Juan Carlos apodaba a Letizia: La Princesa de Tolosa

A ver, no apoya la caída del emérito delincuente, porque se le acaba el pastel a ella también, como la cosa siga así,
 
Ahí tienes el caso de Nadiuska. Si que lo pueden hacer. Es tan fácil como tener un "comportamiento anormal", sobornar a un médico o un psiquiatra.

Así funciona la ilustre degeneración española: "Hay un montón de gente que conviene eliminar..."


Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura (Luisa Isabel María del Carmen Cristina Rosalía Joaquina, conocida simplemente como Isabel en su círculo íntimo) (Estoril, Portugal, 21 de agosto de 1936 - Sanlúcar de Barrameda, España, 7 de marzo de 2008), es una historiadora y escritora española, a parte de una figura aristocrata de gran importancia, siendo XXI Duquesa de Medina-Sidonia, XVII Marquesa de Villafranca del Bierzo, XVIII Marquesa de los Vélez, XXV Condesa de Niebla, tres veces Grande de España. Fue regularmente conocida como La Duquesa Roja.

Luisa Isabel Álvarez de Toledo fue jefa de la Casa de Medina-Sidonia, que ostenta el primer ducado hereditario que se concedió en la Corona de Castilla, en 1445, y de otras casas nobiliarias, como la de Villafranca del Bierzo y la de los Vélez. Su residencia principal era el Palacio de Medina-Sidonia, situado en Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, que alberga uno de los archivos privados más importante de Europa.

Sus ideales republicanos y su oposición al franquismo hicieron de ella una noble atípica, lo que le valió del sobrenombre de "la duquesa roja". Como escritora, publicó varias novelas y como historiadora su obra fue bastante polémica y controvertida. Dedicó gran parte de su vida a la conservación y catalogación del Archivo de la Casa de Medina-Sidonia, así como a la creación de la Fundación Casa Medina-Sidonia.

- Hay un montón de gente que conviene eliminar. Socialmente, ¡se entiende! Porque dicen lo que no deben o dan mal ejemplo. ¡No a lo grande!. A veces su influencia no pasa de una calle, de un bar o de un centro con cuatro gatos. Nosotros los descubrimos. Nos enteramos de sus costumbres, medimos su peligrosidad y si valen la pena, hacemos su retrato interior. Podríamos eliminarlos físicamente. Y quitarnos el engorro de encima. Pero estos accidentes, salvo si el tipo es un cabeza loca, son sospechosos y terminan por saberse. Así que nos tomamos el trabajo de eliminarlos psicológicamente. ¡No creas que es tan fácil!. Hay que estudiarlos, saber que les gusta y donde les duele. Romper su equilibrio es lo importante. Un tipo desequilibrado hace y dice tantas tonterías, que se desprestigia en horas. La policía nos manda la ficha. Pero no sirve. Son incompletas, cuando no equivocadas. Así que tengo un montón de gente controlándolos. Cuanto más cerca, ¡mejor!. Amigos, empleados, parientes. Hay hijos que vigilan a los padres; maridos a mujeres. Me importa lo que dicen, no lo que hacen. Lo malo es que a veces nos informan con los pies. Metes un dato equivocado. ¡Y no aciertas ni para atrás!. La verdad es que los informadores trabajan por dos gordas. Y hasta por pura vanidad y de gratis. De los peces gordos nos ocupamos nosotros. Algunos se quedan hechos unos zorros a la primera. Pero otros, ¡no hay quien los rompa!. Tengo casos que los hemos arruinado, destrozado la familia, metido en procesos de todos los colores, dejado sin trabajo y hasta ridiculizado. ¡Y ahí siguen incordiando!. Pero los más acaban donde quiero. Como la gente les rehuye, porque les hemos hecho la cama, se hacen huraños y solitarios. A los débiles le va peor. Terminan en la droga o el manicomio. ¡Pero no creas que sólo hago el mal!. No sabes la cantidad de cretinos que me deben la carrera, porque les hice pasar por lumbreras, ¡en lo que sea!. Confieso que el trabajo me gusta. Fabricar destinos, sin que el sujeto tenga arte ni parte, te hace sentirte un poco como Dios.

