Mensaje de Navidad. Diciembre 24, 2020

No, yo no compro nada. Yo me remito a los hechos. Reconocidos hasta por Pablo Iglesias que menudo cabreo se cogio cuando se entero que lo habian negociado a sus espaldas.

Fue una decision consensuada por el Gobierno y Felipe VI. Felipe lo queria muy lejos de si. Y claro que sabia donde estaba su padre. En esa familia no se mueve un pelo sin que lo sepa Felipe.

Era Juan Carlos quien no queria irse, de hecho es quien quiere volver y su hijo no le deja. No tiene necesidad de huir de nada porque nunca va a ser procesado. Por los delitos que haya podido cometer antes de abdicar, no puede serlo. Por lo que haya podido hacer despues, porque ya ha pagado a Hacienda. Jamas va a haber un proceso judicial contra el. Si lo hubiera, el daño a la corona seria inmensamente mayor si estuviera "huido" que si estuviera aqui.

No. Juan Carlos nunca huyo de la justicia, eso es absurdo. Igual que nunca condenaron a Cristina cuando todos sabemos que era culpable, nunca habria un proceso contra Juan Carlos. A Juan Carlos lo mandaron lejos su hijo y el Gobierno porque "contaminaba" la corona, y habia que hacer pasar a Felipe por un ser de luz.

Igual que ahora han lanzado un globo sonda con la posible vuelta. A ver como reaccionabamos. Y volvera en los proximos meses.Con la aquiescencia del gobierno y de su hijo cuando consideren que es el momento politicamente correcto.

El resto de tu post, lo comparto plenamente.


No se puede decir mas claro,ha quitado al viejo lobo del medio,su sombra es tan alargada que no......y en este cuento que nos estan contando hasta el final lo tienen escrito
 
Seguramente no le dijeron directamente "tu, vete de aqui".

Seguramente padre e hijo se sentarian a hablarlo, y viendo que el gobierno esta tan unido a republicanos, independentistas y defensores de terroristas, no iban a dejar pasar la oportunidad para atacar (como asi ha sido) a Felipe por lo que hubiera hecho el padre.
No se pueden fiar de Sanchez, asi que lo mejor para Felipe, que es quien reina, era que se fuera.

Y asi JC tamien ha tenido tiempo de prepararse.

A parte, con su salud y viendo como esta llevando el gobierno la pandemia no es raro tambien que haya puesto tierra de por medio a un lugar menos afectado.
Siempre me produce estupor que en el hilo de la monarquía se tenga que atacar al gobierno para defender el comportamiento de la monarquía. Es como si no hubiera argumentos suficientes que se sostengan por si solos. Eso y la irrefrenable tendencia de algunos de sacar el tema que tanto les obsesiona hasta en el hilo de recetas de postres.
Es algo digno de estudio.
 
No hay valor en el Estado para hechar a la monarquia porque la consideran garante de la unidad del putrefacto Estado .
Espero que se aniquilen entre sí .Felipe no le puede ofender a su padre porque pone en riesgo su herencia , que no sabe si la va a necesitar , de manera que no dirá nada que no esté supervisado por el golfo , las Infantas sobre todo Cristina , calla a pesar de las ganas que le debe de tener a la cuñada .
Cuando muera el patrón , y hereden , se verán las caras ......y como toda familia de mafiosos, reñirán entre ellos .
Esto nos lo debe el cielo.
 
POSOS DE ANARQUÍA

Cobarde de mirada huidiza​

DAVID BOLLERO
25/12/2020El rey en el discurso de anoche. Casa de S.M. el Rey
En ninguna de las fotografías del discurso de Navidad de Felipe VI que publica la Casa Real el monarca mira a la cámara. Ninguna. Antes de escribir estas líneas he querido comprobar lo que sucedía el año pasado y, efectivamente, en 2019 sí lo hizo. Este año, con el mensaje hueco que nos regaló anoche el Borbón, fue incapaz de mirarnos a la cara, como el culpable que confiesa a medias, como el que no es sincero, como el cobarde.

Como anticipaba ayer, no podíamos esperar gran cosa de Felipe VI, que desde que inició su reinado lleva evidenciando aún más que en el pasado cuán innecesaria es la institución de la que come. Tres temas principales estaba obligado a tocar, a saber, la pandemia, la corrupción en su círculo íntimo y los golpistas fascistas asociados a las Fuerzas Armadas de las que él es el máximo superior. Tocó el sencillo, del que menos precisamos escuchar porque sus palabras no fueron más que réplicas de las que llevamos meses escuchando de boca de la clase política.


Con todo, incluso ahí mostró su cobardía, pidiendo al personal sanitario que "mantengan todo el ánimo y toda la fortaleza y que sigan cuidando de nuestra salud" mientras que instaba a "fortalecer el tejido empresarial y productivo, industrial y de servicios". No habría estado de más que también pidiera más recursos para una Sanidad Pública insuficientemente financiada que ha dejado a nuestros profesionales a los pies de los caballos... pero ni siquiera tuvo coraje para eso. No pisó un solo callo de quienes le sostienen en la Jefatura de Estado.

