El trágico final de Camelia, una bebé abandonada por su madre durante más de un mes hasta su muerte

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Se llamaba Camelia y solo tenía año y medio cuando murió. Su madre la dejó sola más de un mes, encerrada, a oscuras, con un biberón y unas galletas, en un pequeño piso de alquiler de la calle Viento, según relata la Fiscalía de Málaga, que pide para la progenitora una condena de 21 años de cárcel por los presuntos delitos de asesinato y abandono.

La acusada se quedó encinta en su país natal, Marruecos, con apenas 18 años. Su madre y sus hermanos, ambos en una «posición económica desahogada» como para financiar la estancia, acordaron que la joven se trasladara a Málaga en marzo de 2017. Con ello pretendían ocultar el embarazo al padre de la procesada, al que justificaron el viaje por la conveniencia de que ella continuara sus estudios en España.


Se instaló en el núcleo poblacional de Torre del Mar y el 4 de mayo de 2017 dio a luz en el Hospital Comarcal de la Axarquía acompañada por su hermana, que entonces vivía en Vélez. Unos días después, la joven fue agredida por el hombre con quien había mantenido una relación sentimental y que también golpeó a la hermana. Ellas avisaron a la policía y el juez dictó una orden de alejamiento respecto a ambas y a la pequeña.




A partir de ese momento, la joven se instaló con su hermana y su cuñado, quienes, aunque tenían su residencia habitual en Marruecos, venían a Málaga a visitarla. Durante esos meses mantuvo el contacto con su familia por teléfono y redes sociales. También disfrutó de un servicio de guardería gratuito en Torre del Mar, lo que, a priori, le permitiría seguir estudiando y preparar el examen de Selectividad.

La Fiscalía destaca en su escrito acusatorio que la procesada, pese a que tenía a su hija en la guardería y también a cargo de una amiga que ejerció muchas veces de cuidadora de la bebé, acudió a clase en «muy contadas ocasiones», por lo que, al final, la dieron de baja en la academia donde estaba matriculada.

Al terminar el curso escolar 2017/2018, la joven decidió irse a vivir a la capital y se instaló en un pequeño piso de la calle Viento, en la zona de La Goleta. Su cuñado se encargó de firmar el contrato de arrendamiento, que ella pagaba con el dinero que le enviaba su familia, siempre según el escrito de la Fiscalía, al que ha tenido acceso SUR.

En la guardería de Torre del Mar le proporcionaron la documentación para que, una vez en Málaga, pudiera gestionar el cambio de plaza para seguir disfrutando del servicio de forma gratuita. Sin embargo, la chica no realizó trámite alguno, por lo que en septiembre de 2018 perdió la plaza y, por tanto, se quedó sin guardería en la capital.

En agosto, la joven comenzó a trabajar en una discoteca del Centro como relaciones públicas y camarera, empezando su turno a partir de la dos de la madrugada. Dice el fiscal que supuestamente cada noche dejaba sola en el piso a su bebé, que en ese momento tenía 15 meses y aún no era capaz de caminar sin ayuda. Tan solo gateaba.

Cuando terminaba su jornada laboral, sobre las seis de la mañana, la procesada «no regresaba a su piso, sino que se dirigía a descansar a la vivienda de una amiga, en la zona de Las Chapas«, sostiene el representante del Ministerio Público. Si su grupo le preguntaban por qué no iba a su casa, argumentaba que no quería despertar a la bebé.

Según el relato acusatorio, la joven no volvía a su domicilio hasta las 14.00. «Durante ese periodo -12 horas- y de forma prácticamente diaria, su hija permanecía sola en la casa, desprovista de la necesaria atención afectiva y de los cuidados físicos (bebida, alimentación y aseo) precisos para un bebé de su edad«, cuenta el fiscal.

Todo fue a peor. Desde mediados de septiembre, la joven empezó a quedarse a dormir en la casa de otro amigo, de forma que, presuntamente, dejaba a la niña sola por la noche y hasta la tarde siguiente, cuando regresaba al piso para darle de comer. Al caer el sol, «volvía a salir para reanudar su vida social, dejándola de nuevo sola».