- No pagas, pero por lo que veo, ¡cobras!.

- ¡De p*ta madre! Claro que me pagan mejor otras cosas.

- ¿Qué cosas? Ernesto sonrió malicioso. Explotaba el misterio, porque le favorecía.

- No son para dichas. Casilda rumiaba.

- Lo que no entiendo es la utilidad de hacer la vida imposible a tipos sin importancia.

Ernesto la miró asombrado.

- Dicen lo que no deben y hacen pensar a los demás. ¿Te parece poco?.

- ¿Pero en qué?.

- Es peligroso todo el que descubre contradicciones. Y lo larga. De lo que dice con la realidad. Y de lo que es, con lo que debiera ser. Si lo hace a lo loco, no importa. Pero el que argumenta, ¡se jodió!. Hay que salvar al sistema. Pero sobre todo, ¡a la institución!.

Ocupado igualmente en adornar la imagen de la monarquía, tanto en su pasado como en el presente, Luis pensó que Ernesto podría serle útil...



Fuente: http://www.papelesdesociedad.info/IMG/pdf/la-ilustre-degeneracion.pdf
 
Ahí tienes el caso de Nadiuska. Si que lo pueden hacer. Es tan fácil como tener un "comportamiento anormal", sobornar a un médico o un psiquiatra.

Así funciona la ilustre degeneración española: "Hay un montón de gente que conviene eliminar..."


Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura (Luisa Isabel María del Carmen Cristina Rosalía Joaquina, conocida simplemente como Isabel en su círculo íntimo) (Estoril, Portugal, 21 de agosto de 1936 - Sanlúcar de Barrameda, España, 7 de marzo de 2008), es una historiadora y escritora española, a parte de una figura aristocrata de gran importancia, siendo XXI Duquesa de Medina-Sidonia, XVII Marquesa de Villafranca del Bierzo, XVIII Marquesa de los Vélez, XXV Condesa de Niebla, tres veces Grande de España. Fue regularmente conocida como La Duquesa Roja.

Luisa Isabel Álvarez de Toledo fue jefa de la Casa de Medina-Sidonia, que ostenta el primer ducado hereditario que se concedió en la Corona de Castilla, en 1445, y de otras casas nobiliarias, como la de Villafranca del Bierzo y la de los Vélez. Su residencia principal era el Palacio de Medina-Sidonia, situado en Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, que alberga uno de los archivos privados más importante de Europa.

Sus ideales republicanos y su oposición al franquismo hicieron de ella una noble atípica, lo que le valió del sobrenombre de "la duquesa roja". Como escritora, publicó varias novelas y como historiadora su obra fue bastante polémica y controvertida. Dedicó gran parte de su vida a la conservación y catalogación del Archivo de la Casa de Medina-Sidonia, así como a la creación de la Fundación Casa Medina-Sidonia.

