Casado promete acabar con la Ley de Memoria Histórica

Estaba reflexionando sobre lo cíclica que es la historia..y como a veces el pasado puede ser tan actual.me explico. ?
Tribunal del santo oficio 1478..no voy a entrar en las brutalidades..mi reflexión es puramente política. Fue una creación francesa (aunque prefieren olvidarlo y cedernos la exclusiva ,claro ????
Se creó por los REYES CATOLICOS para MANTENER LA ORTODOXIA CATOLICA en el reino.
Se plasmaba un PROYECTO POLITICO NUEVO. creación netamente española (los.franceses han hecho londe prohibir la negación del holocausto,pero nada mas)
el ESTADO.PLURICONFESIONAL HEREDADO de la edad media no resistía el proyecto politico de CREAR UN ESTADO FUERTE que utiliza la RELIGION COMO ELEMENTO.DE COHEXION NACIONAL.
TRIBUNAL de la MEMORIA DEMOCRATICA 2020una creacion netamente española (los franceses ha hecho lo de prohibir el creacionismo dem holocausto,pero no han ido más allá)

Se creó por el GOBIERNO formado y sostenido por las fuerzas de ultraizquierda y separatistas para mantener la ORTODOXIA del relato de la izquierda en el reino (aún es reino?
Se plasma un PROYECTO POLITICO NUEVO
El ESTADO CONFESIONAL heredado del franquismo se resistía almproyecto de crear UN ESTADO DEBIL Y ATOMIZADO que utiliza la IDEOLOGIA (la nueva religionopio del pueblo) como elemento de DESTRUCCION NACIONAL...y perpetuación politoca personal del nuevo lider?
Elucubraciones ?
 
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Los asesinos del 78

Los asesinos del 78
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La Transición era un cóctel explosivo que podía haber acabado como el rosario de la aurora. La izquierda tenía ganas de revancha tras 40 años de dictadura en los que buena parte de ella tuvo que coger ese terrible camino del exilio que supone dejar atrás recuerdos, posesiones, familiares y amigos del alma. La derecha se debatía entre quienes exigían mantener el status quo de la dictadura y esa inmensa mayoría que quería para España una democracia liberal como la que disfrutaban nuestros vecinos del norte, la antaño fascista Italia, la en su día nazi Alemania, los Estados Unidos, Japón e incluso algún país sudamericano.
Afortunadamente para todos, a las pruebas de estos 40 años me remito, ganaron los que observaban con un mix de envidia y admiración a esos países europeos en los que gobernaban los que le daba la gana a la mayoría y no los que imponía una minoría. La Transición se cimentó en una filosofía tan fácil de entender, de aceptar y de aplaudir como casi imposible de implementar: las renuncias mutuas. Pero el milagro fue posible. La Ley de Amnistía de 1977, que excarceló a presos políticos y comunes, fue el primer paso. Este gesto de Juan Carlos I, cuya descomunal visión política ha quedado difuminada por su elefantiásica corrupción, permitió que la oposición liderada por el PSOE de Felipe González y el PCE de Santiago Carrillo concluyeran que la cosa iba en serio y embridasen a unas bases que se lanzaban a la calle para montar el pitote cada dos por tres.
La legalización del PCE en la Semana Santa de 1977 por parte de ese gigante que es Memoria Democrática de verdad, Adolfo Suárez, fue el auto de fe refinitivo que garantizó el éxito de un tránsito de la oscuridad a la luz hasta entonces puesto en almoneda por el permanente ruido de sables. Aquél no fue precisamente un movimiento fácil sino enormemente arriesgado. Santiago Carrillo era ni más ni menos que el ogro de la derecha sociológica española, por sus crímenes en Paracuellos, donde ordenó fusilar a 6.000 personas, entre ellas unos cuantos niños.


Unos y otros, otros y unos, entendieron que la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista, la misma que hubiera habido pero de signo contrario de ganar los comunistas y unos socialistas echados al monte, era el episodio más terrible de nuestra historia. Tenían tan clara esta circunstancia como que apelar a los demonios del pasado constituía un riesgo de consecuencias impredecibles, amén de una torpeza desde el punto de vista pragmático. Las renuncias mutuas culminaron en ese Pacto del 78, sintetizado en esa Constitución que nos ha regalado el periodo más longevo de paz, estabilidad y prosperidad de una historia que no es precisamente para presumir. Hasta ese Pacto del 78 España fue un caos permanente, en el que todos los reyes acababan en el exilio y en el que inevitablemente terminábamos a garrotazos haciendo buena la escena del cuadro del genial sordo de Fuendetodos.
Fue el tan simpático como frívolo José Luis Rodríguez Zapatero el que destrozó ese Pacto de la Transición que nos permitió pasar de ser una nación ejemplo de todo lo que no hay que ser a convertirnos en objeto de admiración en las grandes facultades de Politología del mundo. No por haberlo contado muchas veces, deja de ser una obligación moral recordar con qué sana envidia me hablaban importantes profesores universitarios estadounidenses durante unas jornadas en las que tuve el honor de intervenir. Nos regalaban los oídos porque al fin nos habíamos puesto en el lado correcto de la historia, incitando a numerosos países autocráticos o directamente dictaduras a transformarse en democracias. “Su Transición, modélica y pacífica, es un ejemplo para el mundo”, no paraban de repetir disparando exponencialmente mi orgullo patriota.


