...y ahora sigue tú...

Al segundo tono lo cogió su padre, intuyendo que esa llamada no era para nada bueno.

–¿Sí, dígame?
–Sois muy ingenuos si creéis que podréis huir tan fácilmente –respondió una voz metálica, probablemente distorsionada para no ser reconocible–. Estamos al corriente de cada uno de vuestros movimientos.
–¿Quién es usted? ¡Identifíquese si no es un cobarde!

Pero el anónimo autor de la llamada colgó.
–¿Qué ocurre, papá? –preguntó Delia, que notaba por el semblante de su padre que algo iba mal.
–No te preocupes, cariño, nada que no podamos manejar –respondió él, acariciándole la cabeza.
 
En la estación empezaba el bullicio temprano, voces de trabajadores y ruido de maletas resonaban cada vez más alto. Me despertó el sonido del primer tren. Apenas había descansado, las horas fueron pasando entre cabezadas, sumida en mis pensamientos, atenta a la maleta, pendiente de cuanto sonaba alrededor...

Desde que los albergues cerraron sus puertas, los bancos de la estación eran la única cama de algunas personas, se acercaban a resguardarse bajo un techo donde pasar la noche. La seguridad del lugar hacia la vista gorda, no estaba permitido pernoctar pero, ¿cómo iban a negarles el único cobijo que quedaba?

Estiré las piernas, buscando con la mirada donde tomar un café, debía mantenerme despierta y alerta el resto del día.
 
Última edición:
—¡Documentación! —me espetaron al lado—. Me giré sorprendida por las malas formas, a mi derecha un hombre rubio de casi dos metros extendía su mano hacia mi.

—¿Puedo saber quién es usted? —pregunté dudando, el hombre no llevaba uniforme y me daba mala espina.

—Control aleatorio de seguridad —respondió eludiendo mi pregunta.

Será un agente de paisano, pensé, pero no había mostrado su identificación y sus modales me decían lo contrario. Mi cabeza era un torbellino buscando alguna forma de escapar de la situación, cualquier paso en falso podía ponerme en riesgo.
 
Hacerme la valiente era arriesgado, pero mostrar mi documentación a una persona random de dudosas intenciones, no era una idea mucho mejor.

La adrenalina hace funcionar la mente y el cuerpo a mayor velocidad. En cuestión de décimas de segundo, se me ocurrió sacar de mi cartera unas tarjetas de descuento ya caducadas, de diferentes establecimientos. Se las di al tipo simulando obedecerle y, antes de que pudiera reaccionar, me fui corriendo hacia mi andén, bajando las escaleras a toda velocidad.

Mi tren llegaría en cuestión de cinco minutos, y había dado esquinazo al falso vigilante. O eso creía...
 
Los susurros de la mañana se escuchaban en los pasillos, las enfermeras comenzaban con sus rondas y los pacientes ya estaban despertando con los primeros rayos de sol.

En una de las camas una reciente cicatriz que atravesaba por debajo del vientre palpitaba, el dolor la mantenía alerta y los puntos tiraban en cada movimiento pero ese no era el dolor más intenso que sufría.

Apenas hacía unas horas que le habían comunicado que su bebé no había logrado mantenerse con vida después de tantas horas, se había quedado sin oxígeno.

Todavía era incapaz de asimilar que no podría cogerlo en brazos, que no podría acunarlo ni verlo crecer. Ni siquiera le habían dejado verle, ni despedirse.
Simplemente la noticia que haría que sus lágrimas brotarán incesantes durante toda la madrugada.
 
Así como existe la palabra 'huérfano' para un hijo que pierde a uno de sus progenitores, no existe una palabra para una madre o padre que pierde a su hijo. Y menos aún para una madre que no logra dar a luz tras un parto que se ha complicado. Es un dolor imposible de explicar.

Desolada, Martina alcanzó su teléfono móvil y escribió estas dos palabras a su mejor amigo: "te necesito". Eso sería suficiente para que acudiera. A continuación, trató de dormir un poco, pues el sedante que le habían administrado empezaba a hacerle efecto.
 
Estaba aletargada pero sentía su corazón dando saltos, ni con el sedante podía conciliar el sueño. Se puso la mano en el pecho tratando de tranquilizarse y de nuevo se inundó de lágrimas, apenas unas horas antes había un rápido latido junto al suyo, movimiento, pequeñas patadas... Ahora la nada y un dolor insoportable, la culpa se mezclaba con rabia, soledad, impotencia y tristeza.