- Hay un montón de gente que conviene eliminar. Socialmente, ¡se entiende! Porque dicen lo que no deben o dan mal ejemplo. ¡No a lo grande!. A veces su influencia no pasa de una calle, de un bar o de un centro con cuatro gatos. Nosotros los descubrimos. Nos enteramos de sus costumbres, medimos su peligrosidad y si valen la pena, hacemos su retrato interior. Podríamos eliminarlos físicamente. Y quitarnos el engorro de encima. Pero estos accidentes, salvo si el tipo es un cabeza loca, son sospechosos y terminan por saberse. Así que nos tomamos el trabajo de eliminarlos psicológicamente. ¡No creas que es tan fácil!. Hay que estudiarlos, saber que les gusta y donde les duele. Romper su equilibrio es lo importante. Un tipo desequilibrado hace y dice tantas tonterías, que se desprestigia en horas. La policía nos manda la ficha. Pero no sirve. Son incompletas, cuando no equivocadas. Así que tengo un montón de gente controlándolos. Cuanto más cerca, ¡mejor!. Amigos, empleados, parientes. Hay hijos que vigilan a los padres; maridos a mujeres. Me importa lo que dicen, no lo que hacen. Lo malo es que a veces nos informan con los pies. Metes un dato equivocado. ¡Y no aciertas ni para atrás!. La verdad es que los informadores trabajan por dos gordas. Y hasta por pura vanidad y de gratis. De los peces gordos nos ocupamos nosotros. Algunos se quedan hechos unos zorros a la primera. Pero otros, ¡no hay quien los rompa!. Tengo casos que los hemos arruinado, destrozado la familia, metido en procesos de todos los colores, dejado sin trabajo y hasta ridiculizado. ¡Y ahí siguen incordiando!. Pero los más acaban donde quiero. Como la gente les rehuye, porque les hemos hecho la cama, se hacen huraños y solitarios. A los débiles le va peor. Terminan en la droga o el manicomio. ¡Pero no creas que sólo hago el mal!. No sabes la cantidad de cretinos que me deben la carrera, porque les hice pasar por lumbreras, ¡en lo que sea!. Confieso que el trabajo me gusta. Fabricar destinos, sin que el sujeto tenga arte ni parte, te hace sentirte un poco como Dios.

- No pagas, pero por lo que veo, ¡cobras!.

- ¡De p*ta madre! Claro que me pagan mejor otras cosas.

- ¿Qué cosas? Ernesto sonrió malicioso. Explotaba el misterio, porque le favorecía.

- No son para dichas. Casilda rumiaba.

- Lo que no entiendo es la utilidad de hacer la vida imposible a tipos sin importancia.

Ernesto la miró asombrado.

- Dicen lo que no deben y hacen pensar a los demás. ¿Te parece poco?.

- ¿Pero en qué?.

- Es peligroso todo el que descubre contradicciones. Y lo larga. De lo que dice con la realidad. Y de lo que es, con lo que debiera ser. Si lo hace a lo loco, no importa. Pero el que argumenta, ¡se jodió!. Hay que salvar al sistema. Pero sobre todo, ¡a la institución!.

Ocupado igualmente en adornar la imagen de la monarquía, tanto en su pasado como en el presente, Luis pensó que Ernesto podría serle útil...



Fuente: http://www.papelesdesociedad.info/IMG/pdf/la-ilustre-degeneracion.pdf
Pero eso es terrible. Que horror, la destrucción del corazón voluntad y personalidad de una persona es tan horrible como un asesinato físico. ¿Y todo porque lo que dice va en contra de la imagen o intereses de terceros? Es dificil de creer
 
Cachuzo pudo hacerle la vida imposible a la Letizia eso es feo, pero ella fue tonta y soberbia, bien aplica esa frase que dice “Kill them with kindness” (also asi como “mátalos con amabilidad” pudo haberse ganado al pueblo, aprovechar el apoyo de Sofía que a pesar que Sofía no era la más fan de lechuza al menos le tendió la mano, haberme permitido estar más cerca de las niñas y no haberlas escondido, pero no, la mujer es soberbia, controladora y vengativa.
 
Letizia, preocupada, no celebra la caída de Juan Carlos pese a sus desencuentros y al apodo que le puso su cruel suegro

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"Brindemos por la Corona que tras esto no sabemos cuánto va a durar", decía el emérito en una cena en 2003, tras el anuncio de boda de su hijo.


Fuentes revelan el ofensivo apodo con que Juan Carlos habla de Letizia mientras Felipe busca hogar transitorio para su padre y analiza retirarle el título

Corría el final de 2003 y España vivía ilusionada con la noticia del compromiso del entonces Príncipe de Asturias con la periodista Letizia Ortiz Roca-Solano. Un nuevo miembro entraba en Zarzuela. Una mujer joven, hecha a sí misma, con carrera universitaria, una buena posición profesional y con una característica jamás antes vista en la Casa Real: Letizia era una plebeya. Todo parecía sacado de un cuento de hadas. La típica historia en la que el heredero de la corona se enamoraba perdidamente de una muchacha del pueblo y decidía casarse con ella pese a todos los inconvenientes. El principal, haberse divorciado de su anterior marido.

