MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
12/09/2020
CHSSS...
LO QUE LE FALTABA A LA REINA SOFÍA ESTE AÑO
CUANDO FUE SACADA A LA FUERZA DE TATOI
Y ESTA SEMANA, MARTA GAYÁ
Descubra Orbyt
El que la reina Federica pudiera ser enterrada en el cementerio real de Tatoi no fue fácil. El gobierno no deseaba ver a la familia real, expulsada en 1967, ¡ni muerta! Se pudo gracias a las gestiones del Rey Juan Carlos ante Karamanlís durante los seis días que la reina Federica estuvo insepulta en una salita de Zarzuela, del 6 al 12 de febrero, ese mes tan corto pero que en 1981 pasaron tantas cosas, todas dramáticas. Entre ellas, el 23F y la muerte de Federica, que no murió por estar enferma. La culpa: una vulgar operación de cirugía estética para extirparse unos pequeños acúmulos de colesterina que tenía sobre los párpados de ambos ojos. ¡Pura coquetería! Pero el gobierno heleno accedió, después de unas leoninas y humillantes condiciones, a que Federica fuera enterrada en Tatoi: pero que la presencia de la familia real en suelo griego sólo fuera desde las 12 del jueves, día 12, a las 5 de la tarde de ese mismo día. Ni una hora más. Pero, por culpa del mitin de Constantino en el cementerio, se dio orden de aplicar las rígidas condiciones impuestas por el Gobierno de que la familia abandonara, cuanto antes, Grecia. Y Doña Sofía sufrió las consecuencias. Había conseguido de la autoridad competente en el cementerio y como una dolorosa concesión personal que suponía una entrañable vuelta atrás del pasado, se le permitiera visitar durante unos minutos lo que había sido su hogar, el palacio de Tatoi, cerrado y abandonado desde que la familia real se vio obligada a dejar el país para un viaje que sólo había tenido ese momentáneo y triste retorno y que suponía el más doloroso adiós al reino perdido. Sofía debía haber tenido presente lo que Homero decía: “Dejemos que el pasado sea pasado”. Pero para Doña Sofía ese día el pasado era una lámpara puesta a la entrada del palacio que había sido su hogar para disipar una parte de las tinieblas que lo envolvían sin darse cuenta que ese pasado estaba hecho de cenizas, las de su madre que acababa de enterrar. Y ya se sabe, después de la muerte de su madre y de la destrucción del palacio, imposible ya, aunque ella lo intentara visitando Tatoi, sostener el edificio inmenso del recuerdo. Intentándolo estaba cuando el oficial que mandaba el destacamento, viendo con nerviosismo que pasaba el tiempo y la reina no salía, entró en el palacio y hacer cumplir las órdenes del Gobierno para sacarla a empujones, ya que se resistía abrazada a las columnas.
Estoy seguro de que Doña Sofía no gana para disgustos. De un tiempo a esta parte raro es el día y la semana en la que no se encuentran imágenes e historias sobre la amiga entrañable de su marido. ¡Vaya trago! Pero esta en la que estamos, la revista Pronto, la de mayor difusión en habla hispana, ofrece fotografías desconocidas hasta ahora de Marta Gayá, la mujer que a lo largo de 20 años fue la amiga inseparable y con la que: “La verdad es que nunca he sido tan feliz”, como reconoció Don Juan Carlos. En julio de 2017 acudieron juntos a la reapertura de una iglesia en la localidad irlandesa de Clonmellon. Se alojaron en el castillo de Killua, propiedad de su anfitrión. Imágenes descubiertas por LOC y que ofrece la revista junto con otras de las vacaciones de este verano en las que Marta, 72 años, muestra todo su esplendor por delante y por detrás en bañador y en un yate junto a su acompañante, José María López de Letona Olarra.
Se llama Aimar Palomares. Y sólo tiene 10 años pero ha sabido expresar como nadie el drama de las mascarillas: “No sé si voy a saber sonreír y enfadarme sólo con los ojos”. ¡Genial! (...) Cuando termine de contar su vida con el malogrado marqués, ¿de qué coxx va a hablar su viuda? (...) “Flipo”, fue el comentario del fichaje para TV de la viuda de su padre. (...) Pero la hijastra pija no puede criticarla. También ella se ha convertido en estrella de dos programas. (...) Lo que faltaba a la profesión: un torero entrevistador en la tele. (...) Me gustaría saber quiénes son una tal Alejandra “de torpeza infinita” y otra tal Melanie, quienes, a juicio del admirado Javier Marías, practican “terrorismo informativo”. (...) Mejor un país como Bélgica, con 600 días sin gobierno, que España con uno como el de Sánchez-Iglesias. (...) ¡Qué vergüenza! Mientras todos sus primos hermanos se han casado con riquíiiisimas herederas, él lo hizo con una pobre periodista. Y así le va. (...) El cocinero y la Pedroche, al igual que el coletas y su compañera lo hicieron en su día, han abandonado su piso de cien metros para vivir en La Finca, el lugar de España con más horteras por metro cuadrado.
JAIME PEÑAFIEL
12/09/2020
CHSSS...
