienen que ver con olvidos, con confusiones respecto a asuntos simples, con distracciones y con dificultad para aprender, entre otros.

Es como si esa persona no terminara de estar totalmente presente en el aquí y ahora.

Todos estos síntomas de depresión, generalmente no son muy notorios para quien los padece, ni para quienes forman parte de su entorno.

Si aparecen, especialmente cuando son varios y simultáneos, quizás sea hora de hacer un alto y mirar qué está pasando
 
Consolar es escuchar sin juzgar

Raquel Lemos Rodríguez

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Todos necesitamos ser consolados en algunos momentos, pero ¿sabemos consolar?
A veces, tenemos muy interiorizadas ciertas formas de consolar que no son correctas y hoy abriremos los ojos ante lo que verdaderamente significa la palabra consolar.

Estar ahí en los duros momentos

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Todos pasamos por momentos difíciles en los cuales sentirnos solos no nos hará nada bien.
Pero, ¡mira a tu alrededor! Tienes a mucha gente que está ahí para ti, ¿te encuentras tú disponible también para ellos?

No solo debemos querer que la gente se encuentre siempre dispuesta a ayudarnos, nosotros también tenemos que estar dispuestos a que cualquier cosa puede pasar, en cualquier momento, de forma imprevisible.

Tanto si son amigos, como alguien de la familia, debemos estar ahí para ellos. Pero estar ahí no significa solo estar presencialmente. Estar ahí significa mucha más cosas:

  • Saber escuchar a la otra persona, aun cuando tú también tengas problemas. Ya llegará tu turno en el que alguien te escuchará y te apoyará.
  • Apoyar lo que otra persona te expone sin criticar, sin juzgar, sin criticar y sin intentar manipular.
  • Tener una mente abierta ante el problema que puedan estar contándote.
  • Si la persona se encuentra deprimida o en un estado de tristeza muy profundo, siempre que necesite hablar estate ahí para ella.
  • Interésate por su bienestar, por si ha solucionado sus problemas.
A todos nos gusta ser escuchados, pero escuchados de verdad. Así que si estas ahí para alguien, que sea de verdad, escúchalo sinceramente e interésate por su bienestar.

Pero, a veces nos sentimos incómodos cuando consolamos a alguien, pues solo podemos hacer eso. La impotencia empieza a hacer acto de presencia y te sientes incluso un poco inútil.

¿Es esto consolar? ¿Cómo puedo ayudar de verdad?

Estar al lado de alguien es también ayudarlo

Como bien hemos dicho, nos sentimos inútiles, impotentes, por no saber ayudar de verdad. Creemos que estar ahí al lado de alguien, tan solo escuchándolo y consolándolo es no hacer nada. Estás equivocado. Estás haciendo y mucho.

Cuando alguien tiene un problema o está pasando por un mal momento, tú no puedes interferir en él. El dolor de cada uno debe pasarlo la persona en sí. Nadie puede tomar tu lugar, nadie puede superarlo más que la persona que lo sufre.

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Es algo que debemos empezar a interiorizar, para aprender a comprender las diferentes reacciones de las personas. Pues muchas querrán desahogarse hablando, mientras otras preferirán hacerlo en silencio.

En ciertas ocasiones, el silencio es el grito más fuerte que alguien da para pedir ayuda

Aprende a acompañar a alguien

Tanto si una persona quiere hablar como mantenerse en silencio, mantente a su lado
.
Tanto solo necesitas acompañarla, saber que tiene un brazo que la sujetará si se cae. Ese brazo que la levante no significa que la libere del dolor, sino que le dará fuerzas para seguir luchando y enfrentándolo.

Está claro que no podemos saber por lo que está pasando otra persona y, aunque nos resulte absurdo lo que nos está contando o por lo que está pasando, debemos intentar empatizar y comprender.

Deja de decirle a las personas que sufre que todo pasará, que solo es un mal momento… Deja de criticar, de decirles lo tontas que son al verlo tú todo tan claro.