Varios vecinos del edificio declararon a la policía que escuchaban con frecuencia el llanto «inconsolable y continuo» de la bebé. El fiscal destaca que permanecía durante horas en un entorno «insalubre de suciedad y desorden, con prendas de ropa y restos de envases vacíos de alimentos y bebidas desperdigados por el suelo y el mobiliario», añade. Y que dejaba de llorar y acababa callándose por «agotamiento».

El escrito de acusación resalta que esta situación se mantuvo «incluso después de haber terminado la relación laboral con la discoteca», ya que la joven mantuvo una «intensa vida nocturna». Salía de forma habitual con su novio en aquel momento, al que conoció como compañero de trabajo en la sala de fiesta, y también con un amigo. A ambos les contaba «de forma mendaz», según el fiscal, que la bebé se quedaba a cargo de una cuidadora. Nunca les mostró a la niña, ni les dio la dirección exacta de su apartamento.

En el mes de octubre -la investigación no ha podido determinar el día exacto- la acusada abandonó definitivamente el apartamento y dejó encerrada a su hija en el dormitorio, sobre la cama, con la puerta de la habitación cerrada y la ventana con la persiana bajada, a oscuras y con tan solo un biberón y unas galletas.



«Un día la dejé encerrada en la habitación, con un biberón y galletas, y ya no volví más a la casa».


Para el fiscal, la joven era «consciente de que, de forma ineludible, se iba a producir el resultado de la muerte del bebé si, como madre y única responsable de su cuidado, dejaba de prestarle la atención indispensable para su subsistencia». Dejó la puerta cerrada con la llave que solo ella tenía y se fue, «sin regresar nunca más al domicilio en vida de su hija». Camelia tenía solo 17 meses.

La acusada, recalca el representante del Ministerio Público, no informó ni a sus amigos, ni a su novio, ni a su familia ni a institución o entidad alguna del paradero real de la bebé, ni tampoco de que la había dejado sin agua y alimento, lo que le iba a ocasionar «ineludiblemente la muerte». Cuando sus amistades le preguntaban por su hija, ella les decía que la había dejado al cuidado de otra persona.

Mientras tanto, dice el fiscal, continuó con su «intensa vida social nocturna», llegando incluso a celebrar una fiesta con sus amigos por su 20 cumpleaños, el 27 de noviembre de 2018. El día 30 de ese mismo mes, los hermanos de la joven viajaron a Málaga para verla, ya que no lograban contactar con ella desde septiembre.

Los familiares consiguieron concertar una cita con la acusada por medio de un amigo. Al encontrarse, le preguntaron por la bebé y ella respondió que la había dejado con una mujer en Nerja y que hacía cuatro días que no la veía. Sin embargo, cuando le insistieron, reconoció que la había dejado sola en el apartamento hacía un mes. Tras confesar, se dio a la fuga a la carrera sin que sus hermanos pudieran impedírselo.

La familia de la acusada contactó con la Policía Local y contó lo ocurrido. Una patrulla se desplazó a la vivienda en compañía del cuñado de la joven. Los vecinos les confirmaron que no había movimiento ni ruidos en el piso desde hacía un mes. Ante la posibilidad de que la pequeña pudiera estar en peligro, forzaron la puerta.

En el interior del dormitorio localizaron el cadáver de la bebé. Había restos de galletas por el suelo y un biberón vacío. En la manta de la cama, tras la inspección ocular, se localizaron trazas de cocaína y paracetamol. La autopsia determinó que la pequeña llevaba entre 26 y 30 días muerta. La causa del fallecimiento, según los forenses, fue el abandono y la falta de alimento, agua y cuidados, que le ocasionaron «sufrimiento físico y moral» al encontrarse por completo desamparada, resalta el fiscal.

Entre tanto, la joven se dirigió a un hostal donde trabajaba una amiga y le contó a ella y al resto de su grupo que había discutido con su hermana y que ésta iba a llamar a la policía, por lo que debía irse a Marruecos, y les pidió que no les cogieran al teléfono a sus hermanos porque, de lo contrario, iría presa. Les confesó que había dejado a la niña un mes encerrada y que estaba muerta. Después pidió a su novio que la recogiera y la llevara a su domicilio. También a él le reconoció que la bebé había fallecido.



Tiene una personalidad «inmadura, caracterizada por un destacado egocentrismo», según el fiscal


Para entonces, los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional ya estaban haciendo gestiones para localizarla. El 1 de diciembre, contactaron por teléfono con la pareja de la chica, quien les dijo que estaba en su casa. Allí la detuvieron. Estaba escondida debajo de una manta.