LO QUE LE FALTABA A LA REINA SOFÍA ESTE AÑO
CUANDO FUE SACADA A LA FUERZA DE TATOI
Y ESTA SEMANA, MARTA GAYÁ
Descubra Orbyt
- Disminuye el tamaño del texto
- Aumenta el tamaño del texto
- Imprimir documento
- Comparte esta noticia
El que la reina Federica pudiera ser enterrada en el cementerio real de Tatoi no fue fácil. El gobierno no deseaba ver a la familia real, expulsada en 1967, ¡ni muerta! Se pudo gracias a las gestiones del Rey Juan Carlos ante Karamanlís durante los seis días que la reina Federica estuvo insepulta en una salita de Zarzuela, del 6 al 12 de febrero, ese mes tan corto pero que en 1981 pasaron tantas cosas, todas dramáticas. Entre ellas, el 23F y la muerte de Federica, que no murió por estar enferma. La culpa: una vulgar operación de cirugía estética para extirparse unos pequeños acúmulos de colesterina que tenía sobre los párpados de ambos ojos. ¡Pura coquetería! Pero el gobierno heleno accedió, después de unas leoninas y humillantes condiciones, a que Federica fuera enterrada en Tatoi: pero que la presencia de la familia real en suelo griego sólo fuera desde las 12 del jueves, día 12, a las 5 de la tarde de ese mismo día. Ni una hora más. Pero, por culpa del mitin de Constantino en el cementerio, se dio orden de aplicar las rígidas condiciones impuestas por el Gobierno de que la familia abandonara, cuanto antes, Grecia. Y Doña Sofía sufrió las consecuencias. Había conseguido de la autoridad competente en el cementerio y como una dolorosa concesión personal que suponía una entrañable vuelta atrás del pasado, se le permitiera visitar durante unos minutos lo que había sido su hogar, el palacio de Tatoi, cerrado y abandonado desde que la familia real se vio obligada a dejar el país para un viaje que sólo había tenido ese momentáneo y triste retorno y que suponía el más doloroso adiós al reino perdido. Sofía debía haber tenido presente lo que Homero decía: “Dejemos que el pasado sea pasado”. Pero para Doña Sofía ese día el pasado era una lámpara puesta a la entrada del palacio que había sido su hogar para disipar una parte de las tinieblas que lo envolvían sin darse cuenta que ese pasado estaba hecho de cenizas, las de su madre que acababa de enterrar. Y ya se sabe, después de la muerte de su madre y de la destrucción del palacio, imposible ya, aunque ella lo intentara visitando Tatoi, sostener el edificio inmenso del recuerdo. Intentándolo estaba cuando el oficial que mandaba el destacamento, viendo con nerviosismo que pasaba el tiempo y la reina no salía, entró en el palacio y hacer cumplir las órdenes del Gobierno para sacarla a empujones, ya que se resistía abrazada a las columnas.
Estoy seguro de que Doña Sofía no gana para disgustos. De un tiempo a esta parte raro es el día y la semana en la que no se encuentran imágenes e historias sobre la amiga entrañable de su marido. ¡Vaya trago! Pero esta en la que estamos, la revista Pronto, la de mayor difusión en habla hispana, ofrece fotografías desconocidas hasta ahora de Marta Gayá, la mujer que a lo largo de 20 años fue la amiga inseparable y con la que: “La verdad es que nunca he sido tan feliz”, como reconoció Don Juan Carlos. En julio de 2017 acudieron juntos a la reapertura de una iglesia en la localidad irlandesa de Clonmellon. Se alojaron en el castillo de Killua, propiedad de su anfitrión. Imágenes descubiertas por LOC y que ofrece la revista junto con otras de las vacaciones de este verano en las que Marta, 72 años, muestra todo su esplendor por delante y por detrás en bañador y en un yate junto a su acompañante, José María López de Letona Olarra.
Se llama Aimar Palomares. Y sólo tiene 10 años pero ha sabido expresar como nadie el drama de las mascarillas: “No sé si voy a saber sonreír y enfadarme sólo con los ojos”. ¡Genial! (...) Cuando termine de contar su vida con el malogrado marqués, ¿de qué coxx va a hablar su viuda? (...) “Flipo”, fue el comentario del fichaje para TV de la viuda de su padre. (...) Pero la hijastra pija no puede criticarla. También ella se ha convertido en estrella de dos programas. (...) Lo que faltaba a la profesión: un torero entrevistador en la tele. (...) Me gustaría saber quiénes son una tal Alejandra “de torpeza infinita” y otra tal Melanie, quienes, a juicio del admirado Javier Marías, practican “terrorismo informativo”. (...) Mejor un país como Bélgica, con 600 días sin gobierno, que España con uno como el de Sánchez-Iglesias. (...) ¡Qué vergüenza! Mientras todos sus primos hermanos se han casado con riquíiiisimas herederas, él lo hizo con una pobre periodista. Y así le va. (...) El cocinero y la Pedroche, al igual que el coletas y su compañera lo hicieron en su día, han abandonado su piso de cien metros para vivir en La Finca, el lugar de España con más horteras por metro cuadrado.