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No juzgues, porque quizás el día de mañana tú estés pasando por un momento similar del que seas consciente que tal vez sea una tontería, pero tú estás sufriendo aunque te niegues a ello.

«Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único»

-Paulo Coelho-


Consolar no entiende de juicios, sino de acompañar

Aprende a estar ahí para los demás, a consolar sin juzgar
cómo piensan, por lo que están pasando, lo que están sufriendo. Tan solo acompáñalos en su dolor, que sepan que si flaquean tú estarás ahí para darles un empujón.

Hazles comprender que todo es una experiencia, para bien o para mal, y que tarde o temprano mirará esa situación como algo que ya quedó en el pasado y ya ha sido superado.

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Cuando se acumulen las coincidencias, estás en el buen camino

Cuando estás en el buen camino, lo sabes.

Las coincidencias empiezan a trazarse una tras otra en el horizonte, el corazón se llena de satisfacción y de ese prudente entusiasmo donde entender que todo esfuerzo está trayendo sus precisos resultados.

Al fin y al cabo, cuando la mente se focaliza en aquello que desea con firmeza y apertura las cosas no suceden por casualidad, sino por determinación.

Todos, en algún momento, hemos experimentado una sensación semejante. Esa donde casi sin saber cómo, empiezan a sucederse pequeños eventos casuales que guardan cierta relación entre sí; esos que de algún modo, parecen ajustarse a nuestro plan.

Ahora bien, los matemáticos Persi Diaconis y Frederick Mosteller, de la Universidad de Berkeley, explicaban en un estudio de 1989 que no debemos prestar excesiva atención a las coincidencias, porque no son más que eventos raros con baja fiabilidad y que casi nunca nos ayudan a predecir algo.

«Cuanto más planifique el hombre su proceder, más fácil le será a la casualidad encontrarle».

-Friedrich Dürrenmatt-


No obstante, desde finales de aquellos años 80 el enfoque sobre el aspecto de las coincidencias ha cambiado bastante.

Así, Bernard Beitman, psiquiatra de la Universidad de Virgina, escribió un libro muy interesante titulado Connecting with Coincidence (Conectando con las coincidencias) donde nos explica que a veces estos eventos del azar trazan nuestros propios destinos.

Edmund Halley, astrónomo inglés del siglo XVIII, por ejemplo, se dio cuenta de que los registros que otros astrónomos habían hecho sobre la aparición de ciertos cometas en la órbita terrestre y que habían clasificado como «meras coincidencias» no lo eran en absoluto.

Halley se aventuró a predecir que aquellos patrones respondían a un solitario cometa que aparecía cada 75 años, y acertó. Él mismo lo vio pasar según sus cálculos la noche de Navidad de 1758.

A veces, la concatenación de varias coincidencias nos da la pista de algo, de algo que solo con apertura, confianza y empeño podremos determinar

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La determinación, el movimiento y las coincidencias

Cuando estás en tu camino tienes un objetivo prefijado.
Uno donde orientas tus objetivos y donde poco a poco todo adquiere armonía.

Estudiar para una oposición, buscar recursos para un proyecto, hallar la estabilidad en una relación afectiva, superar un problema personal… Todo ello requiere de una serie de movimientos muy precisos encaminados en una misma dirección.

En diferentes puntos de nuestro ciclo vital cada uno de nosotros estamos obligados a realiza un esfuerzo para delinear ese plan en el que deseamos formar parte en felicidad y estabilidad.

Es parte de nuestro sentido de autorrealización y también del crecimiento personal. Así, un aspecto que tampoco podemos ni debemos descartar en este tránsito es el aspecto de las coincidencias.

Las coincidencias, la mente y nuestro crecimiento personal

Las coincidencias, explica el doctor Tenenbaum, impulsan y favorecen muchas de las inferencias que hacen nuestras mentes
.

De hecho, nuestro cerebro está programado para detectar cualquier estímulo anómalo y casual e intentar hacer asociaciones para entenderlo y favorecer nuevos aprendizajes.