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Lo de Zapatero fue un disparate que Mariano Rajoy dejó estar, pudrir apostillaría yo, como casi todas las cuestiones espinosas de su mandato. En lugar de derogar la revanchista, parcial y absolutista Ley de Memoria Histórica, la mantuvo. Y ahora ha llegado el peor presidente de la democracia y la ha convertido en Ley de Memoria Democrática, yendo más allá incluso que ZP, por dos motivos: contentar a sus comunistas socios de Gobierno y despistar en unos momentos en los que ostentamos el deshonor de ser los campeones del mundo per cápita en muertos y contagiados por Covid-19, tanto en la primera como en la segunda ola. Al robatesis, Franco le importa un pepino, salvo para emplearlo como aburrida cortina de humo. O sí le importa teniendo en cuenta que parte de su familia política era de Fuerza Nueva…
El anteproyecto de Ley de Memoria Democrática olvida algo tan perogrullesco como necesario de resaltar en estos tiempos de totalitarismo intelectual: “La Guerra Civil fue una contienda de malos contra malos [el gran Stanley G. Payne dixit]”. Una tesis tan obvia como fundamentada en la estadística. Esta iniciativa, que acabará siendo derogada por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo —tiempo al tiempo— si no lo hace nuestro politizado Constitucional, reescribe la historia sentenciando que había una España beatífica, la del bando republicano, y una diabólica, la del nacional. Y pobre del que ose ponerlo en cuestión porque se enfrenta a sanciones que pueden llegar a los 150.000 euros.
Los historiadores más respetables, aquéllos que no hacen política, coinciden en que las penas de muerte, normalmente por fusilamiento, se cuentan por decenas de miles en uno y otro lado. En el franquista fueron no menos de 25.000, aunque a partir de 1945 conmutaron algunos miles por 30 años de prisión que, cierto es, tampoco es moco de pavo. Que Franco era un asesino no lo puede discutir nadie con apego a la verdad. Como tampoco nadie medianamente justo, leído e instruido puede negar que las sentencias de muerte dictadas por el Frente Popular se cuentan por decenas de miles. Se habla de unas 70.000.
Todo ello por no hablar del periodo republicano. De ese golpe de Estado que perpetraron los socialistas Largo Caballero y Prieto, otros dos asesinos como la copa de un pino, que se apiolaron a 1.200 personas en la mal llamada Revolución de 1934. Tan cierto como que el socialista bilbaíno encendió la mecha del golpe del 18 de julio al asesinar seis días antes su guardia personal, la mafiosa Motorizada, al diputado monárquico José Calvo-Sotelo. Que no era un angelito sino un delincuente lo demuestra también el hecho de que en una pelea en el Congreso de los Diputados sacó una pistola y apuntó al derechista Jaime Oriol.
La Ley de Memoria Democrática es una aberración moral porque no sancionará a quienes exalten estas pequeñas cuitas y a estos personajes deleznables. La norma, que convertirá en material lectivo los crímenes de un Ejército pero no los del otro, no perseguirá a quienes nieguen o directamente exalten la matanza de Paracuellos. Tampoco a quienes desmientan otra verdad como un templo: el asesinato de 6.800 sacerdotes y monjas y la violación sistemática o la castración de quienes pudieron contarlo. Este basuresco a la par que sectario anteproyecto debería obligar a divulgar en los colegios las 8.000 penas de muerte que dictó otro criminal de tomo y lomo: Lluís Companys (ERC), que disfruta del honor de tener estatuas por toda Cataluña y hasta de un estadio olímpico a su nombre.