Pero como en toda historia infantil... siempre hay un villano. En este caso, el que sería su futuro suegro, el rey Juan Carlos, que por aquel entonces ya había comenzado su relación con la princesa Corinna.

Un mes después de la pedida de mano de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, Juan Carlos I disfrutaba de una cena, tras una buena jornada de cacería en un monte de Toledo, con un grupo de sus más íntimos amigos (o de los que él creía que lo eran y que han ido desapareciendo según han ido publicándose las informaciones sobre sus negocios poco transparentes).

Después de cenar tocaban los brindis y nadie dudó en hacerlo por la próxima boda del hijo del invitado más ilustre. Al levantar su copa, el emérito comentó: "Brindemos por la Corona que tras esto no sabemos cuánto va a durar". Todos los comensales se lo tomaron a guasa, conociendo el buen humor del entonces Jefe del Estado, pero Juan Carlos lo decía completamente en serio.

Una grieta insalvable

El Emérito y la reina Letizia están unidos, además de por Felipe VI, por la animadversión que se profesan -aunque no se alegre de la situación actual-. Una grieta insalvable que se abrió el primer día que su hijo le anunció su intención de casarse con una divorciada. El entonces Rey miró su bola de cristal y le dijo a su heredero: "Te vas a cargar la Monarquía si te casas con ella". Pero puede que Juan Carlos no mirase muy a fondo en el interior de su instrumento mágico y no se diera cuenta que el que más ha hecho peligrar la institución en el país desde el regreso de la Corona, ha sido él.

No hace falta someter a votación popular quién ha resultado vencedor en esta contienda familiar. La experiodista, a pesar de su frialdad y gestos indecorosos hacia su suegra, la reina, ha ganado. Puede que no sea capaz de ganarse el cariño de los españoles, pero el reinado del anterior monarca, brillante en tantos episodios, está quedando enterrado por los escándalos que no paran de salir a la luz.

Y aunque son muchos los que aseguran que Letizia se debe estar frotando las manos, lo cierto es que está muy preocupada. "Claro. Y mucho. ¿Cómo no va a estarlo? Igual no siente ningún cariño por su suegro pero si por su marido, él lo está pasando fatal. Ella es consciente de que Felipe tiene que hacer algo, dar un golpe de efecto pero no quiere presionar, bastante presión siente ya desde fuera. Además, luego está su hija en la línea de sucesión, no nos olvidemos de Leonor’", asegura una amiga de la reina a EL ESPAÑOL.

Le pidió el divorcio

Lo cierto es que el Emérito nunca se lo ha puesto fácil a la reina Letizia. Puede que la desavenencia más grave tuviera lugar en el verano de 2013 cuando Letizia abandonó la isla de Mallorca, de forma inesperada, dejando a su marido y a sus hijas en el Palacio de Marivent sin explicación ninguna. Fue entonces cuando Juan Carlos le pidió con insistencia el divorcio a su hijo, Felipe VI. "Esas semanas fueron muy duras para ellos dos. Sobre todo por el padre de él, no paraba de decir que la mejor solución era que se divorciaran, que nunca se tenía que haber casado con ella. Y eso delante de todo el mundo, daba igual que fueran del servicio, de seguridad o unos invitados en una cena. Él lo soltaba así, sin más", señala la misma fuente.

Su nuera siempre ha sido para Juan Carlos la Princesa de Tolosa. Ese era el mote que muchos miembros de Zarzuela le pusieron a Letizia cuando su suegro todavía ostentaba la corona titular. El apodo viene de la abreviatura de "todo lo sabe". Esta gracia le encantaba al emérito, ya que siempre pensó que la esposa de su hijo "era una lista y una redicha".