El cenit de su ausencia de coraje, convenientemente aderezado con cinismo e hipocresía, llegó al indicar:
"Ya en 2014, en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares.

Así lo he entendido siempre, en coherencia con mis convicciones, con la forma de entender mis responsabilidades como Jefe del Estado y con el espíritu renovador que inspira mi Reinado desde el primer día".


Esa es toda referencia a la corrupción probada -y la que resta por probar- del rey emérito, a cómo su mismo viaje de boda se financió con dinero de dudosa procedencia que, en coherencia con sus convicciones, tampoco se molestó en comprobar. Un despropósito.

En cuanto al auge fascista/golpista en el ejército, tomó el relevo del emérito, que nunca ha tenido problema en adaptarse a regímenes dictatoriales -como vemos, incluso, a día de hoy-, y miró para otro lado, siendo la única mención la que destacaba "la eficacia y entrega de nuestras Fuerzas Armadas".
Y si cobarde fue el monarca no lo son menos sus palmeros, como Pablo Casado, que habla de "mensaje impecable" o Santiago Abascal que, foto incluida de sus retoños 'uniformados', se quedó con la parte más ñoña del mensaje real. La incapacidad de esta políticos para entender que criticar la monarquía no implica necesariamente un ataque frontal es supina.

Esta mañana aún se escuchan palabras pesebreras que disculpan al Borbón, justificando el alarde de pusilanimidad y cinismo en que el margen de maniobra del rey es muy limitado. Afortunadamente, buena parte del pueblo español, ya sea monárquico o republicano, ha pasado de la indignación a la profunda decepción y estas disculpas torpes, impostadas y pegajosas ya no calan. Y el Borbón lo sabe... por eso ni es capaz de mirarnos a la cara.

 

Siete apuntes urgentes sobre un discurso (poco) real​

Jesús Maraña
jmarana@infolibre.es @jesusmarana
Publicada el 24/12/2020 a las 21:14Actualizada el 24/12/2020 a las 21:59
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Hace sólo unas horas advertía aquí José Miguel Contreras que el discurso real de esta Nochebuena habría que analizarlo bajo dos criterios: "Tan importante es lo que diga, como lo que no diga". Desde ese prisma (que uno comparte) merece poco reproche (aunque sí alguno) el grueso de lo que ha dicho Felipe VI en lo referido al asunto central de la pandemia, pero barrunto que va a cosechar una clara decepción su forma de despachar los temas que atañen directamente al monarca, a su padre y a la credibilidad de la institución que ambos representan.
Me explico, o al menos lo intento:



1.- Lo obligado, lo obvio y lo más fácil ha sido el eje de su discurso (ver aquí): empatizar con quienes más han sufrido y sufren el azote de la pandemia. Recordar a los fallecidos, solidarizarse con sus familias, con los enfermos y con millones de ciudadanos y familias que viven "la angustia del desempleo o la precariedad" es lo mínimo que podía esperarse del jefe del Estado. He echado de menos alguna referencia expresa a los mayores, a las residencias, a esa 'zona cero' de la pandemia (ver aquí) que muchos sentimos como mochila vergonzante por la que deberíamos pedir perdón y exigir responsabilidades sin descanso. (Ver aquí).

2.- Sólo un desalmado o un sectario podría no sentirse representado en las palabras de agradecimiento del monarca al personal sanitario y a los trabajadores de los servicios esenciales; a todas aquellas personas que se la han jugado por los demás en los momentos más difíciles con "los medios a su alcance", que desde luego no eran todos los que necesitaban, y que merecen "ser mejorados y reforzados". He echado de menos una reivindicación transversal del valor de lo común, de lo público, de cuidar y reforzar ese paraguas que nos saca de las situaciones más difíciles cuando los más privilegiados prefieren el 'sálvese quien pueda' que sólo salva a los de siempre (los mismos que no se cansan de exigir la socialización de las pérdidas sin renunciar nunca a sus beneficios).


3.- Ha acertado el rey a la hora de infundir esperanza, confianza y ánimo hacia el futuro: "Ni el virus ni la crisis económica nos van a doblegar". Superaremos esto "gracias a la ciencia y a la investigación", en forma de tratamientos y vacunas, si somos capaces mientras tanto de no olvidar la responsabilidad individual y de "no bajar la guardia". Nada que objetar, salvo el hecho mismo de que la ciencia y la investigación no habrían podido acelerar tanto sus descubrimientos sin la garantía pública (estatal y europea) de que entre todos asumimos los riesgos que cada laboratorio no asumiría por sí mismo en ese empeño prioritario.

4.- Empieza el discurso a alejarse de 'lo real' (con permiso de Belén Gopegui) cuando alude a "una sociedad que se ha sentido más unida que nunca en su lucha y resistencia frente a una situación tan adversa". Sería completamente cierto si se refiriera exclusivamente a la España de los balcones, a la del aplauso diario al personal de la sanidad y de los trabajos esenciales. Pero todos sabemos (y el rey debería reconocerlo también) que la mayor diferencia entre la gestión de la pandemia en España y en otros países ha sido precisamente la polarización extrema, el intento de algunas formaciones políticas concretas (PP y Vox fundamentalmente) de deslegitimar a un gobierno legítimo en mitad de la mayor crisis de salud pública conocida. Es obligación del jefe del Estado no entrar en disputas partidistas, pero las apelaciones genéricas a "la unidad" no bastan. Es irresponsable ignorar lo que apuntan estudios ya contrastados: la confrontación política resta eficacia a la lucha contra la pandemia (ver aquí).


