Adela Montes de Oca, la hija ilegítima de Ruiz Mateos que podría recibir una herencia millonaria

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La hija número 14 de José María Ruiz-Mateos, fruto de su relación extramatrimonial con Patricia Montes de Oca y que renunció a su parte de herencia, podría recibir ahora una enorme cantidad de dinero de parte de su padre.​


José María Ruiz-Mateos y la mexicana Patricia Montes de Oca fueron amantes. Y su hija en común Adela, nunca reconocida por el fundador de Rumasa, vuelve a la actualidad como posible heredera de una auténtica millonada herencia de su famoso padre.

El empresario jerezano nunca la reconoció, aunque siempre mantuvo económicamente tanto a su amante como a su hija. Ahora, Adela, reconocida como hija de Ruiz-Mateos mediante las pruebas de ADN y que renunció a su parte de la herencia de su padre, podría recibir una cuantiosa cantidad de dinero.

El Tribunal Supremo obliga al Gobierno a indemnizar a Ruiz-Mateos por la expropiación de Rumasa, ocurrida en 1983, y será su íntimo amigo Jesús Urdiciáin Valencia, encargado de gestionar esta posible fortuna, quien decida si una parte la entrega a la hija número 14 del fallecido magnate andaluz.

Adela Montes de Oca y la indemnización tardía por Rumasa​


Adela Ruiz-Mateos nació en 1991 de una relación extramatrimonial de José María Ruiz-Mateos y Patricia Montes de Oca, una bella mexicana a la que conoció en Chicago gracias al bodeguero Daniel Vuelta Fernández y con la que mantuvo encuentros en otras ciudades como Miami, Madrid o Valencia.

El empresario jerezano nunca la reconoció presionado, según parece, por su familia del Opus Dei y, en especial, por su mujer Teresa Rivero. Pero en 2017, una prueba de ADN confirmó lo que ya era un secreto a voces. La hija número 14 de Ruiz-Mateos existía. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Pozuelo de Alarcón (Madrid) concluía con un informe de ADN que la prueba era positiva.

Cabe decir que el fundador de Rumasa, fallecido en 2015 a los 84 años de edad, fue citado hasta tres veces para hacerse la prueba de paternidad, y en ninguna de ellas se presentó. Ahora, cuando la familia Ruiz-Mateos aún disfruta de la felicidad de haber casado recientemente a uno de sus miembros, Joaquín Bohórquez Ruiz-Mateos, nieto del patriarca, con Isabel García-Morales Merino, las cosas parecen torcerse para el famoso clan.

Según adelantó el programa Fiesta de Telecinco, y ha confirmado El Correo Digital, Ruiz-Mateos, que nunca desistió en conseguir la indemnización, se ha salido con la suya, incluso una vez fallecido. Una posible indemnización tardía por la expropiación de Rumasa, ocurrida en 1983, podría llegar y desestabilizar la alegría del clan. Y es que ni su viuda ni sus 13 hijos tendrán derecho a un euro por expreso deseo del excéntrico empresario.

Según anunció el programa Fiesta de Telecinco, el Tribunal Supremo ha dado la razón a Jesús Urdiciáin Valencia, heredero y amigo de José María Ruiz-Mateos, y ha ordenador volver a calcular el valor del holding en el momento de su expropiación, además de sumar los intereses. Una indemnización que podría ascender a los dos billones de euros, tal como ha desvelado el programa Fiesta de Telecinco.

Y a la que podría acceder su hija ilegítima Adela, ya que el empresario dejó fuera de esta posible indemnización a su familia legítima. Por lo tanto, ni su viuda ni ninguno de los 13 hijos del matrimonio recibiría un euro de esta indemnización. Si es que se llega a cobrar, porque el Gobierno ya ha anunciado que recurrirá la sentencia.

Patricia Montes de Oca y Jesús Urdiciáin Valencia: los dos nombres clave en la millonaria indemnización​


Cuando murió José María Ruiz-Mateos, y pese a que su familia quiso incinerar su cuerpo, un juez lo prohibió pues ya estaba en marcha la demanda por parte de su posible hija. Pero desde octubre de 2022 Adela ya puede utilizar de forma legal los apellidos Ruiz-Mateos. También es importante decir que ninguno de los 13 hijos de José María Ruiz-Mateos y Teresa Rivero quisieron colaborar con las pruebas de ADN, negándose siempre a facilitar alguna muestra al juez.

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Por su parte, Jesús Urdiciáin Valencia era un amigo íntimo de José María Ruiz-Mateos al que el empresario dejó encargado de lo referido a la petición de la indemnización derivada de la expropiación de Rumasa.

En un documento firmado ante notario por el empresario jerezano, cedía a su amigo los derechos «de cobro por indemnización correspondientes a José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, reclamados al Estado español (…) a favor de la Fundación de la Asistencia Social Guanaba», que fundó Urdiciáin en nombre de José María Ruiz-Mateos y que sigue gestionando tras su muerte. Como se especifica en dicha escritura, ni un euro irá a su familia, y el dinero se utilizará para indemnizar a todos los inversores que suscribieron pagarés a Rumasa, en primer lugar.


Después, con el dinero que sobre, y tras quedarse él una parte, Urdiciáin Valencia d eberá cumplir otra voluntad de su amigo: no dar «ni un duro», textual, ni a sus hijos ni a su mujer y repartir el resto como él considere. Y es aquí donde entraría en la ecuación Adela, la hija número 14 que, aunque renunció a su parte de la herencia de su padre, sí podría percibir ahora una más que cuantiosa cantidad de dinero.

La razón es que como Jesús Urdiciáin Valencia ha reconocido en alguna ocasión, Ruiz-Mateos siempre le dijo que era su deseo que Adela recibiera dinero de su parte. Y así será, quizás, siempre que esta estratosférica indemnización llegue a hacerse efectiva, claro.


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