No estaría de más que en el periodo de tramitación parlamentaria se incluyan también los crímenes republicanos. O las barrabasadas que soltaban tipejos como el socialista Largo Caballero. “No creemos en la democracia como valor máximo, tampoco creemos en la libertad”, apuntó en un discurso pronunciado en Ginebra en 1934. O ese pasaje parlamentario en el que tres décadas antes Pablo Iglesias Posse, fundador del PSOE, se mostraba partidario de “llegar al atentado personal” contra Antonio Maura, presidente del Consejo de Ministros.
Y, ya puestos, igualmente sería de justicia que se enseñe en las escuelas dos frases pronunciadas en la Carrera de San Jerónimo en las jornadas previas al asesinato de Calvo-Sotelo. La que salió de la boca del socialista Ángel Galarza en dirección al diputado monárquico muerto a tiros el 12 de julio de 1936: “La violencia puede ser legítima en algún momento. Pensando en su señoría, encuentro justificado todo, incluso el atentado que le prive de la vida”. O la que escupió otra asesina, Pasionaria, en sede parlamentaria. No me la invento yo, no es fruto de la investigación de ningún historiador franquistilla, la rememoró a la vuelta del exilio el gigantesco Tarradellas: “Es la última vez que Calvo-Sotelo habla aquí”. Tanto ella como Galarza tuvieron, desgraciadamente, razón.
Espero, confío y deseo que Carmen Calvo, el cerebro de esta aberración histórica, jurídica y moral, incluya también entre el material docente el bombardeo de su pueblo, Cabra. Tres aviones soviéticos katiuska del Ejército Republicano bombardearon el centro de la localidad cordobesa, arrasándolo y cobrándose 109 vidas y 200 heridos. La mayoría de las víctimas era campesinos que se encontraban vendiendo sus mercancías en el mercado de abastos, el epicentro del bombardeo.
Los que detestamos el franquismo y el tardorrepublicanismo, quienes nos situamos en la Tercera España de Ortega, Marañón, Costa o Madariaga, no aceptaremos jamás el trágala de una ley que impone una verdad, que oculta realidades científicas y académicas inapelables, y que elimina de facto el artículo 20 de la Constitución que consagra la libertad de expresión. Porque si se va a multar a quienes defiendan el franquismo, imagino que habrá que hacer lo propio con los que defiendan a un Frente Popular, que asesinó en cantidades industriales. Si se ilegaliza la Fundación Franco, no debería quedar otra que poner fuera de la ley a Bildu, que sigue defendiendo a ETA, o a los partidos catalanes que dieron el golpe de Estado y continúan advirtiendo que lo reeditarán. Y si se empapela al tal Chicharro, el baranda de la Fundación Franco, habrá que tratar con idéntico rasero a Monedero e Iglesias, que se pasan el día justificando el narcorrégimen de un Nicolás Maduro al que la ONU acusa de “crímenes de lesa humanidad” o a aquellos que niegan, por ejemplo, los 100 millones de muertos provocados por el comunismo. Digo yo.
Para llegar a esa ineludible justicia histórica bastaría con aplicar el espíritu de la resolución aprobada por el Parlamento Europeo en septiembre de 2019 en la que “se condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo”. Una declaración que censura la existencia de calles y monumentos en el Viejo Continente dedicados a bestias de una y otra ideología. En España, sin ir más lejos, hay vías con el nombre de Carrillo, Dolores Ibárruri, Companys, Largo Caballero, Indalecio Prieto. Una infamia de marca mayor. Espero que, más pronto que tarde, se modifique de arriba abajo la ley para incrustar en ella la prohibición de exaltar el comunismo, el fascismo y toda suerte de regímenes tiránicos. De lo contrario, resucitaremos nuestros peores demonios. Los pueblos que olvidan su historia, o al menos una parte de ella, están condenados a repetirla. Cuidado.
PD: espero que esta columna no me cueste un multazo del fascistoide pensamiento único