  • Es a través de este método cuando nos damos cuenta de un aspecto: las coincidencias más llamativas tienen que ver con nuestras relaciones sociales.
  • Un ejemplo de ello es coincidir en diversos lugares con la que será finalmente nuestra pareja.
  • Otra es conocer a alguien que casualmente nos sugiere nuevos proyectos de los que acabamos formando parte (justo en el momento en que más necesitamos un cambio).
  • Una más es percibir cómo vamos avanzando en nuestros proyectos personales gracias a conectar con otras personas que comparten nuestras mismas ilusiones.
Por otro lado, un aspecto interesante del trabajo del profesor Spiegelhalter es que donde se evidencia poca correlación es cuando alguien desea algo y espera que ese evento suceda sin involucrarse en él. Es decir, solo cuando nos movemos y propiciamos situaciones nuevas se generan esas coincidencias que podemos usar a nuestro favor.

«En todo lo que nos rodea y en todo lo que nos mueve debemos advertir que interviene en algo la casualidad».

-Anatole France –

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Cuando estás en tu camino lo sabes…

Tal y como hemos podido deducir, las coincidencias son el resultado del azar… pero también de ese impulso que nosotros mismos generamos con nuestra disposición personal y psicológica. Todo ello nos anima a entender determinados aspectos sobre los que merece la pena reflexionar.

  • Cuando estás en tu camino se entremezclan esos eventos que uno mismo propicia y esos otros que acontecen por una casualidad relativa, pero determinante a la vez.
  • Un ejemplo de ello es la labor de los científicos e investigadores. En su tarea diaria de análisis y experimentación suelen dar a menudo con hechos casuales que les permiten llegar a un descubrimiento asombroso.

  • Estás en tu camino también cuando tu mente está abierta a todo aquello que acontece en tu entorno. Solo una mirada despierta y un cerebro curioso que busca aprender y hallar estímulos que estén a su favor logran ver las auténticas coincidencias. Esas que a veces se suceden una tras otra, hasta llevarnos ahí donde deseamos.

  • A su vez, otro aspecto a considerar es que hay ocasiones en que acontecen coincidencias de índole negativa. Caer enfermo justo el día en que tenemos la oposición, tener un fallo técnico durante la presentación de nuestro proyecto, etc. Dentro de lo azaroso que nos puedan resultar estos eventos fatales, cabe recordar que por probabilidad también entran dentro de lo posible, incluso por estadística de lo normal.

  • Una coincidencia puede ser positiva, negativa o neutra, pero lo que cuenta al fin y al cabo es cómo decidamos manejar ese acontecimiento. El modo en que lo hagamos, la respuesta, el enfoque mental y el comportamiento que apliquemos detrás de ese hecho será el que verdaderamente determinará nuestro destino.
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Para concluir, decía Albert Einstein que la vida misma es una casualidad maravillosa.

Ahora bien, saber vivirla del mejor modo requiere de una firme voluntad y de un saber hacer donde ser receptivos a través de un enfoque mental positivo y esperanzador.

Permitámonos, pues, aplicar esta visión personal, no ignoremos ni giremos el rostro a todas esas posibilidades que cada día gravitan a nuestro alrededor.






 
Hay maltratos que no dejan heridas en la piel, sino en el alma

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Hay maltratos que no dejan huellas físicas pero sí emocionales, abriendo heridas difíciles de cicatrizar y curar.

Situaciones protagonizadas por el dominio de una persona sobre otra donde el desprecio, la ignorancia o la crítica son los principales elementos de una relación.

Una palabra, un gesto o simplemente un silencio pueden ser suficientes para lanzar una daga directa a nuestro corazón. Un corazón que va debilitándose poco a poco, quedando anestesiado ante cualquier posibilidad de sublevación, porque el miedo y la culpa han sido instaurados.

El maltrato emocional es un proceso de destrucción psicológico en el que la fortaleza emocional de una persona queda completamente vulnerada.

Seducir para atrapar

El maltrato emocional es una realidad muy presente en nuestras días que no entiende de edad, s*x* o estatus social.