Ya en comisaría, cuando estaba a punto de ingresar en el calabozo, la joven manifestó sollozando ante los inspectores de Homicidios que llevaban el caso: «Un día del mes 10, la dejé encerrada en la habitación, con un biberón y galletas, y ya no volví más a la casa».

El fiscal concluye que la joven no presenta patología psiquiátrica alguna que afecte a su imputabilidad. Considera que tiene una personalidad «inmadura, caracterizada por un destacado egocentrismo» y dificultad para renunciar a sus propias satisfacciones, además de un «significativo grado de impulsividad», lo que se corresponde, a su juicio, con la figura del «delincuente por conflicto». En criminología, son aquellos que delinquen con más facilidad ante una situación de estrés determinada.

Tras este estremecedor relato acusatorio, el fiscal solicita que la joven sea condenada a 20 años de prisión por un delito de asesinato en comisión por omisión al apreciar la circunstancia de alevosía en su modalidad de desvalimiento de víctimas menores de corta edad, y añade un año más de cárcel a su petición por un delito de abandono temporal de la niña.

La joven, que lleva en prisión provisional por esta causa desde el 3 de diciembre de 2018, se sentará a partir del día 16 de noviembre en el banquillo de los acusados para responder de estos hechos, que serán enjuiciados por el procedimiento del Tribunal de Jurado. Los abuelos y tíos maternos de la bebé no reclaman nada ni penal ni civilmente.
 


Se llamaba Camelia y solo tenía año y medio cuando murió. Su madre la dejó sola más de un mes, encerrada, a oscuras, con un biberón y unas galletas, en un pequeño piso de alquiler de la calle Viento, según relata la Fiscalía de Málaga, que pide para la progenitora una condena de 21 años de cárcel por los presuntos delitos de asesinato y abandono.

La acusada se quedó encinta en su país natal, Marruecos, con apenas 18 años. Su madre y sus hermanos, ambos en una «posición económica desahogada» como para financiar la estancia, acordaron que la joven se trasladara a Málaga en marzo de 2017. Con ello pretendían ocultar el embarazo al padre de la procesada, al que justificaron el viaje por la conveniencia de que ella continuara sus estudios en España.


Se instaló en el núcleo poblacional de Torre del Mar y el 4 de mayo de 2017 dio a luz en el Hospital Comarcal de la Axarquía acompañada por su hermana, que entonces vivía en Vélez. Unos días después, la joven fue agredida por el hombre con quien había mantenido una relación sentimental y que también golpeó a la hermana. Ellas avisaron a la policía y el juez dictó una orden de alejamiento respecto a ambas y a la pequeña.




A partir de ese momento, la joven se instaló con su hermana y su cuñado, quienes, aunque tenían su residencia habitual en Marruecos, venían a Málaga a visitarla. Durante esos meses mantuvo el contacto con su familia por teléfono y redes sociales. También disfrutó de un servicio de guardería gratuito en Torre del Mar, lo que, a priori, le permitiría seguir estudiando y preparar el examen de Selectividad.

La Fiscalía destaca en su escrito acusatorio que la procesada, pese a que tenía a su hija en la guardería y también a cargo de una amiga que ejerció muchas veces de cuidadora de la bebé, acudió a clase en «muy contadas ocasiones», por lo que, al final, la dieron de baja en la academia donde estaba matriculada.

Al terminar el curso escolar 2017/2018, la joven decidió irse a vivir a la capital y se instaló en un pequeño piso de la calle Viento, en la zona de La Goleta. Su cuñado se encargó de firmar el contrato de arrendamiento, que ella pagaba con el dinero que le enviaba su familia, siempre según el escrito de la Fiscalía, al que ha tenido acceso SUR.

En la guardería de Torre del Mar le proporcionaron la documentación para que, una vez en Málaga, pudiera gestionar el cambio de plaza para seguir disfrutando del servicio de forma gratuita. Sin embargo, la chica no realizó trámite alguno, por lo que en septiembre de 2018 perdió la plaza y, por tanto, se quedó sin guardería en la capital.