 
Alejo Vidal-Quadrasvozpopuli autoresAlejo Vidal-Quadras
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OPINIÓN
La transición traicionada
La nueva Ley de Memoria Democrática es un monumento al revanchismo, al sectarismo y al revisionismo que reabrirá viejas cicatrices, agitará bajas pasiones y dividirá peligrosamente a los españoles
El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias (i), junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d)

El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias (i), junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d)

PUBLICADO 20/09/2020 04:45ACTUALIZADO20/09/2020 04:49
La Historia es, según Ortega -y no la Física, aclaraba- la ciencia fundamental. Esta afirmación tan contundente, a medio camino entre la provocación y la boutade, muy en el estilo de nuestro pensador más destacado del siglo XX, encierra el propósito de llamar la atención sobre el papel crucial que la materia que los antiguos griegos asignaron a la musa que portaba un libro y soplaba una trompeta, la sabia y serena Clío, juega en la correcta organización de la vida colectiva. En efecto, sin un conocimiento profundo y meditado sobre esta maestra de la vida presente basada en el estudio de la pretérita, no hay sociedad que pueda orientarse hacia la futura. La reflexión objetiva, tranquila y rigurosa sobre los hechos del pasado, sobre las grandes figuras de otros tiempos, sobre las formas de vida y las creencias de nuestros ancestros, nos proporcionan los elementos indispensables para no repetir errores, para no dejar pasar oportunidades y para gobernar con acierto. Un político que ignora la historia de su país y del mundo o, lo que es peor aún, que la falsifica o la retuerce con bastardos fines partidistas, es una auténtica desgracia, además de un desaprensivo sin escrúpulos.
La ley de la gravitación universal o la estructura de los polímeros no son cuestiones que se presten a la apasionada controversia transida de emociones. En cambio, la expulsión de los judíos por los Reyes Católicos, la influencia de los ocho siglos de presencia musulmana en España en la formación de nuestro ser nacional o el balance de nuestra conquista del inmenso territorio que abarca desde el sur de lo que hoy son los Estados Unidos a la Tierra de Fuego, por citar tres de los numerosos ejemplos que se podrían evocar, han alumbrado tensas polémicas, dado a publicar miles de volúmenes y son todavía la fuente de vivos conflictos entre académicos, grupos sociales e incluso países.
Un error tan frecuente como dañino en las controversias sobre la interpretación de acontecimientos y épocas ya extintas es el de juzgar lo entonces sucedido de acuerdo con valores, convicciones y perspectivas actuales. Este desenfoque, tan superficial como absurdo, puede conducir a auténticos desastres. Cuando los indígenas misak derribaron hace pocos días en Popayán, capital del departamento de Cauca en Colombia, la estatua ecuestre de su fundador, el descubridor Sebastián de Belalcázar, nacido en Córdoba, España, en 1480, cometieron tal salvajada llevados de una visión de la violencia que acompañó la arribada del guerrero andaluz a aquella lujuriante tierra caribeña, elaborada con los mismos parámetros éticos que aplica ahora el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Cualquier analista sensato ha de concluir que semejantes anacronías únicamente desembocan en destructivos sinsentidos.
Hace doscientos años el Partido Demócrata, hegemónico en el Sur, defendía con ardor la esclavitud y fue un republicano, Abraham Lincoln, el que ganó la guerra que otorgó la libertad a la población negra
De cara a las próximas elecciones presidenciales norteamericanas, el candidato Joe Biden se supone que representa el amable progresismo benéfico mientras que Donald Trump es descrito como un hosco populista ultraconservador. Sin embargo, hace doscientos años el Partido Demócrata, hegemónico en el Sur, defendía con ardor la esclavitud y fue un republicano, Abraham Lincoln, el que ganó la guerra que otorgó la libertad a la población negra. La Historia da muchas vueltas y debemos siempre evaluar sus distintas etapas en el contexto de su tiempo.
El período comprendido entre 1931 y 1939 y los trágicos avatares que España atravesó durante su transcurso han sido analizados y discutidos exhaustivamente, fabricado bibliotecas enteras y encendido los debates más agrios y más espinosos que uno pueda imaginar. No existe, por tanto, una versión canónica universalmente aceptada de las bondades y las maldades de unos y otros en los dos bandos de aquel terrible enfrentamiento. El abordaje moralmente más alto y políticamente más inteligente tras la muerte del general fue, pues, el que adoptó la Transición: la reconciliación, el equilibrio, el reconocimiento de las mutuas culpas, el perdón y la construcción conjunta de un nuevo sistema institucional y político plenamente democrático e inserto sin reservas en el espacio europeo y atlántico que nos es natural.
La trayectoria del PSOE
El bodrio legislativo que se dispone a infligirnos el Gobierno sanchista-chavista con el apoyo entusiasta de separatistas y filoetarras y que denomina pomposamente 'Ley de Memoria Democrática', es un monumento al revanchismo, al sectarismo y al revisionismo que reabrirá viejas cicatrices, agitará bajas pasiones y dividirá peligrosamente a los españoles en momentos en los que necesitamos más que nunca unidad, solidaridad y cohesión. Peor aún, volará por los aires el ejemplar pacto civil de 1978, fundamento de nuestra estabilidad social, de nuestro orden jurídico y de nuestra prosperidad material. No se puede concebir un proyecto normativo más corrosivo, más superfluo, más inoportuno y más venenoso que este empeoramiento de la vigente Ley de Memoria Histórica, que ya ha causado bastante daño como para que se insista en su maligna intención corregida y aumentada. Es irónica, por otra parte, la denominación de este engendro porque si de democracia hablamos, la trayectoria del PSOE durante la Segunda República y la Guerra Civil está plagada de episodios lamentables, golpes de Estado, viles asesinatos, expolios y distribución de armas a turbas incontroladas, todo muy democráticamente edificante.
Solamente a sujetos poseídos por el rencor acomplejado se les puede ocurrir que sentencias dictadas y firmes sean anuladas por una ley cuando en una democracia con separación de poderes esta operación compete a los tribunales o que se les pueda imponer a los ciudadanos bajo coacción la opinión que deben tener sobre la historia de su nación o que títulos otorgados por el Rey sean anulados por un Gobierno. Este dislate legislativo será sin duda desmontado por el Tribunal Constitucional y por el Tribunal Supremo llegada la ocasión, pero antes habrá cumplido el fin urdido por sus impulsores, el avance hacia la demolición de nuestro orden social, institucional, económico y legal, impecablemente democrático, por cierto.
Poco pudieron imaginar los padres de la Constitución de todos los colores ideológicos, las Cortes Constituyentes tan plurales que la aprobaron y el pueblo español que la refrendó masivamente, que cuatro décadas más adelante una pandilla de indocumentados resentidos e irresponsables iban a traicionar tan arteramente su noble y excelsa labor. Esperemos que tanta maldad y tanta bajeza reciban más pronto que tarde en las urnas la reprobación que merecen