Ya sea en la pareja como en la familia o incluso a nivel laboral, todos podemos ser víctimas de esta situación en cualquier momento de nuestras vidas.

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Lo peligroso de los maltratos de este tipo son sus consecuencias y su habilidad para pasar desapercibido.

El maltrato emocional es un proceso silencioso que, cuando da la cara, ya ha pasado mucho tiempo desde que se originó, teniendo consecuencias devastadoras para la persona que ha sido víctima.

Su inicio es lento y silencioso, ejercido por una persona disfrazada de encanto con el objetivo de seducir a sus víctimas para atraparlas, sobre todo en las relaciones de pareja. De esta manera, la realidad que el maltrador muestra es una realidad falseada, llena de promesas y deseos que nunca se harán realidad.

El maltratador va preparando el terreno para que la otra persona caiga en sus riendas poco a poco y lograr finalmente influenciarla para dominarla y privarla de cualquier libertad posible.

El poder de la cárcel mental

El abuso emocional es un potente veneno que destruye la identidad de la persona,
arrebatándole su fortaleza emocional.
Se da de manera indirecta, a través de las reja agujereadas, que dejan pasar a las insinuaciones que buscan culpar e instalar la duda en las víctimas.

La persona víctima de maltrato emocional se encuentra atrapada en una cárcel mental de invalidez e inseguridad en la que su autoestima se va debilitando poco a poco.

Así, cuando la víctima ya ha sido atrapada, el maltratador comienza a destaparse ante ella a través de los desprecios, las críticas, los insultos o incluso los silencios.
Por eso, las huellas de estos maltratos no son físicas y no hay heridas visibles en la piel de la víctima, porque el maltrato emocional se ejerce a través de las palabras, de los silencios o los gestos.

Tanto es el daño que se ejerce en estas situaciones que el miedo a actuar para liberarse se ve en muchos casos como un imposible.

La cárcel mental es tan sólida que la víctima entra en una profunda situación de indefensión, a la que no imagina salida.

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Las heridas invisibles en el alma

Las heridas del maltrato emocional son llagas profundas que llegan hasta lo más recóndito del interior de la víctima.


No se ven ni se oyen, pero son terriblemente sentidas por la persona que las sufre. Heridas ocultas para los demás, pero profundamente dolorosas para la persona que lo sufre.

Las heridas del maltrato emocional crean un profundo agujero en la autoestima de la persona rompiendo toda valoración positiva de sí misma.

Son heridas originadas a través de los desprecios, descalificaciones y ninguneos que el maltratador ha dirigido a la víctima.

Heridas invisibles y enraizadas en el miedo, la culpabilidad y la duda que arrebatan la creencia de cualquier posibilidad de actuar para liberarse de la situación en la que la víctima se encuentra.

Estas heridas sangran no solo en cada encuentro, sino también ante la expectativa de que puedan ocurrir.

Lo importante es que la persona no dé por perdida la posibilidad de salir de la situación en la que se encuentra y que tenga en cuenta que estas heridas pueden repararse con ayuda.

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¿Cómo reparar las marcas del maltrato emocional en el alma?

En estos casos, el factor más importante es que la persona víctima pueda identificar la situación en la que se encuentra atrapada, donde carga con toda la responsabilidad y culpabilidad que el maltratador le ha inducido.
Por lo tanto, tomar conciencia de que nos encontramos en un proceso de maltrato emocional es el primer paso para poder liberarnos.

Una vez que sepamos donde nos encontramos inmersos, recuperar a nuestros seres queridos y apoyarnos en ellos para que puedan facilitarnos la salida de esta situación contribuirá a que sigamos adelante. Poco a poco, con sus gestos de amor y cariño, pueden ir llenando algunos de los vacíos que en nuestro interior se han originado.

Además, buscar ayuda de un profesional especializado nos facilitará comenzar a reconstruir nuestra identidad y autoestima, para reparar todas esas heridas emocionales invisibles que habitan en nuestro interior. Así podremos volver a reencontrarnos con nosotros mismos.

