Disculpa Llita pero te equivocas.
Las sentencias las dictan los jueces y las ejecutan los jueces. Nunca, ni entonces ni ahora, las ejecuta el Jefe de Estado. Otra cosa es que la justicia se administre en nombre del mismo, y asi consta en el encabezamiento de las sentencias, pero eso no significa que las firme. JAMAS ni Franco ni el Rey firman una sentencia.
Por tanto las sentencias de muerte las firmaban los jueces que las imponian y su ejecucion tambien y asi venia y viene recogido en la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Lo unico que hacia Franco era firmar las conmutaciones de pena que era precisamente, evitar las ejecuciones en determinados casos.
Si las peticiones de clemencia se dirigian a Franco era para que concediera esas conmutaciones precisamente, que los abogados de los condenados siempre solicitaban. No por que Franco fuera el responsable de las ejecuciones, que te repito, eran competencia exclusiva de los jueces. Asi lo recogia y lo recoge aun expresamente la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Como verás no soy letrada, pero me guio por una cierta filosofía y sentido común que siguiendo unos hechos determinados el final puede ser de una u otra manera, dependiendo de una voluntad suprema y posterior que puede variarlos.
Pues mi manera de ver de que el firmante rechaza el hacerlo, supone, y así es, que en su mano está la conmutación de la pena puesto que, dentro de la legalidad, se niega a ratificar dicha sentencia. Siendo así él fue último responsable para llevar la sentencia a su cumplimiento o dictaminar la conmutación de la pena, lo que se le pidió desde muchos paises. Lo tuvo en su mano, entonces, tras los actos de jueces y demás, ¿puede negarse que él tuvo la última palabra? A eso me refiero y diga lo que diga la Ley que mencionas mi criterio personal no puede desligar la ratificación de su negativa siendo esta última la que impediría la ejecución de los condenados. Por tanto se ve muy claro sin necesidad de conocimientos especiales que su voluntad fue la de que estas personas no viviesen, eligió el camino de la muerte cuando, para más inri, él estaba ya al borde de ese abismo. Me es imposible soslayarlo puesto que se ve con una claridad meridiana.
No creo necesario insistir en que no soy letrada, se ve bien claro, pero no puedo desechar mi propio entendimiento acerca de los actos a que una ley pueda referirse lo que me lleva a analizarla sin demasiado esfuerzo por cuando, es el caso, la interpretación de ésta no requiere de ningún conocimiento especial. Tu sabes que hay leyes injustas, ésta no entra en ese baremo por cuanto su consecuencia es clarísima, una negativa emitida por quien está legalizado para pronunciarla y que no se produce por voluntad de quien puede ejercerla con los efectos consiguientes.
Creo que lo razono debidamente lo que, por otra parte, considero muy fácil.
Saludos Martini Soul