 
Cuando en el gobierno tenemos a unos inútiles e incompetentes que no saben soluciondar los problemas económicos, de paro y sanitarios lo normal es montar algun problema para que no se hable de lo que de verdad nos importa a los españoles, la sanidad, el empleo, la económia. El desterrar otra vez el tema guerra civil, Franco, etc, solo es una excusa porque no saben gobernar, unos inútiles que nos van a llevar a la ruina total .
Con los socialistas y si sumamos a los comunistas, los etarras, los separatistas , la ruina la tenemos asegurada. Hay que recordar como Gonzalez, Zapatero dejaron en la ruina a España y quien tuvo que levantar la economia española, quien creo empleo, etc. pues Sanchez e Iglesias estos nos van a dejar peor, cuanto se larguen mejor para España.
Tenemos un gobierno que domina la propanda, la mentira y el engaño, derrochar dinero, colocar a sus amiguetes, crear problemas donde no los hay pero no tienen idea de economia, crear empleo o como solucionar el tema de la pandemia. De esos temas no le gusta hablar porque no tienen defensa, tienen que recurir a la guerra civil.
 
Cuando en el gobierno tenemos a unos inútiles e incompetentes que no saben soluciondar los problemas económicos, de paro y sanitarios lo normal es montar algun problema para que no se hable de lo que de verdad nos importa a los españoles, la sanidad, el empleo, la económia. El desterrar otra vez el tema guerra civil, Franco, etc, solo es una excusa porque no saben gobernar, unos inútiles que nos van a llevar a la ruina total .
Con los socialistas y si sumamos a los comunistas, los etarras, los separatistas , la ruina la tenemos asegurada. Hay que recordar como Gonzalez, Zapatero dejaron en la ruina a España y quien tuvo que levantar la economia española, quien creo empleo, etc. pues Sanchez e Iglesias estos nos van a dejar peor, cuanto se larguen mejor para España.
Tenemos un gobierno que domina la propanda, la mentira y el engaño, derrochar dinero, colocar a sus amiguetes, crear problemas donde no los hay pero no tienen idea de economia, crear empleo o como solucionar el tema de la pandemia. De esos temas no le gusta hablar porque no tienen defensa, tienen que recurir a la guerra civil.


Ya tenemos un claro ejemplo de como lo harían mejor los de la derecha ayudados de los fachas. Ahí tenemos a Ayuso, que junto con Almeida, Casado, y Aguado lo están haciendo estupendamente en Madrid en lo referente a sanidad por poner un ejmplo.

Ahí está el reflejo de lo que harían si asaltan la presidencia del país. Con Madrid lo están haciendo estupendamente, sin necesitar ayuda de nadie, ellos solitos....:smuggrin:

A Sanchez le dicen que se meta en sus asuntos porque ellos, los Ayuso, Aguado, Almeida y Casado son un ejemplo a imitar en lo referente a la pandemia para que se refleje todo el país en su espejo.:ROFLMAO::ROFLMAO:


Perdón, perdón, que me he dejado llevar...Estamos en el post de memoria histórica....Es que según comentarios de algunos niks hay que ceñirse al hilo abierto y no hablar de otros hilos .?


:LOL:
 
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