Reparar las marcas del maltrato emocional en nuestra alma no será un proceso sencillo y rápido, sino más bien complejo y lento. Sin embargo, la satisfacción de volver a encontrarnos siempre merecerá la pena.

Por último, no olvidemos que cada uno de nosotros también podemos llegar a originar heridas en el alma de los demás cuando despreciamos, ignoramos o criticamos sin tener que llegar a situaciones de maltrato emocional. Las palabras y nuestros gestos son un arma de doble filo que hay que cuidar…
 
Personas conflictivas: no es algo personal, están en guerra consigo mismas
Este artículo fue redactado y avalado por la psicóloga Raquel Aldana
4 junio, 2019

En nuestro día a día debemos aprender a lidiar con personas conflictivas. Por encima de todo no deben arrastrarnos a sus tormentas. Te indicamos cómo

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Personas que oyen, pero que no escuchan
  • Los diez mandamientos para afrontar un conflicto de pareja
  • Blocking: el acoso de los vecinos

Personas conflictivas, personas negativas, personas tóxicas. Personas que nos hacen daño y que vulneran nuestra paz con demasiada facilidad y, probablemente, con extrema frecuencia. Generalmente, no las queremos en nuestra vida, pero toparnos con ellas es inevitable.

Tienen una habilidad especial para el enfrentamiento y parece que buscan conflictos con sus pensamientos, opiniones, emociones y comportamientos… Su conflictividad nos genera un gran malestar y además interfiere en nuestra tranquilidad.

A lo mejor, no es algo personal contra nosotros, sino que es posible que estén lidiando una gran batalla consigo mismos. Al fin y al cabo, como dijo Gandhi, una persona en guerra consigo misma es una persona en guerra con el mundo entero.

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Todos tenemos luces y sombras, todos podemos ser personas conflictivas

Quien más y quien menos ha pasado por momentos de dificultad psicológica en su vida.

Del mismo modo, quien más y quien menos se ha comportado de manera injusta con alguien, ha hecho daño sin pudor y ha apagado sentimientos, deseos o motivaciones de otras personas.

O sea, todos queremos evitar algo que en mayor o menor medida cada uno de nosotros ha realizado de alguna manera a lo largo de su vida. Sin embargo, si nos paramos a pensar, quizás cuando hablamos en primera persona podemos comprenderlo mejor.

Pero precisamente por eso es clave para nosotros tomar distancia emocional, no dejar que nos absorba su negatividad, no interiorizar sus ataques y no asumir sus malas palabras, las cuales pueden llegar a calar muy hondo y a hacer mella en nuestro autoconcepto.

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Manejar los problemas generados por las personas conflictivas

Rasgos para detectar a las personas tóxicas, características de estas, estrategias para defenderse… Quizás la mejor manera para identificar a una persona conflictiva es comprender que está en guerra consigo misma y que no es un saco sin fondo de maldad.

Para ello debemos tener claro esto:

  • Nuestra manera de catalogar a las personas será determinante a la hora de relacionarnos con ellas. Para vivir al margen es importante que no dejemos que esto se convierta en un círculo vicioso de malas preguntas y de peores respuestas.

  • Hay personas conflictivas, sí, pero básicamente nuestra idea cambia si pensamos que esas personas tienen problemas que están generando guerras emocionales en su interior.
  • Todos somos conflictivos en algún momento y en determinados ambientes. También una persona a la que queremos profundamente puede comportarse con un guerrero ávido de venganza. No por esa razón vamos a querer menos a nuestra pareja, hermano, hijo, amigo, padre.
  • Otra clave para manejar esto es tomar perspectiva y evitar caer en la idea de que hay algo que hemos hecho mal. Si lo interiorizamos, nos están arrastrando hacia sus tormentas.
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No dejes que los demás te arrastren hacia su tormenta

No podemos dejar que los demás nos arrastren hacia sus tormentas
. ¿Por qué? Con este ejemplo lo vamos a entender muy bien:

-Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio?