5.- Se acerca más a la realidad Felipe VI (o quien redacta su discurso) cuando cita la "oportunidad histórica para progresar y avanzar" que nos facilita la Unión Europea. Y es quizás la mayor verdad de este relato institucional de Nochebuena que la UE "abre una nueva época para que España se una en un proyecto común para modernizar nuestra economía" y para "adaptar nuestras estructuras productivas a la nueva revolución industrial, tecnológica y medioambiental que vivimos". Así sea.

6.- Llegamos a los puntos clave de las expectativas despertadas y posiblemente defraudadas. Su defensa de la Constitución sigue cayendo en una interpretación excluyente ("nos garantiza nuestro modo de entender la vida...", como si no cupiera en ella más de uno). Y sólo alude a las Fuerzas Armadas para resaltar su ejemplo (indiscutible) de "eficacia y entrega" y su "vocación de servicio y su plena sintonía con nuestra sociedad". Clamorosa oportunidad perdida de aclarar a militares retirados que expresan en chats colectivos sus ensueños de fusilar a "26 millones de hijos de put*" (ver aquí), y que a la vez escriben cartas públicas contra el gobierno legítimo disfrazados de "constitucionalistas", que la Corona no permitirá ser manipulada por nostálgicos golpistas ni por formaciones políticas extremistas que la utilizan en sus delirios antidemocráticos. Ha callado Felipe VI, y con ello pierde la ocasión de representar a la democracia por delante de la monarquía.

7.- Finalmente el rey aborda (es un suponer) el 'elefante en la habitación', ese asunto que todo el mundo sabe que está presente aunque nadie lo mencione. Y lo que hace para no citar explícitamente al emérito (cosa comprensible porque es a la vez su padre) es simplemente recordar su propio discurso de entronización ante las Cortes Generales: "...Los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares". A veces uno piensa que seguimos condicionados por elipsis más propias de regímenes autoritarios que de democracias modernas. ¿En serio consideran suficiente aludir a "principios morales y éticos" para hacer convincente que vivimos un "cambio de época" que no admite "excepciones"? Establecer un nexo entre este discurso de Nochebuena y el de coronación de 2014, en el que Felipe VI estableció un compromiso firme con la transparencia y la ejemplaridad, pierde cualquier crédito posible al obviar el comunicado del 15 de marzo pasado, en el que la propia Casa del Rey señalaba la existencia de fundaciones opacas en las que el emérito ocultaba un dineral al fisco (ver aquí). Si Felipe VI renunció públicamente a una herencia contaminada aunque jurídicamente eso no sea posible mientras su padre viva, cuesta entender por qué en las actuales circunstancias no ha dado el rey pasos más convincentes y acordes con ese "espíritu renovador" que pretende identificar con su reinado. Podría haber anunciado esta Nochebuena su disposición a renunciar a la "inviolabilidad" constitucional o a someterse a los baremos de control y transparencia que marque una Ley de la Corona pendiente desde hace más de cuarenta años. No lo ha hecho. Él y sus asesores sabrán por qué.

Es probable que este discurso de Nochebuena marque récords de audiencia, y ya sabemos que el éxito o el fracaso de cualquier discurso depende en buena parte de las expectativas creadas. No basta con cambiar las fotos familiares de la repisa o con limitar a dos únicos y sobrios planos la realización televisiva para que el elefante desaparezca del escenario. Sostenía Unamuno que "a veces el silencio es la peor mentira". Dibujar el inicio de una "nueva época" exige además romper con los silencios y elipsis que infantilizan a esa sociedad adulta a la que uno dice servir.

P.D. "No será difícil que el año 2021 mejore a este 2020". Coincidiremos en esto con Felipe VI republicanos y monárquicos, mayores y jóvenes, izquierdas y derechas. Feliz nuevo año, con más concordia y menos ruido. ¡Salud!

 
Siempre me produce estupor que en el hilo de la monarquía se tenga que atacar al gobierno para defender el comportamiento de la monarquía. Es como si no hubiera argumentos suficientes que se sostengan por si solos. Eso y la irrefrenable tendencia de algunos de sacar el tema que tanto les obsesiona hasta en el hilo de recetas de postres.
Es algo digno de estudio.
Es que la monarquia es un tema politico.
 

Porqué no menciona a su padre??? acaso ha fallecido JC??? y no se debe hablar mal de los muertos????
Porqué nadie ha sacado una foto de JC en Emiratos Árabes, acaso no esta allí???

1608901130646.pngQue quieren demostrar con esta foto de Elena? que nos creamos que está visitando a su padre ???
Yo con esta familia soy como Santo Tomas de Aquino que dijo" si no lo veo no lo creo"
 

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