Un hecho que dejó claro durante un encuentro familiar con el hermano de Sofía, Constantino de Grecia y toda su prole. Uno de los primos de su marido, Nicolás, le preguntó a la actual Reina por su paso por Irak cuando era periodista de TVE y la mandaron al país de Oriente Medio para hacer una serie de reportajes. Letizia estuvo hablando más de 20 minutos. Su suegro decidió interrumpirla y le espetó: "Ya sabemos que eres la más inteligente de la familia pero, por favor, deja hablar a los demás". Se hizo un eterno e incómodo silencio que la esposa de Felipe VI todavía recuerda.

"Y como esas hay muchas más. Nunca la han tratado bien, de verdad. Y ella se ha machacado preparándose, se deja la piel en el trabajo y en intentar ayudar a su marido en sus labores. Lleva desde que llegó a Zarzuela tragándose cosas de este tipo por parte de su familia política, dejando que todo el mundo piense que ella es la mala. Pero resulta que no, que ella es la buena y los que parecían tan majetes, nobles, campechanos, bromistas… no eran tan buenos ¿no?", reflexiona la amiga de Letizia, a la que conoce desde antes de que llegase a la familia real.

¿Con su hija en Ginebra?

Felipe VI está buscando una solución a la presión que el Gobierno ha puesto sobre él para solucionar el problema de su padre. "Le quitarán el título, lo echarán de Zarzuela y lo mandarán a un país de vacaciones perpetuas… Nadie sabe qué hacer con él. En realidad, a la Reina le gustaría que devolviera el dinero, sería lo mejor, pero eso no va a pasar. Puede que termine con su hija en Ginebra, allí nadie les molesta", apunta esta fuente.

Mientras tanto, Felipe VI y Letizia continúan con su labor. Esta mañana han visitado Soria, otro punto obligatorio en el tour que están haciendo por todo el país para promocionar el turismo nacional y conocer de primera mano la situación post-Covid de muchas familias y negocios españoles.

Por otro lado, se desconoce la fecha en la que los Reyes comenzarán sus vacaciones. "Irán a Mallorca seguro, lo que pasa es que todavía no está claro cuándo. El que no va a pasar por allí será Juan Carlos I. Ni él mismo sabe qué va a ser de él en las próximas semanas. Siempre puede irse a vivir con una de sus hijas. Doña Elena le aceptaría de buen grado en Madrid o a Suiza con Cristina. Tiene todavía buenos amigos fuera de nuestras fronteras; incluso a Galicia, donde tiene su grupo de amigos, con los que sale a navegar. Tendrán que buscar la mejor solución para que la siguiente bomba que explote. Están seguros de que habrá más y quieren que la onda expansiva salpique lo menos posible a la actual Corona", apunta esta fuente.

La pregunta es, ¿cómo? "Quitarle el título sería una cosa muy complicada porque es la propia Constitución la que le designa y si se lo quita, se lo hace a sí mismo. Ya que el artículo 57 dice: La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S.M Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. No es tan sencillo. Habría que meter a los políticos por medio y ya tendríamos el debate en la calle de: ¿si le quitamos el título a uno por qué no se lo quitamos a todos? Y eso si que no porque no están las cosas para entrar en ese tema en este momento", confiesa una persona muy cercana al equipo de Felipe VI.

Con título o sin él, lo cierto es que Felipe VI se encuentra en un momento clave en el que tiene que mover ficha. A su lado esta la Reina, dispuesta a hacerle un jaque mate al Rey. Al que siempre ha visto en el lado contrario del tablero. Habrá que esperar para ver si el Rey es capaz de llevar a cabo una jugada maestra; no ya para ganar la partida, sino para salvarla.



Como se nota que invitaron a la boda a pedro j, a ver xuando el español se pregunta donde estan el titular y señora cuando ahora "no estan de vacaciones"...
 
Letizia, preocupada, no celebra la caída de Juan Carlos pese a sus desencuentros y al apodo que le puso su cruel suegro

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"Brindemos por la Corona que tras esto no sabemos cuánto va a durar", decía el emérito en una cena en 2003, tras el anuncio de boda de su hijo.