-A quien intentó entregarlo- respondió uno de los alumnos.

-Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro-. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quien los llevaba consigo.

Cada persona da a los demás lo que posee por dentro, sea o no agradable.
Eso no quiere decir que sean ellos los que nos dañan, sino que somos nosotros los que damos validez a sus opiniones y acciones. En otras palabras, no existen las ofensas sino los ofendidos.

Nuestra arquitectura interna tiene armas para defenderse de los ataques y tres de las más poderosas son estas: tomar distancia, comprender y saber ignorar lo irrelevante.

Asimismo, no es quien nos hace daño sino quien replica ese mal miles de veces. Podemos dejar que las palabras se las lleve el viento o que, por el contrario, permanezcan en nosotros. Creo que nadie tendrá duda de qué es lo que nos satisface más
 
Las personas que levan unos años separadas dicen "¿Por qué no lo hice antes,......cómo puede estar casada con ese/a tío/a........cómo estuve tan ciego/a......?" Pero para llegar a esa situación hay que pasar por el trauma del momento de la ruptura y ese terror, ese sufrimiento del momento, es lo que nos paraliza y nos quedamos atrapados en una relación durante mucho tiempo.


Algunas seguimos atrapadas, mi caso.No queda otra solución, por muchas cosas.Eso si que es más terrible. Y así seguiré.

Y no solo es el terror, y sufrimiento del momento, son tantas variables, y tantas cosas que se acumulan, menos lo sentimental, que ya ni existe,hay cantidad de cosas, por las que hay que aguantar.
 
Algunas seguimos atrapadas, mi caso.No queda otra solución, por muchas cosas.Eso si que es más terrible. Y así seguiré.

Y no solo es el terror, y sufrimiento del momento, son tantas variables, y tantas cosas que se acumulan, menos lo sentimental, que ya ni existe,hay cantidad de cosas, por las que hay que aguantar.
Pues no merece la pena, ya verás cómo se puede ser feliz sin esa persona. ¿Quizás lo que te hace sufrir es tu imagen ante los demás, que puedan verte como fracasada o que muchos amigos comunes ya no te llamen?
 
Pues no merece la pena, ya verás cómo se puede ser feliz sin esa persona. ¿Quizás lo que te hace sufrir es tu imagen ante los demás, que puedan verte como fracasada o que muchos amigos comunes ya no te llamen?


Que va, a mis años eso??La felicidad y los demás??.. Nooo,

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-Esta foto, resume algunas cosas.

Nooo, ya a esta edad son cosas mucho peores, eso cuando se es más joven, pero ahora, no me queda otro remedio.
 

La mejor respuesta para la maldad es una lección de bondad​


Cristina Medina Gómez·

Por distintas razones, hay personas que caminan por la vida pensando que cualquier daño que sufran otros son una ventaja para ellas, por lo que no dudan en alegrarse por ello e incluso en causarlo.

A este tipo de personas la mejor respuesta que podemos darles es una lección de bondad. Esta es la manera más acertada de actuación y de respeto.

En este sentido, los conceptos del bien y del mal han dado mucho de qué hablar a lo largo de la historia, sobre todo porque el alma humana puede acercarse a las dos. También porque depende mucho de la cultura, de sociedad y otras variables que podemos introducir en el debate.

Más allá de un aporte técnico y científico del tema, en este artículo vamos a buscar la reflexión individual. El punto desde el que partir será una situación concreta y abstracta en la que una persona actúa con maldad y nos hace daño. ¿Cómo respondemos a eso?

Por qué la bondad es una lección​

Existen muchos motivos por los que la bondad puede considerarse una gran lección, aunque nunca lleguemos a entender qué ha llevado al otro a hacernos daño. Esencialmente, con ella como respuesta no liberamos al otro de su cometido, pero sí nos liberamos a nosotros mismos de las emociones negativas.

manos con flores

En muchas ocasiones es altamente complicado perdonar al otro y es comprensible. Sin embargo, basta con recordar que se puede perdonar sin olvidar o sin entregar de nuevo nuestra confianza. Así el perdón no nos hace ingenuos ni más vulnerables, solo nos libra de una pesada carga que mantiene abierta la herida del daño causado.

