Raquel Gago esperó una hora a que abrieran la tienda de manualidades
Beatriz Real, la amiga de Raquel Gago y dueña del establecimiento, no pudo continuar su testimonio, tras derrumbarse entre lágrimas lamentando que la enfermedad grave de su madre impidiera abrir ese día, haciendo a la policía más sospechosa porque en este tiempo Triana dejó el arma que mató a...
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"Pues sí podía esperar una hora, sí, ya había esperado más veces; mi madre tenía un cáncer terminal, esa semana habría abierto mi hermana pequeña pero abrir era un desbarajuste... (llantos) Es que todo esto me parece muy injusto, muy injusto, muy injusto... porque mi madre estaba enferma... y estaba la tienda cerrada... y me siento fatal por ello...", afirmó, con problemas de conciencia por pensar que de haber estado abierto aquel comercio ese día Raquel Gago no estaría hoy sentada en el banquillo de los acusados. "Ella no tenía que estar aquí, no tenía que estar", repetía mientras trataban de calmarla sin demasiado éxito.