Fuentes revelan el ofensivo apodo con que Juan Carlos habla de Letizia mientras Felipe busca hogar transitorio para su padre y analiza retirarle el título

Corría el final de 2003 y España vivía ilusionada con la noticia del compromiso del entonces Príncipe de Asturias con la periodista Letizia Ortiz Roca-Solano. Un nuevo miembro entraba en Zarzuela. Una mujer joven, hecha a sí misma, con carrera universitaria, una buena posición profesional y con una característica jamás antes vista en la Casa Real: Letizia era una plebeya. Todo parecía sacado de un cuento de hadas. La típica historia en la que el heredero de la corona se enamoraba perdidamente de una muchacha del pueblo y decidía casarse con ella pese a todos los inconvenientes. El principal, haberse divorciado de su anterior marido.

Pero como en toda historia infantil... siempre hay un villano. En este caso, el que sería su futuro suegro, el rey Juan Carlos, que por aquel entonces ya había comenzado su relación con la princesa Corinna.

Un mes después de la pedida de mano de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz, Juan Carlos I disfrutaba de una cena, tras una buena jornada de cacería en un monte de Toledo, con un grupo de sus más íntimos amigos (o de los que él creía que lo eran y que han ido desapareciendo según han ido publicándose las informaciones sobre sus negocios poco transparentes).

Después de cenar tocaban los brindis y nadie dudó en hacerlo por la próxima boda del hijo del invitado más ilustre. Al levantar su copa, el emérito comentó: "Brindemos por la Corona que tras esto no sabemos cuánto va a durar". Todos los comensales se lo tomaron a guasa, conociendo el buen humor del entonces Jefe del Estado, pero Juan Carlos lo decía completamente en serio.

Una grieta insalvable

El Emérito y la reina Letizia están unidos, además de por Felipe VI, por la animadversión que se profesan -aunque no se alegre de la situación actual-. Una grieta insalvable que se abrió el primer día que su hijo le anunció su intención de casarse con una divorciada. El entonces Rey miró su bola de cristal y le dijo a su heredero: "Te vas a cargar la Monarquía si te casas con ella". Pero puede que Juan Carlos no mirase muy a fondo en el interior de su instrumento mágico y no se diera cuenta que el que más ha hecho peligrar la institución en el país desde el regreso de la Corona, ha sido él.

No hace falta someter a votación popular quién ha resultado vencedor en esta contienda familiar. La experiodista, a pesar de su frialdad y gestos indecorosos hacia su suegra, la reina, ha ganado. Puede que no sea capaz de ganarse el cariño de los españoles, pero el reinado del anterior monarca, brillante en tantos episodios, está quedando enterrado por los escándalos que no paran de salir a la luz.

Y aunque son muchos los que aseguran que Letizia se debe estar frotando las manos, lo cierto es que está muy preocupada. "Claro. Y mucho. ¿Cómo no va a estarlo? Igual no siente ningún cariño por su suegro pero si por su marido, él lo está pasando fatal. Ella es consciente de que Felipe tiene que hacer algo, dar un golpe de efecto pero no quiere presionar, bastante presión siente ya desde fuera. Además, luego está su hija en la línea de sucesión, no nos olvidemos de Leonor’", asegura una amiga de la reina a EL ESPAÑOL.

Le pidió el divorcio

Lo cierto es que el Emérito nunca se lo ha puesto fácil a la reina Letizia. Puede que la desavenencia más grave tuviera lugar en el verano de 2013 cuando Letizia abandonó la isla de Mallorca, de forma inesperada, dejando a su marido y a sus hijas en el Palacio de Marivent sin explicación ninguna. Fue entonces cuando Juan Carlos le pidió con insistencia el divorcio a su hijo, Felipe VI. "Esas semanas fueron muy duras para ellos dos. Sobre todo por el padre de él, no paraba de decir que la mejor solución era que se divorciaran, que nunca se tenía que haber casado con ella. Y eso delante de todo el mundo, daba igual que fueran del servicio, de seguridad o unos invitados en una cena. Él lo soltaba así, sin más", señala la misma fuente.