Pocos hospitales brindaban cercanía y cariño en estos momentos complicados; en general, la sociedad entera estaba cambiando, cada vez más personas cruzaban fronteras hacia países más fríos donde, curiosamente, encontraban calidez en la acogida de sus gentes.

Un mundo completamente digitalizado e interconectado por redes, ¿olvidaba el trato humano?

Martina había preguntado decenas de veces a los médicos que le dieron la noticia: ¿Por qué? No paraba de pensar que había hecho mal, sin conseguir asimilar que ya no estaba. Desesperada gritó con la voz rota: ¡Quiero ver a mi pequeño!
 
Una enfermera acudió a tranquilizarla y quizás sumida por la lástima que atenazaba ese momento viéndola sufrir le dijo:
-Es una niña y es preciosa. No te preocupes por nada, todo va a estar bien.

Pero esas palabras se quedaron retumbando en la cabeza de Martina. Una niña, una preciosa niña.

Durante todo el embarazo había creído que llevaba un pequeño dentro, incluso tenía varios nombres pensado para cuando llegará el momento de verlo.

Y de repente en una sola noche llena de tanto sufrimiento, dolor y miedo todo cuanto pensaba había dado un giro inesperado. Era una niña y nunca podría contarle toda su historia....
 
Desde que recibieron aquella llamada y sabían que tenían que marcharse, su vida se había convertido en una auténtica aventura.
Alejarla de su entorno sin que preguntara una y otra vez cuando volverían había sido la tarea más complicada.
Delia era una niña muy curiosa e ingeniosa, todo lo que se le pasaba por la cabeza, lo terminaba preguntando. Era incapaz de quedarse con dudas y eso hacía que siempre tuviera una mirada llena de ese brillo por descubrir.

-Papá, ¿Dónde vamos ahora? - preguntó por tercera vez.

- Es una sorpresa cariño, si te lo contamos, no tendrá gracia. - respondió sin tener idea de hacia donde dirigirse.

Habían pasado ya dos días desde que dejaron su casa, no tenía claro dónde podrían ocultarse pero permanecer en el mismo lugar podría significar perder todo lo que habían construido junto a su niña preciosa.
 
Los planes habían cambiado. Acudir al primer lugar de encuentro sólo era una opción si no había ningún imprevisto, pero todos tuvieron algún inconveniente al ponerse en marcha. Para evitar ser descubiertos habían tomado caminos alternativos para llegar al segundo punto, con tantas precauciones que a veces no sabían cuál sería su siguiente parada. El problema es que no fijaron fecha límite y ninguno conocía la situación del resto, creyendo ser los únicos que habían faltado al encuentro.

Los dos jóvenes miraron el reloj de la cafetería, quedaban diez minutos para el cierre. Decidieron comprar un par de bocadillos que aún quedaban en la vitrina bajo la barra, les ayudaría a sobrellevar las horas que quedaban por delante. En esta ocasión iban a caminar de noche, recorriendo varios kilómetros hasta la siguiente ciudad. Dentro de poco estarían cerca de la primera frontera.
 
Última edición:
Habían estudiado a fondo el mapa de carreteras, para viajar por vías secundarias que les permitieran estar menos localizables, pero que no alargaran en exceso la duración del viaje. El factor tiempo era fundamental en su huida...

Delia estaba tranquila, y eso era lo más importante para sus padres. Era una niña muy madura, debido a las difíciles circunstancias en las que estaba creciendo.
 
Martina no entendía nada. De haber perdido a su bebé, de repente se encontraba con que le habían reanimado... ¿O quizá nunca estuvo en peligro? Ya no distinguía el sueño de la realidad. ¡Pero es que encima era una niña, no un niño como la ecografía parecía indicar! ¿Qué estaba pasando?

Alguien llamó a la puerta de la habitación. Era su amigo Sebastián, que había acudido rápidamente a su llamada.
–¿Todo bien? –preguntó preocupado, dándole un apretón cariñoso en el brazo.
–Y tanto, Sebas... –respondió ella, con lágrimas en los ojos–. ¡No te vas a creer lo que ha ocurrido!
 
Última edición:

Temas Similares

Respuestas
2
Visitas
219
Back