En agosto, la joven comenzó a trabajar en una discoteca del Centro como relaciones públicas y camarera, empezando su turno a partir de la dos de la madrugada. Dice el fiscal que supuestamente cada noche dejaba sola en el piso a su bebé, que en ese momento tenía 15 meses y aún no era capaz de caminar sin ayuda. Tan solo gateaba.

Cuando terminaba su jornada laboral, sobre las seis de la mañana, la procesada «no regresaba a su piso, sino que se dirigía a descansar a la vivienda de una amiga, en la zona de Las Chapas«, sostiene el representante del Ministerio Público. Si su grupo le preguntaban por qué no iba a su casa, argumentaba que no quería despertar a la bebé.

Según el relato acusatorio, la joven no volvía a su domicilio hasta las 14.00. «Durante ese periodo -12 horas- y de forma prácticamente diaria, su hija permanecía sola en la casa, desprovista de la necesaria atención afectiva y de los cuidados físicos (bebida, alimentación y aseo) precisos para un bebé de su edad«, cuenta el fiscal.

Todo fue a peor. Desde mediados de septiembre, la joven empezó a quedarse a dormir en la casa de otro amigo, de forma que, presuntamente, dejaba a la niña sola por la noche y hasta la tarde siguiente, cuando regresaba al piso para darle de comer. Al caer el sol, «volvía a salir para reanudar su vida social, dejándola de nuevo sola».

Varios vecinos del edificio declararon a la policía que escuchaban con frecuencia el llanto «inconsolable y continuo» de la bebé. El fiscal destaca que permanecía durante horas en un entorno «insalubre de suciedad y desorden, con prendas de ropa y restos de envases vacíos de alimentos y bebidas desperdigados por el suelo y el mobiliario», añade. Y que dejaba de llorar y acababa callándose por «agotamiento».

El escrito de acusación resalta que esta situación se mantuvo «incluso después de haber terminado la relación laboral con la discoteca», ya que la joven mantuvo una «intensa vida nocturna». Salía de forma habitual con su novio en aquel momento, al que conoció como compañero de trabajo en la sala de fiesta, y también con un amigo. A ambos les contaba «de forma mendaz», según el fiscal, que la bebé se quedaba a cargo de una cuidadora. Nunca les mostró a la niña, ni les dio la dirección exacta de su apartamento.

En el mes de octubre -la investigación no ha podido determinar el día exacto- la acusada abandonó definitivamente el apartamento y dejó encerrada a su hija en el dormitorio, sobre la cama, con la puerta de la habitación cerrada y la ventana con la persiana bajada, a oscuras y con tan solo un biberón y unas galletas.



«Un día la dejé encerrada en la habitación, con un biberón y galletas, y ya no volví más a la casa».


Para el fiscal, la joven era «consciente de que, de forma ineludible, se iba a producir el resultado de la muerte del bebé si, como madre y única responsable de su cuidado, dejaba de prestarle la atención indispensable para su subsistencia». Dejó la puerta cerrada con la llave que solo ella tenía y se fue, «sin regresar nunca más al domicilio en vida de su hija». Camelia tenía solo 17 meses.

La acusada, recalca el representante del Ministerio Público, no informó ni a sus amigos, ni a su novio, ni a su familia ni a institución o entidad alguna del paradero real de la bebé, ni tampoco de que la había dejado sin agua y alimento, lo que le iba a ocasionar «ineludiblemente la muerte». Cuando sus amistades le preguntaban por su hija, ella les decía que la había dejado al cuidado de otra persona.

Mientras tanto, dice el fiscal, continuó con su «intensa vida social nocturna», llegando incluso a celebrar una fiesta con sus amigos por su 20 cumpleaños, el 27 de noviembre de 2018. El día 30 de ese mismo mes, los hermanos de la joven viajaron a Málaga para verla, ya que no lograban contactar con ella desde septiembre.

Los familiares consiguieron concertar una cita con la acusada por medio de un amigo. Al encontrarse, le preguntaron por la bebé y ella respondió que la había dejado con una mujer en Nerja y que hacía cuatro días que no la veía. Sin embargo, cuando le insistieron, reconoció que la había dejado sola en el apartamento hacía un mes. Tras confesar, se dio a la fuga a la carrera sin que sus hermanos pudieran impedírselo.