Su nuera siempre ha sido para Juan Carlos la Princesa de Tolosa. Ese era el mote que muchos miembros de Zarzuela le pusieron a Letizia cuando su suegro todavía ostentaba la corona titular. El apodo viene de la abreviatura de "todo lo sabe". Esta gracia le encantaba al emérito, ya que siempre pensó que la esposa de su hijo "era una lista y una redicha".

Un hecho que dejó claro durante un encuentro familiar con el hermano de Sofía, Constantino de Grecia y toda su prole. Uno de los primos de su marido, Nicolás, le preguntó a la actual Reina por su paso por Irak cuando era periodista de TVE y la mandaron al país de Oriente Medio para hacer una serie de reportajes. Letizia estuvo hablando más de 20 minutos. Su suegro decidió interrumpirla y le espetó: "Ya sabemos que eres la más inteligente de la familia pero, por favor, deja hablar a los demás". Se hizo un eterno e incómodo silencio que la esposa de Felipe VI todavía recuerda.

"Y como esas hay muchas más. Nunca la han tratado bien, de verdad. Y ella se ha machacado preparándose, se deja la piel en el trabajo y en intentar ayudar a su marido en sus labores. Lleva desde que llegó a Zarzuela tragándose cosas de este tipo por parte de su familia política, dejando que todo el mundo piense que ella es la mala. Pero resulta que no, que ella es la buena y los que parecían tan majetes, nobles, campechanos, bromistas… no eran tan buenos ¿no?", reflexiona la amiga de Letizia, a la que conoce desde antes de que llegase a la familia real.

¿Con su hija en Ginebra?

Felipe VI está buscando una solución a la presión que el Gobierno ha puesto sobre él para solucionar el problema de su padre. "Le quitarán el título, lo echarán de Zarzuela y lo mandarán a un país de vacaciones perpetuas… Nadie sabe qué hacer con él. En realidad, a la Reina le gustaría que devolviera el dinero, sería lo mejor, pero eso no va a pasar. Puede que termine con su hija en Ginebra, allí nadie les molesta", apunta esta fuente.

Mientras tanto, Felipe VI y Letizia continúan con su labor. Esta mañana han visitado Soria, otro punto obligatorio en el tour que están haciendo por todo el país para promocionar el turismo nacional y conocer de primera mano la situación post-Covid de muchas familias y negocios españoles.

Por otro lado, se desconoce la fecha en la que los Reyes comenzarán sus vacaciones. "Irán a Mallorca seguro, lo que pasa es que todavía no está claro cuándo. El que no va a pasar por allí será Juan Carlos I. Ni él mismo sabe qué va a ser de él en las próximas semanas. Siempre puede irse a vivir con una de sus hijas. Doña Elena le aceptaría de buen grado en Madrid o a Suiza con Cristina. Tiene todavía buenos amigos fuera de nuestras fronteras; incluso a Galicia, donde tiene su grupo de amigos, con los que sale a navegar. Tendrán que buscar la mejor solución para que la siguiente bomba que explote. Están seguros de que habrá más y quieren que la onda expansiva salpique lo menos posible a la actual Corona", apunta esta fuente.

La pregunta es, ¿cómo? "Quitarle el título sería una cosa muy complicada porque es la propia Constitución la que le designa y si se lo quita, se lo hace a sí mismo. Ya que el artículo 57 dice: La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S.M Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía histórica. No es tan sencillo. Habría que meter a los políticos por medio y ya tendríamos el debate en la calle de: ¿si le quitamos el título a uno por qué no se lo quitamos a todos? Y eso si que no porque no están las cosas para entrar en ese tema en este momento", confiesa una persona muy cercana al equipo de Felipe VI.

Con título o sin él, lo cierto es que Felipe VI se encuentra en un momento clave en el que tiene que mover ficha. A su lado esta la Reina, dispuesta a hacerle un jaque mate al Rey. Al que siempre ha visto en el lado contrario del tablero. Habrá que esperar para ver si el Rey es capaz de llevar a cabo una jugada maestra; no ya para ganar la partida, sino para salvarla.

Frase " dejándose la piel en el trabajo" ???? se refiere a literalmente en el quirófano donde la recauchutean con botox y estiramientos??
 
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