A cada nueva exacción, a cada nueva crueldad, deberemos oponer un pequeño suplemento de amor y de bondad que hemos de conquistar en nosotros mismos”
-Etty Hillesum-
La bondad actúa como lección porque es gratificante, fomenta la solidaridad, beneficia la autoestima y abre la puerta al dolor y al aprendizaje. Un acto de bondad mira por el bien ajeno y por el propio. La maldad, en cambio, solo mira para sí misma y busca únicamente repercutir en sus intereses.

La bondad nace del corazón​

Una de las opiniones más comunes es que no nacemos ni buenos ni malos, sino que cultivamos la bondad o la maldad a medida que crecemos emocionalmente. Por esta razón podemos decir que la bondad nace del corazón y se alimenta de él. Si durante nuestra vida queremos progresar sin dañar a nadie, ¿cómo vamos a contestar con venganza al que solo busca hacer daño?



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Una respuesta a la altura de una mala acción no cambia nada, no arregla el daño y solo alivia momentáneamente. El rencor destruye, transforma y no recoge ningún fruto positivo en uno mismo. Es más, la otra persona seguirá viéndote caer a su misma velocidad; y, entonces, no solo habrás perdido todo sino que no ganarás nada.

“Pero tenía además un arte más grande, un arte que no se aprende:
el de la bondad”

-Úrsula K. Le Gin-
Tal y como afirmó M. Gandhi, sería beneficioso que fuéramos el cambio que queremos ver en el mundo. Desde aquellas situaciones mayores y más complicadas, difíciles de superar, hasta aquellas otras pequeñas. También podemos fijarnos en la ética de Kant que afirmaba que la virtud se encontraba en “hacer de nuestro obrar un obrar universal”.

No permitas la maldad a tu alrededor​

Estamos rodeados de odio, violencia y miedo por lo que es necesario educar en valores que contribuyan a un bienestar social e individual, valores que impidan una escalada de las actitudes censurables que nos rodean.

De hecho, quien lo ha experimentado ha descubierto que ya no sirve aquel “ojo por ojo” porque al final acabamos todos ciegos.


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No podemos permitir la maldad a nuestro alrededor, al igual que tampoco podemos castigar con ella.

La bondad practica con el ejemplo y no da paso a todos esos sentimientos que en última instancia envenenan. Su forma de canalizarlos es distinta: guarda en la memoria los acontecimientos y destierra a los sentimientos negativos.

Ante un mal gesto, responde con una buena acción. Y, si ha dolido tanto como para no saber cuál es el camino, date el tiempo suficiente para sanar. No para olvidar, pero sí para dirigir tus movimientos con racionalidad y no desde la ira o la cólera. En último caso y si no hay remedio, si no puedes hacer una labor pedagógica, aléjate sin hacer daño porque esa no es tu rúbrica.

“El mundo no está amenazado por las malas personas,
sino por aquellos que permiten la maldad”

-Albert Einstein
 
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4. Chocolate: los que sólo quieren helado de chocolate tienen una personalidad bastante especial, son difíciles y pelean por todo y con todos. No se dejan convencer de nada. Los varones fanáticos de este gusto tienen una personalidad fuerte. Las chicas que adoran el chocolate son las novias ideales porque saben mimar a sus seres queridos.

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Jajajaj.. a mi también me gusta el de chocolate, , es que yo tengo que tomar siempre algo de chocolate al dia de postre, helado o alguna otra cosa de chocolate.
Desde luego yo "peleona soy", lo de novia ideal, eso ya.... jajaj...lo de mimar yo ni de novia ni de casada, solo lo justito.
Yo soy chocolatera y no tengo nada de esa versión femenina .., que tendrán que ver que te guste el dulce con serlo
 
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