La familia de la acusada contactó con la Policía Local y contó lo ocurrido. Una patrulla se desplazó a la vivienda en compañía del cuñado de la joven. Los vecinos les confirmaron que no había movimiento ni ruidos en el piso desde hacía un mes. Ante la posibilidad de que la pequeña pudiera estar en peligro, forzaron la puerta.

En el interior del dormitorio localizaron el cadáver de la bebé. Había restos de galletas por el suelo y un biberón vacío. En la manta de la cama, tras la inspección ocular, se localizaron trazas de cocaína y paracetamol. La autopsia determinó que la pequeña llevaba entre 26 y 30 días muerta. La causa del fallecimiento, según los forenses, fue el abandono y la falta de alimento, agua y cuidados, que le ocasionaron «sufrimiento físico y moral» al encontrarse por completo desamparada, resalta el fiscal.

Entre tanto, la joven se dirigió a un hostal donde trabajaba una amiga y le contó a ella y al resto de su grupo que había discutido con su hermana y que ésta iba a llamar a la policía, por lo que debía irse a Marruecos, y les pidió que no les cogieran al teléfono a sus hermanos porque, de lo contrario, iría presa. Les confesó que había dejado a la niña un mes encerrada y que estaba muerta. Después pidió a su novio que la recogiera y la llevara a su domicilio. También a él le reconoció que la bebé había fallecido.



Tiene una personalidad «inmadura, caracterizada por un destacado egocentrismo», según el fiscal


Para entonces, los agentes del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional ya estaban haciendo gestiones para localizarla. El 1 de diciembre, contactaron por teléfono con la pareja de la chica, quien les dijo que estaba en su casa. Allí la detuvieron. Estaba escondida debajo de una manta.

Ya en comisaría, cuando estaba a punto de ingresar en el calabozo, la joven manifestó sollozando ante los inspectores de Homicidios que llevaban el caso: «Un día del mes 10, la dejé encerrada en la habitación, con un biberón y galletas, y ya no volví más a la casa».

El fiscal concluye que la joven no presenta patología psiquiátrica alguna que afecte a su imputabilidad. Considera que tiene una personalidad «inmadura, caracterizada por un destacado egocentrismo» y dificultad para renunciar a sus propias satisfacciones, además de un «significativo grado de impulsividad», lo que se corresponde, a su juicio, con la figura del «delincuente por conflicto». En criminología, son aquellos que delinquen con más facilidad ante una situación de estrés determinada.

Tras este estremecedor relato acusatorio, el fiscal solicita que la joven sea condenada a 20 años de prisión por un delito de asesinato en comisión por omisión al apreciar la circunstancia de alevosía en su modalidad de desvalimiento de víctimas menores de corta edad, y añade un año más de cárcel a su petición por un delito de abandono temporal de la niña.

La joven, que lleva en prisión provisional por esta causa desde el 3 de diciembre de 2018, se sentará a partir del día 16 de noviembre en el banquillo de los acusados para responder de estos hechos, que serán enjuiciados por el procedimiento del Tribunal de Jurado. Los abuelos y tíos maternos de la bebé no reclaman nada ni penal ni civilmente.
Mira que me la dejan a la muy asquerosa ahora y le saco la lengua por la garganta...
 
e que la hiostoria es de espanto

era de familai con dinero

su familia no parecia para nada una familia marroqui cerrada, si bien ocultaron la niña al padre los hermanos la ayudaron

la chica era mantenida por su padre y dejo los estudios por desidia

tenia derecho a una guardería pero paso de tramitarla

la dejo sola un mes a sabienda que moriria

¿servicios sociales? ¿eins? estlo sucedio en el 2018 y la niña se quedaba sola horas y horas

historia terrorifica, nadie ni instituciona laguna hizo anda por esa pobre criatura
 
A esta encerrarle a pan y agua (medida) para que sufra lo mismo que sufrió la pobre criatura.
Hay gente que definitivamente nace mala, esta elementa es prueba de ello.
Y no digo más, porque termino en la Audiencia Nacional si expreso lo que me gustaría hacerle a esta malnacida.
 
Terrible...
21 años? Deberían pedir PPR, mató a la pobre criatura lentamente sin darle ninguna oportunidad.
Es un crimen cruel y totalmente premeditado, espero que en la cárcel le apliquen la justicia que merece...
 
Me pongo enferma.La mandaba cruzar a nado hasta Marruecos y a cumplir la condena en una cárcel de su país.Hay que ser hija de la gran put*,con todas las letras.Ojalá sufra cada día de su vida.Tampoco se entiende como si la nena lloraba nadie alertó a la policía.Al menos en el artículo no se recoge.
Estas noticias son horribles.No hay derecho.
 
Para mi es asesinato premeditado. Es decir, sabía perfectamente que la niña no sobreviviría. Sabia que estaba muerta . Además está el agravante por parentesco y alevosía por el sufrimiento de la niña. 21 años parece poco
 
Cada uno tiene sus circunstancias, claro está, pero si unos hermanos/madre me dejan en otro pais con 18 años a una niña recién parida lo normal es que llamen a diario, entiendo que si no es a diario algo semanal, un seguimiento mínimo de la gestión que esté haciendo la chica, porque aún siendo mayor de edad es joven. Habiendo tecnología no se como nadie le pedía fotos de la niña en un mes. Y todo el círculo igual.
 
Cada uno tiene sus circunstancias, claro está, pero si unos hermanos/madre me dejan en otro pais con 18 años a una niña recién parida lo normal es que llamen a diario, entiendo que si no es a diario algo semanal, un seguimiento mínimo de la gestión que esté haciendo la chica, porque aún siendo mayor de edad es joven. Habiendo tecnología no se como nadie le pedía fotos de la niña en un mes. Y todo el círculo igual.
El padre puede que ni supiera. Los hermanos pues en Marruecos muchas chicas son madres a esa edad . Es decir aquí lo vemos raro pero allí es mucho más normal. Pensarían que todo iba bien y que maduraría..un mes si civisbca cierta distancia es normal. Y como he dicho ya sociedad marroquí es diferente. Las madres son muy jóvenes pero muy maternales por regla general.

La pregunta es cómo se deja una niña días sola y los vecinos no notan nada? Es decir la niña lloraba y lloraba ¿Servicios sociales no noto más? Chica sola y de otro país , que pasa de la guardería ..
 
Me resulta tan difícil solo leer la noticia...
Pobrecita niña. Hay tanta gente que hubiera estado deseando poder darle amor, cuidados y protección a esa bebé. Qué mala suerte del destino que tuviera que nacer en ese lugar, con esa madre y en ese momento. Me da una pena inmensa los casos de niños. Pero si, además, los culpables son las personas que deben protegerles y cuidarles, aún me impactan más.
Qué miserable, mezquina y cruel.
 
Cada uno tiene sus circunstancias, claro está, pero si unos hermanos/madre me dejan en otro pais con 18 años a una niña recién parida lo normal es que llamen a diario, entiendo que si no es a diario algo semanal, un seguimiento mínimo de la gestión que esté haciendo la chica, porque aún siendo mayor de edad es joven. Habiendo tecnología no se como nadie le pedía fotos de la niña en un mes. Y todo el círculo igual.
El dicho ese de.. Entre todos la mataron y ella sola se murió.

Los vecinos.. Oyen a una niña a diario llorar durantes horas y ni un solo día llamaron a la policía????
Los padres de la madre... El padre no sabía pero si su madre.. No le pides una foto de tu nieta? Cuando llamas a tu hija no esperar oir de fondo a tu nieta?
Los hermanos igual que la madre por q ellos si sabían..
Asuntos Sociales??? Hola? Parece que casi siempre llegan tarde.

Cuantas personas en el mundo queriendo tener un bebé entre sus brazos.. Cuidarle... Amarle.. Darle hasta lo que no se tiene...
Y ver esto... Te remueve las entrañas..
 
Cada uno tiene sus circunstancias, claro está, pero si unos hermanos/madre me dejan en otro pais con 18 años a una niña recién parida lo normal es que llamen a diario, entiendo que si no es a diario algo semanal, un seguimiento mínimo de la gestión que esté haciendo la chica, porque aún siendo mayor de edad es joven. Habiendo tecnología no se como nadie le pedía fotos de la niña en un mes. Y todo el círculo igual.
Si la familia otros asquerosos, vamos la niña con 18 años follaba como una de 30 años, y al papá se lo ocultan, y manda a la mierda a España, vamos que tenían que estar todos 3 meses sin comer ni salir, ni agua, y si viven después de esos 3 meses a la cárcel de por vida
 

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